Cuando leemos
material sobre escultismo especialmente producido por el Escultismo Comercial, muchos
dirigentes scouts quedan deslumbrados por las hermosas producciones y bellas
palabras que se utilizan, sin darse cuenta cómo cuando más se adentran en los
textos, más se alejan de los niños concretos… aquellos de piel, hueso e
historia, con los que se encuentran los sábados... y si el encuentro se produce en
situaciones de marginalidad y pobreza, más alejados se encuentrarán.
El
planteo idealista entendido como consideración de la vida a partir de modelos
armónicos y de perfección a los que se apuntan, no se corresponde con la
realidad material. Al trasponer la realidad a una “naturaleza segunda”
atravesada por la ideología dominante no encontramos humanidad, sino sujetos
reducidos a “procesos”. Este idealismo se combina a su vez con el realismo del
que se deriva la abstracción; comienza a considerarse a las personas desde una “segunda
naturaleza”, luego se dilucidan los “procesos”, finalmente se transforman en
cosas expulsando al sujeto de piel, hueso e historias.
El
entendimiento de la vida como drama es la experiencia material más concreta que
podemos encontrar. En los distintos lugares siempre desempeñamos un papel u
otro y nos vemos a nosotros mismos como actores, testigos o espectadores.
Pensamos nuestra vida en términos dramáticos y esto no tiene excepciones, los
niños y jóvenes que se acercan al grupo también lo hacen. Los materiales de las
instituciones los piensan desde una “naturaleza segunda” por lo que, se
interviene desde una opción ideológica de la realidad donde se busca ajustar a
los niños y jovenes a dicho modelo.
Georges
Politzer[1]
decía que “es en el plano dramático que tiene lugar nuestro contacto con los semejantes”
(…) “pensamos en términos dramáticos” (…) “dramática también es la comprensión
que tenemos de los otros” (…) el conocimiento práctico “se relaciona con el
drama y exclusivamente con el drama. No es un conjunto de conocimientos
concernientes a una realidad distinta de la naturaleza, dada por una percepción
diferente de la percepción común que tendría el privilegio de penetrar una
segunda naturaleza”.
Un
punto por demás interesante cuando leemos las producciones del escultismo
comercial o asistimos a los cursos “tradicionales” y mucho mas aún en los “comerciales”,
es aquello que Politzer afirmaba hace unas décadas “El realismo implica a su
vez otro procedimiento. Una vez realizada la significación es considerada como cualquier
realidad: llega a ser una cosa. Por eso mismo será arrancada del sistema de
relaciones dramáticas y puesta bajo el régimen de las relaciones fenoménicas
tal como se utilizan en las ciencias de la naturaleza. El drama cambiará de
este modo de personajes. Mientras que en las experiencias dramáticas el único
actor posible es el individuo singular, el procedimiento realista erige en
actores a cada uno de los productos de la realización. Se obtiene así, en lugar
de la multiplicidad dramática, una multiplicidad diferente con respecto a la
cual sólo el lenguaje tomado de la primera naturaleza puede tener un sentido… las
historias de las personas son reemplazadas por historias de cosas”
El Gran juego como Drama
Siempre
jugamos “a ser” … hagan memoria, recuerden sus juegos infantiles o presten
atención a los actuales. Para Johan Huizinga (contemporáneo de Politzer), autor
del conocido libro “Homo Ludens”, el juego auténtico es fundamento de la
cultura en tanto es el medio que da forma a nuestra existencia en ese tiempo
intermedio que se establece en la vida cotidiana denominado “ocio” o “tiempo
libre”. Sin lugar a duda el juego es un drama.
Cada vez que jugamos
asumimos una identificación compleja en la que nos mimetizamos con el personaje
imaginado, nuestro cuerpo se dispone a la manera de este determinando las
relaciones que establecemos con el cuerpo de los otros, orientándonos hacia un
futuro posible planteado por el objetivo del juego.
En el escrito
sobre el tiempo y el
espacio de juego diferenciábamos los juegos efímeros que ofrecen este tipo
de identificaciones que llamaremos “imaginarias” y funcionan en el pequeño
espacio lúdico, del Gran Juego que ofrece identificaciones permanentes que contienen
a las efímeras. Podríamos caracterizar al escultismo como una interfaz
“simbólico-imaginaria” cuyo objetivo final es que el sujeto pueda valerse de distintas
identificaciones para orientar su vida, su deseo, y vivenciar de una manera
singular los valores propuestos por el escultismo.
El Gran Juego
ofrece un universo simbólico estable ordenador del mundo imaginario y por ende
de las relaciones del sujeto con su cuerpo, con el de los otros, con el deseo,
con el futuro. De forma sencilla podemos
expresar la gran diferencia del Gran Juego Scout respecto de las actividades
lúdicas en general -que con las mejores intenciones se realizan en los bordes-:
La posibilidad de que el espacio de juego perfore el aislamiento lúdico permeando
en lo social como “estilo de vida”, convirtiéndolo en un auténtico juego – serio.
Cuando las
distintas Asociaciones nos hablan de los “elementos del método scout,”
simplemente tratan de organizar mediante algunas abstracciones el cómo lo que
hacemos en los scouts - si se encuentra articulado de manera conveniente- se
convierte en un Gran Juego capaz de ofrecer al niño / joven no solo una
actividad divertida sino una orientación para el ser.
