¿Cómo
inciden las representaciones juveniles en la práctica del escultismo? Es una pregunta
que merece realizarse en tanto y en cuanto determina hegemonías, inclusiones y segregaciones.
Si nos
remitimos a la historia del Roverismo, como bien explica el amigo Gato
Legendario en su artículo
titulado “qué hacer con los scouts mayores”
la primera respuesta a la constitución de “algo” terminado el pasaje por los
scouts fue la creación en 1914 de la Mutual Scout que permitiría a quienes habían terminado su práctica
de escultismo e ingresaban al campo laboral, organizarse solidariamente en una
asociación que entre otras cosas pudiera ofrecerle un seguro, acceso a la salud,
y continuidad de actividades. Se proponían constituirse como un centro de
actividad social que brindara la posibilidad de participación en campamentos y
encuentros, salidas, excursiones; también ofrecerían capacitaciones para
formarse como scouters o instructores en sus aficiones particulares. Por
diversos motivos dignos de análisis no superficiales, con el tiempo la Mutual
Scout no prosperó y fue desplazada por el Roverismo orientado
específicamente a aquellos sectores medios y altos que al tener
oportunidades de estudio, postergar su ingreso al mundo laboral, casarse y
tener hijos tardíamente; gozaban de un tiempo vital de menor exigencia y un
contexto protector por lo que bajo los ideales eduardianos de deportes y
aventuras se constituyen una extensión de la oferta del escultismo
a
la burguesía de la época. En esta pregunta de qué hacer con los scouts
mayores, dos respuestas se esbozan…la del roversimo no fue masiva sino hasta
los sesenta, período en el cual cada vez más jóvenes entraban en la categoría
de “moratoria social” llegándose a invertir los fines del movimiento al
denominarlo “juvenil” o “de los jóvenes”.
Escultismo y moratoria social.
Una de las primeras
definiciones sociales de juventud es la noción de moratoria social, entendiendo
a la misma como un espacio indeterminado que separa en el tiempo la niñez –
adolescencia de lo que se consideraba “responsabilidades adultas” como trabajar
y formar su propia familia. Esta
moratoria se inicia sobre fines del XIX y comienzos del XX cuando distintos
sectores sociales beneficiados por la revolución industrial pueden ofrecerles a
sus hijos la posibilidad de postergar dichas responsabilidades… La noción de
juventud como moratoria social está estrechamente ligada a las clases medias y
altas. En la Inglaterra pos victoriana coincidió con el Eduardismo –también
conocida como la Belle Epoque- donde la recreación y el deporte juvenil se
constituía en pasatiempo y aventuras de dicho sector social constituyendo la primera
estética de lo juvenil, lejana a la del trabajador. Si la Mutual Scout parte de
los jóvenes trabajadores, el roverismo lo hace de la estética de los jóvenes de
clases medias y altas… si bien la división no busca ser tajante tampoco es
ajena a la lógica del capitalismo de esa época, y por qué no, quizás también en
esta.
Es
interesante observar en los discursos en general y en las instituciones scouts
en particular cómo cuando al hablar de la condición juvenil quedan elididas
las condiciones histórico – sociales de los distintos contextos de los llamados
“jóvenes”, en tanto la desigualdad social es la base de lo que llamamos moratoria
social. Claramente no es lo mismo un joven que no estudia ni trabaja en
un contexto de clase media o media alta que quien no estudia ni trabaja en un
contexto de pobreza. Es un error grave y con consecuencias atribuir el
significante moratoria social a ambos casos. Mientras los primeros están protegidos por un
contexto económico que le permite la postergación de la responsabilidad de sobre
sí mismo y en relación a otros, para los sectores populares el trabajo o la capacitación
son una necesidad imperativa en tanto carecen de tiempo y dinero para vivir despreocupadamente;
el “tiempo libre” de los sectores populares no tiene el mismo signo que el de
las clases medias y altas… es un tiempo que lleva el signo de la frustración y
la desesperanza.
Si bien el
concepto de moratoria social no es adecuado utilizarlo en todas las clases
sociales, el concepto de moratoria vital es pertinente ya que
hace referencia a una cuestión claramente corporal y etaria que permite al
joven disponer de un cuerpo en sus puntos máximos de desarrollo con posibilidad
de generar a su vez un capital temporal que les brinda la posibilidad
de construir o elegir entre distintas opciones. La posibilidad de construirse y
representarse a sí mismo no es igual en las distintas clases sociales, aunque
desde la idea hegemónica de juventud muchas organizaciones lo propongan
acríticamente siendo generadoras de frustración y segregación. Si a esta
moratoria vital le sumamos la social según Margulis - Urresti[1] podremos distinguir
a los jóvenes de los jóvenes no juveniles, que son
aquellos que no gozan de moratoria social ni poseen los signos hegemónicos de la
juventud.
De una visión monocromática de la
juventud hacia una visión multicolor
Cecilia
Braslavsky[2] hace referencia a cómo
desde las distintas ciencias se tiende a pensar la juventud de forma monocromática.
Qué significa esto? Que las investigaciones y las organizaciones tienden a
presentar a la juventud homogénea estableciendo como criterios de análisis
general aquello que es válido sólo para los sectores medios – altos
trasladándolos como variable de análisis a todo el cuerpo social. ¿Cuál es el
resultado de ello? En el caso de los Rovers introduce una nueva pregunta sobre
lo que entendemos como diferencias entre el escultismo tradicional
y escultismo comercial, siempre y cuando nos basemos en la diferenciación
entre escultismo realista y parlamentarista que hemos trabajado en
otros textos.
