Cuando
Baden Powell en 1936 escribe “Aventura hacia la edad viril” lo introduce de la
siguiente manera “¿Para qué es este libro? Para demostrar cómo hacer hombres
de verdaderos gañanes; y cómo los gañanes pueden ser hombres si se lo propone.
Te puedes preguntar qué es un gañan. Yo mismo no lo sé, la palabra no viene de
ningún diccionario, que yo conozca, pero el sentido es que un gañán es un
muchacho inclinado a observar, ya sean los juegos o el trabajo, más que a
participar en ellos (siempre y cuando a alguien le pueda sacar dinero), que
fuma y que espera verse viril cuando solamente aparece como un chiquillo tonto.
Es un rebeldillo que lleva una vida miserable, que no es útil para sí ni para
los demás; que podría, si se propone, ser un hombre útil, feliz, y una ayuda
para el prójimo”
Salvando
las épocas, hoy la figura del “gañan” se multiplica en las distintas
clases sociales. No se trata solo de los muchachos “Ni – Ni” (ni estudias ni
trabajan), sino también de los “gamberros” (delincuencia juvenil) y los
“Otakus” (término actual) que se encuentran conectados todo el día en
juegos o redes sociales. Para BP es muy claro que lo viril existe
y esto no se debe a una cuestión de “época”. Negarlo o reducirlo a un
“constructo social” que lo desestima como forma primaria de goce y
condición necesaria para el desarrollo del proceso de sexuación, puede
ocasionar más dificultades que soluciones.
Es
interesante animarse a pensar qué ofrecen las sociedades a los muchachos para
que lo viril encuentre un cauce que convenga sin que prime el
potencial narcisista; lo que supone en primer lugar su reconocimiento, cuestión
que está lejos de ocurrir cuando se supone que todos los determinantes de la
conducta humana son sociales y educativos pensando que si al sujeto se le
ofrecen “identificaciones abiertas”, lo Vir desaparecería de lo
social.
La negación de lo viril
En
la actualidad se pretende negar la existencia de lo Vir mediante la
feminización del mundo y por añadidura, del movimiento scout. Varios autores han
advertido que mal que le pese a los Feminismos y los Estudios de género, la
constitución de su aparataje teórico se ha convertido en la contracara
ideológica de la subjetividad neoliberal construyendo un nuevo binarismo donde
supuestamente de un lado están los heterosexuales y del otro el conjunto
heterogéneo que se conforma a partir de los “no heterosexuales”, como si lo Vir
se encontrara presente solamente en los primeros. Es importante separar el tema
de los derechos y la igualdad ante la Ley, de los constructos teóricos que como
tales obedecen a cuestiones ideológicas y muchas veces no se sostienen en tanto
ponen énfasis en determinadas situaciones desestimando otras que no convienen a
su teorización.
A
diferencia de las corrientes actuales que consideran que el Hombre por su condición
de varón es responsable del sometimiento del conjunto de la sociedad y de las
mujeres en particular, la realidad nos muestra que si en la época romana el “Pater
Familias” se reducía a pocos miembros del imperio (los poderosos) en la
actualidad no solo es inexistente sino que la mayoría de los hombres son oscuros
trabajadores (si es que tienen empleo) en una posición de servidumbre y esclavitud
que difícilmente tenga relación el Amo que supone el discurso feminista. A
decir de Marcelo Barros[1]
confundir la posición viril con el poder, o el “patriarcado” con el
“capitalismo” es un error del neopuritanismo feminista progresista que actúa
negando el funcionamiento del mundo resumido en la clásica historia del Titanic
donde los primeros que se salvan son los Ricos, luego mujeres y niños,
finalmente los hombres, que no se victimizan por ello en función de la Virtud
que convierte el sacrificio en un acto social de valor…
la renuncia de la propia vida en función de los otros.
