domingo, octubre 13, 2019

Roverismo. La construcción del Proyecto Vital (primera parte)





El Roverismo como ruptura de la cotidianeidad


            Es interesante escuchar las respuestas que brindan los Rovers cuando se les pregunta por sus vidas y comentan su rutina, y con ella cierto aburrimiento derivado de la repetición de lo cotidiano. Cuando comienzan a hablarnos expresan sus vivencias habituales y comparten con nosotros – sin darse cuenta – las distintas determinaciones existenciales en tanto la vida misma es una praxis social donde cada uno de nosotros construye un modo de vida predominante, inmerso en las condiciones del contexto social, natural, material y espiritual. En las expresiones encontraremos lo que se considera “el sentido común” pudiendo definirse en función de que los sentidos que nos habitan se producen por la interrelación con la vida familiar, comunitaria e institucional, en los grupos informales los que conforman un conjunto de valores, normas sociales y creencias en los cuales encontramos sentidos para la vida apuntando a la construcción de alguna respuesta posible a la pregunta ¿Quién soy yo?

            El curso de la vida rutinaria es el lugar donde los jóvenes incorporan conceptos, afirmaciones, prejuicios por los cuales establecerán juicios sobre la realidad, sesgados en tanto el campo interpretativo de la misma encuentra sus determinaciones en los grupos con quienes se comparte el contexto vital. Si a esto le agregamos la ampliación que provocan las redes sociales y los modos de conformación de los grupos dentro de ellas, es un observable que generalmente los contactos se con “iguales” (narcisistas), bloqueando o la eliminndo o borrando aquello que pone en entredicho la valoración social común del grupo de pertenencia. En ese sentido la red social virtual puede aparecer como una especie de ampliación del propio Yo donde se rechaza lo diferente, lo que es distinto-de-mi, la otredad.

            De esta manera los jóvenes conforman su mundo de valores pero ¿Qué sería un valor? Para explicarlo de forma sencilla podemos decir que se trata del significado que se atribuye a los objetos, distintas situaciones de la sociedad y del contexto en el que se vivimos, constituyéndose como modo o estilo de vida de las relaciones cotidianas. Las Orientaciones valorales son estables conformando lo que Baden Powell entendía como Carácter, la producción de cambios en su estructura no es cosa sencilla siendo territorio en disputa con la potencia de los medios de comunicación y  de las redes sociales (infoesfera) ya no tan libres como en otros tiempos, que entre sus objetivos buscan operar sobre la formación de significaciones y sentidos a partir de los objetivos de los distintos intereses económicos y políticos, de allí que nos hallamos en el tiempo de la posverdad, los trolls, influencers y Cambridge Analityca direccionando el voto de los electorados dentro del mundo que llamamos “democrático”

            El escultismo ofrece a sus miembros la adhesión voluntaria a un Orientación Valoral Común sintetizada en los Principios, las Virtudes y la Ley Scout, reforzada en el Roverismo por la Carta de Clan abarcando los distintos aspectos de la vida de la comunidad. Si nos preguntáramos ¿Cuándo se comienza a formar el carácter? La respuesta es sencilla…con la formulación de la promesa scout y en el caso del Rover su Investidura. Antes de la formulación de la promesa o la investidura el joven se encuentra en el terreno de cierto relativismo que lleva cualquier debate a la discusión porque no se parte de una visión del mundo y la vida común, por lo tanto no existe un punto de amarre que permita la intervención del Jefe de Clan y del Clan a la hora de debatir sobre temas que se relacionan a los valores que se desprenden de la ley y que utilizamos para Ver y Juzgar lo cotidiano. La libre adhesión y su cristalización en la formulación de la promesa siendo la comunidad testigo del compromiso y corresponsable de su cumplimiento habilita a intervenir en el diálogo que apunta a desarrollar el carácter.

            El concepto de “Comunidad Subsidiaria” de MD Forestier apunta a señalar que es posible el acompañamiento en tanto existe un sentimiento de “solidaridad de destino que funda la camaradería y preludia el nacimiento de la amistad. Sienten que seguirán en la ruta juntos, que volverán a encontrarse por los caminos de la vida, y no se les dice bastante lo cierto que es esto” conforman una comunidad de destino donde, con una misma esperanza, se prepara una fuerza aunada para la acción ulterior”.  El scout o en este caso el Rover, se compromete a vivir acorde a los valores que el movimiento le propone y por eso la comunidad interviene, entendiéndose de esta manera el sentido de la prohibición al voto de quienes aún no han formulado su promesa, ya que la pertenencia a la comunidad se cristaliza en la promesa scout.  

