En los
últimos días tuve dos conversaciones con amigos que me motivaron a escribir el
presente texto. Cronológicamente la primera fue Darío Sassi con quien he
compartido grandes aventuras desde nuestra adolescencia, más allá de que con el
trabajo y el tiempo no nos veíamos mucho, la apertura del grupo “Cruce de los
Andes” dentro de la BPSA volvió a acercarnos y de allí retomamos viejas
conversaciones. La segunda con Gerardo Martínez Hernández con quien nos une
otro tipo de aventuras scouts ligadas a la producción teórica, educativa…contenidos
que nos permitan colaborar con la creación de otros mundos posibles. Con Darío conversábamos sobre cómo en algunas
prácticas los nombres de la selva funcionan a título de “apodos” o “alias” desconociendo
los dirigentes el LTV y su importancia a la hora de generar representabilidad en
el mundo infantil, ya que los distintos personajes ponen en escena características
distintas de autoridad en sus distintas figuras; debemos pensar que hasta la
edad del ingreso estas características suelen condensarse en un Todo en las
figuras familiares (padres), para luego ser volcado en otras figuras de
autoridad como los docentes. Por otra parte Gerardo me había pedido que lea el
libro que está por publicar que se llama “Guía para el educador aprendiz de la
comunidad de manada”, lo que más que trabajo ha sido un enorme placer ya que se
nota el esfuerzo titánico que ha significado su escritura logrando además
sencillez para su lectura y un abordaje abarcativo de la mayoría de los temas (sino de
todos) que importan al momento de dirigir una manada. Imposible no dirigirse a
su texto y la gran relación que realiza con el ambiente, la mística de la
manada y los resultados desde el punto educativo (lo que es una recomendación
de lectura para cuando salga).
El “imperativo supuesto” en la infancia
Desde el
momento que nacemos y damos nuestros primeros gritos y llantos, aparece un Otro
que nos auxilia (las funciones maternas y paternas). Estamos a su merced para
vivir… es quien nos alimenta, quien nos dona el lenguaje y las palabras para nombrar
las cosas y lo que nos pasa, nuestros afectos son moldeados en la relación
vincular primordial que conformará una matriz de repetición para toda la vida.
Para el niño es un imperativo supuesto que ese Otro ocupa un lugar sin
falla. ¿eso significa que los padres no fallan? Para nada, los padres
fallamos y mucho, el imperativo supuesto es del niño en tanto para
él es cuestión de vida o muerte que el Otro sea consistente, por eso lo
común es que asuma como propia esas fallas “No es el Otro, soy yo”.
¿Por qué
decimos que se forma una matriz vincular repetitiva? veamos un ejemplo. El
psicoanalista Jacques Lacan decía que si un padre/madre golpea a su hijo
pequeño, este podría preguntarse ¿me pega porque me ama? De esa manera, el
vínculo familiar patológico irá dando forma a una estructura vincular que el
niño pondrá en juego en su vida con los otros (la escuela, la manada) y en su
vida posterior, repitiendo el patrón establecido en estas relaciones tempranas.
Para el niño
todo lo que le ocurre es “normal” y “universal”, supone que es así con todos,
siendo un impedimento para denunciar el maltrato e incluso situaciones de abuso,
situaciones de las cuales puede considerarse responsable de lo sucedido sosteniendo
el supuesto imperativo de que la falla no está en el Otro sino en él. En caso
de catástrofe subjetiva donde el Otro se convierte en monstruo o declara su inexistencia
por su ausencia (desamparo), a veces la conducta evidenciada en el jardín de
infantes o al inicio de la etapa escolar (conducta que puede variar desde el
mal comportamiento a los problemas de aprendizaje) lleva a que los docentes
soliciten la consulta medico/psicológica o hagan a intervenir a los gabinetes
pedagógicos de las escuelas para ocuparse del tema.
