martes, julio 07, 2009

Los tiempos del juego Buho Terco




Jugar… ¡qué lindo!... en estos días de pandemia por la gripe A N1H1, que por cuestiones de bioseguridad nos tiene un poco aislados del mundo, tenemos la enorme posibilidad de ver a nuestros hijos jugar más de la cuenta ¡y qué lío se arma si no pueden jugar!. Jugar… él sólo hecho de pronunciar esa palabra casi mágica nos hace recordar momentos felices, risas, travesuras, amigos y ¡tantas cosas!

Paradójicamente el juego es cosa seria, de hecho podemos decir que no es tan desestructurado como algunos pretenden y que se compone al menos de dos tiempos. Escribir sobre los tiempos del juego nos pone de lleno en la pregunta: ¿Qué es la infancia?, porque necesitamos un punto de partida para realizar nuestro trabajo; elegimos tomar la definición etimológica por considerarla adecuada a los fines de este trabajo. “Enfans” es el que no habla. El pasaje de la infancia a la adultez es un proceso de lenguaje, entendiendo este como la forma en la que cada uno de los infantes a partir de la lengua materna incorpora la estructura del lenguaje, y de esta manera el acto del habla se convierte en un acto de lenguaje

El lenguaje y el juego entran de la mano a nuestro mundo, y hasta podríamos decir sin errar mucho que luego de satisfecha su necesidad de alimentación el enfans establece una relación de juego con el adulto donde intervienen las palabras. Es en ausencia del adulto donde algunos juegos de presencia – ausencia comienzan a producirse, situación que Freud señaló observando a uno de sus nietos. Tambien es en ausencia del adulto donde comienza el juego de la lengua, el niño comienza a decir cosas.

Una primer cuestión digna de observarse tanto en la lengua como en el juego es que cuando les contamos un cuento a nuestros pequeños hijos ellos piden una y otra vez que se lo relatemos, y donde erramos nos dicen “no, así no era”. Algo similar ocurre con el juego, es gracias a la repetición que se puede jugar, existiendo un placer en lo que se repite… si alguien lo duda ¡observe a sus hijos y no lo que algún docente scout ha apuntado sobre el tema del juego!

La repetición de las palabras o del juego se relaciona con lo que Giorgio Agamben en su libro “infancia e historia” plantea como primer tiempo del juego donde “el rito transforma los acontecimientos en estructuras”(1). El zorro le dice al principito(2) “los ritos son necesarios”, y lo hace antes de comenzar a jugar. Esto ocurre no solo con nuestros hijos en casa, también con nuestros hijos y sus amigos, y sucede en el grupo scout… recuerdo que con un amigazo, siendo dirigentes muy jovencitos (20 años) decíamos que escribiríamos un libro que se titularía “las mil y una forma de jugar a los castillos feudales sin que los chicos se den cuenta” ¡qué ilusos nostros!... nuestros scouts disfrutaban mucho del juego ritual, repetitivo y al cambiar la historia dábamos la posibilidad de seguir jugando y haciendo experiencia, con la complicidad implícita que implicaba jugar un mismo juego con el disimulo que producía una historia distinta... las palabras también sirven para disimular, disfrazar, para seguir disfrutando de lo mismo.

En este primer tiempo nos hallamos en un momento de encuentro con el juego y sus reglas, con el otro, y el proceso de ritualización que podríamos decir que se da antes y durante el desarrollo del juego. El antes es el tiempo del encuentro con los otros: un horario, una patrulla, determinadas cosas que hay que saber… no se puede eludir este tiempo porque no existe el juego desestructurado, es una creencia de los adultos. Algunos dirigentes scouts cuyo origen es la educación formal suponen – e insisten- que se puede jugar en forma desestructurada, sin reglas. Eso no es así y explicaré por qué. La condición de jugar “desestructuradamente” es estar dentro de la estructura del lenguaje, participar de ella, sino nos encontramos con el autismo. Aún así, en el autismo vemos el esfuerzo que un chico hace para ritualizar, ligar, enlazar algo por medio de los movimientos de su cuerpo.

