miércoles, octubre 07, 2020

Políticamente incorrecto: El escultismo identitario no hace movimiento

 


            Comienzo a escribir este texto y pienso ¿por qué titularlo “políticamente incorrecto” cuando gran parte de mis textos han sido “políticamente incorrectos” para la ideología hegemónica dentro de las organizaciones scouts? Igual, decido dar una nueva vuelta a los cambios producidos en el movimiento scout luego de la caída del Muro de Berlín lo que si bien no implicó “el fin de la historia”, produjo el desarrollo de un capitalismo sin freno que lo contenga y humanice en una deriva que impactó e impacta fuertemente en las subjetividades contemporáneas produciéndose la caída de los Grandes Relatos del lazo social (Marxismo – Religión) para poner sobre el escenario de debate los pequeños relatos de la ruptura del lazo social, basados en diferencias narcisistas operando como velo a las diferencias estructurales (antagonismos), con una agresividad creciente que no es sin consecuencias en lo político y social. Todo esto es potenciado por la infoesfera y la presión de los Egos. Una parte de los Grandes Relatos han caído en la trampa de la política identitaria que ha dado un duro golpe a la política del lazo social.

            En el año 2002 publicaba un texto que fue inaugural para comenzar con el análisis de los cambios producidos en el escultismo de Argentina e hispanoamérica a mediados de los 90’: “Escultismo soft, Escultismo clásico” . En el mismo recurría al pensamiento de Baudrillard[1]  -uno de los filósofos que en los 80’ nos anunciaba un posible mundo por venir- permitiéndonos pensar las torsiones que se produjeron posteriormente en el movimiento scout. El autor desarrollaba la idea de que nuestra época iba a estar atravesada por lo “trans” que implicaba un creciente proceso de indiferenciación. Definía a lo Transpolítico, Transinstitucional y Transestético como la anulación de lo político, institucional y estético a partir de “su multiplicación, por su proliferación, contaminación, saturación y transparencia, extenuación y exterminación, por una epidemia de simulación”. El tiempo y la caída del muro dio claras muestras que no se equivocaba siendo nosotros testigos de cómo la anulación de lo política apuntaba al fortalecimiento del Ego que se definía por su forma de gozar y no por los Ideales, y con ello la ruptura del lazo social que se construye por los Ideales y no por particularidades del Ego.

            La globalización del mercado mundial y el neoliberalismo como proyecto, harían necesaria la reformulación de las instituciones, de la filosofía, la participación y la estética para la construcción del sujeto neoliberal en una nueva filosofía “pret a porter” tal como lo planteara Zbigniew Brzezinski, Consejero de seguridad del Presidente norteamericano Jimmy Carter, explicada a grandes rasgos por el filósofo argentino Mario Casalla [2] . (Clikeando pueden acceder al artículo completo, o en el pie de pagina realizo un breve resumen de aquello que sirve para pensar el estado actual del movimiento scout).

Políticas del lazo social y políticas identitarias

            El significante Trans es un sello de nuestro tiempo; dice Eliana Amor “la época introduce lo TRANS como una tendencia conceptual que funciona generalizadamente, y nos da una vía para elucidar la subjetividad actual, la inconsistencia de los semblantes que por no estar sostenidos por un Ideal pueden ser transmutables, y sostenerse en identificaciones imaginarias frágiles[3]. A partir de esta definición estableceremos algunas diferencias entre lo que Eric Laurent denomina políticas del lazo social y políticas de las identidades.        

            Las Políticas del lazo social apuntan a la Identificación con un Ideal como forma de estar en el mundo (registro simbólico, Grandes Relatos políticos y religiosos) que pueden (o no) contener lo diverso ¿por qué se denominan del lazo social? Sencillamente porque permite la articulación con otros conteniendo y orientando los cuerpos en aquello que los excede (de allí que hablamos de “cuerpo social” o en el caso de la religión del complejo “cuerpo místico” cuyo concepto y estudio excede a lo religioso). El lazo social se constituye con “lo propio” y lo “común” que se define justamente como aquello que no es propio, sino que pertenece a todos constituyendo la base del lazo social y por ende de la Religión y la Política, son aquellas identificaciones que dan consistencia a “lo común”, pero que no absorben al sujeto en su Identidad, por ello siempre hay una relación incómoda entre el sujeto y el territorio de lo común. Si lo propio queda del lado del Ego, lo común queda del lado del Otro.

