Si el
Movimiento Scout no contribuye a la existencia de nuevos mundos, diferentes al
vínculo familiar, diferentes al vínculo virtual, puede que lo haga en la
construcción de mundos aislados que no son parte de una comunidad
barrial, local sino parte del “movimiento scout”.
Si nos
animamos a reflexionar con profundidad -e incluso con la valentía necesaria
para poder realizar una verdadera autocrítica- podremos llegar a concluir que, en
su generalidad, el movimiento scout en sí funciona como un mundo aislado,
todo sucede dentro de la organización, abundando la repetición de lo mismo una
y otra vez, potenciado por las redes sociales donde en un regodeo de memes,
lugares bonitos de campamento, frases célebres y demás, donde muchos se satisfacen
en fantasías y no en las experiencias vividas. El más claro ejemplo es cómo la
Acción de Servicio de unos pocos grupos pasa a ser “lo que hacemos los scouts y
su contraria… la mala acción de algunas personas o grupos implica “no
representan al escultismo”
La
distribución de la membresía en el movimiento scout no tiene relación directa
con la distribución ideológica de la sociedad en general, de la igual manera
que no la tiene respecto de la distribución de los ingresos en la población. El
escultismo sigue siendo mayormente una práctica burguesa y aunque participen
sectores de la clase trabajadora, las aspiraciones y deseos son orientados en
los valores de lo que comúnmente se denomina “derecha”, quizás por eso gran
parte de la dirigencia de las organizaciones el único compromiso social que
tienen es con la organización en sí misma, siendo parte del vasto sector que
desestima la participación política en general.
El problema para
el movimiento de nuestro tiempo no es tanto la autoridad del dirigente/educador
que muchas veces fuera cuestionada (con razón), sino su ausencia o lo que a
veces es peor, su anonimato. Claramente observamos como se evaporan los ideales
Sociales en función de los goces individuales en un discurso
progresista-neoliberal. El parafascismo social agigantado por los medios de
comunicación y las redes sumado al aislamiento del “Yo”, convierte a los
Valores de la Ley y al objetivo de la Ciudadanía Activa en función de hacer
felices a la mayor cantidad de personas posibles (criterio político de BP) dejan
de funcionar como orientadores del lazo social y de la vida, para consituirse en
una Mascarada que envuelve el verdadero asunto del poder real: la
construcción del sujeto neoliberal.
Con relación
a las instituciones educativas Massimo Recalcatti afirma que “Nuestro tiempo
parece ser hijo de una colisión terrible, por más que involuntaria, entre el
impulso revolucionario-libertario del 68 y el de un neoliberalismo desquiciado,
del capitalismo financiero de la crisis actual. Ambas líneas de propensión, como
si fueran una parodia atroz de las ´maquinas deseantes´ teorizadas en el Anti
Edipo de Deleuze y Guattari, sustentan la idea ferozmente antieducativa, de que
todo es posible, de que la vida es una potencia autoafirmativa que no precisa
Ley alguna más que la de su propio poder”. Y no está errado.
Bajo un
supuesto discurso “progresista” algunas organizaciones y grupos scouts
independientes no solo defienden los valores neoliberales a capa y espada, sino
que reciben financiamiento de Empresas, gobiernos y Fundaciones contrarias a
los valores que supuestamente se proponen desde el movimiento. Los miembros se
convierten en mercancía valiosa para la propaganda empresarial. El cinismo
adoctrina, en tanto los scouts se asocian para la plantación de árboles con las
empresas que contaminan el medio ambiente o son responsables de la tala de
bosques… después de eso no hay discurso moral que pueda encarnarse sin que sea
considerado hipócrita.
El
adoctrinamiento en los jóvenes - para el que quiere y hace el esfuerzo en verlo-
ya no es sutil sino transparente. Se objetiva a través de las prácticas y los
modos de reproducción del poder que hace que dejan de lado a quienes no son
homogéneos al discurso de la agenda institucional que surge dentro del mundo
aislado de la organización calificando rápidamente de fascistas a quienes
no acuerdan.
