En el primer artículo trabajamos sobre
algunas características de nuestra época, donde el mundo virtual de ser un
espacio con cierta libertad se ha convertido en un lugar colonizado a través de
empresas que se especializan en análisis de usuarios inicialmente con fines
publicitarios y desde hace pocos años como manipulación política responsable
entre otras cosas del Brexit, la asunción de Trump y la campaña “anti –k” que llevara a la
presidencia a Mauricio Macri que se sostiene en el
poder en virtud del trabajo de este tipo de organizaciones. Avanzamos sobre las
nociones de infoesfera y los conceptos diferenciales de conjunción y conectividad.
En el segundo artículo abordamos los “malestares
conectivos del yo” y la eficacia de los mismos a la hora de producir
fragmentación en el campo popular atentando contra la conjunción, a través de fenómenos
de conectividad que buscan reducir a los sujetos a un algoritmo que
debe responder a un sistema clasificatorio sin matices. Llama la atención que
los movimientos metoo y su equivalente argento NiunaMenos fueran
proyectados a lo social en momentos donde se comienzan a agudizar los planteos
a Trump y Macri que comparten empresas de asesoramiento en influencia del
electorado, en el caso de Argentina surge cuando a partir del descalabro económico-social
provocado por el gobierno, que en alianza con el FMI, arrasa con los derechos
de gran parte del pueblo argentino.
Conectividad
y Empatía
Si hay una emoción que es la aliada perfecta del manejo de multitudes es
la empatía. Recordemos que definíamos a la conectividad como la producción
de signos y significados isomorfos – imitativos- dentro de la infoesfera
cuyo objeto es producir un giro en las relaciones sociales con el otro en
función de los objetivos que tienen definidos los Social Media Managers.
Este giro sería imposible sin la producción de empatía que en los
últimos años ha devenido como nuevo mandato social, o, mejor dicho, ¿pre-social?... veamos…
A la hora de definir dicho término las referencias generalmente se plantean a partir de dos movimientos: introyección
afectiva e imitación lo que implica a decir de Visher[1] una “vivificación de la imaginación”
que se traslada a la producción de determinadas conductas sociales. La ausencia
de distancia y la suspensión del juicio objetivo quizás fuera la causa de que uno
de sus primeros nombres fuera “infección psíquica” definiendo
cuando una persona o grupo de personas se identifica con el supuesto dolor
producido por un objeto “x” apropiándoselo del mismo para actuar como si fuera
esa persona en tanto el pensamiento estará sobredeterminado por dicha
identificación[2]. A la afectividad
producida, se le suman slogans con un fuerte peso
imaginario que se hacen virales en el enjambre de la red[3]
obturando el pensar, como el clásico “que se vayan todos”, Significante amo de la
significación, certeza sobre las que se articula el
discurso produciendo un continuo loop que remite al slogan, de allí
la imposibilidad del debate de ideas o argumentos.
Las reacciones históricas de masa más comunes han sido los linchamientos,
y la manipulación de los mismos mediante la propaganda que entre otras cosas ha sido el agente que ha
llevado al poder a dictadores como Hitler o en la actualidad a testaferros del
poder real con la diferencia de que en este tiempo existe una batería propagandística
mucho mayor que en cualquier otra época: la prensa + las redes sociales. Desde
estos lugares se sostienen en el poder a los gobiernos neofascistas de las
llamadas “democracias blandas” o se mina el campo popular en las democracias
intervenidas desde los medios con fines claramente antidemocráticos
a partir de la continua producción de fake news y su réplica viral en
quienes están capturados en la significación impuesta.
La derecha se imbrica en las ciencias de la comunicación como modo de
autosostenerse en los privilegios de sus corporaciones e intereses económicos
que no tienen límite, pasando a ser la gran beneficiaria de este tipo de acciones
que se convierten en una herramienta más dentro de los esquemas de shock, desarmando
a partir de antagonismos transversales a las clases sociales la posibilidad del
constitución o fortalecimiento del campo popular equivalencial que
apuntaría al hueso del problema social: el modelo económico social y la
distribución de la riqueza. ¿Manipulan a todos? No… en tanto es una
imposibilidad fáctica ya que el sujeto posee un núcleo indomable… pero quienes
no tienen creencias o ideologías como modo de entender el mundo son el blanco principal
de este tipo de estrategias: adolescentes, jóvenes y adultos “apolíticos” que
solo se agrupan por “ítems” y no por visiones del mundo que implican un proyecto de
país, ellos son mayoría y definen las elecciones, más del cincuenta por ciento
de los electorados son “voto flotante” …
El efecto propagandístico viral presiona a los internautas y a los
partidos políticos de la oposición a subirse a la ola produciéndose discusiones
internas y desvío de metas, generando desconcierto y el efecto “Bolsonaro” en el
electorado –ese cincuenta por ciento de mayoría silenciosa y autocensurada - no
se hace esperar al momento de elegir gobierno… mientras tanto la
oposición del campo popular pareciera no entender que primero hay que tener el
poder político para luego realizar avances que implican pérdida de electores. ¿Acaso
alguien en su sano juicio piensa que si en la década pasada se hubiese llevado
a plebiscito la posibilidad de cambiarse el nombre por género o el matrimonio
igualitario hubiera sido viable su aceptación? ¿Y si hoy se llevara a
plebiscito la expulsión de los inmigrantes aquí o en Europa que creen que
pasaría?