            La Identidad no puede ser “clasificada” en tanto es una por una, aunque en nuestro tiempo se ensayen intentos de clasificación, nunca son suficientes porque siempre quedan en falta con lo singular. Las políticas identitarias apuntan a la diversidad partiendo del supuesto de que podría establecerse algo “común” en ellas; el punto es que lo propio siempre implica un punto de ruptura del Ideal, de allí que produce “sujetos políticos separados (desvinculados) de toda consideración sobre cuestiones tan eternas como las clases, la guerra, la economía y el bien común”[4] Un detalle no menor a tener en cuenta es que los sujetos que componen las distintas minorías tienen en común la imposibilidad de ser reconocidos por todos. Pueden ser definidos a partir de un alejamiento de un reconocimiento identitario y de los poderes que esto posibilita. Lo común se convierte en la ausencia de lo común.” Judith Butler llama a esto “vulnerabilidad” que si puede operar como concepto clasificatorio, pero esto nos obliga a la pregunta de ¿Qué produce que las políticas identitarias actuales se basen sólo en el derecho de cada uno de gozar de su cuerpo (cuando de hecho lo hacen) siendo que una de las condiciones humanas es que todos somos vulnerables de una u otra manera? ¿Por qué en el discurso prevalecen los derechos sexuales de las minorías respecto de la norma (entendida como promedio no como regla) o el feminismo hegemónico cuando en los países latinoamericanos las grandes vulnerabilidades de las  mayorías carecen de derechos humanos básicos como la tierra, el trabajo, la comida, la salud, la posibilidad de educación?

            Podría decirse que mientras las agrupaciones por la diversidad sexual están inscriptos como ciudadanos, de allí que por participar del territorio de lo común constituido por los derechos humanos, suman a ellos el reclamo por el reconocimiento, impulsado a partir de intelectuales de la Academia cambios en las Leyes y en la Educación como modo de imponer cierta hegemonía en la cual el resto del cuerpo social ocuparía el lugar de “Victimario”. Lo siniestro del tema es que muchas veces los reclamos se realizan en “nombre de los pobres” (que nunca se los ve en las manifestaciones); aquellos que están sumidos verdaderamente en la pobreza, la falta de empleo, los okupas, los sin tierra, los pueblos desplazados y aniquilados por los intereses nacionales, multinacionales mineros o agrícolas, tienen otros problemas más graves, porque no están inscriptos en el cuerpo social. Simplemente no son ciudadanos, no pueden inscribirse en ningún Otro ya que no hay lugar en el Otro y como los Grandes Relatos de la Política que se ocupaban de la pobreza y la injusticia social han asumido el discurso identitario como central en su agenda, el Gran Relato de la religión es el único que les ofrece una filiación posible al menos a un Otro lejano que les brinda algún sentido (movimientos evangélicos latinoamericanos), y en algunos casos, que colabora a que se constituyan como sujetos sociales y políticos que reclaman su inscripción en lo social (el movimiento de curas en la opción por los pobres). El Psicoanalista Marcelo Barros en un texto reciente expresa que “la izquierda académica promueve hoy la cultura de la cancelación y una formidable abolición de la libertad de expresión. En ello coinciden nombres como Richard Rorty, Noam Chomsky, Camille Paglia y muchos más. Advierten que la izquierda académica abandonó la lucha de clases para volcarse al feminismo, los reclamos de la comunidad LGTBQ, y las etnias discriminadas. Sobre todo el feminismo académico sostiene una mal disimulada guerra contra el varón como tal, lo cual implica al hombre trabajador, que al mismo tiempo es condenado a la exclusión por las políticas neoliberales. En Achieving our country,  Rorty vaticinó que la clase trabajadora blanca y heterosexual, ignorada por la izquierda académica, se vengaría algún día apoyando a líderes autoritarios.  Donald Trump y Jair Bolsonaro le dieron la razón”