La pregunta
obligada de nuestro tiempo (y no solo respecto a los jóvenes) es ¿quiénes
determinan las agendas juveniles? ¿acaso se cree que son los jóvenes? ¿Es
casualidad la sintonía continental sobre determinadas temáticas y el claro
silencio respecto de otras? ¿No merecer pensarse por qué no son parte de las
agendas juveniles temas como la distribución de la riqueza, la generación de
verdaderas oportunidades para poder ser realmente “ciudadanos” en el continente
con mayor desigualdad donde más de la mitad de los jóvenes están debajo de la
línea de la pobreza, sin posibilidad de trabajo, tierra y vivienda? ¿O los
jóvenes de los grupos scouts no forman parte de este sector mayoritario de
nuestra sociedad? Si forman parte ¿La ausencia de estas temáticas no es fruto
de la potente alienación de nuestro tiempo?
Un escultismo acorde a la época
Klaus
Schwab, fundador y presidente del foro de Davos, en su reciente libro “el gran
reinicio” plantea que: “a pesar del impacto positivo potencial de la
tecnología es esencial atender el impacto negativo en el mercado laboral. El
mercado laboral se polarizará cada vez entre el trabajo de alta remuneración y
gran cantidad de trabajos que desaparecerán o serán mal pagos, desencadenará un
fuerte incremento en la sustitución de mano de obra” En 15 años caerían en
un 86% la mano de obra en restaurantes, el 75% del comercio minorista, el 59 %
en la industria del entretenimiento]; la gran mayoría de los trabajos serán por
encargo (changas) y en el mercado informal (sin cobertura médica y jubilatoria).
En nuestro país
hay 3.900.000 personas que trabajan en el Estado, el resto lo hace en el sector
privado (fabricas, campo). Con respecto al trabajo rural hay 250.000 empleos
estables y un estimativo de 1.200.000 de empleos transitorios (estimativo
porque una parte importante es empleo no registrado). Respecto del trabajo por
cuenta propia en la actualidad (según la OIT) tenemos: 900.000 personas
trabajan en carnicerías, verdulerías, panaderías y Kioskos. 540.000 personas
como albañiles, electricistas, plomeros, gasistas, pintores. 27.000 artesanos,
carpinteros, tejedores, herreros. 22.400 mecánicos, chapistas, gomeros. 16.000
taxistas, remiseros, camioneros, fleteros. 9.600 profesores particulares,
danzas, idiomas. 16.000 vendedores calificados. 6.400 técnicos
electromecánicos, audio y TV. 670.000 enfermeros, terapeutas, mecánicos
dentales. El total son 3.200.000 trabajadores a los que hay que sumar aquellos
que trabajan en la Economía Popular: campesinos, vendedores ambulantes,
cartoneros, feriantes, cadetes (en su mayoría no registrado), trabajo doméstico
(en su mayoría no registrado), cuidado de niños (en su mayoría no registrado),
cuidado de ancianos (en su mayoría no registrado).
En su
estructura actual ¿el movimiento scout y en especial el Roverismo, tiene en
cuenta estas problemáticas? En lo general en el escultismo tradicional el
planteo es individual y liberal, mientras que en el escultismo comercial
prácticamente no existe siquiera la posibilidad de preguntarse en tanto que la
estructura parlamentaria se centra en las discusiones neoliberales de la época.
Claro… no todo es así, se habla de lo general… en grupos scouts concretos mas allá
de la organización de pertenencia, algunos de estos temas son abordados no solo
por la necesidad, sino por entender que el Roverismo debe colaborar a la
desalienación de los jóvenes y brindarles herramientas para la construcción de
soluciones comunitarias.
