lunes, marzo 02, 2020

Filosofía de la ruta (2). La travesía de Pablo



            Pocas figuras históricas encarnan la idea de Travesía y compromiso con el otro como Pablo de Tarso, quien durante 14 años recorrió distintos lugares del imperio romano en cumplimiento de su misión; Arabia, Cilicia, Siria, Turquía, Macedonia, Grecia. El Filósofo Alain Badiou lo considera padre del universalismo y el político Lenín llegó a decir que con dos o tres como Pablo de Tarso no hubiese sido necesaria la revolución.

            Mas allá de la teología, muchos filósofos se han ocupado de Pablo y la noción de Universalismo, que en el caso del movimiento Scout pone en juego en la construcción de una Ley común a todos cuando el movimiento estalla por fuera de las comunidades en las que funcionaba como plataforma. El pasaje de los valores de las organizaciones de base del primer momento del escultismo a un decálogo que forma parte de un Universal mayor, se constituye como elemento del método en tanto es instituyente de una comunidad universal y su adhesión voluntaria, expresión de la pertenencia. 

            ¿Qué encontraremos útil para el Roverismo en las cartas de Pablo? En primer lugar sus textos pueden ser leídos en cualquier tiempo con un efecto de reactualización de acuerdo a la época en la que se vive; el maravilloso cineasta Pier Pasolini afirmaba que en los tiempos actuales Pablo tiene vigencia como pocos; planteando que su figura puede ser imaginada en nuestra época dirigiéndose a la sociedad por la que llora, amenaza y perdona. Pablo es actual porque la universalidad -que no es homogeneización globalizadora- se convierte en nuestra misión como humanidad. Pasolini no se va en chiquitas cuando afirma que si se traspone a Pablo y a todos sus enunciados a nuestro siglo, se verá que ahí encuentran una sociedad tan criminal y corrupta como el Imperio Romano, pero infinitamente más resistente y flexible”[1] y no hay duda de ello. Engañados por las tecnociencias se pretende que creamos que la condición humana ha cambiado cuando es la misma con la desventaja de que los distintos poderes han perfeccionado sus crímenes.

La lógica identitaria y la universalidad vacía del neoliberalismo

            Vivimos un tiempo donde la invasión de las particularidades se vuelve clasificación de identidades y afianzamiento de cada una de ellas a partir de los enfrentamientos con otras; esto ocurre no solo en la sociedad sino en sus organizaciones como el caso del movimiento scout. La singularidad de la raza, la modalidad sexual, la clase social, el gusto alimentario, etc. son complemento de la falsa Universalidad vacía del neoliberalismo, a la que solo puede oponerse una singularidad universal como la planteada por Pablo de Tarso en su epístola a los Gálatas: “No hay distinción entre judío y no judío, entre esclavo y hombre libre, entre varón o mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús”. Pablo era judío entre judíos, griego entre los griegos, romano entre los romanos… si los no cristianos reemplazan a Cristo por una Verdad o Bien (palabra que usaba BP) logran despejar una afirmación donde se construye la Unidad de lo humano que prima sobre cualquier singularidad sin que implique su anulación.

            En el Roverismo se busca el encuentro del otro en el respeto de lo propio para dirigirnos más allá de ello, a lo que constituye el carozo del ser, sin utilizar nuestras identificaciones como “defensa” ante lo distinto-de-mí, apuntando a ser uno más con el otro, encontrándonos en sus formas culturales, normas, costumbres para desde allí tender puentes; por eso en el Roverismo la travesía no solo permitirá el encuentro, sino que luego de finalizado, al reunirse el Clan para trabajar sobre lo realizado, se produce un crecimiento en humanidad que resquebraja los pre-juicios.

            Alain Badiou es muy claro cuando señala que al poner en suspenso las identificaciones de cada sujeto dejan de funcionar como enfrentamiento ubicando en la epístola de Pablo algo que opera más allá de su época, señalando desde el texto los problemas actuales respecto a la epidemia de identidades y autopercepciones que son complementarias de la subjetividad neoliberal que no hace lazo social y que al permear la sociedad en su conjunto su resultado es la disgregación de lazos sociales, enfrentando grupos que se conforman en función del narcisismo de las particularidades conformando un “Yo” identitario siempre incompleto, por ello en continua tensión agresiva; al estar ensimismados en su goce se ignora poner en cuestión la característica imperial del poder de nuestro tiempo y sus efectos sobre la distribución de la pobreza y la destrucción del medio ambiente humano… en síntesis el poder de dar vida o muerte, el verdadero “patriarcado” lejano a la coincidencia con un sexo en particular.