            Desde el punto de vista político es muy interesante el análisis que realiza Mark Lilla sobre las elecciones que llevaron al poder a Donald Trump planteando el agotamiento del discurso de la diversidad. En dicho análisis también podemos situar el porqué del resurgimiento de las derechas en Latinoamérica y a nivel mundial.  Como dice el autor, no es posible negar el aporte de los reclamos identitarios pero hay que reconocer sus límites, uno de ellos es que por su característica de enfrentamiento con otros dificultan situar lo común, en tanto la pretensión de reconocimiento es “hacer común” lo que no funda comunidad.  Lille se pregunta “Como debería traducirse esa diversidad en la política? La respuesta habitual de la izquierda -se refiere a EEUU- durante casi una generación es que debemos ser conscientes de nuestras diferencias y celebrarlas. Es un principio moral, pero produce resultados desastrosos cuando un partido lo convierte en la base de sus políticas”.  Es más que claro e incluso hegeliano, en tanto se trata de una Behajung donde Uno se afirma narcisisticamente en contra de otro; por ejemplo la sigla LGTBQ se afirma en la exclusión de la H de Heterosexualidad; de la misma manera podemos analizar cada uno de los agrupamientos transclase que terminan fragmentando los movimientos políticos y sociales basados en los Grandes Relatos y fortaleciendo a la “nueva derecha”.

            Lo visto en las elecciones de EEUU e incluso en Latinoamérica es que las personas participan de distintos agrupamientos, pero a su vez de Grandes Relatos y no puede descuidarse esa cuestión produciendo enfrenamientos entre los Grandes Relatos políticos y religiosos y los agrupamientos identitarios; no solo sucedió en EEUU sino también en Brasil, donde los presidentes llegan al poder de la mano de los grupos religiosos, de los obreros y de las minorías que ellos mismos no apoyaban.

            Es tiempo de reflexionar sobre estas dos políticas, las del lazo social y las identitarias, ya que esta última no se consiste en un Ideal político determinado, por eso es “Trans”: clase, político, institucional lo que muestra a las claras el error de los movimientos progresistas y de algunas organizaciones al ponerlo por sobre los temas de agenda que históricamente han sido los que articulan el discurso del lazo social. En esto hay que ser claros, el problema no es la inclusión, sino la pretensión de hegemonía de una identidad sobre las otras, cuestión que pocos líderes políticos lo han dilucidado, una de ellos es Cristina Fernández de Kirchner que con gran claridad y valentía en 2018 dice en un acto público “en nuestro espacio hay pañuelos verdes y también celestes” lo que merece ser entendido de la buena manera: que en otros espacios políticos (de la derecha) también hay pañuelos verdes y celestes y que las políticas identitarias no pueden constituir un Gran Relato, aunque si pueden ser contenidos en ellos a condición de no permitir el enfrentamiento narcisista.      

Políticas Identitarias en el escultismo

            Que el escultismo es una plataforma para las comunidades es algo que he sostenido desde hace mucho tiempo, de la misma manera he afirmado que si ellas son  dejadas  de lado entendiendo al grupo scout como una “franquicia”, las Organizaciones se convierten en grandes colonizadoras ideológicas de las comunidades, y esto ocurre a partir del desarrollo de Políticas “para todos” que prescinden de los contextos comunitarios y sociales.

            Podemos definir que existen Organizaciones scouts contrahegemónicas y alterglogablizadoras y Organizaciones Scouts Hegemónicas y globalizadoras; tanto la una como la otra están atravesadas por la Legislación vigente en cada país respecto de los distintos temas, las que no pueden ser obviadas por ninguna de ellas.

            Las Organizaciones Scouts contrahegemónicas y alterglobalizadoras suelen ser coincidentes con la visión de que el escultismo es una plataforma para las comunidades, tratándose de la toma de conciencia de cómo estamos influenciados por una ideología general (hegemónica) que por múltiples conductos entre ellos “la educación” ,hoy más que nunca los medios de comunicación y la infoesfera (la red y las redes sociales) impulsan luchas y reivindicaciones generales que están alejadas o en contradicción con las necesidades comunitarias reales. En este tipo de Organización el grupo scout se integra a la comunidad (contexto) y por medio de un trabajo con otros es partícipe de los procesos de descubrimiento y concienciación, como así de la construcción de las soluciones para los problemas concretos de la comunidad. El escultismo opera en desconexión de la “matrix” que indica el cómo se deben pensar las cosas (conectividad), para reconectar con los otros de carne y hueso (conjunción) en función de construir la definición de los problemas y de las alternativas de solución para apuntar a otros mundos posibles, un ejemplo de ello se plantea es las metodología propuesta en el texto “Roverismo, ruta por la liberación” que puede obtenerse en la página del IECIEP o en el archivo del grupo de Facebook de “Apuntad Alto”