En
esta nueva interpretación de lo social que se encuentra en boga y prescinde de una
lectura crítica por lo que es asumida por el discurso liberal y el de la autodenominada
“izquierda” (desorientada luego de la caída del muro), tanto el “Lobo de Wall
Street” como el Aymará desterritorializado que vive en los suburbios de Buenos
Aires y es explotado en el circuito de producción de frutas y verduras se
igualan como despreciables Victimarios de mujeres y colectivos sexuales en
tanto comparten el ser parte del “club de los hombres”, velando detrás de un
discurso “políticamente correcto” (impuesto por los medios) aquello que no se
enuncia en tanto indecible: La llamada “inclusión” se sostiene con la expulsión
de lo Vir que ocuparía el lugar de “lo demoníaco”, dichos
movimientos se forman y se consisten a partir de la exclusión de lo Vir masculino
con la pretensión neoliberal de una humanidad liberada de lo “demoníaco”
presente en la sexualidad humana e innecesario para la pretensión de “un mundo
feliz” donde no exista ningún tipo de resistencia lugar donde cada uno solitariamente
se encierre en su mundo (o en su goce) para producir y consumir.
En
el año 1968 el psicoanalista Jacques Lacan realizaba el siguiente comentario a
la audiencia de su Seminario: “Resulta divertido que después de setenta años
de psicoanálisis aún no se haya formulado nada sobre lo que es el hombre. Hablo
de lo vir, del sexo masculino.” siendo
una clara referencia a los seres humanos con pene, más allá que los avatares de
la sexuación lo conduzcan a una condición heterosexual u homosexual. No va a
nombrar en este caso al sexo femenino, porque si bien como lo expresara Freud
una de sus direcciones es la Virilidad, no es exclusiva en tanto cuenta con el suplemento
del goce femenino que no es fálico y que está presente en las mujeres
heterosexuales como las homosexuales.
Si
bien la violencia masculina que lesiona físicamente o lleva a la muerte es
“registrada” (En los últimos años se presta mucha atención y se hace
estadística en función de requerimientos ideológicos) también es una
característica de las mujeres pero con relación a los hijos, adultos mayores y
personas que se encuentran en una situación disimétrica. Pocos países realizan estadísticas
o estudios sobre la violencia femenina (un ejemplo es el Depto Nacional de
Salud y Servicios Sociales de EU), los que lo hacen muestran que los valores de
maltrato y muerte que ejercen los hombres a las mujeres es similar a la
maltrato y muerte que las mujeres ejercen sobre hijos, adultos mayores, o
personas en estado de indefensión con las que se tiene una relación laboral de
cuidado… pero de eso no se habla, quizás porque en la construcción neoliberal
feminista importa la acusación al conjunto de los hombres, primando la
visión de que las mujeres son “Almas Bellas”, víctimas de la violencia que los
hombres ejercen sobre ellas, nunca victimarias y los crímenes que cometen no
serían por propia responsabilidad sino producto del “patriarcado”, término
comodín para dar respuestas a todo, sin formularse pregunta alguna.
Sin
entrar en detalles complejos que desvíen el objetivo del artículo que es
plantear el lugar de lo viril en el movimiento scout de nuestra época,
abordaremos algunas características de este tipo de satisfacción primaria
que posibilita los actos más altruistas como los más idiotas, siendo a veces difícil
diferenciar unos de otros.
Un
punto importante es que, si el goce femenino tiende a lo ilimitado
o a un más allá de la Ley, en el goce viril se pone
en juego la satisfacción de la transgresión a la Ley, un ejemplo
sencillo lo encontramos cuando San Agustín en sus “confesiones” relata que el
robarle peras al vecino era mucho más satisfactorio que el gusto de las peras
en sí. Es interesante observar como el “No
es No” aparece en un momento donde la sociedad neoliberal (por derecha
e izquierda) propone el sin límites del “nothing is impossible”
(slogan de una propaganda de calzado) articulado con la caída de los Ideales
reguladores y las funciones de tope (el No) encarnadas históricamente en
figuras familiares e instituciones. ¿Cómo se hace para aceptar el No,
si lo Vir no puede transmudarse en Virtud que por
definición lo incluye?