            El trabajo del Clan y del Rover se basa en la ruptura de la cotidianeidad, única posibilidad para que un sujeto pueda poner en tensión el modo de vida cotidiano, con la orientación que ha decidido para direccionar su vida. El Clan Rover se constituye en primer lugar como espacio común que apunta a ser el eje de los otros espacios ¿cómo es esto? Si los rayos de una rueda son las distintas dimensiones de la vida, de los grupos y lugares en los que participa el joven, la Ruta pretende que esa rueda gire sobre el eje constituido por los valores que determinan un estilo de vida.

            ¿Por qué hablamos de ruptura? ¿Qué se rompe? El método scout por medio de la aventura de la vida al aire libre y el servicio al romper con la cotidianeidad, instituye una temporalidad distinta vivida con alta intensidad. Cualquiera que haya sido scout pueden dar fe de cómo los tiempos de lo cotidiano se van articulando con los tiempos del escultismo desplazándose el centro existencial del sujeto… la espera del sábado, de cada actividad, la vida de campamento, el servicio; son muestras de como el deseo comienza a direccionarse a “los scouts”, de allí la metáfora del eje y la rueda. Las experiencias en el movimiento scout pasan a ser la fuente principal que incide sobre las actitudes del joven en tanto será a partir de la Ley Scout y la Carta del Clan que comenzará a Orientarse en los Valores del escultismo de una manera singular -no es para todos lo mismo, cada uno encarna los valores de modo diferencial- objetivándose dichos cambios en la vida cotidiana y no al revés.

            ¿Por qué sucedería esto? El escultismo es una práctica social en la que uno de sus aspectos es la práctica educativa. En tanto praxis lo que suceda dentro de la comunidad permite la formación de sentidos en lo personal y grupal constituyendose como anticipación de las acciones que surgirán de la experiencia de trabajo, y la realización de las acciones pasarán serán causa de felicidad para el joven en tanto puede estar a la altura de aquello que anticipa en sus proyectos, lo que implica vivir prácticamente su compromiso. Este es un punto muy importante en la división que Forestier estableciera entre el escultismo realista y el parlamentarista, en tanto si no hay acción no hay práctica del escultismo, de allí que el escultismo parlamentario se asemeje a la escuela donde los jóvenes debaten generalmente en función de los temas que se exponen en los medios de comunicación o que se instauran a partir de la red virtual ¡y son traídos por ellos mismos, no de su experiencia! Se instala la paradoja de parlamentar sobre un tema aunque nada de ello les concierna o tenga que ver con su experiencia cotidiana, encontrándonos de esta manera con un sistema de pensamiento desamarrado del cuerpo, alienado que alienta la construcción de una doble moral donde lo que se dice no se encuentra asentado en la propia vivencia ni implica acciones concretas de compromiso y cambio en su cotidianeidad o en la comunidad de pertenencia. En esta doble moral los jóvenes opinan una cosa y hacen otra, como por ejemplo el apoyar políticamente valores contrarios a los que dicen encarnar.

La Travesía Rover / el descubrimiento como ruptura

            Anteriormente realizamos una presentación de lo que entendemos como Travesía Rover / descubrimiento clasificando algunas de ellas solo a título informativo.

            ¿De qué manera constituyen una ruptira?

            En primer lugar, se produce por fuera de la temporalidad de lo cotidiano; en ese sentido asume la forma de la aventura creando una temporalidad distinta, épica. Si los contextos son determinantes, para los Rovers el cambio de contexto y la salida al encuentro con el otro distinto se convierte en una posibilidad de experiencia novedosa, de allí que las vivencias de extraterritorialidad y extrañeza al dirigirnos hacia lo diverso nos ponen en contacto con otros sistemas que constituyen distintos sentidos. Generalmente cuando el escultismo parlamentario se dirige a los otros lo hace desde una perspectiva culturalista - turística que no ahonda sobre los determinantes materiales y sociales que inciden en las comunidades produciendo los discursos culturales y grupales; en cambio desde la perspectiva del escultismo realista, el encuentro con el otro es algo serio. Lla perspectiva crítica nos exige una posición distinta en el momento de VER. Podría decirse que en ambos casos existe experiencia, la diferencia es que en el Roverismo realista buscamos construir sentido de la experiencia vivida en tanto nos sentimos concernidos y convocados por ella. En el Roverismo realista se invita al joven a salir de la trampa de la ternura y comprensión cultural como reacción de autodefensa que obtura la posibilidad de capitalizar la experiencia. Es en el encuentro con el otro, la conversación y el conocimiento del modo de vida donde el Equipo o Clan Rover tiene la posibilitad de realizar un análisis crítico que permita adentrarse en los determinantes materiales y sociales de las comunidades por las que transita la travesía… lus sistemas de creencias, prácticas sociales y reflexiones, la relación con lo global; todo aquello que producto del encuentro impactará en su propio modo de vida invitándolo a la reflexión.

