lunes, septiembre 24, 2018

Una aventura distinta... el Raid - Goum juvenil




            Estamos acostumbrados a entender el escultismo como aventura. Quizás por eso es común encontrarnos con propuestas institucionales que invitan a los jóvenes a participar en ellas como posibilidad de poner en práctica su desarrollo técnico y estableciendo lazos de amistad y camaradería con otros. De esta manera nos encontramos, por ejemplo, que en la BPSA se realiza el CED (Competencia de Exploración y Aventura), los hermanos de México la “Travesía Rover”, los alemanes el “Pathfinder” y tantas otras actividades que varían de acuerdo a las Organizaciones.

            Sabemos que la aventura al presentarse como ruptura con la repetición de la vida cotidiana, es una enorme oportunidad para que los jóvenes no sólo prueben sus límites corporales y técnicos, sino puedan desacoplarse de un sistema que los aliena para encontrarse con su propio Ser en construcción, a la espera de preguntas a ser formuladas, en tanto viven un tiempo de diseño de subjetividades a través de los grandes medios de comunicación destituyendo identificaciones, legados históricos, herencias simbólicas innecesarioas en un planeta donde es imperativo que el Hombre (y la mujer) no posean atributos; sólo de esa manera es posible participar de un sistema donde las relaciones sociales y laborales ya no forman parte siquiera de una sociedad licuada como planteaba Zygmunt Bauman, sino de una sociedad de control social y goce inalcanzable donde el sujeto es esclavizado en el narcisismo de su propio rendimiento.

            También conocemos que en la aventura se produce una alteración temporal permitiendo que lo vivenciado afectivamente se inscriba de una buena manera en lo que irá conformándose como patrimonio simbólico del sujeto en construcción, que podrá echar a mano en las distintas circunstancias de su vida presente y futura. Estamos acostumbrados a pensar en cómo el trabajo de la patrulla enriquece a unos y otros pero se nos dificulta hacerlo con la posibilidad que aquellas experiencias de índole que atañen al Ser puedan ser compartidas en aquello transmisible de la experiencia que sirve a la persona y su grupo. Si realizamos un breve recorrido histórico nos encontramos que BP en “Roverismo hacia el éxito” nos habla del “montero Rover”, ese joven que acampa en soledad en el patio de su casa, posiblemente base del conocido “campamento en soledad”. En “scouts, lo que son y lo que hacen” nos cuenta de sus caminatas (goum) y el contacto con la naturaleza y la vida espiritual. Años después comenzamos a encontrarnos con dos tipos de experiencia: por un lado, la excursión de primera clase –técnica-; por el otro el campamento en soledad – de "encuentro con uno mismo”. Michel Menú en Francia junto con la creación del Raiderismo agrega una excursión más en la adolescencia la que denominará Raid teniendo característica de aventura y descubrimiento personal, posteriormente hacia finales de los 60 iniciará el movimiento Goum que constituyéndose en un “Raid” para mayores de  18 años donde lo importante es el descubrimiento personal… podría decirse que dicha experiencia es una mezcla entre el Gouming Badenoweliano y la espiritualidad del peregrino basada en el  conocido “camino de Santiago”. En Argentina, bajo influencia del estilo del escultismo francés a principios de la década del 90 en el Raiderismo se crea un segundo Raid siendo el primero el de Investidura que mantiene determinadas condiciones técnicas, y el segundo el de Compromiso donde el joven comienza a interiorizarse en las cuestiones del Ser comenzando a dar fin a su etapa adolescente para prepararse a las nuevas experiencias que le depara la vida al terminar sus estudios secundarios y comenzar su camino personal en el mundo del trabajo y el estudio.