El “juego desestructurado” produce el mismo efecto que las “charlas de moral” que los dirigentes les dan a sus chicos… no se deben abusar de ninguno de los dos… La promoción del juego “desestructurado” sólo “beneficia” a las clases medias y acomodadas dadas las posibilidades de desarrollar la supuesta “actividad libre” con los insumos necesarios; los económicos y cognitivos (por transmisión cultural de los padres). El ritual de jugar favorece a todos, en especial a los desfavorecidos en lo económico o social, a las poblaciones llamadas de “riesgo” (uno de los nombres de la pobreza) quienes poseen distintos déficits simbólicos (ausencia de familia, de referencias, violencia familiar y social) . Mediante el ritual del juego algo se enlaza, se regula, puede que el acontecimiento se transforme en estructura, y esas “reglas del juego” se transformen en reglas de vida… pensemos que quienes han crecido en sectores donde la familia no existe el juego desestructurado es vivido como acontecimiento sin posibilidad de estructuración, y esta es necesaria para que se pueda hacer experiencia. Los chicos no van a orientar su vida por las charlas de compromiso con el barrio a partir de los valores pequeñoburgueses de los dirigentes, tampoco por el juego libre… simplemente jugando como scouts, permitiendo el ritual del juego, es allí el taller donde se van forjando… con que un dirigente haga bien eso, alcanza y sobra… primero esto, después el resto…

A esta altura del texto podemos afirmar que El rito es condicion para que un acontecimiento obtenga relevancia y de lo azaroso, se transforme en experiencia que pone en primer plano la subjetividad y la trasciende. La experiencia es encontrarse en el camino con la ausencia de camino que nos lleva a crear, pero no se llega sin camino y esto ya es un segundo tiempo y con Giorgio Agamben podríamos titularlo de la siguiente forma: “El juego transforma las estructuras en acontecimiento” (3)
Es necesario que el rito transforme los acontecimientos en estructura para que con el juego la estructura se convierta en acontecimiento… pero entre un acontecimiento azaroso y un acontecimiento que haga marca en un sujeto existe una gran diferencia, por eso el segundo no es sin el primero (de allí parte la crítica al supuesto “juego desestructurado” que plantean algunos “pedagogos” scouts).De igual manera que en escritos anteriores (4) hacíamos referencia a que es condición de la creación el conocimiento de la técnica para poder inventar a partir de ella, en los scouts necesitamos distintos conocimientos y estructuras progresivas para seguir jugando acorde al interés y posibilidades de las distintas edades; para que de esta manera se pueda provocar algún acontencimiento que implique al sujeto.

¿Podemos basar el escultismo en la pura contingencia de que se pueda producir una experiencia dejando de lado lo ritual del juego, tomandolo como algo accesorio? Si esto sucediera, nos quedamos sin chicos y no nos orientamos a cumplir la Misión del movimento. Cada uno de los elementos del juego conforman el camino y su función es facilitar que en un momento se produzca el acontecimiento - invención.
Abandonar a los niños y jóvenes a la empiria puede ser divertido para los adultos, pero se convierte en un punto de dificultad para los chicos. En nuestra sociedad existen cada vez menos lugares donde poder hacer verdaderas experiencias las cuales se puedan hablar con otros haciendo de ellas momentos experienciales compartidos. Los scouts pueden ser uno de esos pocos lugares donde suceda: escaladas, construcciones, juegos, competencias, celebraciones; todas invitaciones al relato donde lo vivenciado es conversado, charlado, circulan apreciaciones y emociones… la ventura de cada uno de los que se ha lanzado al camino brinda ocasión de lazo, de identificación y empatía

Finalizando el escrito pensaba… el juego scout tiene algo del Quijote de la Mancha, que se lanza al camino produciéndose el encuentro con distintas cosas que van a poner en vilo la propia subjetividad. La enseñanza del Quijote es que lo fantástico, lo inesperado, lo extraordinario donde tejemos nuestras historias y juegos, se encuentra en lo cotidiano… no hay que ir muy lejos... esa es la ventura del escultismo…


(1) Giorgio Agamben, “Infancia e historia”. Ed Adriana Hidalgo 2003
(2) Antoine de Saint Exupery. “El Principito”
(3) Giorgio Agamben, Ibid
(4) Búho Terco: “Sobre la técnica scout” (Apuntad alto!)
“La patrulla y la técnica scout” (Apuntad alto!)
“Sobre la manera de aprender y enseñar la técnica scout” (Apuntad alto!)

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