Hace unos años atrás se me ocurrió escribir un cuento a la manera de
serie televisiva donde Sacha junto a algunos amigos iniciaban un recorrido que
revelaría el mundo real detrás del ofrecido en la gran pantalla de Ciudad – Centro. En la primera parte de
este texto haré referencia al capítulo
inaugural que recomiendo leer aquí
para entender mejor lo que sigue, luego daremos unos rodeos sobre el tema de la
alienación y los medios de lo que denominamos “infoesfera”
¿Leyeron el
primer capítulo?... bien… en el relato Sacha se encuentra por hacer cumbre en
el Fitz Roy –uno de los picos más peligrosos-
cuando en una mala maniobra queda colgado del arnés, durante un tiempo
trata de solucionar esta situación de vida y muerte hasta que finalmente decide
cortar su arnés y caer en el vacío. Es en ese momento donde el lector se da
cuenta que Sacha se encontraba dentro de un juego virtual, conectado a un casco
neural que le producía la sensación de estar en la montaña.
Lo que parece
futurista no lo es tanto, ya que en la actualidad el uso de “simuladores” en
aviación y para carnets de conducir permite que las personas demuestren si
están o no en condiciones de realizar la actividad en la “realidad”. La pregunta
que debiéramos hacernos es cómo alguien puede aprender el manejo de un avión a partir
de un juego? … y a partir de una posible respuesta avanzar a otra pregunta: ¿pueden
los Medios Hegemónicos de producción de imágenes modelar el pensamiento y la
cultura de la población?
La no diferenciación
entre lo virtual mediático y la construcción de la realidad
Wilder Penfield, neurofisiólogo canadiense,
demostró que en el cerebro existen zonas de duplicación sensorio-motora –neuronas espejo- y la tecnología del
PET –tomografía por emisión de positrones- hace visible que alcanza con
imaginar un gesto para que una zona del cerebro se ilumine como si
verdaderamente una acción se hubiese ejecutado, por lo que la “representación
mental” colabora a que la acción pueda realizarse y perfeccionarse. Este
recubrimiento de lo psíquico a lo orgánico tiene muchas caras, una de ellas es la
utilización con diversos fines de la importancia de la imagen para
producir efectos en el organismo y la idea que la persona tiene de sí misma,
demostrado por Vilayandur Ramachandran con una técnica muy especial para eliminar los
dolores de “miembros fantasmas” –amputaciones- a partir del uso
de espejos donde se impone durante semanas la imagen del miembro sano
sobre el miembro amputado logrando que los dolores y sensaciones del miembro
fantasma desaparezcan funcionando esta técnica como precursora de la conciencia.
Solo con
estos datos accedemos al conocimiento de por qué la práctica en distintos “simuladores”
son efectivas, permiten avalar horas de vuelo y determinar si una persona está
o no en condiciones de pilotar un avión. La utilización de estos recursos también
avanza en el sistema escolar donde observamos el creciente espacio de las plataformas
de gamificación educativa ofreciéndose como una opción dentro de la educación
formal. Con Sacha observamos que la “actividad scout” podría devenir en videojuego
que permita obtener logros de progresión en un contexto aislado sin
poner en juego el cuerpo con relación a otros o a sí mismo, y de hecho
no es una locura en tanto que los “scouts aéreos” pueden avanzar en su progresión
en simuladores de vuelo.
Hemos hecho
referencia a la esfera del aprendizaje y la terapéutica…Avancemos un poco más… en
lo que se denomina “estadio del espejo” donde se determina que una imagen exterior opera como
Ideal y precursora del Yo en todos los sentidos, lo que implica un poder
determinante en la conciencia ante la “grieta existencial” constitucional donde el sujeto necesita alienarse
a una imagen que es vivida como propia –lo que se denomina identificación-. Más
allá del tiempo inaugural y estructurante, con posterioridad al sujeto se le ofrecen otras imágenes
que a diferencia de medio siglo atrás donde las mismas dependía de la familia o
los grupos donde el niño- adolescente participaba siendo una pequeña parte de
los medios de comunicación, la inversión que la tecnología ha producido nos
lleva a un tiempo donde la mayoría de las imágenes que se ofrecen ya no son
familiares y grupales sino mediáticas.
