domingo, diciembre 02, 2018

Escultismo y neoliberalismo: Los malestares conectivos del YO




"los hombres huecos". patricio Moleon


             En el artículo anterior trabajamos sobre cómo se construye la realidad en nuestro tiempo y su incidencia en jóvenes y adultos a partir de la conectividad de relaciones  fetichizadas que ubican el malestar del Yo en el eje de las discusiones de redes favoreciendo la disociación entre realidad virtual y el mundo concreto en el que vivimos o en el que otros apenas sobreviven, en el caso de Argentina por ejemplo en la estadística de abril de 2018 (hace unos días entramos técnicamente en recesión, lo que indica que este número sería mayor) el 62,5 % de los niños están en situación de pobreza y si ponemos de tope los 17 años es el 65% de niños y adolescentes… y este no es tema de preocupación en las redes y aparentemente tampoco lo es en las actividades concretas.

Los malestares conectivos no inciden de la misma manera si nuestra práctica es la de un escultismo realista o la de un escultismo parlamentario; en el primer caso nos encontramos con jóvenes y adultos que ante el encuentro con la realidad de sus comunidades concretas pueden verla, juzgarla y actuar en ella…  en el segundo caso nos encontramos con jóvenes y adultos que miran la realidad con los lentes de la conectividad buscando en ella los signos que la red indica mediatizando las relaciones con los fetiches ideológicos que asumen como propios lo que tampoco es sin consecuencia, en tanto parasitan las relaciones por capilaridad del biopoder entre jóvenes, adultos, sus comunidades y las actividades, en tanto se favorece la alienación del Yo al discurso que ofrece la infoesfera como si esta fuera la problemática real de los niños, los jóvenes y sus comunidades.

LOS MALESTARES DEL YO.

            La “religión americana” madre de la inflación del Ego y sustrato de la psicología norteamericana parte del supuesto de que el Yo es amo de su casa haciéndolo coincidir con el cuerpo, de allí surgen muchos términos que actualmente se establecen como paradigmas culturales disfrazados de ciencia. Osvaldo Delgado al referirse Byung Chu Lan y los usos actuales de la perspectiva de género es muy claro al afirmar que “para el psicoanálisis el yo no autopercibe nada. No hay identidad sino identificaciones, y las intrusiones médicas en la anatomía dan cuenta de la caída contemporánea del campo metafórico y del empuje a la literalidad del imperativo de goce del capitalismo actual.

El Malestar en la Sexuación:

El cuerpo, el goce y la culpa se instauran en un tiempo donde la cultura no talla inaugurando la humanización que siempre será singular, uno por uno y la soledad… punto por demás importante a la hora de pensar la constitución del Yo en tanto que como modo de afirmación siempre estará en tensión con los otros (agresividad) y en falta sin que exista un objeto posible de colmarla, sintiéndose perjudicado por ello, suponiendo que existen quienes sí gozan en plenitud.

La cultura ofrecerá formas de tratamiento de esa falta de goce infinito y la imposibilidad de nombrar el ser, en primer lugar, con identificaciones y semblantes que permiten que el sujeto se oriente en cómo hacer con ello. Recién en este punto podemos decir que importan las variaciones culturales y su relación con los imperativos de la época, que en nuestro caso con la instauración del sujeto neoliberal, al apuntar a la destrucción del amor y sus posibilidades metafóricas se desliza hacia un imperativo a gozar del cuerpo en consonancia con la estructura económica neoliberal de lo ilimitado.

El discurso de la cultura neoliberal puritanista[1] e individualista en su idealización pretende eliminar lo constitutivo del hombre y no tiene chance de triunfar… recordemos que hace unas décadas se hacía campañas de “no le compre juguetes de guerra a sus hijos” como si ello hiciera mella en la agresividad constitutiva del hombre; hoy se hacen campaña de que “no hay juguetes de nenes y de nenas” como si eso tuviese que ver con la sexuación y la tragicomedia de los sexos… ¿acaso no merece la pena pensar hasta qué punto debemos intervenir en los semblantes que orientan y canalizan la agresividad y la condición sexual en tanto son más una solución que un problema?... después de todo, son los niños y jóvenes quienes eligen dentro de la oferta de la cultura… siempre es mejor jugar que actuarlo en la realidad, y de esto los psicólogos y psicopedagogos algo saben ya que el juego no solo sirve para diagnóstico sino también para elaborar los conflictos, y la sexualidad en el humano es uno de ellos.