La
Transgresión, el Desafío y la Desmentida de
la muerte (no voy a morir) ubican lo Vir en un arco de
situaciones que van desde el Heroísmo a la imprudencia y de allí pueden llegarse
a lo más despreciable. En esta línea nos encontramos diariamente acciones de
salvataje hacia los otros que analizadas dan muestra clara de desafío a la
muerte, como noticias luctuosas donde en un acto de Idiotez, por un Selfie o un
tik tok, muchos terminan en la casa funeraria. Menor prensa tiene la diferencia
entre las tasas de accidentes con lesiones graves y mortalidad laboral relacionadas
con lo Vir que tan bien saben aprovechar las distintas empresas
agrícolo-ganaderas, las grandes empresas constructoras, la minería y la
industria, pero de esto no se habla, en tanto no conviene al capitalismo en su
mutación neoliberal que es ilimitado como el goce femenino, de allí que Marcelo
Barros afirme que “hay que estar muy perdido para confundir patriarcado con
capitalismo”[2]
Otra
característica del Vir es la violencia, incluso de forma lúdica.
Es el goce que se juega en el choque, el impacto,
aquello que busca dejar marca, siendo el origen de esa
corporalidad que se pone en juego en la gran cantidad de deportes y actividades
(se incluyen algunas artísticas como la música y lo artesanal) que surgen a
partir de este modo particular de goce. Ninguna “deconstrucción” puede desmontar
una modalidad de goce primaria, a lo sumo con suerte algo de eso se
puede sustituir corriendo el riesgo de intentar domesticar un caballo usando
cartas del Tarot. Aún el hombre más “deconstruido” pone en juego su Virilidad
cuando el semáforo está cambiando de amarillo a rojo lo que podría llevarlo a
la muerte propia o ajena. Lo Vir de la buena manera construye
mundo, sin ello el mamífero más débil del planeta nunca podría haberlo
dominado.
El
“juego libre” (base del movimiento) nos muestra que en la infancia las decisiones
sobre a qué jugar son distintas en niños y niñas - a excepción de que el adulto
intervenga institucionalmente proponiendo otro tipo de juegos o forzando la
elección de los mismos a partir de la obligatoriedad de participación de todos
– Llegada la pubertad con la emergencia
de lo Vir de forma diferencial en varones y mujeres (recordemos
que las mujeres participan de lo Vir pero poseen otra forma de
satisfacción suplementaria que se denomina “goce femenino”, en cambio los
varones solo disponen de esa modalidad de goce) caemos en la cuenta que la
llamada “edad del pavo” debe su nombre a la actitud y tipo de juegos de los
varones, que gustan más de actuar que de hablar en tanto los aburre.
La
vida en “departamento” de las grandes urbes y la anestesiada percepción de los
Educadores hacen suponer que no existen diferencias en la pubertad de varones y
mujeres, percepción desde la “cárcel” donde se habita para circular por otras
“cárceles” institucionales como la escuela, lugar colonizado por la ideología
educativa que no es más ni menos que la del Estado y el poder. El juego libre
con amigos y el club son unos de los pocos lugares donde lo Vir
puede ponerse a trabajar, en los Scouts no es seguro que algo de eso suceda en
tanto muchas organizaciones han asumido los paradigmas educacionales neoliberales-progresistas
en boga, provocando una escolarización del movimiento con un “para todos” que
no contempla el “Boy” que diera origen al movimiento, por lo que la no
canalización de ello no deja espacio a su elaboración y con ello se colabora a
lo que más se teme: la irrupción de lo Vir como trasngresión, golpe, corte… resistiendo
cualquier “deconstrucción” que no considera su existencia Real y la reduce a un
conjunto roles y costumbres sociales manipulables.
