martes, octubre 11, 2022

El lugar del relato y las reglas del juego en los bordes de la ciudad

 



            En el escrito anterior abordamos el tema de la construcción del espacio, el tiempo y el ritmo del juego en lo que denominamos “bordes de la ciudad”. Conviene recordar que el punto de partida no se refieren solo a la marginalidad entendiendo que en la ciudad hay distintos bordes. En este escrito abordaremos dos cuestiones: El juego como relato (articulación de lo simbólico del lenguaje con lo Imaginario) y las reglas del juego (simbólico). 

El juego como relato: 

            El juego siempre es un relato. Jerome Bruner considera que un relato es la afirmación de lo que se considera una realidad. Basta observar a un niño de dos años jugando para observar que mientras realiza su actividad habla (aunque no en un lenguaje articulado), relata  sus acciones fonemáticamente e incluso pareciera guionar sus acciones, de allí que puede afirmarse que el juego es un “constructor de realidad”. 

            El relato tiene la capacidad de moldear la experiencia, le da forma y consistencia. En la narración del juego infantil interviene (1) la posibilidad de transformación de lo vivido en forma pasiva convirtiéndose el niño en sujeto activo, lo que permite lograr una forma de dominio sobre objetos externos brindando la posibilidad de elaboración -por ejemplo si ha sido golpeado, en el juego “reta” a sus juguetes y los golpea, lo mismo sucede con los compañeros de juego - (2) la posibilidad de actuar en el juego sus miedos, angustias y fantasías por medio de un proceso de externalización – a veces la angustia vivida como fragmentación aparece fragmentando el juego en sí, o rompiendo los objetos del juego- (3) la posibilidad de invención, novedad, exploración de nuevas posibilidades del ser. 

            Jerome Bruner decía que una narración no modela solo el mundo, sino a quienes quieren darle un significado. En el movimiento scout el uso más exquisito del relato lo observamos en la Manada, donde el espacio de la Selva produce sentidos casi de forma continua, ofreciendo la posibilidad de dar curso o hacer algo distinto con lo que en el párrafo anterior denominamos (1) y (2). La base del relato en el juego scout es la posibilidad de permitir a los niños hacerse de distintas identificaciones que se ofrecen, para de esa manera ofrecer un sustrato a la orientación en los valores que surgen a partir de la Ley Scout. 


            En los niños que se encuentran en los bordes o más allá de ellos, el relato es un organizador del cuerpo por ende colabora en el ordenamiento de la espacialidad del “yo”, el tipo de relaciones con los objetos, la temporalidad y el ritmo de juego. Algunos dirigentes / educadores se saltean el relato brindando solo un nombre el juego y enunciando las reglas, pero eso no alcanza en tanto la identificación inicial de los seres humanos es visual – motora posibilitando asumir una imagen que contiene al cuerpo. Cuando los niños van a realizar un juego, el relato de los personajes intervinientes (que se hace con palabras) moldea la imagen con la cual los jugadores podrán identificarse. 

            Debemos diferenciar los microrrelatos de los juegos, del relato del Gran Juego. Mientras que los “pequeños juegos” apuntan a identificaciones efímeras,  el Gran Juego ofrece identificaciones duraderas y estables, de allí la importancia del Escultismo como sustrato identificatorio a la hora de la construcción de sentidos y la orientación del deseo en función de los valores que se proponen. Este punto es de vital importancia para entender la diferencia existente entre hacer juegos con niños (por ejemplo, en un merendero, un oratorio, algún centro comunitario, una ludoteca) y hacer juegos con niños que se encuentran en el borde, articulados en el Gran Juego que propone el escultismo. 

            Hace poco más de una década en el texto “Los tiempos del juego” explicaba entre otras cosas que en el Gran Juego (no en los “pequeños juegos”) en un primer tiempo nos encontramos con el juego y sus reglas, mientras que en el segundo tiempo durante el desarrollo, se produce la ritualización. Este segundo tiempo es el que permite al niño que un acontecimiento (sucedido en un pequeño juego, como el caso de los excesos de cuerpo) obtenga relevancia, se transforme en experiencia para poner en primer plano la subjetividad y trascenderla. 

Las reglas del juego 



            El juego desestructurado no existe, siempre hay reglas, la diferencia es si las mismas son producto del propio jugador (que juega solo) o del juego en sí (reglas que operan como “terceridad” asumidas por todos los jugadores).