En el siglo XXI es casi imposible pensarse
–en tanto somos pensados desde los medios productores de imágenes destinadas al sujeto consumidor o al
sujeto que avale las políticas de su propia explotación - sin cuestionar
a los verdaderos representantes del poder real – económico y político - que en América
Latina se disfrazan bajo el mito de la “libertad de expresión”
devenida en Control social a partir de la utilización
de
los Medios de Comunicación – que se han convertido en un aparato
de espejos que funciona las veinticuatro horas sin descanso - cuyo objeto es modelar las subjetividades que
convienen al sistema y las “elecciones” de la
dirección política de los países. La llegada al poder de Mauricio
Macri, Jair Bolsonaro y la locura de avalar al venezolano Guaidó como “presidente
legítimo” de Venezuela solo es pensable a partir de la dictadura mediática donde
el común de la gente elije suponer que la simulación es la
realidad y que los valores sociales y distintas formas de nominación que les
ofrece el mercado son universales.
Si tomamos
como punto de partida los comienzos del siglo XX, la figura del sobrino de
Freud, Edward Bernays pasa a ser
central para entender el inicio de los sistemas mediáticos cuyo objeto es la manipulación
de la opinión pública y la promoción de “estilos de vida” coherentes
con las necesidades del poder. La palabra “propaganda” término ligado
socialmente al fascismo y al comunismo, se disimula en manos de Bernays en “relaciones
públicas” –el mismo lo dice-. Bernays
promovió – y fue exitoso- no solo con empresas sino con asesorando presidentes
americanos. Algunos de los logros
que se le adjudican son las campañas para la inducción de jóvenes al ejército,
lo que le permitió entender que lo que se utiliza para la guerra, puede ser
usado en la paz creando los primeros montajes
mediáticos –“noticias” de los diarios- por ejemplo para impulsar el
consumo de cigarrillos en las mujeres[1]
presentándolo como “liberación femenina”. Solo con la radio y la publicidad de cartelería
Bernays y sus colaboradores fueron responsables de la generación de los “valores
del hombre americano”. Si comparamos el “poder de fuego” de esos tiempos con
el momento actual donde cada persona tiene una pantalla propia con la que se
relaciona con el mundo expresando gustos y opiniones que son instrumentados por
distintos algoritmos de las redes sociales, sumada a la Hegemonía de los Medios
de Comunicación que insisten con noticias direccionadas, falsas, sesgadas o
simplemente negando sucesos de la realidad, observamos que la situación es
mucho más compleja en tanto ya no solo se trata de promover consumo sino
“estilos de vida” e instrumentalizar los “malestares del yo” dándoles un
sentido acorde a las necesidades del
“poder invisible” – como dice el propio Bernays- … claro que hay
determinados contenidos o “estilos de vida” que no se promueven siendo rechazados
y atacados: el comunismo, los populismos, la distribución de la
riqueza, la justicia social, el cuidado real del planeta, la vida… todo aquello
que vaya contra el individuo liberal, anestesiado, ombligoyoico.
La subjetividad atada a
la infoesfera y al mercado
Es
interesante que la palabra sujeto - lo más propio de cada uno - se relacione
con la idea de sujeción, amarre que siempre será singular; en cambio la subjetividad
será un término más apropiado para definir el producto de la colonización
“civilizatoria” haciendo clara referencia a la alienación social. La
diferencia entre uno y otro –hay ríos de tinta de la buena respecto de ello- es
que mientras el sujeto es un efecto de lo imposible de domesticar por la
cultura, la subjetividad es lo domesticado por la cultura, de allí el sintagma “subjetividad
neoliberal” siendo a veces reemplazado por “sujeto neoliberal” lo que
técnicamente provoca malosentendidos.
La subjetividad neoliberal ha logrado
lo impensado a nivel del control social, pero no es el “crimen perfecto” en
tanto el sujeto siempre resiste, de allí su poder emancipador.
Podríamos decir que gran parte de la subjetividad neoliberal transita por la
infoesfera en tanto siempre se tratará de quitar el cuerpo, no
permitir su encuentro contingente con aquello distinto porque sus efectos
angustiantes lo convierten por un lado en lo único que no engaña y por otro en
la única posibilidad de salida del mecanismo de espejos donde el Yo está
capturado en sus malestares.