            Si bien la Travesía es una actividad transversal a todas las etapas del Roverismo, son los Escuderos que, al realizar una experiencia novedosa de encuentro profundo con los otros, requieren mayor acompañamiento de los caballeros y el Jefe de Clan con respecto a la transmisión de herramientas para indagar y problematizar la realidad y herramientas de comunicación humana, sensibilidad social y relaciones éticas con el otro. Todo esto se hace necesario de forma tal de no correr el riesgo de realizar “turismo cultural” que de por sí no tiene nada de malo, pero no cumple con los objetivos del Programa Rover.

            Si en la travesía / descubrimiento vamos logrando nuestro cometido, la experiencia de los Rovers será de pleno sentido ( lo que muchas veces describimos como mística) en tanto los jóvenes sienten que en esos momentos ellos pueden encarnar la Orientación Valoral expresada en la Ley, la promesa y la Carta de Clan. Si la travesía / descubrimiento lo vivido dejará profundas huellas en sus protagonistas que consideramos lo “educativo” de la experiencia y que no se borra por juegos de palabras porque está marcado en el cuerpo mismo de cada uno de los Rovers.

El campamento en soledad como ruptura de la cotidianeidad

            No hay dudas de que el campamento en soledad opera como ruptura de la cotidianeidad. Desde tiempos inmemoriales el hombre elige el apartarse de los otros para realizar experiencias de encuentro personal o con lo trascendente. Un Rover acampa antes de realizar su Investidura, y cada vez que lo necesita personalmente, como el montero Rover que armara su tienda en el jardín de la casa de campo de Baden Powell.

            Desde su preparación el Rover comienza una tarea de desprendimiento de aquello que es innecesario para la Buena Vida en tanto la frugalidad atravesará la experiencia de principio a fin. Como los grandes peregrinajes de otras épocas (por ejemplo, el camino de Santiago) o las experiencias originadas en el escultismo pero desarrolladas fuera de él como el Goum de Michel Menú; el cargar con sólo lo necesario en la mochila aliviana nuestro viaje siendo una práctica de despojarse de lo innecesario para la vida, generalmente ligado a lo que denominamos “consumismo. La sola imposibilidad del uso del celular y distintos elementos tecnológicos coloca al Rover en una tensión necesaria para poder desalienarse del objeto tecnológico y comenzar a descubrir que la felicidad no se encuentra en los objetos que el mercado nos plantea como “necesarios”. Si a esto le sumamos el menú sencillo, la acampada y todo aquello que es típico de un campamento nos encontramos con la creación de un escenario propicio donde el Rover encuentre en el ascetismo y la abnegación propiciadas por la experiencia otras dimensiones más satisfactorias y enriquecedoras producto del encuentro consigo mismo en la marcha, la acampada y la reflexión personal.

            Es en el campamento en Soledad donde el Rover podrá reflexionar previamente a su Investidura o hacer uso de este con el objeto de reflexionar sobre sí mismo desde una posición que no apunte a reforzar el Ego conformado por las interacciones intersubjetivas cotidiana (su modo de vida) sino por las condiciones materiales y socioculturales que marcan su existencia. Es en ese sentido que en el campamento en Soledad trabajará sobre los distintos pares axiológicos que señala D’Ángelo[1]

Hedonismo
Ascetismo
Egocentrismo
Sociocentrismo
autonomía
conformismo
esfuerzo
Pasividad, resignación
compromiso
Indolencia, desidia
rutina
creatividad
cotidianeidad
trascendencia
material
espiritual
utilitarismo
Cooperación

            Junto a la relación de tensión en los distintos pares axiológicos y en relación con el compromiso asumido de vivencia de la Ley y la Carta del Clan, el Rover podrá reflexionar sobre sí mismo y las distintas situaciones vividas tomando conciencia de su posición ética en tanto de lo que se trata es de cómo vivimos, cómo queremos vivir y qué sentido le damos a nuestras acciones cotidianas. Indudablemente el Campamento en Soledad en conjunto con la travesía y el servicio Rover pasan a ser los pilares para la construcción de un Proyecto de vida.


[1] Ovidio D´Angelo Hernández. Biblioteca FLACSO, “Autorealización personal y espiritualidad en las condiciones complejas de la sociedad contemporánea”

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