            Las reglas implican la presencia de un Otro que opera como regulador del juego. Como decíamos en uno de los escritos anteriores, debemos tener en cuenta que muchos de los niños que se encuentran en los bordes atraviesan la niñez en medio de las dificultades para construir un Otro que opere como terceridad, por lo que pueden suceder dos cosas (1) Ante la ausencia del Otro (niños que viven sin atención familiar o tienen determnada condición psíquica) y no funcionar la terceridad se puede jugar de cualquier manera, lo que implica que las relaciones de tensión agresiva que se producen en el juego no tienen mediación, “vale todo" con tal de ganar, en tanto se trata de “yo o el otro” (2) Ante la presencia del Otro que impone un orden de hierro (por ejemplo violencia familiar o un niño que vive el mundo desde una condición psíquica particular) en el juego se suelen ocupar dos lugares: el de quien somete a los otros o el de los sometidos por los otros. 

            El dirigente / educador, que dirige el juego, tiene la responsabilidad de que el mismo se realice dentro de las reglas que se enuncian y que permiten jugar en un clima de confianza. Existen distintas posibilidades de intervención 

(1)  Cuando aparecen fenómenos de “fuera de juego”, deben ser sancionados de acuerdo con las reglas del juego. La sanción funciona como “así no jugamos” y sirve para que el juego se mantenga reglado, dejar pasar estos fenómenos acrecienta la agresividad en el juego

(2)  Cuando en el juego comienzan a aparecer varios fenómenos de exceso, el juego se termina.

(3)  Si la actividad se enmarca en una competencia de patrullas, la puntuación se realiza a lo “Harry Potter” (cuya autora fue scout), dividiendo los puntajes de una manera que permita premiar no solo al ganador sino a quienes jugaron acorde al juego scout. Una de las formas de realizarlo es dividir los puntajes de la siguiente manera: (a) Competencias diarias: 1er puesto 70 pts, 2do puesto 60 pts, 3er puesto 50 ptos (b) Orden de la patrulla: 10 pts (c) Espíritu de Patrulla 10 pts (d) Observancia de la Ley Scout 10 pts. De esta manera si la patrulla que termina ultima en los juegos y se destacó en el resto de los items puede terminar en el 1er puesto.

(4)  Es conveniente ir instalando que los guías de Patrulla en Corte de Honor (o la Asamblea en caso de que el método que se utilize la incluya) sean los que definan los items (b), (c) y (d) de forma que se interioricen las reglas del Gran Juego.








viernes, octubre 07, 2022

El tiempo y el espacio de juego, en los bordes de la ciudad

 

(imagen tomada de la red. Grupo Urquiza de Entre Ríos)

 

“todo niño que juega se comporta como un poeta,

 pues se crea un mundo propio, o mejor dicho,

 inserta las cosas de su mundo en un orden que le agrada (…)

 toma muy en serio su juego,

 emplea en él grandes montos de afecto”

Sigmund Freud

     

             En el escrito anterior hacía referencia a que, cuando los niños se encuentran en una situación de “borde”, podía objetivarse una dificultad de escritura del Orden Simbólico, aquel que ofrece una regulación de las relaciones sociales, una orientación al ser y pone en marcha el deseo de ser. El Orden simbólico permite enmarcar el propio cuerpo, el cuerpo del Otro y el Ser. Decíamos que cuando el Otro no se instituye como “terceridad” la relaciones con los semejantes se pueden establecer en tensión agresiva o relaciones de sometimiento (las dos variantes de “o yo o el otro”). 

            El jugar constituye en un espacio privilegiado del hacer de los niños. tres vertientes abonan la construcción del juego infantil (1) la posibilidad de transformación de lo vivido en forma pasiva, en un juego donde el sujeto es activo lo que permite lograr una forma de dominio sobre objetos externos brindando la posibilidad de elaboración -por ejemplo, si ha sido golpeado, en el juego golpea sus juguetes o a los otros- (2) la posibilidad de actuar en el juego sus miedos, angustias y fantasías por medio de un proceso de externalización – a veces la angustia vivida como fragmentación aparece fragmentando el juego en sí, o rompiendo los objetos del juego- (3) la posibilidad de invención, novedad, exploración de nuevas posibilidades del ser. 

            Estas “vertientes” que intervienen en el espacio de juego varían y forman parte del “juego libre” como del “juego reglado”, no podemos saber cómo intervendrán cada una de ellas al momento de jugar, pero sí podemos tener en cuenta algunas consideraciones para que el juego sea posible de la manera que conviene a la subjetividad de los niños, en un ambiente de seguridad y confianza. 

