lunes, enero 21, 2019

Representaciones juveniles, método scout y segregación



    ¿Cómo inciden las representaciones juveniles en la práctica del escultismo? Es una pregunta que merece realizarse en tanto y en cuanto determina hegemonías, inclusiones y segregaciones.

    Si nos remitimos a la historia del Roverismo, como bien explica el amigo Gato Legendario en su artículo  titulado “qué hacer con los scouts mayores” la primera respuesta a la constitución de “algo” terminado el pasaje por los scouts fue la creación en 1914 de la Mutual Scout que permitiría a quienes habían terminado su práctica de escultismo e ingresaban al campo laboral, organizarse solidariamente en una asociación que entre otras cosas pudiera ofrecerle un seguro, acceso a la salud, y continuidad de actividades. Se proponían constituirse como un centro de actividad social que brindara la posibilidad de participación en campamentos y encuentros, salidas, excursiones; también ofrecerían capacitaciones para formarse como scouters o instructores en sus aficiones particulares. Por diversos motivos dignos de análisis no superficiales, con el tiempo la Mutual Scout no prosperó y fue desplazada por el Roverismo orientado específicamente a aquellos sectores medios y altos que al tener oportunidades de estudio, postergar su ingreso al mundo laboral, casarse y tener hijos tardíamente; gozaban de un tiempo vital de menor exigencia y un contexto protector por lo que bajo los ideales eduardianos de deportes y aventuras se constituyen una extensión de la oferta del escultismo a la burguesía de la época. En esta pregunta de qué hacer con los scouts mayores, dos respuestas se esbozan…la del roversimo no fue masiva sino hasta los sesenta, período en el cual cada vez más jóvenes entraban en la categoría de “moratoria social” llegándose a invertir los fines del movimiento al denominarlo “juvenil” o “de los jóvenes”.

Escultismo y moratoria social.

   Una de las primeras definiciones sociales de juventud es la noción de moratoria social, entendiendo a la misma como un espacio indeterminado que separa en el tiempo la niñez – adolescencia de lo que se consideraba “responsabilidades adultas” como trabajar y formar su propia familia.  Esta moratoria se inicia sobre fines del XIX y comienzos del XX cuando distintos sectores sociales beneficiados por la revolución industrial pueden ofrecerles a sus hijos la posibilidad de postergar dichas responsabilidades… La noción de juventud como moratoria social está estrechamente ligada a las clases medias y altas. En la Inglaterra pos victoriana coincidió con el Eduardismo –también conocida como la Belle Epoque- donde la recreación y el deporte juvenil se constituía en pasatiempo y aventuras de dicho sector social constituyendo la primera estética de lo juvenil, lejana a la del trabajador. Si la Mutual Scout parte de los jóvenes trabajadores, el roverismo lo hace de la estética de los jóvenes de clases medias y altas… si bien la división no busca ser tajante tampoco es ajena a la lógica del capitalismo de esa época, y por qué no, quizás también en esta.

    Es interesante observar en los discursos en general y en las instituciones scouts en particular cómo cuando al hablar de la condición juvenil quedan elididas las condiciones histórico – sociales de los distintos contextos de los llamados “jóvenes”, en tanto la desigualdad social es la base de lo que llamamos moratoria social. Claramente no es lo mismo un joven que no estudia ni trabaja en un contexto de clase media o media alta que quien no estudia ni trabaja en un contexto de pobreza. Es un error grave y con consecuencias atribuir el significante moratoria social a ambos casos.  Mientras los primeros están protegidos por un contexto económico que le permite la postergación de la responsabilidad de sobre sí mismo y en relación a otros, para los sectores populares el trabajo o la capacitación son una necesidad imperativa en tanto carecen de tiempo y dinero para vivir despreocupadamente; el “tiempo libre” de los sectores populares no tiene el mismo signo que el de las clases medias y altas… es un tiempo que lleva el signo de la frustración y la desesperanza.

   Si bien el concepto de moratoria social no es adecuado utilizarlo en todas las clases sociales, el concepto de moratoria vital es pertinente ya que hace referencia a una cuestión claramente corporal y etaria que permite al joven disponer de un cuerpo en sus puntos máximos de desarrollo con posibilidad de generar a su vez un capital temporal que les brinda la posibilidad de construir o elegir entre distintas opciones. La posibilidad de construirse y representarse a sí mismo no es igual en las distintas clases sociales, aunque desde la idea hegemónica de juventud muchas organizaciones lo propongan acríticamente siendo generadoras de frustración y segregación. Si a esta moratoria vital le sumamos la social según Margulis - Urresti[1] podremos distinguir a los jóvenes de los jóvenes no juveniles, que son aquellos que no gozan de moratoria social ni poseen los signos hegemónicos de la juventud.   

