miércoles, febrero 24, 2016

Sobre los vidrios de colores... la observación como modo de conocer el mundo



            Cuando era pibe a unas 10 cuadras de mi casa había una “quema”, nombre que se le daba en esa época a los lugares donde los camiones depositaban la basura que recogían en la ciudad que a decir verdad era muchísimo menor la cantidad que en nuestro tiempo donde la cultura de lo descartable entre otras cosas provoca toneladas de basura.

            Con un amigo de la infancia solíamos hacer incursiones al basural… era una verdadera aventura ¿qué encontraríamos allí?... caminábamos entre pequeñas columnas de humo que se alzaban al cielo creando un paisaje digno de una película post apocalíptica, nuestra búsqueda estaba orientada hacia dos productos: vidrios de colores y cajas de cigarrillos importados. Con los años al leer a Aldous Huxley caigo en la cuenta de que los vidrios y los cristales generan una atracción particular… es cierto….había un placer especial al ver el mundo a través de vidrios rojos, azules, verdes y los escasos amarillos.

             Con las cajas de cigarrillos sucedía otra cosa que era el armado de la colección que no se limitaba a colocar cajas en una repisa y etiquetas bien acomodadas en folios de carpeta; el recorrido nos llevaba a preguntarnos por los países del mundo de donde provenía nuestra colección, conociendo de esa manera lugares que nunca antes habíamos siquiera imaginado, el Atlas (manual de mapas) y los diccionarios eran nuestras herramientas básicas, y muchas veces solo contábamos con las banderas como índice, ya que por razones idiomáticas era ilegible lo que estaba escrito… Al ser Bahía Blanca una ciudad portuaria, era común que en el puerto se intercambiaran cartones de cigarrillos de los barcos mercantes por otras cosas, y los paquetes usados terminaban en la basura  y ahí estábamos nosotros… con una de las mejores colecciones de etiquetas enriquecida a su vez por los intercambios que realizábamos con otros coleccionistas.

            ¿Por qué cuento esta historia?... La “mirada pantalla” ha golpeado fuertemente la posibilidad de ver el mundo, observar, indagar. Probablemente un dirigente scout de esta época al ver a dos pibes revolviendo cosas en un basural pensaría “pobres pibes… revolviendo basura” y no se le ocurriría que lo que él ve, está atravesado por el prejuicio que las imágenes de la pantalla marcan sobre su posibilidad de observar libremente… solo quienes tengan la mente abierta pueden dejar de lado ese prejuicio y desarrollar una actividad a partir de la observación incluso de un basural.

            En un viejo libro que se llama “Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta” el autor compara ir por el mundo en moto, donde se es parte del paisaje y las sensaciones no están anestesiadas por ningún dispositivo con ir en auto… allí el viento no nos toca, pensamos que conocemos los lugares por donde pasamos pero no sentimos el aire golpear nuestro cuerpo, los olores, la humedad, el sonido de los pájaros y todo lo que permite que hagamos experiencia del paisaje. Se me ocurría pensar al dirigente scout como un motociclista que para conocer más el paisaje incluso se mete por caminos donde un auto no pasa… no se trata de ver sino de mirar, de sentir la naturaleza en nuestra piel, de amanecer al costado de la ruta con el sonido de los pájaros como suave despertador... asi podemos decir que hacemos experiencia de un lugar sea un campo, o un basural.

            Una tarde mientras conversábamos de arte y sobre las artes scouts con el Maestro Branko Marinov disfrutando junto a él la organización de un taller de dibujo de la naturaleza que  preparaba para un grupo de muchachos… hablamos de BP, su relación con John Ruskin, del registro de las experiencias a través del dibujo. No se trata de ser artista sino de salirse de la pantalla para conocer la textura del árbol, observarlo en sus detalles y permitirse relanzar preguntas y ensayar respuestas posibles… ese árbol ya no será el mismo para nosotros, como cuando el Principito dibujo “su” rosa que no era igual a ninguna otra, lo mismo nos sucederá con ese árbol… ese pájaro… ese bosque.

             Dibujar la naturaleza es hacer experiencia de ella, poder apropiarnos de algo de lo vivido, no mirar sino ver en un sentido profundo... lamentablemente para muchos educadores scouts estas cosas son  "tiempo perdido" que se podría utilizar para "actividades de verdad"... y de esa manera dejamos de dibujar, de escuchar los pajaros y distinguirlos, de sentir las texturas de las cosas, de diferenciar olores y sabores... la naturaleza pasa a ser una escenografía bien lograda donde se hacen las mismas cosas que la ciudad.


            ¡Qué difícil enseñarles a nuestras chicas y muchachos a aprehender en nuestra época donde todo sucede en las pantallas! Saturados de cosas para ver y en una continua catarata de imágenes que no permiten hacer experiencia de las cosas, paradójicamente las conocemos con profundo desconocimiento… a veces en estas cosas tan sencillas que pueden suceder en un campamento, logramos que no todas las imágenes sean lo mismo y si lo comparamos con un escrito, introducimos una puntuación necesaria que nos permite relacionarnos de otra forma con la vida, con la naturaleza, con los otros.

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