En el artículo anterior afirmaba que si en los primeros
tiempos del Escultismo la religión y la participación política correspondían a
la esfera privada del dirigente y ambas eran alentadas y compatibles con la
práctica scout, con los procesos de institucionalización se mantuvo – a
regañadientes de algunos sectores- que la religión era esperable pero no
sucedió lo mismo con la participación política del dirigente scout, que poco a
poco fue siendo censurada con la suposición de “influencia negativa sobre los
muchachos”. Esto que parece lógico en una primera lectura, se muestra falaz en
la realidad donde algunas organizaciones scouts se posicionan claramente en una
línea política, cuestión que discutiremos más adelante.
Dos
situaciones de contexto no pueden dejarse de lado a la hora de analizar qué es
lo que pasó para que se censurara explícita o implícitamente la participación
política del dirigente scout (1) La compleja realidad en el “entre guerras”
sumada a lo que es vivido como amenaza soviética para toda Europa[1]
que unifica los países capitalistas bajo la consigna “salvar al mundo del
Bolcheviquismo”, sumado al intento de cooptación del movimiento por los
regímenes fascistas (2) la realidad en América latina donde el escultismo es
coaptado por las clases alta – media y
por la religión, sumado a los mismos temores Europeos con referencia a la
revolución Rusa . Es en este contexto que de buenas a primeras las Organizaciones Scouts sostendrán
el discurso de “más scouts, mejores ciudadanos” pero impulsaran un paradigma
de dirigente scout basado en la “ciudadanía pasiva”¿qué
es esto?. Para Baden Powell (GJT) el
ciudadano pasivo era quien trabajaba, cumplía las leyes y expresaba opiniones
tanto de política como de deportes y cuestiones generales, pero dejaba que otros se ocupen del
bienestar general… en esta visión el ciudadano es dócil al Amo de turno.
Podemos
ubicar como problema general, que si bien nos cansamos de decir que el
escultismo es de los niños y los jóvenes no pareciera políticamente correcto
afirmar lo que es una verdad a voces: es un juego que está a cargo de los
adultos quienes entre otras cosas son aquellos que definen lo que ofrece el
escultismo, su programa y los perfiles de sus cuadros dirigenciales. Si para
quienes están a cargo se trata de “ciudadanía pasiva” la labor social del
escultismo se reduciría a recolectar víveres en caso de catástrofes o ser la
“guardia pretoriana de la Iglesia Católica” en peregrinaciones, mientras se
enseña a los muchachos a cumplir las leyes (aunque sean insensatas) aceptando
incluso la pérdida de derechos porque esas son cuestiones políticas que poco tienen
que ver con los scouts. Los dirigentes que asumen compromiso político con el
correr de las historias institucionales son desestimados y muchos de ellos
terminan siendo excluidos o autoexcluyéndose
por motu propio, sintiéndose estafados por las instituciones en los Ideales a los que se
comprometieron.
La ciudadanía es un
estado de derechos
Es necesario
entender que los ciudadanos no son solo los habitantes de la ciudad, sino conforman
una categoría
política surgida a mediados del siglo XVIII a partir de la caída del
poder monárquico y el surgimiento de los Estados – Nación y el republicanismo
como paradigma. La ciudadanía es un punto de llegada (no el último) de un proceso
histórico que Georg Hegel denomina la dialéctica
del Amo y el Esclavo y sus sucesivas transformaciones.
¿Cómo es esto? : En la antigüedad el Amo
tenía poder de vida y muerte sobre todos los demás, y los esclavos eran carentes
de libertad y derechos en forma absoluta, como decía Aristóteles en la
antigua Grecia… el esclavo es un buey que piensa y nada tiene que ver con la
producción de riqueza.
Si el Amo se transforma en Noble,
el esclavo
pasará a ser siervo consagrado a su servicio, gozando
de un poco mas de libertad y autonomía pero sin derechos. Con el
advenimiento de la democracia aparece la abolición de la esclavitud y la servidumbre
cambiándose la lealtad al Rey o al Noble por la Lealtad a la Patria… el
proceso no fue (ni es) para nada sencillo pero se caracterizó por una progresiva
adquisición de derechos.
El Amo mutará al capitalista y el siervo al
trabajador/ciudadano. La lucha ya no es a muerte y el Estado
pasa a cumplir la función intervenir en una puja desigual entre los dueños de
los medios de producción y los trabajadores, consagrando derechos y
permitiendo que cada vez más personas sean felices. Lo de la felicidad
no es un chiste… Jeremy Bentham, padre del utilitarismo inglés y asesor de
algunas constituciones incipientes (como en el caso de Argentina bajo el
mandato de Rivadavia) planteaba que para que el mayor número de personas sean
felices es necesario que la legislación y los gobernantes en sus decisiones
políticas, beneficien al mayor número de personas posible. Sea que se
entienda a la comunidad en un sentido republicano clásico o en un sentido
utilitarista, la idea de felicidad no es ajena a la política, pero
no nos confundamos… se trata de una felicidad producto de la justicia social y no
de la aceptación pasiva del lugar que alguien define para los demás dentro de
un sistema político - social de explotación.
Podemos encontrar claramente que Baden
Powell en el reino de los fines del escultismo articula la Felicidad activa y la ciudadanía activa … Veamos…
· “La felicidad me parece en parte pasiva, pero principalmente activa. Es la actividad de hacer el
bien lo que cuenta”
·
“Si logras hacer felices a otros, serás feliz tú también.”