            Los invito a abordar algunas condiciones del juego social en niñez con el objeto de brindar herramientas a los dirigentes / educadores en los distintos momentos del juego. 

El espacio de juego  

 

  

             El espacio es una construcción visual y corporal que constituye lo Imaginario (el cuerpo propio y su relación con el medio). Mientras en el juego solitario el espacio es reducido limitándose a la relación con distintos objetos, en el juego social se amplía, ya no tratándose sólo de objetos sino incluyendo a otros semejantes en el juego, estableciéndose distintos tipos de relación interpersonal como la tensión, la agresividad, la colaboración, el tratamiento del otro como un objeto de juego. El tipo de relación que se establece tendrá que ver con la combinatoria entre lo que definimos en (1), (2) y (3) 

            En el juego social no es lo mismo el espacio acotado del local de grupo, que el espacio del patio o uno más grande, como la naturaleza. Mientras que en el espacio del local el despliegue del cuerpo se encuentra limitado, en el espacio del patio o de la naturaleza el cuerpo puede realizar otro tipo de despliegues. 

            En los juegos en el local es conveniente reducir la cantidad de objetos y estímulos que no tengan que ver directamente con el juego ya que estos favorecen la desatención, lo que implica primeramente que los niños se desenfoquen del juego y luego salgan de él (aún estando en el lugar). Cuando nos deslizamos hacia el espacio de “fuera de juego” el juego terminó, pretender prolongarlo movilizan respuestas del tipo (1) y (2) virando la experiencia de bien – estar jugando a la de mal – estar con otros. 

            Los juegos en espacios más amplios permiten un mayor despliegue corporal, disminuyendo la tensión que se produce ante la cercanía física que se da en otros espacios como el del local. De la misma manera que en el caso anterior, cuando el juego en el espacio abierto comienza a ubicarse como “fuera de juego” el juego ha terminado, no es conveniente proseguirlo sino terminarlo. Hay un viejo dicho scout muy interesante “al juego hay que matarlo antes de que muera solo”                        

El tiempo y el ritmo de juego

 

Si leemos la bibliografía scout clásica (como “Siete reuniones de Tropa”) allí podemos observar el desarrollo de una lógica temporal en gran parte de los juegos donde hay distinto tipo de despliegues. En los juegos cortos llamados de desfogue suele plantearse un tiempo de juego de 7 minutos; los juegos de equipo un tiempo de 10 minutos. Los tiempos irán variando acorde al tipo de juego, en el caso de los juegos mixtos que incluyen distintas actividades como uso de claves y pruebas a cumplir la duración es de 15 minutos y los deportivos o aquellos que implican un despliegue en campo tienen distinta extensión, pero no suelen ser mayores a 20 minutos. 

Los viejos libros creados en base a la práctica cotidiana de muchos Maestros Scouts sin saberlo sostienen los principios básicos que he señalado: el espacio es una construcción visual y corporal constituyente de lo Imaginario, el tiempo es una construcción Simbólica que enmarca lo Imaginario (el cuerpo).

 Tiempo y ritmo son aspectos complejos para abordar especialmente cuando se trabaja con chicos que forman parte del borde, en tanto los fenómenos “fuera de juego” perforan el marco simbólico a partir de una serie de conductas disruptivas donde el mal-estar no será solo de los chicos sino también del dirigente/educador, responsable de que el espacio de juego se mantenga enmarcado y en un ambiente de confianza. Si el tiempo lo caracterizamos como el transcurso desde el inicio hasta el final, el ritmo es un concepto más relacionado con el despliegue de actividad / pasividad inherente al juego mismo, podría decirse que son las distintas alternancias del cuerpo activo en movimiento y el cuerpo que tiende a la quietud, el mejor ejemplo para entenderlo son los juegos de stalking donde se alterna la quietud del acecho con el movimiento de acercamiento. 

Si bien podemos hablar de una temporalidad objetiva que medimos en minutos, si consideramos que en los bordes existe una dificultad en la constitución del espacio y el tiempo que incide en los des-bordes corporales como exceso, podemos hablar de una temporo-espacialidad subjetiva que interviene en el desarrollo del juego y en las situaciones “fuera de juego” por lo es necesario considerar estas variables a la hora de jugar y elegir juegos. Cuando más en el borde los chicos se encuentren mayor es la posibilidad de desborde especialmente cuando el ritmo es rápido y con escasa pausa corporal lo que es una invitación al “exceso de cuerpo”. La combinación del tiempo objetivo del juego adecuado y la claridad de las reglas del son la base de la regulación de los excesos.