Observamos cotidianamente
el uso de los mecanismos de “irrealidad aumentada”, donde en el microbus,
subterráneo, bar, reunión familiar, etc. muy pocos quitan la mirada de la
pantalla obturando el encuentro real con el otro. El “bitcompromiso” genera la
misma satisfacción que tomar con la mano las papafritas del Mc Donald´s… un
clic dado en un Like ilumina una zona del cerebro como si el cuerpo realmente se
hubiese sido puesto en juego en una acción para cambiar la realidad y de allí
por contigüidad se pasa a otra cosa, lo mismo sucede cuando se comparte un meme
o posteo a favor de alguna causa ya que el compromiso social ha devenido en “publicidad”
en el concierto de imágenes de Facebook o Instagram, en los slogans de los “hashtags”
que funcionan como si tuvieran sentido pleno…
Parafraseando
a Zizek, todo se ha vuelto mercancía, tomamos un café en Starbucks y mientras con
nuestro pago la empresa nos asegura que colaboramos a mitigar el hambre en el
mundo o a producir café orgánico., mientras consumimos el Latte desde
nuestra pantalla del Smart clickeamos y compartimos propaganda que
cambiará el planeta – producida
por los dueños del mundo y colaboradores para “entretenernos” logrando que
nuestro cerebro se “ilumine” dos veces como si hubiésemos realizado acciones
que cambiaron el mundo mientras tanto el verdadero sistema económico motivo de
la injusticia que provoca los males del mundo nos terminó de vender un café…la propaganda
por identificación se convierte en discurso que repite consignas, spots, slogans,
hashtags donde se demuestra claramente que los bitcomprometidos no escriben
sino son escritos desde otro lugar... y si de estas propaganda devienen
encuentros serán por multitudes de iguales…
La
mercantilización de la vida y los valores alcanza a toda la sociedad, de allí
que en el movimiento scout observamos cómo las instituciones se mercantilizan
rompiendo su necesaria independencia política al realizar
convenios insólitos con las “relaciones públicas” de las grandes
empresas –léase departamentos de propaganda institucional- participando en concursos
o programas de “responsabilidad empresarial”, ofreciendo su imagen
institucional y la de sus miembros… o directamente a sus miembros como mercancía ya no solo al
Estado sino a Fundaciones de las grandes corporaciones y embajadas extranjeras.
La situación llega a ser tan delirante que nos podemos encontrar con el
patrocinio de supermercados formadores de precios denunciados por estafa,
explotación laboral y venta de artículos de distribución gratuita,
terminen junto a los scouts dando cursos de alimentación sana a quienes no
tienen para comer –lo que al menos implica cierto grado de sadismo
hacia los chicos que se ofrecen al marketing empresarial- Es clara la ganancia en
propaganda para empresas y de transmisión ideológica de las fundaciones hacia
las Organizaciones sociales, amén de mejorar la mirada social por
“colaborar con los scouts” … lo que es evidente para las empresas y los
promotores de esas ideas es oscuro para los cuerpos institucionales que son mercantilizados
e instrumentalizados en función de otros intereses, en un
mundo donde la definición de apoliticidad rebasa la idea de partidos políticos
a tal punto que gran parte de las ONG surgidas en los últimos veinte
años son utilizadas como transmisión ideológica y presión a los gobiernos
populares no liberales.
De lo extraño a lo
familiar
Si hay un
afecto que caracteriza la época es la extrañeza que no es más ni menos que
una manifestación de angustia a lo que no-es-igual-a-mi
siendo el resultado la evitación o la confrontación narcisista…
de allí que en estos últimos años el término específico “fobia” se ha
deslizado desde lo clínico a lo social - vincular.
Slavov Zizek sin proponérselo explica lo que Bifo Berardi diferenciaba respecto a las relaciones por conectividad - infoesfera – y las relaciones por conjunción.
Sencillamente podemos decir que la infoesfera es una burbuja imaginaria
engañosa en tanto quienes participamos de ella ignoramos que existe una
dicotomía
entre el ser virtual y el ser real, donde el cuerpo físico no se pone
en juego.
La WEB nos
ofrece ignorar cuerpos reales, clases sociales, el poder real, el dinero, todo
aquello que está a nuestro alrededor cuando quitamos la mirada de la pantalla…
solo posteos e imágenes, los que ofrecen la ilusión de ser parte de algo por
solo dar un “clic”, twittear en la cuenta de una figura pública, o ser parte de
alguna causa que nos irá homogeneizando discursivamente si es
que queremos seguir siendo parte de la misma –lo que Freud denomina identificación
por contagio- Lo “común” no es definido por la comunidad, sino desde
otro lugar donde lo “común” ocupa el lugar del totalitarismo y la negación de
la diferencia.
