lunes, noviembre 07, 2022

En los bordes: La perspectiva del "escultismo concreto"

 


Cuando leemos material sobre escultismo especialmente producido por el Escultismo Comercial, muchos dirigentes scouts quedan deslumbrados por las hermosas producciones y bellas palabras que se utilizan, sin darse cuenta cómo cuando más se adentran en los textos, más se alejan de los niños concretos… aquellos de piel, hueso e historia, con los que se encuentran los sábados... y si el encuentro se produce en situaciones de marginalidad y pobreza, más alejados se encuentrarán.

            El planteo idealista entendido como consideración de la vida a partir de modelos armónicos y de perfección a los que se apuntan, no se corresponde con la realidad material. Al trasponer la realidad a una “naturaleza segunda” atravesada por la ideología dominante no encontramos humanidad, sino sujetos reducidos a “procesos”. Este idealismo se combina a su vez con el realismo del que se deriva la abstracción; comienza a considerarse a las personas desde una “segunda naturaleza”, luego se dilucidan los “procesos”, finalmente se transforman en cosas expulsando al sujeto de piel, hueso e historias.

            El entendimiento de la vida como drama es la experiencia material más concreta que podemos encontrar. En los distintos lugares siempre desempeñamos un papel u otro y nos vemos a nosotros mismos como actores, testigos o espectadores. Pensamos nuestra vida en términos dramáticos y esto no tiene excepciones, los niños y jóvenes que se acercan al grupo también lo hacen. Los materiales de las instituciones los piensan desde una “naturaleza segunda” por lo que, se interviene desde una opción ideológica de la realidad donde se busca ajustar a los niños y jovenes a dicho modelo.

            Georges Politzer[1] decía que “es en el plano dramático que tiene lugar nuestro contacto con los semejantes” (…) “pensamos en términos dramáticos” (…) “dramática también es la comprensión que tenemos de los otros” (…) el conocimiento práctico “se relaciona con el drama y exclusivamente con el drama. No es un conjunto de conocimientos concernientes a una realidad distinta de la naturaleza, dada por una percepción diferente de la percepción común que tendría el privilegio de penetrar una segunda naturaleza”.

            Un punto por demás interesante cuando leemos las producciones del escultismo comercial o asistimos a los cursos “tradicionales” y mucho mas aún en los “comerciales”, es aquello que Politzer afirmaba hace unas décadas “El realismo implica a su vez otro procedimiento. Una vez realizada la significación es considerada como cualquier realidad: llega a ser una cosa. Por eso mismo será arrancada del sistema de relaciones dramáticas y puesta bajo el régimen de las relaciones fenoménicas tal como se utilizan en las ciencias de la naturaleza. El drama cambiará de este modo de personajes. Mientras que en las experiencias dramáticas el único actor posible es el individuo singular, el procedimiento realista erige en actores a cada uno de los productos de la realización. Se obtiene así, en lugar de la multiplicidad dramática, una multiplicidad diferente con respecto a la cual sólo el lenguaje tomado de la primera naturaleza puede tener un sentido… las historias de las personas son reemplazadas por historias de cosas”

El Gran juego como Drama




            Siempre jugamos “a ser” … hagan memoria, recuerden sus juegos infantiles o presten atención a los actuales. Para Johan Huizinga (contemporáneo de Politzer), autor del conocido libro “Homo Ludens”, el juego auténtico es fundamento de la cultura en tanto es el medio que da forma a nuestra existencia en ese tiempo intermedio que se establece en la vida cotidiana denominado “ocio” o “tiempo libre”. Sin lugar a duda el juego es un drama.

Cada vez que jugamos asumimos una identificación compleja en la que nos mimetizamos con el personaje imaginado, nuestro cuerpo se dispone a la manera de este determinando las relaciones que establecemos con el cuerpo de los otros, orientándonos hacia un futuro posible planteado por el objetivo del juego.

En el escrito sobre el tiempo y el espacio de juego diferenciábamos los juegos efímeros que ofrecen este tipo de identificaciones que llamaremos “imaginarias” y funcionan en el pequeño espacio lúdico, del Gran Juego que ofrece identificaciones permanentes que contienen a las efímeras. Podríamos caracterizar al escultismo como una interfaz “simbólico-imaginaria” cuyo objetivo final es que el sujeto pueda valerse de distintas identificaciones para orientar su vida, su deseo, y vivenciar de una manera singular los valores propuestos por el escultismo.

El Gran Juego ofrece un universo simbólico estable ordenador del mundo imaginario y por ende de las relaciones del sujeto con su cuerpo, con el de los otros, con el deseo, con el futuro.  De forma sencilla podemos expresar la gran diferencia del Gran Juego Scout respecto de las actividades lúdicas en general -que con las mejores intenciones se realizan en los bordes-: La posibilidad de que el espacio de juego perfore el aislamiento lúdico permeando en lo social como “estilo de vida”, convirtiéndolo en un auténtico juego – serio.

Cuando las distintas Asociaciones nos hablan de los “elementos del método scout,” simplemente tratan de organizar mediante algunas abstracciones el cómo lo que hacemos en los scouts - si se encuentra articulado de manera conveniente- se convierte en un Gran Juego capaz de ofrecer al niño / joven no solo una actividad divertida sino una orientación para el ser.