 En los siguientes escritos trabajaremos sobre las reglas del juego y las diferencias entre los roles efímeros en los juegos cortos y las identificaciones permanentes de estilo de vida que ofrece el escultismo. Con las dos se juega, pero sus lógicas son diferentes. Se puede jugar, pero también se puede jugar enmarcado en un estilo de vida.




 




lunes, octubre 03, 2022

Bases para la practica del escultismo en los bordes de la ciudad


             En el escrito anterior comenzamos a hablar de la práctica del escultismo en los bordes de la ciudad, nombrando algunos de ellos: (1) el borde existente entre los que tienen empleo y no lo tienen (2) entre los que tienen las necesidades básicas satisfechas y quienes no la tienen (3) entre los que pueden escolarizarse, y los que no pueden (4) entre quienes viven en la legalidad y quienes no (5) entre quienes disponen de algún tipo de familia con posibilidad de contener y quienes no disponen (6) entre quienes disponen recursos simbólicos para enfrentar la vida, y quienes no.

            Los bordes, el margen, son lugares donde trastabillan los discursos pedagógicos de la Academia. En ellos observamos la contradicción entre el niño que en la escuela no aprende y los desarrollos de distintos aprendizajes en el movimiento scout que sugieren un problema metodológico en la escolarización, que cada vez más avanza hacia metodologías sin el Otro renunciando a convertirse en ese Otro en el cual se apoyan los procesos de aprendizaje.

Escrituras del universo simbólico

            Estamos acostumbrados a que desde la Academia se produzca la denostación de cualquier “dispositivo” en tanto Foucault califica a los mismos como sistemas de poder, como si fuera posible que el sujeto se instituya sin la presencia de ellos. El propio autor del concepto afirmará que de un “dispositivo” se sale por medio de otro “dispositivo”, lo que nos permite pensar que es mejor discutir sobre qué dispositivos apuntan a la vida (y no son de muerte) y no caer en el idealismo del niño-solo que aprehende y descubre reglas como si las mismas fueran naturales y no producto de la civilización.

            Generalmente en los bordes podemos observar la carencia o fragilidad de los distintos dispositivos comenzando por la familia, siguiendo por los espacios fuera del hogar donde los excesos muchas veces se encuentran al orden del día observando cómo Organismos del Estado como la escuela muchas veces se encuentran impotentes para intervenir. Los excesos que expresan las ausencias del Otro se traducen en excesos en el cuerpo, desatención, heteroagresividad, autogresividad, consumo de tóxicos a temprana edad.

            Para hablar de emancipación del sujeto primero debemos contar con dispositivos en los cuales pueda subjetivarse. De allí que la emancipación se trata de un buen uso de la “libertad condicional” (ya que no existe libertad sin un Otro) en el marco de cierta legalidad, emanciparse es servirse del Universo Simbólico e ir más alla, ahora … ¿es posible pensar la emancipación si con anterioridad el sujeto no ha estado inserto en dispositivos simbólicos o si ingresa a los mismos desde el lugar de “resto” en lo social?

Lo que observamos en los bordes es la dificultad para la escritura del orden simbólico que opera como iniciador del proceso regulador de las relaciones con el propio cuerpo, con el cuerpo del Otro, con el Ser. Este Orden que se escribe y se inscribe en el cuerpo a través del Nombrar(se) instituye la temporalidad y espacialidad, inaugurando el proceso de subjetivación que no es sin el Otro que puede aparecer como Nombrante de un Orden de Hierro (serás eso o nada) o de un Orden Simbólico que puede instituir esa “libertad condicional” que hicimos referencia y que llamamos civilización.

Escrituras al margen


            Las dificultades de inscripción del Universo Simbólico no son exclusivas de las clases mas humildes, pero es donde más impactan en tanto quienes viven al margen parten de un contexto con las Necesidades Básicas Insatisfechas donde el primer movimiento hacia la civilización los ubica con las necesidades biológicas aplastando la posibilidad de desear; a esto se le agregan otro tipo de dificultades que pueden ser comunes a todas las clases sociales (en lo familiar), un contexto (la villa) que no es común a todas las clases sociales y el tratamiento del niño-cuerpo por la salud pública viéndose dificultada la posibilidad de acceso a distintos acompañamientos y tratamientos por parte del sistema de salud y el sistema educativo, que son posibles en otras clases sociales.