De una visión monocromática de la juventud hacia una visión multicolor

     Cecilia Braslavsky[2] hace referencia a cómo desde las distintas ciencias se tiende a pensar la juventud de forma monocromática. Qué significa esto? Que las investigaciones y las organizaciones tienden a presentar a la juventud homogénea estableciendo como criterios de análisis general aquello que es válido sólo para los sectores medios – altos trasladándolos como variable de análisis a todo el cuerpo social. ¿Cuál es el resultado de ello? En el caso de los Rovers introduce una nueva pregunta sobre lo que entendemos como diferencias entre el escultismo tradicional y escultismo comercial, siempre y cuando nos basemos en la diferenciación entre escultismo realista y parlamentarista que hemos trabajado en otros textos.

    Tres interpretaciones son características en quienes abordan la juventud de forma homogénea, y como podrá verse, no son sin consecuencias en las prácticas sociales como el escultismo.

La juventud gris:
En este mito se deposita en los jóvenes todos los males sociales, grupo sufriente afectado por las crisis y el autoritarismo de la sociedad generando jóvenes desocupados, delincuentes, pobres y apáticos.
Representaciones sociales: joven inseguro de sí mismo – joven como ser incompleto – joven como ser desinteresado y sin deseo – joven como desviado – joven como peligroso – joven victimizado –

La juventud dorada:
Este mito juvenil presente en las sociedades y organizaciones identifica a los jóvenes con los privilegiados, aquellos que disfrutan del ocio, poseen más tiempo libre, no tienen responsabilidades alternando su despreocupación con la militancia por sostener sus privilegios de jóvenes.
Representaciones sociales: joven como ser en transición – joven como ser no productivo –

La juventud blanca:
Ve en los jóvenes personajes maravillosos y puros que cuales nuevos Mesías redimirán la sociedad, harán lo que no hicieron sus padres y construirán una Argentina democrática donde todos valgan.
Representaciones sociales: joven como rebelde y revolucionario – joven como ser del futuro
ʘʘʘʘʘ

    En el primer caso observamos prácticas de Roverismo que al victimizar a los jóvenes de las desgracias de la vida se ofrecen como protectoras, preventivas, rehabilitadoras en el sentido de la adaptación social, no necesariamente críticas y muchas veces realizadas desde una posición colonizadora con escasísima llegada al mundo juvenil. En el segundo caso nos encontramos con prácticas de Roverismo recreativas, deportivas y de aventura con amigos. El tercer caso podríamos llamarlo neoliberalismo juvenil en tanto son prácticas donde la diferencia es que se desdibuja el rol del adulto en tanto “enemigo el cambio” por lo que se busca anularse reproduciéndose sin límite dentro del grupo de jóvenes las relaciones de poder hegemónicas en el cuerpo social

La juventud multicolor:

    Braslavsky propone el concepto “multicolor” para dar cuenta de que cuando se trata de la juventud o de la condición juvenil existen variables que de no tenerse en cuenta nuestra interpretación será segregativa en virtud de una visión monocromática que oscilará entre la juventud dorada y la blanca. Con Margulis – Urresti damos nombre a algunas variables: la edad, la clase social, la generación –contexto generacional-, el crédito vital, el marco institucional y el género. De ella dependerán las modalidades sociales de los jóvenes que serán muy distintas si se trata de jóvenes de clases media - alta   o jóvenes de las clases populares en tanto la moratoria social no se encuentra distribuida de forma homogénea. A su vez la condición juvenil no puede ser aislada de los contextos relacionales institucionales: la familia, el estudio, el trabajo, la iglesia, el barrio, el gremio. Si la visión es escindida se ve al joven como sujeto aislado, separado de la sociedad, autónomo.
Representaciones sociales:  el joven como ser en relación completo y complejo.

Roverismo multicolor

    Uno de los puntos principales que la Institución Escultista debe tener en cuenta es que el Roverismo no es ni ha sido el fin del escultismo sino una de las consecuencias, ergo decir que el movimiento es de los jóvenes genera una “propiedad impropia” o al menos lo reduce a la propiedad de una clase social, la de aquellos que gozan de moratoria vital + moratoria social.