            “Cada identificación (creación o bricolage de identidad) crea una figura que produce materia para el mercado inversor. No hay nada más cautivo, para la inversión del negociante, de más ofrecido a la invención de nuevas figuras de la homogeneidad monetaria que una comunidad y su o sus territorios. Es necesario la apariencia de una no equivalencia para que la equivalencia sea, ella misma, un proceso ¡Qué devenir inagotable para las inversiones mercantiles el surgimiento, en forma de comunidad reivindicativa y, de pretendida singularidad cultural, de las mujeres árabes, de los homosexuales, de los minusválidos, de los árabes! Y las combinaciones infinitas de rasgos predicativos, ¡qué ganga! ¡Los homosexuales negros, los servios minusválidos, los católicos pedófilos, los islamitas moderados, los sacerdotes casados, los jóvenes ejecutivos ecologistas, los parados sumisos, los jóvenes ya viejos! En cada momento una nueva imagen social autoriza nuevos productos, revistas especializadas, centros comerciales adecuados, radios “libres”, redes publicitarias dirigidas, y por último ‘atractivos debates sociales’ en las horas de gran audiencia. Deleuze lo decía exactamente: la desterritorialización capitalista necesita una constante reterritorialización. El capital exige para que su principio de movimiento homogenice su espacio de ejercicio, la permanente surrección de identidades subjetivas y territoriales las cuales, por otra parte, sólo reclaman el derecho de estar expuestas, al mismo título que las otras, a las prerrogativas uniformes del mercado. La lógica capitalista del equivalente general y la lógica identitaria y cultural de las comunidades y de las minorías forman un conjunto articulado (…) esta articulación es constriñente con relación a todo el proceso de verdad. Orgánicamente es sin verdad”

            Destacar la “marca” y la “identidad Scout” sin orientarse por valores universales que se desprenden de la práctica, tiene como único objeto promover una subjetividad  ya no laica, sino neoliberal y nihilista, dado que el discurso político sobre los Valores ha perdido la referencia (el relativismo valoral anula la posibilidad de Universales) en primer lugar porque su deriva se convierte siempre en liberal o neoliberal (el valor es singular, por lo tanto no universal) y en segundo lugar por se termina confundiendo Valores con Normatividad de las identidades, con excepción de las religiosas ya que cualquier referencia a las mismas no tiene el mismo tratamiento social y organizacional que el pack “pret a porter de identificaciones… como dice certeramente Jorge Alemán: Actualmente la deconstrucción generalizada se desliza hacia una ‘critica de las costumbres’, una suerte de hipercostumbrismo obsesionado con criticar la vida de los otros ,como si la deconstrucción fuese un nuevo capítulo de la conciencia crítica progresista .No hay otro remedio que lidiar con esto ,solo recuerdo que el gesto emancipador de la deconstrucción no era esta restauración de la crítica como un juego circular de imputaciones al infinito  … y el escultismo también se “deconstruye” ¿Acaso podría negarse que esta maniobra no es el eje de la desterritorialización de los principios y valores del movimiento scout para una posterior reterritorialización en dirección hacia los valores complementarios al sujeto neoliberal impulsado en nuestra época?.

Orientaciones para el Rover en Travesía: recorriendo territorios

            Si la travesía es la actividad Rover por excelencia, en nuestro tiempo dos son los desafíos para enfrentar:

(1)   La tensión entre los territorios reales de las comunidades con los territorios virtuales de las comunidades conectivas de internet “reterritorializadas” desde hace tiempo. No quedan dudas que una parte de la humanidad por medio del uso de los smarthphones en cada uno de los espacios sociales se encuentra desconectada de los territorios reales del barrio y los lugares por los que transita, sin “Ver” lo que sucede, por lo tanto, imposibilitada de preguntarse para poder “Juzgar” y finalmente “Actuar” en consecuencia al desarrollo de los juicios.

(2)   El tránsito por los territorios reales sin la apertura necesaria para el encuentro con el otro, nos puede convertir en agentes ingenuos de desterritorialización y/o reterritorialización al ignorar los particularismos de cada lugar a partir de falsos universalismos neoliberales que a su vez llevan a la emisión de juicios (o mas bien pre-juicios) respecto del otro y su cultura o modo de estar en el mundo; un ejemplo de ello es la postura que se genera respecto de los Wichis que en este momento mueren de hambre al ser desforestados los bosques (su medio de vida) o los mapuches con su costumbre histórica de la “veranada[2]” para preservar su ganado.