Existen dos
tiempos donde el Otro comienza a ser cuestionado por el niño, el primero de
ellos coincidente con la escolarización, el segundo con la adolescencia. Estamos
acostumbrados a pensar en el tiempo de
la adolescencia por la evidente rebeldía que se padece en los hogares y en la
escuela, pero no le prestamos mucha atención al primer momento de la caída de
los padres que es doloroso aunque no haga mucho ruido, siendo tan importante
(incluso más) que la crisis adolescente … sin lugar a dudas la “pedagogizacion”
de la infancia desde una perspectiva escolar (cómo enseñarles) ha sido una
buena excusa para reducir los problemas a cuestiones “técnicas” o “nuevos
métodos” donde los adultos no se cuestionan sobre cómo encarnan su
función sino sobre qué saben y qué no, lo que evidencia que este
supuesto infantil de otra manera, también puede ser sostenido por
los adultos en lo que llamamos “pedagogía”.
Siempre
recuerdo que el origen de la escritura de la página “Apuntad alto” (hoy blog)
fue un texto llamado “Volver a BP” en el que hacía referencia al cambio
provocado en la región americana de la OMS donde sus “pedagogos” decían que los
niños ya no fantaseaban como antes, que el LTV no importada y era solo un
“ambiente”, que era una pavada que los adultos se llamen con los nombres de la
selva y que se tomen en serio los cuentos, sumado a otras cosas más… todo esto
al año siguiente fue refutado por el Best Seller de “Harry Potter” luego
convertido en película, y a partir de allí referente en aventuras y valores
para más de una generación de niños… pero no se hizo acuse recibe, la
pedagogización cognitiva había sido puesta en marcha y no se iba a detener.
La importancia del LTV ante la caída del imperativo
supuesto
La caída del imperativo supuesto es muy
angustiante para el niño, porque cuando se encuentra con la falta del Otro no
sabe bien qué hacer con ello en tanto a su edad aún precisa la garantía de su
consistencia, por lo que muchas veces ellos mismos por una serie de operaciones
psíquicas adquirirán algunas identificaciones negativas con el objeto de tapar
esa falla que luego serán difícil remover. ¿Por qué es angustiante? En primer lugar
porque el Otro primordial se le presenta al niño como un Todo que mediatiza su
relación con el mundo y se convierte en garante
del ser, entonces si cae el Otro él también cae. Muchos casos de depresión
infantil y otro tipo de síntomas en las infancias se producen en medio de este
proceso. Si el Otro puede ser dividido en distintos aspectos y funciones, la
caída no es total ni tan dura, permitiendo al niño echar mano a otro tipo de
identificaciones ya no totales (igual a papa, igual a mama) sino parciales
(esto de papa/mamá si, esto de papa/mamá no).
No es
difícil pensar en la función de los cuentos de la infancia y su papel en estos
procesos, siempre atraen a los niños y cuando más horrorosos mejor (mi hija no
dejaba de ver la película Coraline con fascinación, una y otra vez… años más
tarde le provocaría el miedo que antes no había tenido) permitiendo representar
y ubicar distintos aspectos en la figura del Otro primordial dividiéndolo en el Bueno y el Malo, la bruja y la madrina,
etc. En el caso del Libro de la Selva se introducen una serie de
personajes que permiten al niño pensarse en relación a ellos y reconocer en
cada uno, distintos aspectos del Otro, por lo que no es una tontería
que los dirigentes no se tomen en serio el cuento… la efectividad del trabajo
en la manada se basa en un profundo conocimiento del LTV, sus personajes, y la
transmisibilidad de los valores en las actividades, lo que Gerardo Martínez
Hernández aborda de una manera fantástica en el libro de próxima publicación.
Si el lobato
es el cachorro humano, una serie de personajes del LTV representan aspectos de
sí mismo, otros aspectos del Otro pero ya no solo como bueno o malo, sino en un
abanico que permite ubicar distintas características, nombrarlas,
y que ya no funcionen como un Todo sino como aspectos diferenciales, permitiendo
trabajar sobre qué hacer con ello… el cuento en sí es una maravilla que el
dirigente de manada no puede desconocer su utilidad en cada una de sus
historias, las frases más importantes, la utilización del “código” o lenguaje
de la manada al momento de hablar de determinados temas.