    Las posturas institucionales son dignas de análisis en tanto se parte de una visión homogénea de la juventud que signa como error que un joven de dieciocho años que trabaja o estudia y trabaja, dirija en una rama dando por hecho que su escultismo y él mismo están incompletos, marcando una falta entre una juventud idealizada de las clases medias - altas y la juventud real en la que el joven vive. Muchas veces a pesar del deseo del joven de dirigir en su grupo se lo envía a otro grupo a “completar su progresión” lo que implica que la imposibilidad de lectura heterogénea y diversa es determinante para expulsar al joven de su contexto vital – comunitario en función de un supuesto “bien superior” sin garantías.

    Se ha convertido en una máxima que “para todo joven lo que corresponde es el roverismo” en tanto no se entiende que la postergación de la asunción concreta de compromisos y responsabilidades depende no solo de la moratoria vital sino básicamente de la moratoria social. Si en un primer tiempo las mutuales scouts y el roverismo caminaron juntos –dos respuestas para los scouts mayores-, después de la segunda guerra mundial sólo queda el Roverismo y quizás la división planteada por Forestier en “Escultismo ruta de libertad” entre escultismo realista y escultismo parlamentarista pueda echar luz a las diferencias entre un roverismo multicolor realista que aloja las necesidades contextuales de los jóvenes y su comunidades con un roverismo monocromático parlamentario que buscando el “factor común” muchas veces impuesto desde las clases medias, segrega lo particular y lo singular, repitiendo la estructura de clases y su dialéctica de dominación de unos y sometimiento de otros tema que abordaremos en otro texto.



[1] Margulis – Urresti. “la juventud es más que una palabra”
[2] Cecilia Braslavsky. La juventud argentina. Informe de la situación. CEAL.



sábado, enero 05, 2019

Escultismo Y Neoliberalismo: conectividad, empatía y control social


     En el primer artículo trabajamos sobre algunas características de nuestra época, donde el mundo virtual de ser un espacio con cierta libertad se ha convertido en un lugar colonizado a través de empresas que se especializan en análisis de usuarios inicialmente con fines publicitarios y desde hace pocos años como manipulación política responsable entre otras cosas del Brexit, la asunción de Trump y la campaña “anti –k” que llevara a la presidencia a Mauricio Macri que se sostiene en el poder en virtud del trabajo de este tipo de organizaciones. Avanzamos sobre las nociones de infoesfera y los conceptos diferenciales de conjunción y conectividad.

     En el segundo artículo abordamos los “malestares conectivos del yo” y la eficacia de los mismos a la hora de producir fragmentación en el campo popular atentando contra la conjunción, a través de fenómenos de conectividad que buscan reducir a los sujetos a un algoritmo que debe responder a un sistema clasificatorio sin matices. Llama la atención que los movimientos metoo y su equivalente argento NiunaMenos fueran proyectados a lo social en momentos donde se comienzan a agudizar los planteos a Trump y Macri que comparten empresas de asesoramiento en influencia del electorado, en el caso de Argentina surge cuando a partir del descalabro económico-social provocado por el gobierno, que en alianza con el FMI, arrasa con los derechos de gran parte del pueblo argentino.

Conectividad y Empatía

    Si hay una emoción que es la aliada perfecta del manejo de multitudes es la empatía. Recordemos que definíamos a la conectividad como la producción de signos y significados isomorfos – imitativos- dentro de la infoesfera cuyo objeto es producir un giro en las relaciones sociales con el otro en función de los objetivos que tienen definidos los Social Media Managers. Este giro sería imposible sin la producción de empatía que en los últimos años ha devenido como nuevo mandato social, o, mejor dicho, ¿pre-social?... veamos…

    A la hora de definir dicho término las referencias generalmente se  plantean a partir de  dos movimientos: introyección afectiva e imitación lo que implica a decir de Visher[1] una “vivificación de la imaginación” que se traslada a la producción de determinadas conductas sociales. La ausencia de distancia y la suspensión del juicio objetivo quizás fuera la causa de que uno de sus primeros nombres fuera “infección psíquica” definiendo cuando una persona o grupo de personas se identifica con el supuesto dolor producido por un objeto “x” apropiándoselo del mismo para actuar como si fuera esa persona en tanto el pensamiento estará sobredeterminado por dicha identificación[2]. A la afectividad producida, se le suman slogans con un fuerte peso imaginario que se hacen virales en el enjambre de la red[3] obturando el pensar, como el clásico “que se vayan todos”, Significante amo de la significación, certeza sobre las que se articula el discurso produciendo un continuo loop que remite al slogan, de allí la imposibilidad del debate de ideas o argumentos.