· “Si queremos
que nuestros muchachos sean felices en la vida, debemos imbuirles la costumbre
de hacer el bien al prójimo, además
de enseñarles a apreciar las bellezas de la Naturaleza”.
· "lealtad activa a la comunidad”
· “La
ciudadanía pasiva no es suficiente para mantener en alto,
en el mundo, las virtudes de libertad,
justicia y honor. Unicamente la ciudadanía activa puede conseguirlo.
De la ciudadanía a la
servidumbre
Hoy no me
voy a detener en la historia (lo dejo para próximos artículos) sino simplemente
en este tema: Si el escultismo busca mejorar la calidad del ciudadano y sus
fines son su formación ¿qué ocurre cuando
en un país (la patria como diría BP) la ciudadanía comienza a retroceder en
camino hacia la servidumbre? ¿qué ocurre cuando quienes tenían derechos a la
educación dejan de tenerlos, cuando muchos no acceden a los derechos del
ciudadano porque ya son parte de la servidumbre? ¿qué ocurre cuando el trabajo
esclavo de algunas “empresas” pasan a ser el paradigma del trabajo? ¿qué ocurre
cuando el propio gobierno –aquel que debe garantizar libertad, justicia y
honor- deja de cumplir con su rol de regular las relaciones disimétricas entre
los dueños de los medios de producción y
los trabajadores estableciendo convenios que inclinan la balanza hacia quienes ocupan
el lugar del Amo reduciendo el salario
de los jóvenes a valores inferiores al salario mínimo? ¿Y cuando les quiere
quitar la posibilidad de formarse en la Universidad? ¿Qué ocurre cuando los que
acudían a la escuela primaria o secundaria para progresar, participando en
planes especiales ya no pueden hacerlo y quedan reducidos al trabajo servil?
¿acaso el grupo scout puede actuar como si nada pasara? ¿acaso las
organizaciones scouts deben seguir funcionando como si nada pasara? ¿acaso nada
pasa?
Si el
escultismo entre sus fines propone que los scouts sean buenos ciudadanos, estas
situaciones –actuales en muchos países - nos ubican en ese terreno que BP define
como lo “no fácil” donde la “ciudadanía
activa” deja de ser algo sencillo. Se desprende de
sus escritos que en los casos donde la libertad de las personas está en juego,
las leyes perjudican a la mayoría, el trabajo se reduce a la servidumbre o al
desempleo, el derecho a la opinión sobre política –o a la afiliación política-
es motivo de persecución y el bienestar de la mayoría de la gente peligra o
sencillamente se desbarranca los scouts tienen algo para hacer.
¿Qué sería
entonces la “Lealtad activa a la comunidad”? Dos cosas son seguras (1) No se trata
de que el grupo scout o las organizaciones scouts actúen desde lo político
partidario, porque esa es una cuestión que queda bajo la libre elección de cada
una de las personas. (2) Se trata seguramente de un hacer hacia la comunidad
que no se reduce a una juntada de alimentos o ser la guardia pretoriana de la
Iglesia en una peregrinación.
Un hacer que
tiene los tiempos de la urgencia como cuando los Rovers en Francia (en una de
las vueltas de la acción cívica al seno del escultismo) en función de los
planteos del Abate Pierre comenzaron un plan habitacional para los sin-techo
que fue exitoso en tanto no se constituyó como única actividad de los clanes…
lo llamaban empresas, nosotros les decimos proyectos… allí el otro importaba
pero no como fenómeno discursivo (como podría ser en un foro donde se opina y se concluye en recomendar cosas)
sino en lo concreto de su existencia. La condición de éxito de este tipo de
acciones es que en primer lugar los dirigentes sean testimonio de “ciudadanía
activa”. El tema (que da vueltas en este escrito) es ¿Qué pasa cuando las
organizaciones proponen como paradigma del dirigente al “ciudadano pasivo”? ¿es
posible realizar un escultismo con Mayúsculas como en algun momento planteara Eduardo Missoni? ¡es posible que el escultismo se plantee como resistencia a los intereses corporativos como planteara Klaus Tegeder? ¿o solo queda espacio para formar
parte del sistema político imperante - el capitalismo liberal en su tendencia actual a la conformacion de gobiernos corporocráticos - donde solo importa
cada uno y los scouts pasan a ser una actividad extraescolar que no tiene
posibilidad de cuestionar lo instituido, donde el paradigma institucional pasa
a ser la ONG que obedece a intereses de control social y
disciplinamiento?
.
No tengo respuestas
para estos temas, pero considero que merecen seguir siendo pensados. Cuando mas
pasa el tiempo más me doy cuenta que si algo me identifica es el escultismo
tradicional ¿por qué? Como ustedes sabrán un taburete puede tener varias patas
pero nunca menos de tres… en el caso del escultismo son: el método scout y sus prácticas,
lo político y lo religioso (espiritual)… si una de las tres patas falta… se
cae. Con la mano en el corazón creo que en la actualidad algunas organizaciones tratan de hacer
equilibrio en taburetes de dos patas (cuando no en una) y el destino
de ello es la caída… un escultismo que ya no es escultismo, que deja de ser un Gran Juego para convertirse en un juego.
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