¿Qué características
de ese Otro se diferencian en el LTV? Akela es la autoridad que
se gana por la fortaleza y el combate con otros. Bagheera la autoridad ganada
por la astucia, la agilidad, el saber técnico. Raksha la
autoridad ganada por la protección a los cachorros. Baloo la
autoridad que otorga la sabiduría (no el oso tonto de la película de Dysney). Hathi
la autoridad de la Ley que rige para todos. Kaa es quien rescata a Mowgli de sus enemigos los
monos, es una serpiente temida por todos por ser dura e intransigente, sin
embargo, salva a Mowgli, pero no de mala gana, aunque fue difícil convencerle
en un principio, es terca y si no le convences, te elimina; por el otro lado
está Capucha Blanca, que es una cobra que cumple con un objetivo
que ya no tiene más sentido, porque sus cuidadores han muerto, resguardando un
tesoro que causa la muerte. Shere Kan la máxima negatividad del
Otro devorador. Tabaquí la autoridad que se obtiene del
servilismo a los poderosos. Podemos agregar más personajes e incluso más
características, pero esa es tarea de los dirigentes que tendrán que conocer el
cuento y sus posibilidades al dedillo para poder utilizarlos junto con las
representaciones de los personajes, en función de las necesidades del proceso
de crecimiento y desarrollo de los lobatos.
Sin saberlo
cuando se decide utilizar el LTV como base de la manada, BP se mete de lleno en
una de las características del grupo de edad: de la misma manera que en
el juego de los chicos se instituye una doble espacialidad, la del espacio de
juego y la de la realidad, en la reunión de manada sucede lo mismo, y esta
doble espacialidad es marcada por el Tótem que divide un espacio de otro,
la caracterización de los personajes y la invitación a cada uno de los niños a
seguir el camino de Mowgli (progresión). A diferencia de la
espacialidad del juego solitario o con algún amigo que posibilita representar
situaciones, en el caso de la manada tenemos un juego social a lo
que se agrega que si los adultos asumen la posición que conviene, pueden
intervenir en el juego por las posibilidades de representatividad de la
analogía.
Últimamente
poco se menciona del romanticismo de los niños, aunque BP lo repitió hasta el
cansancio; la fantasía articula el mundo, pero no solo en los niños,
también en nosotros. Si pensamos en el funcionamiento de las cosas
¿acaso la idea misma de “humanidad” no es una enorme fantasía compartida que
día a día se da de bruces con la realidad y aun así es la existencia de esa
fantasía la que genera efectos y cambios sobre la realidad? ¿acaso no es la
fantasía quien nos hace actuar para que algo de la idea de humanidad sea
posible? ¿acaso los avances de la humanidad no surgieron primeramente de
fantasías? ¿cuántas cosas de nuestra vida cotidiana partieron y parten de ellas? La
fantasía es un mundo, y como tal no tenemos que menospreciarlo, B.P.,
habla constantemente de la necesidad de promover el Romanticismo en los chicos.
No es la fantasía por la fantasía en si misma sino como la posibilidad de
generar un espacio creativo, que puede ser visto en el sentido de “Re-creación”
transformadora especialmente desde la perspectiva crítica.
Si tenemos
en cuenta lo que venimos planteando en primer lugar podremos notar que lo
que algunos consideran accesorio, en realidad es lo importante. Es
necesario crear el espacio de la selva para que en él sucedan
cosas que convienen al desarrollo de los niños. Es necesario no solo conocer,
sino relatar los distintos cuentos, hacer uso de ellos, caracterizar los
personajes teniendo en cuenta que para los adultos nos van a servir de analogías
ante distintas situaciones y para los niños van a ser experiencias del
espacio de la selva.
Tenemos que explorar
las posibilidades de cada personaje en función de la realidad que definimos
como educadores respecto de los niños en general y de cada niño en singular, más
allá de que existe un formato general (como bien desarrolla Gerardo Martínez Hernández),
el mismo debe adecuarse y utilizar en función de las realidades de los niños
que participan de la manada.
Cuanto más
trabajemos los personajes, sus danzas, los momentos de reflexión; mayor será la
posibilidad de representatividad de distintas situaciones de la vida cotidiana
sin necesidad de un abordaje directo que puede ser generador de resistencia por
parte de los niños. No debemos olvidar que en el abordaje que los psicólogos y
psicopedagogos realizan con relación a las problemáticas infantiles siempre se
juega y se trabaja a partir del juego, por supuesto que la idea no es ser
terapeutas (no se trata de eso) sino de tener en claro que la escolarización
del movimiento scout puede derivar en el asesinato de las enormes posibilidades
que se encuentran en el mundo imaginario de la selva.