El Raid – Goum como una alternativa comunitaria en nuestra época

           La sociedad de control se ha ocupado de destruir una por una las distintas brújulas que pueden orientar a un sujeto con relación al sentido de la vida vaciando las posibilidades de sentido que es lo que nos humaniza propiciando a su vez el encuentro con los otros. El individualismo se encuentra en su punto máximo lo que implica una enorme soledad que ningún “colectivo” puede suturar. En nuestra sociedad lo que antes era íntimo se ha vuelto público, y lo público se ha convertido en privado. Los jóvenes hablan con mayor facilidad de los modos que cada cual tiene de gozar de su cuerpo emergiendo identidades fragmentarias en tanto el lazo con los otros está determinado por las mismas (colectivos de orientaciones sexuales, alimentación, consumo de sustancias, enfermedades, feminismos, machismos, etc) que como tal están desarticulados de visiones del mundo y la vida que van más allá de la consumación del goce corporal, tecnológico o la reivindicación del propio “YO” responsabilizando a los otros por la falta de goce existiendo unión en un punto identificatorio, generándose discordia en el resto.

             Si por un lado nunca en la historia nunca hemos vivido una afirmación del ego como la de nuestro tiempo, su contracara se convierte en la creciente discordia social con todo aquello que sea distinto a mi ego –basta mirar cualquier programa de tv o las discusiones en las redes sociales-. El tiempo de la hipercomunicación y la individualidad es coincidente con la mayor soledad y desencuentro con los otros, motivo de consulta recurrente a quienes trabajamos con el psiquismo humano, sea realizadas por adolescentes – jóvenes o adultos.  En el escultismo ya no se trata sólo de propiciar el encuentro en el hacer común de una excursión o campamento, sino de pensar si estas  estrategias históricas de encuentro con uno mismo no se hacen necesarias para generar nuevas posibilidades de acercamiento que a nivel social son fallidos, en tanto primeramente no existe una apertura del Ego al Ser, lo que determina la imposibilidad del encuentro entre dos personas iguales pero distintas, con diversidad de riquezas y sobre todo con el respeto por la diferencia y la orientación y el sentido que cada una otorga a sus vidas.

             Es un observable en la práctica del escultismo cómo los grupos scouts esperan los campamentos para realizar raids y campamentos en soledad, esto obedece mayormente a razones de índole jurídicas –ya los adolescentes no pueden salir sin compañía de adultos y la cobertura de los seguros lo exigen – y de disponibilidad de los dirigentes. Si bien la “magia” de hacerlo en el momento que el adolescente – joven lo necesita o está en condiciones se pierde con este tipo de prácticas, no podemos ser tan “puristas“ en afirmar que si no se hace tal cual dice el manual la experiencia no sirve… en más, en este texto y su continuación en la próxima entrega afirmamos que es posible generar un raid – goum con el cual los jóvenes puedan beneficiarse en su conjunto

             La realización de un raid – goum comunitario nos permitiría realizar una actividad que no puede hacerse de cualquier manera en tanto en la misma convivirán en un solo evento actividades con necesidades de distintas edades y sumadas a que en cada una de ellas nos encontraremos con las necesidades singulares de cada uno de los participantes. De acuerdo a la lógica que se desprende de la metodología los participantes entre 15 y 16 años necesitan de un trabajo estructurado que les permita pensarse en un momento donde lo grupal es importante pero también lo es el poder pensarse distinto al grupo, comenzando a delinear algo del orden de lo propio y la diferencia entendida como positividad. Entre los 16 y  17 es él tiempo de las primeras definiciones personales que impactarán en lo por –venir… tiemos de delinear las bases del Ser en sus tres  dimensiones: quien ser, qué hacer, cómo hacerlo –acitudes-. En los mayores de años dependerá de cada uno de ellos el grado de estructuración pero seguramente se partirá de un esquema sencillo para quienes cuentan con una orientación básica en su vida, evolucionando a un esquema más abierto sin un límite de edad… este punto es más que interesante porque permite que la experiencia pueda ser realizada también por adultos que no participan de la organización de la misma.


            El raid – goum añadirá a la experiencia personal lo que hoy en día se hace cada vez más necesario, la posibilidad de momentos de encuentro y reflexión común, guiados, con aquellos que se encuentran en el mismo “nivel” de la experiencia permitiendo potenciar el efecto de huella en la subjetividad de los participantes, generando una mística propia del evento que podrá realizarse independientemente de los campamentos, como una actividad… el qué tener en cuenta y cómo hacerlo será tema del próximo escrito

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