Mientras que
el
cuerpo real del otro siempre actúa como límite siendo un regulador en
tanto no podemos decir cualquier cosa si queremos vivir en sociedad; en la
Red los impulsos tienden a desamarrarse dando una falsa idea de libertad,
por lo que cambiamos la forma de estar en el mundo siendo más agresivos
por la falta de autocensura del sin-el-cuerpo, generándose en los intercambios
extrañeza en quienes nos eran familiares cuya respuesta muchas veces será
declararlos inexistentes: bloqueo, eliminación de contacto. La pulsión
conectiva y metonímica de buscar lo homogéneo pareciera constituir una
especie de algoritmo donde se elimina la diferencia de manera que quien
esté del otro lado de la pantalla sea lo más parecido a mí, en espejo
con mi Yo logrando, en ese punto despertar la fascinación… definitivamente
se está más cómodo en las redes sociales que en el mundo de los cuerpos reales
donde la sola presencia construye una demanda… mundo que se hace cada vez más
extraño y hostil, lugar donde se deposita lo siniestro.
El desafío como
sociedad y por ende del movimiento scout es correrse de la mercantilización y
utilización política, atenuando el poder con
el que los mecanismos de conectividad inundan la vida de niños, jóvenes y las
actividades scouts en continuidad con los mecanismos de control
biopolítico de los cuerpos y las ideas.
La mejor
manera de evitar la extrañeza es retomar los caminos de la conjunción
que nos ponen en primer lugar en el encuentro con los cuerpos de las comunidades
en las que participamos, apuntalándose la ciudadanía activa por
medio del servicio concreto producto del encuentro real con los otros…
si algo de esto ocurriese seguramente nadie pensaría dar cursos de cocina sobre
“comida sana” para quienes con suerte comen una vez por día… otro tipo de ideas
surgirían y se podrían concretar con los otros, pero para ello hay
que descartar la lectura simplista y liberal de la vida, abandonar la
“propaganda” sobre los excluidos que los ubica como delincuentes, negando determinaciones
político y sociales… cargando más las espaldas de quienes están al borde o
caídos del sistema… los “nadies”…
Las verdaderas
políticas surgen de las necesidades y problemas reales y
sentidos de las comunidades, y están destinadas al fracaso si quienes definen
que necesitan los otros son jóvenes scouts en sus “parlamentos” y “asambleas”
ya que si por un lado el sesenta por
ciento de los niños y jóvenes están bajo la línea de pobreza, el
noventa y tres por ciento de los grupos scouts están conformados por ese
cuarenta por ciento que escapa a la miseria, que corren el riesgo de
actuar como “colonizadores” siendo urgente brindarles herramientas para escuchar
a los otros distintos, sin prejuicios de clase media, sin utilizarlos como excusa
para los propios intereses políticos… recién ahí podremos construir en conjunto
en un mundo que devendrá menos siniestro.
[1] LAS ANTORCHAS DE LA LIBERTAD
El 31 de marzo
se celebra en Nueva York la tradicional Eastern
Parade o desfile de Pascua, un escaparate de la época y
uno de los eventos culturales más importantes del país hasta los años 50;
después cayó en declive. Eduard trazó el siguiente plan: Un grupo de 10 chicas
jóvenes, modelos debutantes de la revista Vogue,
se infiltrarían en el desfile, y a su señal, sacarían unos cigarrillos y se
pondrían a fumar ostensiblemente, gesto que dejaría a los presentes en estado
de shock. Previamente, Bernays haría correr el rumor entre sus amigos de
la prensa y fotógrafos sobre un grupo de mujeres jóvenes de la high class de Manhattan que iban a liarla
parda durante el desfile para reivindicar su derecho a fumar, y que el grupo se
habían autodenominado "Las antorchas de la libertad".
Al día
siguiente los periódicos del país entero se hicieron eco del evento. El mensaje
caló. El New York Times tituló: "Group of Girls Puff at
Cigarretes as a gesture of Freedom", y un año después aproximadamente ya
estaba bien visto por parte de la sociedad americana que las mujeres fumasen.
Nunca una campaña tan barata había generado tantos beneficios, y la
"magia" de Eduard Bernays estaba en la cresta de la ola.
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