            De cómo se sorteen dichos desafíos dependerá el éxito respecto de los objetivos, de allí que las orientaciones básicas para el Rover Scout serían: Fidelidad al encuentro, Esperanza en el proceso que comienza a producirse a partir de ello, Amor como aquello que dirige su convicción.

            No es casual que la travesía se constituya como una actividad donde los Rovers definen un camino, cargan su mochila y marchan hacia el encuentro. ¿Sería lo mismo si los Rovers no marcharan y un micro alquilado los dejara en la puerta de la comunidad a la cual visitarían? No, sin duda los efectos para los jóvenes serían distintos porque la marcha, antes que nada, no solo es aventura sino preparación para el encuentro con el otro, opera ayudando a que los Rovers se despojen de lo cotidiano, prepara lo que en otros textos hemos denominado “experiencia de ruptura”, necesaria para que algo del encuentro se produzca.

            Es en la marcha, con el equipo básico que podemos transportar, donde no solo nos despojamos de la cotidianeidad sino también de los espejos negros de las pantallas que continuamente nos brindan interpretaciones del mundo que muchas veces asumimos como propias constituyéndose en prejuicios hacia los otros, lo que obstaculiza la posibilidad de dirigirnos hacia el corazón del ser.

            Una vez en el destino pueden suceder dos cuestiones, la primera de ellas es que no se produzca un encuentro, lo que no debe desesperar ya que es muy probable que ocurra y de hecho lamentablemente es parte de un estilo de escultismo donde no hay mucha diferencia entre la travesía Rover y una experiencia de turismo aventura, de allí que nos permitirá quizás ampliar nuestros conocimientos sobre determinado lugar y su gente. La segunda posibilidad es que el encuentro, siempre singular, se produzca… esto implica que los Rovers Scouts logren entrar en sintonía con la comunidad a la que visitan en su travesía, si esto ocurre lo que se espera es una posición ética de fidelidad a ese encuentro singular, que no se caracteriza por una verdad específica o iluminación, sino como un comienzo de algo nuevo,  realizando un salto categorial entre la noción filosófica de no-pueblo-mio hacia pueblo-mio, lo que implica la aceptación de la particularidad del otro (su cultura, normas, modo de estar en el mundo) sin que por ello se quiera imponer el modo de estar en el mundo que tienen los Rovers Scouts, entonces no hablamos de “desterritorialización” cultural y “reterritorialización” en base a los valores de la globalización, sino de la construcción de un territorio común, novedoso, producido por dicho encuentro, el que potencia la posibilidad de acciones necesarias realizadas de forma conjunta en apoyo a la comunidad o con el apoyo de la comunidad.

            Si somos fieles al encuentro el resultado inmediato es la posibilidad de proyección lo que implica directamente esperanza constituida a partir de la tensión entre el estado actual y la certidumbre del estado al que queremos llegar. La esperanza convierte la impotencia en potencia creadora y el amor se convierte en garantía de que nuestras acciones no serán producidas por un subjetivismo vacío que solo tiene por objetivo inflar nuestro Ego… como dice Pablo de Tarso, si no hay amor la fidelidad al encuentro y la esperanza, pierden su sentido en tanto nos convertimos en sujetos vacíos.

Excursus. Las cartas de Pablo y su impronta filosófico – política han sido abordadas por Hegel, Jacques Lacan, Alain Badiou, Ernesto Laclau, Slavov Zizek, Enrique Dussel y una serie incontable de filósofos y psicoanalistas no relacionados con la religión.




[1] Alain Badiou. San Pablo.1999, Ed. Antrhopos
[2] La veranada y la invernada son los traslados de animales en búsqueda de buenos pastos naturales acorde a la época del año. Se realiza históricamente en verano o invierno entre la zona de la meseta / tundra y la cordillera boscosa, dentro de los territorios históricos de los mapuches. Parte de la persecución de estos pueblos se debe a la intención de cortar con el tránsito animal a partir de la privatización de los territorios nacionales a manos de empresas multinacionales (la más importante y que más conflictos han sido públicos es Benetton) o multimillonarios extranjeros que han “comprado tierras” en territorios comunales consagrados por la Constitución Nacional no solo a los mapuches sino a los distintos pueblos originarios, presionando para  expulsarlos a partir del mayor corrimiento de la barrera agrícola lo que destruye el medio de vida de pueblos como los Wichis.

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