Aquellos
que se han animado a observar a sus propios hijos púberes en la pandemia, o
quienes por trabajo hemos sido testigos privilegiados de los relatos de las
vicisitudes de la vida familiar, notamos la diferencia sexual aún en las
“cárceles” que se convirtieron los departamentos. El goce del choque se observa
el tipo de juegos online, en las películas y series violentas, en la música que
se escucha o ejecuta mostrando otras características de lo Vir
que son lo disruptivo, el corte, lo separador… un golpe,
otro, otro, otro… sea en el tambor, con la guitarra, en el videojuego o
la película de acción, el rostro adquiere otro semblante cuando aparece el
golpe. Mientras tanto en otro lugar del departamento la condición de la serie
es su narrativa, su historia, no tanto golpe, aunque a veces juegue un poco al
fortnite lo que convierte a la púber ignorada casi en un amigo más, al menos
por ese rato… ventaja de las mujeres de participar también en el goce de lo Vir
pero con una intensidad distinta… a decir de Marcelo Barros “al lado de
ellas los varones aparecen como niños. Y niños que no se contentan fácilmente
dibujando o escuchando un cuento. Parecen requerir una descarga física. Pegarle
a la pelota. Pegarle a algo. O que algo les “pegue”, los sacuda. Están más
inclinados a la contundencia. Lo viril parece entusiasmarse más con los efectos
especiales que con los diálogos”[3]
algo que debiera ser tenido en cuenta a la hora de los “parlamentarismos”.
La
respuesta al desarrollo puberal se la conoce como adolescencia, por lo que el
abordaje y las propuestas para este momento de la vida en particular no son sin
tener en cuenta lo Viril. La pretensión de sofocarlo y no valerse
de ello a partir de la lógica propia de esta modalidad de goce es un error,
tanto como pensar que una marcha “feminista” no es una muestra de la Virilidad
que habita a las mujeres, especialmente cuando la vemos en su potencial de desafio,
transgresión, disrupcion, choque y liberación del potencial destructor
especialmente con los grupos o comunidades que no acuerdan con sus planteos.
La propuesta de BP… de lo Vir a la Virtud
“Mas
allá del necesario reconocimiento de los derechos de la mujer,
el no es
esencial a la condición viril. La hombría del hombre,
del vir, se
juega en su posibilidad de acceder o no a la virtud;
y esto significa poder decir no a esas
cosas que, justamente,
tientan de manera
especial a los varones”
Marcelo Barros.
El
planteo de Baden Powell no por ser sencillo carece de genialidad y su
efectividad se la ha visto a lo largo de las distintas épocas, quizás porque su
propia inquietud lo llamó a buscar aquello que es constante en las diferentes
culturas con las que tuvo contacto. A diferencia de quienes en la actualidad
apuntan a la sofocación de lo Vir en una discusión de usos,
costumbres y roles, el escultismo desde sus inicios hace mas de 100 años
incluía lo que aún hoy discuten ciertos sectores del feminismo: los scouts
cocinan, lavan, planchan, barren y hacen todo tipo de tareas sin considerar que
esto corresponda a las mujeres. Para muchos jóvenes la práctica del centenario escultismo
es lo que les ha permitido salirse de los roles tradicionales en los tiempos
donde la división capitalista del trabajo remitía a los hombres a la fábrica y
a las mujeres a las tareas domésticas.
Si
nos centramos en su libro “Aventura hacia la edad viril” BP
propone cuatro ejes de trabajo que corresponden al tratamiento de lo viril en
el movimiento scouts (1) Hombres Valientes (2) Cuerpo (3) Mente (4) Espíritu.
Veremos qué propone en cada uno de ellos.
Hombres Valientes: El heroísmo
orienta lo Vir de una buena manera. Se encuentra orientado por un
sentido y a su vez posee una significación social
diferenciándose claramente de una virilidad sinsentido siendo
este un punto por demás importante, ya que desde las ciencias sociales se busca
interpretar aún el sinsentido. Por más esfuerzo explicativo que se realice en
las escuelas y en la calle nos encontramos situaciones tan fuera del sentido
como cuando uno o dos muchachos entran armados y dispararan contra sus
compañeros de colegio solo para divertirse, o cuando alguien
es asesinado en la calle por una bicicleta o un celular.