El malestar en las nominaciones 

En el momento fundante del sujeto se instaura la imposibilidad de representación de la sexualidad y la propia muerte, de allí que el lenguaje nunca alcance para decir lo que queremos decir y siempre sea fuente de malentendido. El humano busca en el otro una definición de su ser “¿Quién soy?” “¿Quién soy para vos?” “¿por qué me amas?” “¿cómo soy?” todas preguntas difíciles de responder o imposibles… por otra parte suele creer que el Otro siempre es el “malo” responsable de su falta de goce, vivimos en un mundo de “perjudicados” pero no por la economía –de allí la eficacia del discurso capitalista del yo -
 
Dentro de la declinación de las identificaciones observamos como la cultura de los últimos decenios se la ha arreglado para inventar nuevas clasificaciones y etiquetas como formas de intentar responder a la pregunta sobre el ser, todas ellas sintomáticas… el problema de la etiqueta es al ser identificatoria ofrece un falso-ser  que tampoco eliminara el malestar aunque orientará al sujeto a la adaptación con el estereotipo lo que supone operar sobre el malestar estructural orientándolo ya no hacia un cambio social en los modos de distribución de los bienes, sino en un modo de gozar en el mundo, de allí su estricta relación con el liberalismo y los modelos de derechos civiles que tan bien describe la escritora feminista Nancy frazer.

  Esta orientación del malestar a través de la ciencia, la industria farmacéutica y los movimientos liberales de derechos civiles se globalizó con la caída del muro de Berlín que entre otras cuestiones desorientó a la izquierda respecto a la dirección a tomar siendo que solo dos décadas atrás consideraba las cuestiones sexuales como típicos problemas de la sexualidad burguesa. Sin el enemigo comunista que otorgaba sentido al malestar social, aparece el primer estallido de las nominaciones para la orientación del malestar.  De los nombres propios pasamos a las etiquetas diagnósticas … “soy un fóbico”, “soy un toc”, y los agrupamientos sintomáticos – clubes de fóbicos donde especializar los métodos para mejorar las estrategias fóbicas – y sus efectos de coagulación de la identificación a la etiqueta patologizando reacciones del sujeto al sistema económico. subirán al cénit civilizatorio –en los sectores medios bajos y sectores medios- las llamadas patologías del consumo: anorexia, bulimia, obesidad, toxicomanías, depresión, ataques de pánico, juego compulsivo, compras compulsivas, etc.  En la actualidad con la población etiquetada y medicada –los consumos de drogas legales e ilegales para combatir el malestar y adaptarse son elevadísimos-  observamos que el malestar en las nominaciones se traslada a la sexualidad donde desde la torre de Babel el empuje a lo ilimitado choca con la imposibilidad de nombrar multiplicando las etiquetas que intentan decir de los goces singulares que siempre son esquivos al etiquetado.

La conectividad también golpea fuertemente al lenguaje en tanto la literalidad de quienes interpretan los textos ha eliminado la metáfora como recurso comunicacional y poético, generando lo que es de esperar: agresividad… de allí el surgimiento del emoticón que a la manera de filacteria combina signos con imágenes buscando comunicar una significación con menos riesgos de malentendido.

En el último tiempo y gracias a los fenómenos de la realidad virtual dependiente de la conectividad, el “lenguaje inclusivo” ha pasado a ser otro de los “grandes problemas” … la discusión por la distribución de las vocales eco de un tiempo donde el exceso de lingüística suponía que el lenguaje como poder era determinante de toda la vida humana ha reemplazado la discusión por las verdaderas distribuciones e inclusiones donde se juega la vida. Operando a nivel de pensamiento mágico pareciera que la “e” garantizaría las inclusión mientras tantos la pérdida del ingreso, el trabajo infantil, los presos políticos, la persecución a periodistas, el derrumbe de la salud y la educación, el sujeto de deseo aplastado a sujeto biológico de pura necesidad parece no ser parte de la agenda de “problemas actuales” ´… será este el retorno a la animalidad al que, mirando el futuro, Kojeve hacía referencia?.

Vivimos en un tiempo donde  desde el poder se pretende que la llamada “lucha de clases” salga del escenario político-social para volcarse en dos escenarios: el primero de ellos, el interior mismo del sujeto que pasa a explotarse a sí mismo bajo la mentira del empresario de sí mismo que niega las determinaciones del poder; el segundo  la lucha entre los sexos y el paradigma de los Estudios de género y el feminismo que desestiman los mecanismos del Capital y la explotación hasta la muerte de los hombre … mientras tanto como decía Marx , de fondo escuchamos la carcajada del capitalista que se queda con la riqueza promoviendo sueños imposibles que cuando el sujeto toma conciencia de ello, ya le quedan pocos años de existencia.

El malestar en la religión.