Lazo social y dramática del escultismo
Cuando
Baden Powell observa las pequeñas bandas de chicos y “gamberros” de la
Inglaterra de comienzos del siglo XX, piensa que es posible partir del “scouting”
para establecer una nueva modalidad de lazo social orientada a partir del rasgo
de la exploración y la aventura. ¿Por qué decimos “nueva modalidad”?... es que,
a partir de los agrupamientos y liderazgos espontáneos, Baden Powell propone un
juego que dura en el tiempo partiendo de los liderazgos de los chicos y
expandiéndolos de forma tal que cada uno pueda ocupar un lugar.
Si en un primer
momento ofrece la aventura de la exploración, al poco tiempo hace su aparición
la Ley Scout por lo que ya no se trata de explorar de cualquier manera: el Gran
Juego tiene reglas, y ellas proponen un nuevo lazo social entre los jugadores.
La Institución de
la Ley brinda consistencia y existencia a una comunidad de sentido, ordenando
el espacio del Gran Juego y a los participantes. Pueden variar uniformes,
colores, actividades… lo que opera como unidad en las diversas presentaciones y
modalidades es la Ley Scout y su compromiso con ella (Promesa), de allí que el
primer ejercicio de libertad consistirá en elegir si se asumen las reglas para
ser parte, o se decide jugar a otra cosa que ofrece la sociedad.
Una propuesta
ética que conjuga los “pequeños juegos” en nuestro “Gran Juego” es imposible
sin una estética, entendiendo que lo bello se relaciona con la vida y lo feo
con la muerte, tal como lo plantea el filósofo Enrique Düssel.
La estética mediatiza
la ética a través del andamiaje simbólico – imaginario que ofrece el
escultismo. En ese sentido opera en la dramática de cada uno de los integrantes
actuando sobre el cuerpo propio, la relación con los otros cuerpos, el espacio,
los ritmos vitales y lo visible en tanto el cuerpo y los cuerpos se representan
en lo concreto del drama o la trama de cada sujeto y de la comunidad
La estética tiene
elementos visibles e invisibles en tanto construcciones puramente simbólicas.
Con relación a lo visible podemos decir que se trata de lo que viste y consiste
los cuerpos y sus representaciones ( cada uno es parte del drama del que es
protagonista), por eso no es cierto que “el hábito no hace el monje” en tanto
que un sujeto sin “hábito” es un hombre desnudo de identificaciones… y si
además forma parte de los bordes de la ciudad los medios de comunicación social
reflejaran aquello que Agamben denomina la nuda vida, que no es solo sin
atributos sino: “una vida a la que cualquiera puede dar muerte impunemente”
El movimiento
scout ofrece distintas “vestimentas” para hacerse de un cuerpo y de sentidos
que permitan construir experiencias y nombrarse de una buena manera orientada a
la vida. Entender el escultismo como drama implica no menospreciar aquellos
elementos que forman parte de la trama.
·
Un uniforme
·
Banderas, banderines, cintas y otros elementos que apuntan
a una identidad
·
Cuerpos que expresan vida con el canto
·
Cuerpos que expresan alegría al reír, bailar, actuar,
gritar
·
Ceremonias que vivifican lo simbólico
·
Cuerpos que se tensionan en la aventura y el juego considerando
al otro como compañero, no como enemigo.
·
Un estilo de la vida en la naturaleza donde con la técnica
scout se opera de forma artística-artesanal
·
Modos de debate y representación que dan lugar a la vida,
la expresión y escucha de cada uno; donde la autoridad se sustenta no en el
capricho narcisista, sino en la colaboración para la ejecución de lo decidido
por la patrulla o el grupo. El Guía de patrulla “manda”, obedeciendo lo
decidido por el grupo
En
los bordes relacionados con la pobreza, la necesidad aplasta la posibilidad de
desear estando el cuerpo y el sujeto a merced de distintas formas de morir poco
a poco (violencia, drogas, etc), siendo la principal carencia la de tener
recursos simbólicos que permitan pensar y pensarse.
En los lugares
donde las necesidades biológicas se encuentran satisfechas el deseo también se
encuentra aplastado, pero por el objeto técnico (celulares, computadoras,
objetos de consumo), determinando un encierro autista respecto a la realidad
donde también los tóxicos tienen su lugar.
En ambos casos se
hace realidad el viejo tema de Sex Pistols “No future”: “No sabes nada al
respecto/ horas perdidas hasta el amanecer desde el anochecer/ y no se
preocupan por ti/ no hay futuro. Deja que la música selle tu destino, si
/puedes correr, pero la vida no esperará, si /no le importas no hay futuro”.
La dramática del
escultismo es una de las pocas herramientas que nuestras sociedades disponen
para que los niños y los jóvenes puedan decir “hay futuro”.
2 comentarios:
Excelente texto, muy apropiado par una buena
conversa entre tu equipo de unidad u consejo de grupo
Gracias José, siempre es bueno dar vueltas a los temas y encontrar distintas pespectiva para conversar con quienes trabajamos juntos
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