La pregunta por el ser y el sentido
de la vida comienza a tallar en nuestra historia cuando llegamos la pubertad, dando
comienzo al proceso de las distintas adolescencias y juventudes. Las decimos en
plural porque los contextos en los que se producen son distintos en tanto los
marcos identificatorios divergen, aunque la Televisión y las Redes Sociales
continuamente muestran ficciones supuestamente comunes de adolescentes y
jóvenes.
Los medios y las redes alimentados
por la incertidumbre del crecimiento, ofrecen “estilos de vida” cuyo trasfondo
es orientar el deseo de “Ser” y de “Tener”, lo que deriva en la asunción de una
ideología determinada (la de medios y redes). La invitación a vivir como otros,
supuestamente felices en contraposición con la dificultad de ser, hace de
adolescentes y jóvenes terreno fértil para que asuman las lecturas sobre la
realidad y el sentido de la existencia, como formas de vida. En las series de
TV, instagram, tik tok, los “influencers” el ¿Quién soy yo? - pregunta que en
otro tiempo invitaba a una búsqueda personal que no era sin angustia – se
cortocircuita con la rápida respuesta, pret a porter, de “debiera ser como…”, ya que la demanda que viene del Otro de la red
se trasmuta en “demando en mí, lo que las redes me demandan”.
En el año 2006 el famoso escritor de
distopias James Ballard afirmaba que “el equilibrio entre realidad y ficción
cambió radicalmente en la década del sesenta, y los papeles se están
invirtiendo. Vivimos en un mundo gobernado por ficciones de toda índole: la
producción en masa, la publicidad, la política conducida como una rama de la
publicidad, la traducción instantánea de la ciencia y la tecnología en
imaginería popular, la confusión y confrontación de identidades en el dominio
de los bienes de consumo, la anulación anticipada, en la pantalla de TV, de
toda reacción personal a alguna experiencia. Vivimos dentro de una enorme
novela. Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido
ficticio. La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la
realidad”.
El escrito de Ballard es anterior a
la existencia de las redes sociales. Hoy adolescentes y jóvenes (al menos quienes
tienen acceso) encuentran las respuestas al “Ser” y al Sentido en ellas, rasgo
de una época de sujetos sujetados a la pantalla, que licúa cualquier Ideal en
función de la promoción de “estilos de vida” o “tribus” de cualquier modo de
gozar, que los alejan de la posibilidad de pensar críticamente la sociedad en
que viven, la real, porque la virtual solo es ficción. ¿Por qué esto es
posible?
Una llegada prematura
Podría
decirse que los seres humanos nacemos “con falla”, somos prematuros porque el
proceso de maduración y autonomía nos lleva años y es imposible sin los otros.
Esta falla se traduce como “falta en ser”; falta – vacío que por un lado
permite el proceso de humanización y por otro actúa como empuje vital, a
condición de no confundir el deseo con un objeto determinado que supuestamente
lo colma, sino como esa función que nos lanza a nuestro desarrollo. El deseo –
función es nuestro motor, pero al no tener contenido (por su estructura de
vacío) nos es necesario el Otro encarnado en la familia (en sentido amplio) para
construir y conformar aquello que imprudentemente llamamos “Yo”
En los
primeros meses de vida nuestra imagen corporal se constituye de forma
anticipatoria. El organismo es cubierto por su reflejo que lo contiene, enmascarando
un cuerpo fragmentado y descoordinado; a partir de allí y durante toda nuestra
vida la asunción de una imagen como cobertura de la angustia tendrá un papel
determinante, siendo necesaria otra operación para correrse al menos un poco
del espejismo. Nos convertimos en sujetos en tanto debemos sujetarnos al Otro
simbólico, que no es imagen; necesitamos, sus palabras para apropiarnos de sentido
en lo que sentimos. Nuestro “poco ser” y ese Otro, se articulan para producir un
lugar de existencia y significación.
En un segundo momento y a partir de
ese Otro se configura un “tú” con el que nos identificamos, nos signa como: “tú
eres…”, podría decirse que es un mandato, pero nada es tan sencillo como
algunos discursos pretenden. El lugar que señala ese “tú”, en tanto “falta en
ser”, no tiene posibilidad de ser nombrado, solo se puede dar vueltas sobre él,
y esos “Tú” funcionan como la masa de arcilla que construye y bordea el agujero
que se convierte en ánfora.
Posteriormente por medio de un
proceso de interiorización ese “tu” se afirma, para convertirse en un “Yo” no
sin dificultad. A partir de allí se constituye la trama de nuestra novela
personal que brinda una relativa consistencia anclándonos en el cuerpo y en
distintos modos de gozar del mismo. Por otro lado desde el Ideal nos marca los
modos de relación con los otros.
