Según cuenta Juan
José Pérez[1]
- quien ha investigado sobre este tema- en el último día del campamento experimental
de Brownsea se realizó una demostración de juegos, competencias y Jiu –
Jitsu. No es un detalle menor dado que a principios del siglo XX las
artes marciales prácticamente eran ignoradas en occidente convirtiéndose el
escultismo en uno de los primeros promotores de dichas prácticas.
En
las primeras ediciones de “Escultismo para Muchachos” Baden Powell sugiere como
especialidad la de “Maestro de Armas” donde dice “El scout debe adquirir
destrezas en dos de las siguientes materias: lucha con bast´on, Bordón, Boxeo,
Jiu-Jitsu o lucha libre”. Juan Jos´e nos recuerda que en el libro “Boy
scouts allende a los mares” BP relata que: “Fui a ver a un grupo de ellos
durante su entrenamiento diario de esgrima con palos de bambú y practica de
jiu-jitsu para hacerse fuertes, activos y de buen carácter. Digo buen
carácter porque es muy semejante al boxeo, donde debes encajar un buen montón
de duros golpes, y hacerlo con una sonrisa. Si un chaval pierde los nervios
todo el mundo se ríe de él y lo toma por un tonto. En el jiu-jitsu aprenden
cómo ejercitar y desarrollar sus músculos, cómo agarrar a un enemigo de
distintas maneras para dominarlo, cómo derribarlo, y, lo que es muy importante,
cómo caer con facilidad si ellos mismos son derribados.” En “Roverismo
hacia el éxito” BP dirá lo siguiente: “espero que sabréis boxear con uno de
vuestro mismo peso y repeler un ataque con una llave de jiú–jitsu.”
Antes de imaginar que los niños y niñas que participan en los scouts armen grandes bataholas con bordones en las esquinas de los barrios, conviene releer el material producido en los inicios del escultismo considerando que una práctica puede ser interpretada de forma distinta de acuerdo al contexto en el que se realiza, esto implica que los sentidos que se le asignan pueden variar respecto a la época e ideología. Si en los primeros tiempos los sentidos de las artes marciales se pensaban desde una postura higienista, de formación del carácter en los tiempos que las grandes poblaciones ingresaban a las democracias representativas y se producía el afianzamiento de los Estados Nacionales, en la actualidad es otra la situación por lo que merece la pena revisar algunos prejuicios.
Si nos remitimos al material existente podremos darnos cuenta fácilmente que no se trata que el escultismo o la actividad scout se convierta en una especie Dojo encubierto; ni siquiera que los niños y niñas sean expertos en las artes de defensa personal. De la lectura del material cualquier persona puede darse cuenta que se trata de otra cosa y que no es necesario anular la posibilidad de práctica de artes marciales en las actividades como ha hecho el Escultismo Comercial a partir de su interpretación puramente ideológica. Son parte del cajón de herramientas que dispone históricamente el escultismo, pasando a ser una posibilidad más entre otras, que adquiere sentido en función del contexto, la evaluación, y los objetivos que se establecen para el abordaje del mismo.
El ser en los bordes – los bordes del ser Un
concepto que vengo trabajado en los últimos tiempos que surge del trabajo
clínico individual y grupal es el de Borde, por lo que está exento de alguna
manera de los “sentidos pedagógicos standard” que siempre obedecen a una
ideología determinada. Los abordajes clínicos muestran su pertinencia a partir
de los efectos que provocan en el sujeto o los grupos, no siendo una diferencia
menor.
Si buscamos en el
diccionario la palabra borde, encontramos que es aquello que limita un interior
y un exterior no siendo casual que en nuestra época se utilice la palabra
“desborde” con referencia a distintas situaciones emocionales donde lo “interior”
irrumpe en lo “exterior” sin encontrar limitación o punto de anclaje. También la
palabra Borde nos remite a lo social, a quienes se encuentra al margen y con
ello a los que viven en distintas marginalidades sociales o existenciales. En
el libro “escultismo en los bordes de la ciudad” definía algunos de ellos: (1)
el existente entre los que tienen y los que no tienen (2) Entre los que tienen
las necesidades satisfechas y quienes no las tienen (3) entre los que pueden
escolarizarse y quienes no pueden (4) Entre quienes viven en la legalidad y
quienes no, (5) Entre quienes poseen recursos simbólicos para enfrentar la vida
y quienes no.