Lazo social y dramática del escultismo



            Cuando Baden Powell observa las pequeñas bandas de chicos y “gamberros” de la Inglaterra de comienzos del siglo XX, piensa que es posible partir del “scouting” para establecer una nueva modalidad de lazo social orientada a partir del rasgo de la exploración y la aventura. ¿Por qué decimos “nueva modalidad”?... es que, a partir de los agrupamientos y liderazgos espontáneos, Baden Powell propone un juego que dura en el tiempo partiendo de los liderazgos de los chicos y expandiéndolos de forma tal que cada uno pueda ocupar un lugar.

            Si en un primer momento ofrece la aventura de la exploración, al poco tiempo hace su aparición la Ley Scout por lo que ya no se trata de explorar de cualquier manera: el Gran Juego tiene reglas, y ellas proponen un nuevo lazo social entre los jugadores.

La Institución de la Ley brinda consistencia y existencia a una comunidad de sentido, ordenando el espacio del Gran Juego y a los participantes. Pueden variar uniformes, colores, actividades… lo que opera como unidad en las diversas presentaciones y modalidades es la Ley Scout y su compromiso con ella (Promesa), de allí que el primer ejercicio de libertad consistirá en elegir si se asumen las reglas para ser parte, o se decide jugar a otra cosa que ofrece la sociedad.

Una propuesta ética que conjuga los “pequeños juegos” en nuestro “Gran Juego” es imposible sin una estética, entendiendo que lo bello se relaciona con la vida y lo feo con la muerte, tal como lo plantea el filósofo Enrique Düssel.

La estética mediatiza la ética a través del andamiaje simbólico – imaginario que ofrece el escultismo. En ese sentido opera en la dramática de cada uno de los integrantes actuando sobre el cuerpo propio, la relación con los otros cuerpos, el espacio, los ritmos vitales y lo visible en tanto el cuerpo y los cuerpos se representan en lo concreto del drama o la trama de cada sujeto y de la comunidad

La estética tiene elementos visibles e invisibles en tanto construcciones puramente simbólicas. Con relación a lo visible podemos decir que se trata de lo que viste y consiste los cuerpos y sus representaciones ( cada uno es parte del drama del que es protagonista), por eso no es cierto que “el hábito no hace el monje” en tanto que un sujeto sin “hábito” es un hombre desnudo de identificaciones… y si además forma parte de los bordes de la ciudad los medios de comunicación social reflejaran aquello que Agamben denomina la nuda vida, que no es solo sin atributos sino: “una vida a la que cualquiera puede dar muerte impunemente”

El movimiento scout ofrece distintas “vestimentas” para hacerse de un cuerpo y de sentidos que permitan construir experiencias y nombrarse de una buena manera orientada a la vida. Entender el escultismo como drama implica no menospreciar aquellos elementos que forman parte de la trama.

·         Un uniforme

·         Banderas, banderines, cintas y otros elementos que apuntan a una identidad

·         Cuerpos que expresan vida con el canto

·         Cuerpos que expresan alegría al reír, bailar, actuar, gritar

·         Ceremonias que vivifican lo simbólico

·         Cuerpos que se tensionan en la aventura y el juego considerando al otro como compañero, no como enemigo.

·         Un estilo de la vida en la naturaleza donde con la técnica scout se opera de forma artística-artesanal

·         Modos de debate y representación que dan lugar a la vida, la expresión y escucha de cada uno; donde la autoridad se sustenta no en el capricho narcisista, sino en la colaboración para la ejecución de lo decidido por la patrulla o el grupo. El Guía de patrulla “manda”, obedeciendo lo decidido por el grupo

            En los bordes relacionados con la pobreza, la necesidad aplasta la posibilidad de desear estando el cuerpo y el sujeto a merced de distintas formas de morir poco a poco (violencia, drogas, etc), siendo la principal carencia la de tener recursos simbólicos que permitan pensar y pensarse.

En los lugares donde las necesidades biológicas se encuentran satisfechas el deseo también se encuentra aplastado, pero por el objeto técnico (celulares, computadoras, objetos de consumo), determinando un encierro autista respecto a la realidad donde también los tóxicos tienen su lugar.

En ambos casos se hace realidad el viejo tema de Sex Pistols “No future”: “No sabes nada al respecto/ horas perdidas hasta el amanecer desde el anochecer/ y no se preocupan por ti/ no hay futuro. Deja que la música selle tu destino, si /puedes correr, pero la vida no esperará, si /no le importas no hay futuro”.

La dramática del escultismo es una de las pocas herramientas que nuestras sociedades disponen para que los niños y los jóvenes puedan decir “hay futuro”.





REFERENCIAS
Georges Politzer. Psicología Concreta. Ed. Jorge Alvarez
Johan Huizinga. Homo Ludens. Alianza Editorial

2 comentarios:

jose dijo...

Excelente texto, muy apropiado par una buena
conversa entre tu equipo de unidad u consejo de grupo

buho terco dijo...

Gracias José, siempre es bueno dar vueltas a los temas y encontrar distintas pespectiva para conversar con quienes trabajamos juntos

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