    Las reacciones históricas de masa más comunes han sido los linchamientos, y la manipulación de los mismos mediante la propaganda que entre otras cosas ha sido el agente que ha llevado al poder a dictadores como Hitler o en la actualidad a testaferros del poder real con la diferencia de que en este tiempo existe una batería propagandística mucho mayor que en cualquier otra época: la prensa + las redes sociales. Desde estos lugares se sostienen en el poder a los gobiernos neofascistas de las llamadas “democracias blandas” o se mina el campo popular en las democracias intervenidas desde los medios con fines claramente antidemocráticos a partir de la continua producción de fake news y su réplica viral en quienes están capturados en la significación impuesta.

     La derecha se imbrica en las ciencias de la comunicación como modo de autosostenerse en los privilegios de sus corporaciones e intereses económicos que no tienen límite, pasando a ser la gran beneficiaria de este tipo de acciones que se convierten en una herramienta más dentro de los esquemas de shock, desarmando a partir de antagonismos transversales a las clases sociales la posibilidad del constitución o fortalecimiento del campo popular equivalencial que apuntaría al hueso del problema social: el modelo económico social y la distribución de la riqueza. ¿Manipulan a todos? No… en tanto es una imposibilidad fáctica ya que el sujeto posee un núcleo indomable… pero quienes no tienen creencias o ideologías como modo de entender el mundo son el blanco principal de este tipo de estrategias: adolescentes, jóvenes y adultos “apolíticos” que solo se agrupan por “ítems” y no por visiones del mundo que implican un proyecto de país, ellos son mayoría y definen las elecciones, más del cincuenta por ciento de los electorados son “voto flotante” …

     El efecto propagandístico viral presiona a los internautas y a los partidos políticos de la oposición a subirse a la ola produciéndose discusiones internas y desvío de metas, generando desconcierto y el efecto “Bolsonaro” en el electorado –ese cincuenta por ciento de mayoría silenciosa y autocensurada - no se hace esperar al momento de elegir gobierno mientras tanto la oposición del campo popular pareciera no entender que primero hay que tener el poder político para luego realizar avances que implican pérdida de electores. ¿Acaso alguien en su sano juicio piensa que si en la década pasada se hubiese llevado a plebiscito la posibilidad de cambiarse el nombre por género o el matrimonio igualitario hubiera sido viable su aceptación? ¿Y si hoy se llevara a plebiscito la expulsión de los inmigrantes aquí o en Europa que creen que pasaría?

    Los linchamientos esporádicos como el del joven santafesino que robo masitas de un supermercado, la destrucción de las viviendas de menores falsamente acusados de asesinato en las redes sociales, o los escraches que no parten de la inacción de la justicia ante denuncias no atendidas, fogoneados por sectores feministas misándricos punitivistas que literalmente salen de “cacería” diciendo ir contra el poder  cuando son sostenidos desde el mismo - rompen las bases del contrato social en tanto la ley y las leyes son marcos regulatorios que proporcionan los sitios donde formalizar y resolver jurídicamente distintas situaciones prescribiendo conductas y suspendiendo la venganza como acto en búsqueda de cierta objetividad. Los escraches argentinos contra los genocidas del tiempo del terrorismo de Estado surgieron por inacción de la justicia y prácticamente desaparecieron cuando la justicia operó y se llevaron adelante los juicios, no antecedieron a las denuncias formales y la búsqueda de justicia por las vías democráticas.

    La relación entre escraches y denuncias reales en la justicia nos muestra claramente cómo quedan en las manifestaciones o en la infoesfera, como si su objeto fuera operar como distractor social facilitando que “si no hay pan que haya circo”, de la mano de un nuevo mandato social falaz: “si lo dice una mujer es cierto” echando por tierra el principio jurídico básico de presunción de inocencia –que no implica el descrédito del denunciante - lo que impide el justo derecho a la defensa y la condena penal de quien comete un delito, sea sexual o difamatorio.