Los
síntomas de nuestra época (individuales y sociales) nos indican un problema que
se acentúa con el tiempo que es la creciente dificultad para la constitución de
los bordes que constituyen al sujeto y la subjetividad (dos conceptos
distintos). De allí que observamos un crecimiento de los distintos fenómenos de
anestesia de un cuerpo sin bordes (toxicomanías); las imposibilidades de
desarrollo personal por dificultad con los bordes (desatención, problemas de
concentración, dificultades para apropiarse del cuerpo -hiperactividad-) y las dificultades en las relaciones
interpersonales con quienes no son semejantes (en el sentido de
parecidos al propio “yo” o narcisismo) tendiendo a conformarse modos de
agrupamiento por una supuesta “mismisidad” intolerante con el otro
distinto de mí.
La
buena práctica del escultismo es coadyudante para la constitución de los bordes
(no una solución mágica de los mismos). La actividad scout como Gran Juego
Serio (no como el simple divertimento y alienación ideológica de las clases
medias en el que el escultismo comercial lo ha transformado) opera utilizando
distintas herramientas articuladas, entre ellas pueden estar practicas
iniciales de artes marciales que junto con determinados juegos clásicos
colaboran a mitigar los síntomas descriptos.
De
igual manera que un caligrama se escribe sobre el papel de arroz partiendo de distintos trazos realizados con
un pincel donde cada movimiento forma parte de una palabra - imagen mayor, en
la práctica de un Kata el propio cuerpo es pincel, en cada movimiento se inscribe en el aire una
palabra-imagen mayor que llamaros “formas”.
El
interior - exterior y el borde que permite diferenciarlos a través de la
subjetivación del cuerpo-organismo, puede remitirnos a las nociones sobre el Ser
que desarrollara Platón en “el sofista” donde define tres géneros o formas: El Ser,
el reposo, el movimiento. Tomando como base estos conceptos realizaré una lectura
particular de ellos con aportes desde las ciencias de la subjetividad, reflexionando
sobre la constitución del sujeto y por qué determinadas prácticas favorecen los
procesos de subjetivación, en este caso las artes marciales. Algo había dicho en
textos anteriores cuando hice referencia a los juegos de acecho, pero la
práctica de un Kata es más compleja.
Platón nos dice
que el reposo y el movimiento en tanto opuestos no pueden mezclarse pero que el
Ser (que reemplazaremos imprudentemente por la palabra “sujeto”) constituye una
terceridad que mezcla ambos. Si observamos un Kata la “escritura” que se realiza
implica la articulación del cuerpo con tiempos de reposo y movimiento ¿qué
ocurre cuando en la vida cotidiana esto no sucede porque no se ha constituido
de la buena manera?: cuando el Ser (sujeto) es “tomado” por el reposo nos
encontramos con la inhibición y los “remedios” que la época para producir
movimiento son los tóxicos; cuando el Ser (sujeto) es tomado por el movimiento
se destirretorializa con las conocidas consecuencias de distraibilidad, hiperkinesia,
dificultad de concentración, dificultad para el apropiamiento del cuerpo.
Teniendo en cuenta solo estas variables, observamos cómo puede incidir la
práctica de un Kata para generar la posibilidad de que un sujeto pueda “sujetar”
su cuerpo y lograr cierta equilibración. Al momento de la práctica se lo convoca a regular estos tiempos de reposo y
movimiento de una manera específica, repetitiva, estética, haciendo uso
voluntario de alta concentración en una actividad que se realiza gracias al su
propio deseo. Todo esto colabora a la vez con otro tipo de equilibraciones fuera
de la práctica del Kata, que son necesarias para el aprendizaje o la
realización de un proyecto vital, operando en combinación con las distintas
actividades scouts que aportan en el mismo sentido.
De los tres
géneros iniciales que define Platón (Ser[sujeto¨], movimiento, reposo) se
desprenden dos más: La mismidad y lo diferente (el No-Ser), y esto tiene su
razón lógica: lo diferente es relativo en tanto sólo es posible si el Ser
(sujeto) existe en ese bamboleo voluntario entre el reposo y el
movimiento, claramente si no hay borde entre el yo y el no - yo es imposible
establecer esa diferencia, por eso en los desbordes podría hablarse de una
confusión entre interior y exterior. Si por un lado hablamos de lo diferente,
también debemos nombrar en oposición a la mismidad o Identidad que se establece
con el borde. Podría decirse que es necesario que el Ser (sujeto) se
afirme como tal para que lo diferente aparezca ( el no – ser ) en el sentido de
lo que no es Idéntico al Ser (identificaciones del sujeto).A partir de
ello habrá que ver cómo se hace con lo diferente, en ese sentido en las artes
marciales se agradece a los otros en tanto gracias a ellos podemos aprender… en
los scouts sucede algo similar.
Fotos: Centro de Desarrollo Escultista "Primero de Puebla"