            En las Organizaciones Scouts hegemónicas los grupos scouts funcionan como “franquicias” de una Organización, por lo que corren el riesgo de ser instrumentalizados como vehículos para la Colonización en función de una ideología determinada por sobre las otras, de allí que suelen darse procesos de luchas internas para la imposición de una  hegemonía sobre las otras con efectos en todo el cuerpo asociativo, lo que no deja de ser un problema especialmente cuando la discusión pasa de la Hegemonía de los Grandes relatos que constituyen las políticas del lazo social, hacia las hegemonías basadas en las políticas identitarias (cuestión que hemos abordado en la primera parte del artículo)

            ¿Lo planteado implica la negación de los problemas identitarios? En lo más mínimo. Sólo implica que ellos no constituyen un “para todos” y desde un punto de vista contrahegemónico deben relacionarse directamente con los contextos comunitarios que desde una perspectiva crítica definirán cuáles son las problemáticas para abordar. Seguramente para aquellos que están en juego sus derechos humanos básicos los temas no serán los mismos que para los que se ponen en juego algunos derechos que se gozan a partir de que ya ejercen su ciudadanía, de allí que la “lucha por la inclusión” de quienes ya están incluidos termina siendo una especie de oxímoron o paradoja, porque se reclama desde el estar incluidos, de allí que conviene preguntarse si se trata de una verdadera lucha por la inclusión o del afianzamiento de una hegemonía sobre otras ¿Acaso los efectos de una hegemonía sobre otras no generan fragmentación en las Organizaciones?... solo es cuestión de darse una vueltita por la red y ver lo que ocurre, o conocer las prácticas de algunos grupos scouts y sus efectos en los jóvenes y en las comunidades de pertenencia cuando los temas impulsados desde Las Organizaciones poco tienen que ver con las realidades que viven las comunidades y los jóvenes. Se podrá decir “lo decidieron los jóvenes” como un latiguillo que idealiza a la “juventud” como si no estuviese influenciada e instrumentalizada por ninguna hegemonía, operando a su vez como pronunciamiento de que “nadie se meta” apuntando a la anulación de la función de los dirigentes que pueden aportar a la generación de un pensamiento crítico. Nunca se va a decir que lo decidieron los jóvenes de determinado grupo, con una accesibilidad a la educación y a los bienes que los otros jóvenes no tienen, que son los que verdaderamente quedan segregados o autosegregados de las discusiones y de las decisiones. Estos mecanismos de “pluralismo participatoria” (que ignora las diferencias sociales) son parte de una red mas vasta, muy similar a la planteada por Brzezinski

            Desde la política del Lazo Social el Ideal del escultismo se sostiene en un Ideal de 10 puntos, los cuales presentan algunas diferencias de acuerdo con los distintos países. Si tomamos en cuenta lo que venimos desarrollando respecto a distinguir entre políticas del lazo social y políticas identitarias, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que estas últimas se dan de bruces con cualquier tipo de normatividad siendo la Ley Scout una de ellas, por lo que minan lo que cimienta el lazo social del movimiento. Es interesante pensar que si los cambios de los 90 apuntaron a la construcción del sujeto neoliberal, no estamos en vísperas de un nuevo cambio, un sujeto cuyo valor se asiente en su Identidad y no en una Ley que permita que se construya en comunidad. En el sujeto de la Identidad el cuerpo pretende no ser Otredad , el destino es su propia  entronización y adoración por lo que el “Amor propio” desplaza inexorablemente al Amor a los otros, de allí que la Imagen domina sobre lo Simbólico, el Narcicismo sobre el Ideal… es el tiempo en que los deberes con los demás se deslizan a los supuestos deberes para con uno mismo, la relación a otro trascendente (Dios) se desliza a la espiritualidad como experiencia órfica del Ego, y la Patria – Comunidad se desliza al “ciudadano global”



[1] Jean Baudrillard. “La transparencia del mal”