Cuerpo: Realmente es interesante el lugar que Baden Powell
le da al entrenamiento del cuerpo como forma de dar cauce a la virilidad, lo
que permite preparar al joven para los rituales de pasaje (pieles rojas,
zulúes, maoríes) y la asunción de otros roles en la sociedad. De una manera
realmente brillante y advertido de que dichos rituales ya no tenían peso social
en su época (menos en la nuestra) define como actividades de entrenamiento (o
pruebas de los púberes y jóvenes) la realización de las siguientes acciones en
la misma línea que lo anterior… convertir la virilidad en virtud; de allí el
acampar y excursionar, la práctica de distintos deportes y el autocontrol
respecto de los tóxicos. Sin saberlo BP se daba cuenta que dentro de los
destinos de una virilidad no encauzada se encuentra el abuso de tóxicos
que opera como rechazo de lo Vir, de allí que todos
los esquemas actuales de abordaje de las adicciones que tienen mas o menos
éxito no son sin lo Vir puesto en el trabajo, como formas de
lograr una regulación posible.
Mente: Impresiona la orientación de BP
cuando afirma que no todo lo Vir pasa por dar sentido a
las acciones (Servicio) y ocuparse del cuerpo como forma saludable que ayuda a
la autoregulación (pensemos en los deportistas argentinos que de vez
en cuando aparecen en los diarios por lastimar a otros). La otra vertiente de
lo Vir que no deja de lado es la que podríamos llamar “sublimada”
operando como desplazamiento a lo intelectual y artístico. La observación y
análisis importa, pero no solo eso, si se presta atención a los lineamientos de
BP no le deja poco lugar a la invención, el desarrollo artístico-artesanal, la
música, el dibujo… en síntesis todo lo que su maestro Ruskin le enseñara desde
la perspectiva de art & crafts. El Programa Badenpoweliano que ha sido
dejado de lado por algunas organizaciones que nombramos como “escultismo
parlamentario” (Forestier) y que hemos renombrado como “escultismo comercial”,
es de una complejidad que se encuentra disimulada en la sencillez de sus
planteos.
Espíritu: Nuevamente el NO
como tratamiento de lo Viril en dirección de la Virtud vuelve a aparecer en lo
que se refiere al Espíritu Scout. Primeramente la Ley implica un sentido y
significación de los actos del scout destacando además algunas actitudes. El
“Dar alegría” implica que el ser feliz no es sin hacer felices a los demás. La
Buena acción, la cortesía y la caballerosidad no son lo que se interpreta desde
algunas corrientes ideológicas que afirman que estos actos ponen en una
relación de menor valía a las mujeres, todo lo contrario, apuntan directamente
a tratar lo Vir con relación al otro sexo (hoy podríamos agregar
género) como modo de regular lo pulsional antisocial que se pone en juego en la
virilidad. El No es No es un acto que se articula a partir de
tener en cuenta que la virilidad escapa a la domesticación espontánea siendo un
trabajo que las familias e instituciones deben realizar a partir de la
lógica de la virilidad y no desde otro tipo de lógicas. Finalmente el
tema del Espíritu Baden Powell lo cierra con la camaradería y los deberes para
con Dios: amar a Dios y amar al Prójimo.
Sería
interesante que revisemos nuestras propuestas a los púberes y jóvenes para
pensar a qué distancia nos encontramos de la propuesta Badenpowelliana. Este
esquema escrito hace casi un siglo, es adecuado y viable para el trabajo con
los niños y jóvenes, en más, si las tomamos de a una la podremos encontrar en
cualquier organización que con distintos fines buscan realizar un abordaje en distintas
situaciones sociales y sanitarias; todas juntas tienen una potencia que cualquiera
que las haya utilizado de la buena manera, puede dar cuenta de su eficacia para
que una vida pueda construir algún destino.