            Las dificultades de inscripción del mundo simbólico las encontramos en los siguientes aspectos que a su vez se combinan unos con otros dado que la descripción simplemente es a los fines de la comprensión. Cabe aclarar que no son generalizadas (no se trate de una clasificación de “clase social”) pero que suelen observarse con mayor incidencia en determinados contextos.

Con relación al Otro

-    Dificultad en la constitución del Otro como terceridad. De allí que dicho lugar (ocupado generalmente por padres, docentes, dirigentes, adultos en general) puede ser instituido de dos maneras que a su vez pueden virar de una a otra según el contexto (1) reduciéndolo al lugar del “otro semejante”, por lo que se establecen relaciones de tensión agresiva -“o yo, o el otro”- (2) Como Otro que  impone un “orden de hierro” donde el lugar que queda ocupar es de la sumisión (una variación de “o yo o el otro” donde prima la relación imaginaria de “prestigio”)

-  Dificultades en la constitución de la temporalidad (las teorías pedagógicas parten de pensar junto a Kant que la temporalidad es un apriorismo y no una construcción simbólica que depende del Orden Simbólico, de allí la imposibilidad de respuestas “pedagógicas) lo que incide directamente en problemas atencionales, distraibilidad, problemas de concentración cuando el cuerpo se detiene y el tiempo de trabajo se alarga.

-     Dificultades relacionadas a la constitución de la espacialidad (las teorías pedagógicas parten de pensar junto a Kant que la espacialidad es un apriorismo y no una construcción simbólica que depende del Orden Simbólico, de allí la imposibilidad de respuestas “pedagógicas”) y al uso de los espacios

-    Los puntos anteriores son la base de las dificultades en la escolarización que se traducen en: (1) dificultades para el aprendizaje de la escritura (2) Dificultades para el aprendizaje de las relaciones entre los objetos del espacio (por ejemplo matemáticas)

Con relación al cuerpo:

-      “exceso de cuerpo” expresado como necesidad de actividad corporal continúa a la manera de “descarga”.

-      Consumo de tóxicos para anestesiar el “exceso de cuerpo.”

-      Autolesiones como “descarga” del dolor psíquico.

-      Heteroagresividad en relaciones sociales no reguladas que implica enfrentamientos del tipo “o yo, o el otro”

-      En el juego reglado el “exceso de cuerpo” se hace presente en fenómenos de agresividad en el juego, o luego de un tiempo con lo que podríamos denominar “fuera de juego” donde las reglas del juego no son sostenibles.

Con relación al Ser

-      La dificultad en el anclaje de lo que denominamos Identificación Simbólica (que se hace necesaria para la constitución del deseo) se traduce en una serie de identificaciones imaginarias frágiles y fragmentarias.

-      Las dificultad de identificación en un Orden Simbólico que opere como terceridad provoca dos tipos de amarres del tipo “Orden de Hierro” (1) La participación desde la sumisión en una práctica religiosa donde Dios es un Otro castigador) o la Sumisión a un grupo / pandilla que ofrece una Identidad a cambio de la sumisión (2) Identificarse como “resto social” constituyéndose como parte del Lumpen (grupo social marginado con dificultades respecto al lazo social, con una relación extractiva y de supervivencia respecto de quienes ocupen el lugar del Otro).



Un horizonte posible en la práctica del escultismo en los Bordes

            Este pequeño escrito sienta las bases para la práctica del escultismo en los bordes, cercana al planteo original de BP, a mayor distancia de los cambios que se produjeron en el escultismo a partir del MACPRO y la práctica actual del Escultismo Hegemónico.

A partir de la pequeña base teórica que compartí con Uds (con pedido de disculpas a quienes lean el texto esperando un desarrollo teórico purista desde lo profesional, que haría imposible la lectura a cualquier dirigente de base) en los próximos escritos compartiré con Uds cuestiones prácticas que se basan en lo expuesto.

Les propongo abordar desde la perspectiva del Dirigente / Educador que practica escultismo en los bordes, cómo trabajamos en el sentido de instituir un Otro que opere como terceridad con todo lo que ello implica

-      Características de los juegos

-      Características de las actividades de patrulla o rama

-      El lugar de las ceremonias mínimas y los pequeños rituales

-      El valor de los distintos modos de escritura (en el sentido de textos) del juego scout

-      El lugar de la Ley y las normas en el juego scout

-      El lugar de los indicios de deseo como indicadores de posibilidades de constitución de anclajes a partir de las especialidades

           - El lugar de las identificaciones simbólicas y la constitución de semblantes de ser a partir de la práctica del escultismo.      

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