Al ser el cuerpo nuestra consistencia
se genera la creencia de que lo poseemos, aunque no se cansa de “levantar
campamento” de tanto en tanto mostrándonos que se trata de una posesión sin
dominio. Las distintas formas de gozar del cuerpo (entendiendo al goce como un
exceso que provoca bienestar, malestar) no se encuentran en la misma línea que
el deseo, en tanto éste que se liga al Ideal motorizando el lazo social. Por un
lado tenemos el deseo, por otro el goce.
El deseo como tal, se configura a
partir de ese borde en dirección al Otro. Lacan dice “Me demando lo que tú
deseas”, “Te demando lo que es yo”, configurándose la conocida sentencia de que
“el deseo es el deseo del Otro”, vulgarmente entendida como “mandato”, aunque
realmente se configura como enigma sin respuesta que podría pensarse de la
siguiente manera “¿Qué quiere el Otro de mí?, porque el deseo – función, al ser
un vacío, una falla, no puede ser dicho.
Es ese borde el lugar donde se
articula el Ideal y posteriormente los Ideales, que es lo único que podemos
saber del Otro y que, si bien no brindar respuestas últimas, obtenemos
sentidos. Claro está que nuestra dirección puede ser hacia el cuerpo buscando algún
sentido, pero irremediablemente allí lo que único que encontraremos es goce
(bienestar, malestar) sin palabras que puedan decir de él por mas que tratemos
de “clasificarlo”. En esa dirección estamos solos con nuestro goce.
Piedra, Papel o Tijera.
Muchos de
Uds. conocerán el juego “piedra, papel o tijera” donde la partida se realiza
entre dos personas que se enfrentan con las manos en la espalda eligiendo cada
una de ellas una de las tres opciones, para luego de contar hasta tres mostrar sus
manos y de esta manera definir quien gana: La piedra rompe la tijera, la tijera
corta el papel, el papel envuelve la piedra… este juego es un proceso circular,
se continúa una y otra vez.
En la
adolescencia y juventud se juega una partida similar, con la diferencia de que las
opciones del juego son el Sujeto, el Saber, el Sexo. En este caso los
resultados podrían ser: el Sexo rompe el Saber, el Sujeto corta al Sexo y el
Saber envuelve al Sujeto. ¿cómo sería esto?
(1) Si el sexo entendido como modo de
goce siempre es singular, el saber constituido como espacio y lugar del Otro (Lenguaje,
Ideales, Ciencia, Religión) está imposibilitado para nombrarlo “plenamente” en
tanto lo singular está fuera de lo común; por eso tampoco puede constituirse
como Ideal social y la ciencia no puede dar cuenta de ello. Sexo rompe a
saber.
(2) El sujeto es siempre un efecto significante,
por lo tanto no puede representarse por su modalidad de goce sexual. Sujeto
corta Sexo
(3) El Saber (lenguaje, Ideales, Ciencia,
Religión) envuelven al sujeto otorgándole entre otros, sentidos que orientan su
deseo. Saber envuelve al sujeto.
La
adolescencia y parte de la juventud se constituyen como una partida permanente de
“piedra, papel y tijera” hasta que el sujeto conforma ese “yo” acorde con la
forma cultural en la que se vive. Dicha resolución puede ser breve o alargarse
en el tiempo ¿de qué depende ello? de la posibilidad que el un Saber envuelva
al sujeto en tanto su modalidad de goce sexual singular no puede ser contenida,
ni representarlo. En las culturas “sólidas” esto es más sencillo, en las
culturas “líquidas” que promociona al sujeto neoliberal puede llevar muchos
años, algo que se observa en la actualidad en especial en los sectores
burgueses donde lo que antes tomaba uno o dos años de la adolescencia (lo que
podríamos llamar tiempo de la “definición sexual”) hoy puede necesitar una
década o más.
En un escrito anterior afirmaba que el “escultismo
identitario” no hace movimiento en tanto esta perspectiva se constituye como un
bucle (coincidente con los medios y las redes) donde la tijera rompe el papel,
o sea la posibilidad de envolver la piedra. Lo singular no hace comunidad de
Ideales. ¿Qué quiere decir esto? El
movimiento ofrece una posibilidad de “ser” (o “semblante de ser”) que implica
un modo de lazo social integral con los otros y el mundo, buscando orientar el
deseo en dicho Ideal.
Papel envuelve piedra
La participación en el movimiento se
define por la formulación de la Promesa y la adhesión a la Ley (lo común),
quedando la “modalidad sexual singular” como aquello que es propio del sujeto
que debe ser alojado y respetado, de igual manera que las distintas
particularidades y singularidades. El movimiento Scout al ser una comunidad de
Ideales apunta a establecer una modalidad de Lazo Social comunitario en el “para
todos”. De lo que se tratará es de que no exista discriminación sexo (modalidad
de goce), raza, credo, clase social… condición de existencia para una salida
por fuera del cuerpo, hacia a los otros distintos – de - mi.