Repensar nuestras prácticas
Muchas veces conversando con dirigentes scouts
de las distintas organizaciones he observado cómo se encuentran atravesados por
prejuicios “racionalistas” y “cognitivos – comportamentales”. En esas
situaciones pienso ¿Qué pasaría si ellos tomaran conciencia de que también
están atravesados por fantasías, y que el racionalismo es una de ellas? Muchos no lo saben pero los dioses griegos primeros
fueron nombres de características humanas para convertirse luego deidades,
entonces cuando un griego se ponía violento decían “está influido por Ares”, si
se alcoholizaba “Dionisios habita en él”. Maravillosamente la separación entre
la deidad y la persona humanizaba al hombre que dejaba de ser Otro completo en
tanto aparecía Otro (deidad) que lo atravesaba. ¿Nos damos cuenta de que la
sabiduría de Baloo, el liderazgo de Akela y la Ley representaba por Hathi funcionan
como atravesamientos que no permiten que en un personaje se encuentre “todo”? Akela
puede liderar pero no de cualquier manera, existe una Ley más allá de él; que
Akela lidere no lo hace sabio… y así las distintas relaciones que cumplen la
función de multiplicar las figuras del Otro que empieza a ser cuestionado por
el niño, siendo el espacio imaginario de la selva un modo
posible de representabilidad… aun en casos de catástrofe subjetiva
(sean por violencia familiar, abuso o abandono subjetivo aunque vivan en la
misma casa y le compren todo lo existente en el mercado) esta forma de trabajo
da sus frutos.
Los invito a
pensar… ¿Cuántos adultos miran el horóscopo o buscan en su carta natal la
influencia de los planetas para explicar algunas de las cosas que le suceden? ¿Cuántos
en su Facebook entran en los jueguitos que en teoría definen su personalidad o
predicen su futuro? Si lo vemos desde esta perspectiva, los adultos - griegos o
no- también utilizan categorías explicativas y personajes en búsqueda de revelar
algunas de las cosas que les pasan y tratar de hacer algo con ellas (lo que incluye
aceptar lo que nos ocurre como una especie de “destino” marcado en otro lugar,
como los astros).
No se trata
de burlarse de un grupo de dirigentes que representa personajes sino de captar
su verdadera potencia a la hora de imaginarizar un tiempo de la infancia que
necesita herramientas para ser elaborado, en tanto el niño vive situaciones que
le resultan impensables porque la caída del imperativo supuesto implica
un agujero en la representación en el cual todo su ser puede caer. Pensemos que
si en el caso de los griegos las explicaciones de las inconductas de los
adultos era el estar habitado en ese momento por Ares o Dionisios, o en el caso
de quien gusta de la astrología su mala suerte es porque justo Venus se juntó
con Urano, esto también da la posibilidad de pensar que el adulto en otro
momento puede no estar habitado por ese dios, o que cuando Venus se separe de
Urano sucederá otra cosa, siendo la base de que el Otro no es completo sin que
sea necesario caer en un agujero por ello … y ese Otro en la infancia son los
padres, la familia, la escuela y por qué no, el escultismo si no se trabaja
estando advertido de ello.
La actividad
en la manada permitirá por analogía que los niños ubiquen que muchas veces el
otro se equivoca y eso no tiene que ser tragedia, que hay una diferencia entre
la Ley de Hathi y cuando pretende imponerse la sin límites de shere kan, que
muchas veces se actúa como Tabaqui y otras como Kaa… son innumerables las
combinaciones que de esta forma pueden trabajarse en la manada, brindándole a
los niños también la posibilidad de otras identificaciones porque nadie es el
Otro por completo y es un tiempo donde importa señalar que hay Otro del Otro, para
matarlo está el tiempo de la adolescencia, pero primero es necesario que
sobreviva en la infancia, despegado de las figuras significativas.
(Ilustraciones de Pierre Joubet)
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