Sacha aguarda el sábado con gran ansiedad, es el Gran Día en
que comienza el torneo distrital de Scout Ball y los Huemules se tienen mucha
fe. Han practicado muchísimo para este duro primer encuentro en el que
debutarán jugando contra los Castores del barrio Eco-parque, situado en el
sector jerarquizado de la comunidad.
Según lo
conversado previamente Maximilian y Piero jugarán de torres defensivas en los
bordes del arco, mientras Kemal lo hará por el medio, Ruben y Sacha estarán arriba uno
por izquierda el otro por derecha. Como estrategia de juego las Torres no pasarían la mitad de cancha mientras Kemal, haciendo uso de sus habilidades, trataría de acercarles el balón a sus compañeros o mandarse entre las torres de
los Castores.
El partido
está por comenzar. Los equipos forman una fila india al costado de la línea
central. Sacha observa preocupado el estado físico de los adversarios… se los
ve altos, fuertes y con una contextura física envidiable. Al lanzar la pelota
la toman los Castores con un gran salto
del número 9 y comienza el juego. Son muy habilidosos
por lo que Kemal decide replegar el equipo detrás de la línea media para hacer
uso de la rapidez para el
contragolpe. Reciben aliento del público pero la velocidad de los pases de los Castores le ocasiona un serio
problema. No pasó mucho tiempo para que el número 7 del equipo contrario
saltara por encima de las torres para apoyar la pelota en la línea obteniendo
su primer punto. El partido es francamente desparejo aunque es enorme la garra
de los Huemules que con una jugada descollante de Kemal logran distraer y
eludir la defensa para que Maximilian reciba la pelota en una posición
inmejorable, donde convierte el punto del empate logrando el aplauso entusiasta
de los miembros del grupo que decidieron estar en la tribuna.
Luego de los
dos tiempos de 20 minutos el resultado es imposible de remontar… finalmente el
14 a 2 a favor de los Castores es un trago amargo para la patrulla que opta
solo por saludarse y decir “en la próxima ganamos”. Sacha se desconecta de la
interfaz neural y se dirige al living, allí lo espera su abuelo José quien lo
había alentado a hacerse scout.
-
¿Cómo
les fue?
-
Mal
abuelo… perdimos 14 a 2, los Castores nos destrozaron, es imposible jugar
contra ellos
-
¿Por
qué?
-
Son
del Eco Barrio y todos tienen afiliación Premiun, la mayoría de nosotros tiene
la básica menos Kemal que el padre es Ingeniero en Energía y puede pagarle además de la Premiun y algún bono.
-
¿Qué
es eso de la Premium y los bonus? –pregunta el abuelo-
-
Abuelo…
vos siempre me dijiste que el escultismo busca eliminar la discriminación…
bueno, vos te afilias y con la Premium elegís las características físicas de tu
cuerpo, lo que permite que todos los niños y jóvenes puedan realizar las
actividades que propone el movimiento.
-
¿y
los bonos?
-
Los
bonus se compran aparte con la Tarjeta Scout. Kemal tiene Bonus de habilidad
pero los Castores como todos tienen dinero pudieron comprarse bonus de
Habilidad, Velocidad, Rapidez y Salto… de ahí que se hace difícil ganarles
-
O
sea que les ganaron porque tienen más dinero – dice el abuelo-
-
¿?
-
Habría que ver qué sucedería si cada uno
jugara con el cuerpo propio ¿no Sacha?
-
¿Pero
qué decís abuelo? Eso no es igualitario, imaginate que pasa con los niños y
jóvenes que tienen problemas motores y con los gordos! Si te escucha el
dirigente te acusaría al instituto de discriminación
-
No
sé Sacha… a mi me parece que jugar con un cuerpo imaginario solo hace que el
juego sea imaginario y en vez de que cada uno pueda hacer las mejores cosas con
el cuerpo que tiene, al que debe cuidar, lo que le llaman “igualitario” depende
del dinero de cada uno ¿o acaso vos no decías que a los Castores era imposible
ganarle porque todos eran Premium o podían comprar Bonus? ¿acaso todos tienen
problemas motores?
Se hizo un profundo
silencio, Sacha no sabía qué decir… lo que pensaba el abuelo José parecía tener
cierta lógica.
-
Aguardame
un momento – dice el abuelo-
José se
dirige al fondo de la casa, abre un Baúl y luego de revolver un rato obtiene lo
que buscaba… un libro. Se acerca a Sacha y se lo entrega
-
Abuelo
¡¿Qué haces con un libro en formato papel?! ¡¿No sabés que están prohibidos?!
-
Si
Sacha pero no encuentro otra forma de explicarte cómo eran mis épocas de scout,
donde existía imaginación pero había que usar el cuerpo, por eso me interesaría
que leas el Libro con el que comenzó todo, “Escultismo para Muchachos” de Baden
Powell… allí vas a encontrar fantasía y aventura, pero de la real, no la de la
maquinita con la que se hacen actividades…
-
Pero
abuelo, si se entera mi dirigente y te denuncia la policía puede venir a
registra la casa y vas a meter en problemas a papá y mamá, y a vos te van a
castigar reduciéndote los créditos de salud y alimentación!
-
Nadie
tiene por qué enterarse…
Sacha se
dirigió a su habitación, guardó el libro dentro de su armario… el enigma se
hizo insoportable y al acostarse decidió ver de qué se trataba… cuando todos
dormían comenzó a leer:
“Yo
me imagino que todo muchacho desea ayudar a su país de una u otra manera. Un
medio fácil de conseguirlo es hacerse Scout. Como sabéis, se llama Scout a todo
soldado escogido por su inteligencia y su valor y al que se le encarga, en
tiempo de guerra, de preceder al ejército para descubrir al enemigo y
proporcionar al mando las informaciones de cuanto ha sabido ver. Pero además de
Scouts de guerra, hay también Scouts de paz, hombres que en tiempo de paz hacen
una labor que exige las mismas condiciones de habilidad. Los tramperos de
América del Norte, los colonos de América del Sur, los Cazadores de África
Central, los descubridores, los colonos, los exploradores de las tierras
vírgenes, los misioneros de Asia y de todas las partes del mundo, los hombres
de los bosques australianos, los alguaciles del noroeste de Canadá y del Africa
del sur y tantos otros, son exploradores pacíficos, hombres en toda la
extensión de la palabra, curtidos en las artes del explorador, sabiendo vivir
en el monte, capaces de encontrar siempre su camino y sabiendo descubrir e
interpretar los rastros y las huellas. Saben cuidar de su salud sin tener que
recurrir al médico, son fuertes y osados, prontos a hacer frente al peligro y
siempre dispuestos a prestarse auxilio mutuamente. Están habituados a tener la
vida en sus manos y a darla generosamente si el bien de su país hiciere preciso
este sacrificio...”
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