              Mal que les pese a muchos, la culpa es estructural y originaria en el hombre, siendo la religión un modo de orientación y tramitación ella. A lo largo de la historia, las civilizaciones encontraron formas de lidiar con el empuje a la muerte, algunas más eficaces que otras… desde la figuración de dioses guerreros que hacían exigibles distintos sacrificios hasta su innecesaridad encontrando en el cristianismo histórico las bases de su humanización y regulación.

               Como modo de lazo social la religión genera la posibilidad de encuentro con el otro. Frente a la soledad que abruma en los tiempos donde los lazos son utilitarios y efímeros, la vivencia de la comunidad se encuentra en oposición el consumidor- consumido donde el sujeto que se relaciona con los objetos tecnológicos y con los  otros en tanto objetos de satisfacción para su YO... mientras que la religión propone un sentido más allá del yo, dirigido a la comunidad… si la heredera de la religión es la ideología -como afirma Roberto Esósito -  en tanto agrupa personas con una idea de mundo similar,  hay que ser muy claros distinguiendo las ideologías que no hacen lazo social y su vinculación con las religiones individuales –religión americana- en la línea de Wotan; de las ideologías comunitaristas donde el otro importa, más ligadas al cristianismo histórico aunque se definan ateas. En Argentina esto ha sido claro desde la independencia hasta la fecha, y se comprueba en las variaciones del compromiso social juvenil y en las grandes definiciones políticas como “la patria es el otro”.

                El malestar en la religión –y en las ideologías comunitaristas-  se origina en el YO en tanto  el egoísmo –entendido como narcicismo- no quiere ceder nada en función del otro... ni riquezas ni posiciones aunque se encuentre en un estado de soledad y desorientación pocas veces visto en la humanidad, … el Yo ilimitado, autorreferente, autosuficiente y neoliberal prefiere las “religiones o ideologías a la carta” o el neofascismo donde el otro –y no el modelo económico social- es el responsable de aquello de lo que no se puede gozar. La conectividad operada desde el poder –tal como se planteó en el escrito anterior- alimenta y hace uso de todas estas cuestiones y como una gota de tinta china en el agua, contamina las relaciones interhumanas saturando temas individuales conectivos para ignorar otros sociales conjuntivos.

Un escultismo comunitario y popular

                   En estos últimos días se realizó lo que algunas personas denominaran la “contra-cumbre del G20” en la que participaron distintos líderes. Sorprendió a todos la afirmación de la ex – presidente argentina Cristina Fernández cuando afirmó que “en nuestro espacio hay pañuelos verdes y también pañuelos celestes” en directa alusión al debate incluido por el gobierno neoliberal sobre la ampliación de la legislación del aborto que tenía dos objetivos: el más importante la fragmentación del campo popular a partir de un tema de polarización extrema, el segundo la ley en sí como exigencia del FMI y del grupo de empresas interesadas que esponsorearon a distintos colectivos impulsores del mismo. La noción de pueblo sustentaba la afirmación, que desorientó a quienes utilizan estrictamente las categorías europeas para analizar la realidad proyectando en nuestro continente sus propios fantasmas respecto de la historia de su continente plagado de estragos humanitarios tanto de izquierda como de derecha.

                 ¿Que hacemos con los malestares del YO en nuestros grupos?  Por lo pronto sabemos que permean el movimiento en tanto somos miembros de la sociedad en que vivimos... los alojamos... pero de acuerdo a la práctica de escultismo que realicemos podemos sintonizar perfectamente y ser multiplicadores ideológicos o convertirnos en un espacio de descubrimiento de la comunidad, su historia y su destino. Si nuestra práctica es realista el encuentro con la comunidad a la que pertenecemos nos permitirá acceder a un saber de la alteridad, de la cultura real –no virtual- en la que estamos inmersos y ello nos permitirá construir un saber aprender para transformar el mundo en el que vivimos siendo la nuestra una acción local que incide en lo global pero desde una perspectiva de ciudadanía activa alterglobalizadora. Si nuestra práctica es parlamentarista tendremos nuestros grupos constituidos en una continuidad de la conectividad que nos brinda las opciones de debatir para aprender sobre el discurso que hay que decir o lo que es  peor intermediar nuestra lectura de la comunidad con los eslóganes conectivos impidiendo la experiencia del encuentro verdadero con el otro  y transformándonos es multiplicadores de la ideología que conviene al poder...dicha práctica de "ciudadanos globales" se constituirá en una reproducción mas de la ideología globalizadora.    


[1] La referencia obligada es el Puritanismo Americano que, si bien en su momento liberal se apoyará en las religiones americanas, no se trataba de producir una nueva identidad sino un proceso de cancelación de identidades anteriores que obstaculizaban el proceso productivo

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