Tres interpretaciones
son características en quienes abordan la juventud de forma homogénea,
y como podrá verse, no son sin consecuencias en las prácticas sociales como el
escultismo.
La juventud gris:
En este mito se deposita en los jóvenes todos los
males sociales, grupo sufriente afectado por las crisis y el autoritarismo de
la sociedad generando jóvenes desocupados, delincuentes, pobres y apáticos.
Representaciones sociales: joven inseguro de sí mismo
– joven como ser incompleto – joven como ser desinteresado y sin deseo – joven
como desviado – joven como peligroso – joven victimizado –
La juventud dorada:
Este mito juvenil presente en las sociedades y
organizaciones identifica a los jóvenes con los privilegiados, aquellos que
disfrutan del ocio, poseen más tiempo libre, no tienen responsabilidades
alternando su despreocupación con la militancia por sostener sus privilegios de
jóvenes.
Representaciones sociales: joven como ser en
transición – joven como ser no productivo –
La juventud blanca:
Ve en los jóvenes personajes maravillosos y puros que
cuales nuevos Mesías redimirán la sociedad, harán lo que no hicieron sus padres
y construirán una Argentina democrática donde todos valgan.
Representaciones sociales: joven como rebelde y
revolucionario – joven como ser del futuro
ʘʘʘʘʘ
En el primer
caso observamos prácticas de Roverismo que al victimizar a los jóvenes de las
desgracias de la vida se ofrecen como protectoras, preventivas, rehabilitadoras
en el sentido de la adaptación social, no necesariamente críticas y muchas veces realizadas
desde una posición colonizadora con escasísima llegada al mundo juvenil.
En el segundo caso nos encontramos con prácticas de Roverismo recreativas,
deportivas y de aventura con amigos. El tercer caso podríamos llamarlo neoliberalismo
juvenil en tanto son prácticas donde la diferencia es que se desdibuja el
rol del adulto en tanto “enemigo el cambio” por lo que se busca anularse reproduciéndose
sin límite dentro del grupo de jóvenes las relaciones de poder hegemónicas en
el cuerpo social
La juventud multicolor:
Braslavsky propone
el concepto “multicolor” para dar cuenta de que cuando se trata de la juventud
o de la condición juvenil existen variables que de no tenerse en cuenta nuestra
interpretación será segregativa en virtud de una visión monocromática que oscilará
entre la juventud dorada y la blanca. Con Margulis – Urresti damos nombre a
algunas variables: la edad, la clase social, la generación –contexto generacional-,
el crédito vital, el marco institucional y el género. De ella dependerán las modalidades
sociales de los jóvenes que serán muy distintas si se trata de jóvenes
de clases media - alta o jóvenes de las clases populares en tanto la
moratoria social no se encuentra distribuida de forma
homogénea. A su vez la condición juvenil no puede ser aislada de los
contextos relacionales institucionales: la familia, el estudio, el trabajo, la
iglesia, el barrio, el gremio. Si la visión es escindida se ve al joven como
sujeto aislado, separado de la sociedad, autónomo.
Representaciones sociales: el joven como ser en relación completo y complejo.
Roverismo multicolor
Uno de los puntos
principales que la Institución Escultista debe tener en cuenta es que el Roverismo
no es ni ha sido el fin del escultismo sino una de las consecuencias,
ergo
decir que el movimiento es de los jóvenes genera una “propiedad impropia” o al
menos lo reduce a la propiedad de una clase social, la de aquellos que gozan de
moratoria vital + moratoria social.
Las posturas institucionales son dignas de análisis en
tanto se parte de una visión homogénea de la juventud que
signa como error que un joven de dieciocho años que trabaja o estudia y trabaja,
dirija en una rama dando por hecho que su escultismo y él mismo están incompletos,
marcando una falta entre una juventud idealizada de las clases medias - altas y
la juventud real en la que el joven vive. Muchas veces a pesar del deseo del joven de
dirigir en su grupo se lo envía a otro grupo a “completar su progresión”
lo que implica que la imposibilidad de lectura heterogénea y diversa es determinante
para expulsar al joven de su contexto vital – comunitario en función de un supuesto
“bien superior” sin garantías.
Se ha convertido
en una máxima que “para todo joven lo que corresponde es el roverismo” en tanto
no se entiende que la postergación de la asunción concreta de compromisos y responsabilidades
depende no solo de la moratoria vital sino básicamente de la moratoria social.
Si en un primer tiempo las mutuales scouts y el roverismo caminaron juntos –dos
respuestas para los scouts mayores-, después de la segunda guerra mundial sólo
queda el Roverismo y quizás la división planteada por Forestier en “Escultismo
ruta de libertad” entre escultismo realista y escultismo
parlamentarista pueda echar luz a las diferencias entre un roverismo
multicolor realista que aloja las necesidades contextuales de los
jóvenes y su comunidades con un roverismo monocromático parlamentario
que buscando el “factor común” muchas veces impuesto desde las clases medias, segrega lo particular y lo singular, repitiendo
la estructura de clases y su dialéctica de dominación de unos y sometimiento de
otros … tema que abordaremos en otro texto.