[2] Mario Casalla realiza una descripcion general de la propuesta de Zbigniew Brzezinski. Tomemos lo que nos sirve para pensar el movimiento scout en nuestro tiempo. Para el “nuevo hombre” de “la nueva derecha” se construye a partir de 1) Poniendo lo científico y lo tecnológico en el centro del proceso civilizatorio 2)Integrar al hombre al cambio tecnológico porque es necesario 3) Provocar la caída de los Grandes Relatos 4) Cambio en el mundo de los Valores.  Los limites y el programa de trabajo de la “nueva derecha” son 1) reemplazo del hombre por las máquinas 2) Inseguridad psicológica de los trabajadores 3) redefinición de la educación y el conocimiento 4) Necesidad de nuevas formas de liderazgo político 5) sustitución de las ideologías por otras formas de pensamiento 6)alienación política y lucha por la igualdad de las mujeres 7) Ciudadanos desorganizados orientados por lideres carismáticos 8) Despersonalización del poder político – económico 9) determinación de “fines humanos” para la ciencia. Como forma de gestión de la “ciudad global” que no atente contra la “nueva derecha” propone 1) Pluralismo participatorio como freno y planificado por la élite en nombre de los “derechos humanos” 2) Democracia sin partidos políticos utilizando para ello lo que queda del progresismo, el autor lo plantea de la siguiente manera “Irónicamente, es probable que esta democracia participatoria se materialice mediante una simbiosis progresista entre las instituciones de la sociedad y el gobierno y no mediante los remedios que propugna la nueva izquierda: la expropiación económica y la revolución política, dos panaceas netamente anacrónicas de la era industrial pasada”. 3) Una nueva filosofía: el humanismo racional que produzca un viraje de la libertad e igualdad en lo exterior, a la promoción de la libertad e igualdad interior (identitaria) como forma de eludir la despersonalización del capitalismo

[3] Eliana Amor (Observatorio Genero, Biopolítica y Transexualidad” http://www.lacan21.com/sitio/2018/10/22/lo-trans-no-es-un-decir/

[4] Lilla, M., “La gauche doit dépasser l’idéologie de la diversité”, Le Monde, 7 de diciembre de 2016.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Grata sorpresa la mía al encontrarme en internet con una crítica cuidada con la que en gran medida —o por lo menos en las que considero ideas fundamentales— concuerdo.
Supongo que no le sorprenderá si le digo que el panorama en Madrid, donde soy Scout, es calcado al que plantea en el artículo.

Es una realidad dura, la de una juventud que ha perdido no ya el ideal emancipatorio-revolucionario sino lo relativo a «lo común», sustituido por lo relativo a la «identidad» que comentas. Como bien apunta, la crítica no debe ir en absoluto por el camino del rechazo de las «identidades (añadiendo el "minoritarias" si se quiere)» sino hacia la transformación ideológica que recupere (sin ánimo nostálgico), la unión por medio de «lo común», concepto que, así planteado, no deja de ser confuso.

Me parece de especial interés un aspecto que comenta, que es común a la izquierda política hegemónica en gran parte del globo y el escultismo: el escultismo como movimiento ha perdido en gran medida (aunque por lo heterogeneizado que está el movimiento, hay que andar con cuidado con generalizaciones) el ideal religioso —en nuestro (supongo) caso el cristiano e incluso católico—, mientras que la izquierda de raigambre marxista, de alguna manera, ha sustituido la Crítica de la Economía Política por la de la Crítica de la identidad, por mantener la terminología, por impreciso que sea. Incluso es frecuente que el llamamiento a la clase sea una apelación a su positividad, a la identidad del obrero, y no con fines de negación.

Antes de seguir escribiendo procedo a investigar algo más su interesante blog, que ha sido todo un descubrimiento para mí.
Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Gracias por su comentario.
Temas espinozos lo que plantea. Los grandes relatos se pierden y con ello la historicidad. El Carpe Diem que implicaba actuar como si no hubiera futuro, implicaba la existencia de un futuro, en la actualidad el Carpe Diem es un mandato a gozar sin horizonte de futuro (No future dirían los sex pistols). El cristianismo (en especial el catolicismo) son los padres de la historia en un sentido de progresión, que luego tomó el marxismo. No es casual que la religion se deje de lado como tampoco que ya no existan proyectos liberadores de parte de las izquierdas... porque NO HAY FUTURO. Esto produce -a mi entender- un golpe a la historicidad y con ello a la comunidad como concepto, ya no hay deuda común (simbolica) que permita articular un proyecto común de futuro, lo que queda es cada yo, solo... en japon la gente muere en soledad, sin siquiera pareja, hace poco abrieron un ministerio de la soledad... en occidente la gente muere sola con su objeto de goce, o se tensan las relaciones entre el yo y todos sus enemigos que son los otros (narcicismo) distintos. Cada uno con su goce sin Ideales que orienten al amor, el trabajo, el sentido de la muerte del cual se desprende el sentido de la vida como proyecto de futuro. Goza ya! sin importar cómo!

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