    La infección de lo siniestro desregulado en las relaciones de las personas opera como inoculación perversa respecto de los grandes temas políticos y económicos generando paranoia en las mujeres – que a partir de esta identificación “leen” cualquier conducta masculina como acoso y abuso - y en los hombres que no saben en qué momento pueden ser escrachados por algo que desconocen, con las consecuencias que esto implica como la pérdida laboral, familiar e incluso el suicidio como sucedió en estos días con un adolescente barilochense. Una de las voces coherentes y agudas dentro del feminismo es Rita Segato que tiene claro que este fenómeno punitivista solo puede generar un retroceso en los derechos que se adquieren, efectos “bolsonaros” no exclusivos de los hombres sino también de las mujeres que no acuerdan con la inquisición social.

Amor y conjunción

     Si la empatía es llorar juntos, el amor es el abrazo que contiene. Si la empatía se relaciona con la conectividad y alienación al otro, el amor lo hace con la conjunción que opera como tratamiento de aquello desemejante de mí. Mientras que la empatía es el emparejamiento de lo igual, el amor es un don que aloja lo distinto. Si la conectividad es metonimia –desplazamiento- la conjunción es metáfora. Si la conectividad constituye lo inmunitario, la conjunción funda la comunidad.

     Como bien decía Bifo Berardi[4] en nuestro tiempo lo que antes era un equilibrio entre conectividad y conjunción ha cambiado a un predominio de la conectividad favorecida y producida desde el enjambre de las redes, donde el cuerpo no entra en juego y lo distinto de mí es eliminado, bloqueado. La caída de la metáfora implica que el otro distinto de mí aparece como siniestro configurándose las relaciones con el mundo con aquellos iguales a mí –hasta que dejan de serlo-, como si fueran extensiones o “aplicaciónes” del Yo.

    ¿Qué sucede cuando en el programa institucional los adultos y los jóvenes se guían por los fenómenos conectivos?... sencillo, nos encontramos con lo que Gerardo Martínez[5] ha denominado “escultismo comercial” en tanto queda imbuido dentro de la lógica de la mercancía que no se reduce al consumo de objetos sino al mercado de las ideas que convienen al  poder  real enmascarado en los medios de comunicación, la red y las ONGs liberales, de allí que la propuesta pedagógica no sea crítica sino que se basa en el mito de la tierra de “nunca jamás” donde las “subjetividades libres” en realidad son niños y jóvenes abandonados al mercado y la red que coloniza el pensamiento gracias a la declinación de los adultos en su función. No se tratará de que los niños determinen sus actividades por  conjunción a partir del encuentro con los otros y el otro, sino que la actividad básicamente se constituya por conectividad, en función de lo que opinan acorde al tema social o institucional de turno – lo que nos lleva a preguntar si opinan o son “opinados- ” premiándose imaginariamente al que “mejor hablador de un tema” y no al que “mejor hace en relación al prójimo - próximo”, constituyéndose en un refuerzo conductual que repite la estructura social de clases  beneficiando a quienes tienen mejores posibilidades de acceso a la cultura y al sostenimiento de la hegemonía en tanto se discute sobre la agenda de los medios y las redes, que ya no son neutras como hace algunos años.         

     Un escultismo comunitario o comunal se constituye a partir de la conjunción y siempre será realista en tanto los debates mayoritariamente surgirán de indagar la realidad a partir del encuentro con el otro, determinando el análisis de sus determinantes y las acciones que se llevarán adelante… el exceso de conectividad desconecta a niños y jóvenes del contexto corriéndose el riesgo de que el grupo se convierta en una “discusión de Facebook presencial” que aborda las temáticas que vienen desde otro lugar y como decíamos convienen al poder. ¿Se tratará de ignorarlo?... no… sino de hacer lectura crítica de qué se nos demanda y qué se oculta detrás de la demanda siendo la comunidad la referencia del loop articulador del discurso.




[1] Diccionario de filosofía José Ferrater Mora. Empatía
[2] Sigmund Freud, “psicología de las masas y análisis del yo”
[3] Bifo Berardi utiliza el nombre de “enjambre” como designación de la masa social y sus fenómenos en la infoesfera
[4] Franco BERARDI. Fenomenología del fin. Sensibilidad y Mutación colectiva. Ed caja negra
[5] Gerardo Martínez, “Escultismo Critico popular. Bases teóricas para la construcción de un modelo pedagógico experimental”

Relatos Scouts Distópicos. T3 C2: la paradoja de Wildowl

  Paradoja de Wildowl: "Todo sistema corporocrático anula los sistemas democráticos que imponen regulaciones a la producción buscando r...