La propuesta está centrada en la
lógica de los Grandes Relatos (tema trabajado en otro texto de “apuntad alto”, que sería
interesante releas ). A partir de la experiencia concreta del encuentro con el
otro y los otros es posible no centrarse en “pequeños relatos” que ofrece el
“mercado”, sino en la construcción de una lectura de la realidad partiendo de nociones
como pueblo y destino de la comunidad, determinantes socioeconómicos que no
permiten la construcción de una sociedad
más justa donde todos tengan acceso a los bienes, el mundo como “casa
común” que debemos cuidar.
Envoltorios e ideología
Suponer que
cualquier papel que envuelva la piedra es lo mismo es un error. El papel - envoltorio
también es ideología, en tanto formatea el tipo de relaciones que establecemos
con los otros y las lecturas que realizamos de la realidad.
La perspectiva del sujeto neoliberal
no participa de la lógica de los “Grandes Relatos” sino que complemente un
modelo socioeconómico específico. La paradoja del movimiento scout en nuestro
tiempo es su gran colaboración para la construcción de un altruismo sin
otro. Si las actividades de servicio no surgen de un verdadero
encuentro se produce lo que el psicoanalista Jacques Alain Miller dice: “Aquel
que da, afirma su poder y sobre todo su rango, lo que es una ficción evidente y
engañosa respecto a su ser, encuentra así en el pobre un partenaire, que le
refleja su potencia”
En algunos clanes es observable como en
parte del Roverismo actual, lo que aparentemente es un trabajo en dirección al
otro y los otros se constituye desde un paradigma de “escolarización” inserto en
el escultismo, donde el Servicio Raider/Caminante – Rover es parte de una
currícula, ergo no hay dirección real al otro ni posibilidad de sentirse
interpelado por él. El servicio es considerado de de igual manera que la
materia “construcción de ciudadanía”
Una práctica común en algunas
instituciones es que los dirigentes provean a los adolescentes y jóvenes de una
lista de ONGs donde prestar servicio, “ahorrando” la búsqueda y descubrimiento
de la comunidad quedando la “actividad” reducida a una especie de “pasantía escolar”
mediada por una ONG que en algunos es conformada por la misma organización, donde
se “bajan” programas y actividades de Fundaciones y Organizaciones Nacionales y
Multinacionales que persiguen intereses distintos al bien común. Un ejemplo
sencillo es el Gran Supermercado que por ley no puede comercializar productos
como latas golpeadas o envasados con rotura (son parte de las pérdidas económicas
comunes de la actividad supermercadista), que en una brillante maniobra invita a
los Scouts a realizar el “servicio” de clasificar el material (ahorro de salarios
del personal) para destinar los productos que no están en condición de góndola
como donaciones (lo que les permitirá deducir impuestos, convirtiendo la
pérdida en ganancia)… claramente el “voluntariado” del supermercado se disfraza
de interés por el otro para mejorar sus ganancias, convirtiendo a los
voluntarios en parte de la maquinaria de conversión de las pérdidas en ganancia
¡y gratis!
Esto se agrava en tanto los
Clanes tienen “cosas más importantes” para hablar, generalmente relacionadas a
la agenda de debate que surge de los Medios y las Redes, o incluso de la Organización
scout que conforma su agenda de acuerdo a … ¡los medios y las redes!.
De esta manera en los Clanes no hay lugar
para conversar a partir de los Servicios, lo que imposibilita la construcción
de lecturas de la realidad a partir de la experiencia, se es parte de la
máquina neoliberal y los dirigentes instrumentalizados por las instituciones no
se dan cuenta… porque eso es la Ideología neoliberal… hacer sin construcción de
saber.
Los que seguimos la filosofía y pedagogía del
escultismo planteada por M.D Forestier en “Escultismo ruta de libertad”, sostenemos
que no hay verdadero servicio sin encuentro real con el otro; que es necesario
realizar experiencia de la alteridad como forma radical de la
diferencia porque permite transformar la presencia inquietante del otro
en inquietud por el otro, el rechazo del otro por el aprendizaje de su
alteridad, en un encuentro gratuito entre un Yo y un Tu solo explicable
por un término inasible como es el amor producido en el encuentro.
El encuentro
real con el otro nos brinda la oportunidad de poner a un lado la Ideología
cargada de prejuicios con los que día a día los Medios y las Redes nos
bombardean para que leamos la realidad de una manera determinada: “son vagos”,
“no trabajan porque no quieren”, “viven de los planes mejor que nosotros que
trabajamos”, “los llevan de las narices a las marchas”, “son todos
drogadictos”, “son todos chorros”, “hay que matarlos a todos”, “no quieren
estar mejor”, “son extranjeros que vienen al país a vivir de nosotros”, etc.
El encuentro
real con el otro y una escucha que posibilite liberarse de los prejuicios,
permite suspender la Ideología de los Medios y las Redes que nos dicen cómo
mirar la realidad, para construir junto con otros una lectura diferente.