Los linchamientos esporádicos como el del joven
santafesino que robo masitas de un supermercado, la destrucción de las viviendas de
menores
falsamente acusados de asesinato en las redes sociales, o los escraches que no parten
de la inacción de la justicia ante denuncias no atendidas, fogoneados por
sectores feministas misándricos punitivistas que literalmente salen de
“cacería” diciendo ir contra el poder cuando
son sostenidos desde el mismo - rompen las bases del contrato social
en tanto la ley y las leyes son marcos regulatorios que proporcionan los sitios donde
formalizar
y resolver jurídicamente distintas situaciones prescribiendo conductas y
suspendiendo la venganza como acto en búsqueda de cierta objetividad. Los
escraches argentinos contra los genocidas del tiempo del terrorismo de Estado surgieron
por inacción de la justicia y prácticamente desaparecieron cuando la justicia
operó y se llevaron adelante los juicios, no antecedieron a las denuncias
formales y la búsqueda de justicia por las vías democráticas.
La relación entre escraches y denuncias reales en la justicia nos
muestra claramente cómo quedan en las manifestaciones o en la infoesfera, como
si su objeto fuera operar como distractor social facilitando que “si no hay pan que haya circo”, de la mano de un
nuevo mandato social falaz: “si lo dice una mujer es cierto”
echando por tierra el principio jurídico básico de presunción de
inocencia –que no implica el descrédito del denunciante - lo que impide
el justo
derecho a la defensa y la condena penal de quien comete un delito, sea
sexual o difamatorio.
La infección de lo siniestro desregulado en las relaciones de las
personas opera como inoculación perversa respecto de los grandes temas políticos y
económicos generando paranoia en las mujeres – que a partir de esta identificación
“leen” cualquier conducta masculina como acoso y abuso - y en los hombres que
no saben en qué momento pueden ser escrachados por algo que desconocen,
con las consecuencias que esto implica como la pérdida laboral, familiar e
incluso el suicidio como sucedió en estos días con un adolescente barilochense. Una de las voces
coherentes y agudas dentro del feminismo es Rita Segato que tiene claro que
este fenómeno punitivista solo puede generar un retroceso en los derechos que
se adquieren, efectos “bolsonaros” no exclusivos de los hombres sino también de
las mujeres que no acuerdan con la inquisición social.
Amor
y conjunción
Si la empatía es llorar juntos, el amor es el abrazo
que contiene. Si la empatía se relaciona con la conectividad
y alienación al otro, el amor lo hace con la conjunción
que opera como tratamiento de aquello
desemejante de mí. Mientras que la empatía es el emparejamiento
de lo igual, el amor es un don que aloja lo distinto. Si la
conectividad es metonimia –desplazamiento- la conjunción es metáfora. Si
la conectividad
constituye lo inmunitario, la conjunción funda la comunidad.
Como bien decía Bifo Berardi[4] en nuestro tiempo lo
que antes era un equilibrio entre conectividad y conjunción ha cambiado a un
predominio de la conectividad favorecida y producida desde el enjambre
de las redes, donde el cuerpo no entra en juego y lo distinto de mí es
eliminado, bloqueado. La caída de la metáfora implica que el
otro distinto de mí aparece como siniestro configurándose las
relaciones con el mundo con aquellos iguales a mí –hasta que dejan de serlo-,
como si fueran extensiones o “aplicaciónes” del Yo.
¿Qué sucede cuando en el programa institucional los adultos y los
jóvenes se guían por los fenómenos conectivos?... sencillo, nos encontramos con
lo que Gerardo Martínez[5] ha denominado “escultismo
comercial” en tanto queda imbuido dentro de la lógica de la mercancía
que no se reduce al consumo de objetos sino al mercado de las ideas que
convienen al poder real enmascarado en los medios de
comunicación, la red y las ONGs liberales, de allí que la propuesta
pedagógica no sea crítica sino que se basa en el mito de la tierra de “nunca jamás” donde las “subjetividades
libres” en realidad son niños y jóvenes abandonados al mercado y la red
que coloniza el pensamiento gracias a la declinación de los adultos en su
función. No se tratará de que los niños determinen sus actividades por conjunción a partir del encuentro con los
otros y el otro, sino que la actividad básicamente se constituya por
conectividad, en función de lo que opinan acorde al tema social o institucional de turno – lo que nos
lleva a preguntar si opinan o son “opinados- ” premiándose imaginariamente al
que “mejor hablador de un tema” y no al que “mejor
hace en relación al prójimo - próximo”, constituyéndose en un refuerzo
conductual que repite la estructura social de clases beneficiando a quienes tienen mejores
posibilidades de acceso a la cultura y al sostenimiento de la hegemonía
en tanto se discute sobre la agenda de los medios y las redes, que ya no son
neutras como hace algunos años.
Un escultismo comunitario o comunal se constituye a partir de la conjunción
y siempre será realista en tanto los debates mayoritariamente surgirán de indagar
la realidad a partir del encuentro con el otro, determinando el
análisis de sus determinantes y las acciones que se llevarán adelante… el
exceso de conectividad desconecta a niños y jóvenes del contexto
corriéndose el riesgo de que el grupo se convierta en una “discusión de Facebook
presencial” que aborda las temáticas que vienen desde otro lugar y como decíamos
convienen al poder. ¿Se tratará de ignorarlo?... no… sino de hacer lectura
crítica de qué se nos demanda y qué se oculta detrás de la demanda siendo la comunidad
la referencia del loop articulador del discurso.
[1] Diccionario de filosofía José
Ferrater Mora. Empatía
[2] Sigmund Freud, “psicología de las masas y análisis del
yo”
[3] Bifo Berardi utiliza el
nombre de “enjambre” como designación de la masa social y sus fenómenos en la
infoesfera
[4] Franco BERARDI. Fenomenología
del fin. Sensibilidad y Mutación colectiva. Ed caja negra
[5] Gerardo Martínez, “Escultismo
Critico popular. Bases teóricas para la construcción de un modelo pedagógico experimental”
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