El panorama
de la denominada cuarta revolución industrial con relación a la creciente
automatización del trabajo es similar al de principios del siglo XX. Sería
bueno recordar que lo que conocemos como Roverismo tiene dos vertientes; la
primera de ella como práctica de los jóvenes trabajadores que querían continuar
viviendo el escultismo, aquellos que habiendo sido scouts se juntaron en 1914
en la primer Mutual Scout donde solidariamente se proveían de seguro, acceso a
la salud, bolsa de empleo, a ellos mas que nada estaba destinada la primera
edición de “Roverismo hacia el éxito”. La segunda vertiente es la de aquellos
que por no tener que ingresar al mundo del trabajo pudiendo estudiar o vivir
con sus familias, querían proseguir con su práctica de escultismo, pero sin
formar parte de la dirigencia de los grupos (eran otros tiempos y como el resto
de las cuestiones de la vida, se iniciaban a dirigir mucho antes que en la
actualidad)
Esta primera
vertiente del Roverismo con los años fue desestimada porque la Organización se
volcó a dar forma a un Roverismo más ligado al sector social de mayores recursos
económicos dentro de un formato similar a las ramas anteriores. Actualmente
resulta impensable que un Clan Rover se plantee alguna cuestión similar
(teniendo en cuenta la época) como asociarse para cuestiones de empleo; reduciéndose
el Roverismo a la participación juvenil burguesa o el abandono de la actividad.
Una vez más el sistema de poder se repite en sus modos de discriminación
silenciosa producto de la oferta educativa que no es cuestionada.
No tengo
dudas de que el escultismo es para todos, pero parece que la distribución en
los abandonos de membresía aumenta no solo con la edad sino con la clase social
de pertenencia. La rama Rover fue diseñada inicialmente para funcionar por fuera
de la estructura grupal, de allí que las reuniones de Clan no necesariamente
eran sabatinas sino que se realizaban acorde a las posibilidades de los Rovers
en función de sus actividades cotidianas como el trabajo, según el modelo de
las nacientes grandes organizaciones juveniles a principios de la década del 20
(Juventudes sindicales, Políticas, Juventud Obrera Católica, etc.) que tanto
aportaron al cambio real de distintas situaciones sociales y políticas.
Pero esto no
fue así solo a principios del siglo XX, al menos en Argentina en lo que era la
USCA siguió ocurriendo hasta el inicio del Terrorismo de Estado donde era común
que los jóvenes participaran del Escultismo y de otros movimientos como
Juventudes Políticas, Juventud Obrera Católica, Juventud de Estudiantes
Católicos, Unión de Estudiantes Secundarios y Comunidades Eclesiales de Base
todas ellas con un fuerte compromiso social. En el Escultismo Católico en
muchos casos especialmente en la línea eclesial de Teología de la Liberación y
Teología del Pueblo, el Concejo de Grupo se veía a sí mismo como una Comunidad Eclesial
de Base y obraba en consecuencia… Después de todo si el propio Concejo de Grupo
no se reúne para Ver la realidad, Juzgarla y Actuar sobre ella ¿acaso no se
constituye en un mundo aislado? ¿Este no es el primer paso para convertirse en
una franquicia de una Organización que a su vez brinda cohesión a un mundo
aislado más grande?
Es Urgente
comenzar a pensar en un “reset” para las ramas mayores, de forma tal que puedan
hacer lugar realmente a todos los sectores sociales y no solo a la clase media
o autodenominada media que son minoría poblacional. Merece la pena trabajar en
ello, pensar y actuar en función en base a las distintas experiencias
históricas conocidas y en las experiencias que los grupos scouts estén
realizando en este sentido. El primer paso es que los Concejos de grupo
recuperen la experticia para analizar la realidad de sus grupos y las que
forman parte, para que, a partir de ello, puedan realizar una propuesta más
inclusiva para los jóvenes, adecuando aquello que convenga del programa al
contexto comunitario y promoviendo la creación de lo que sea necesario.
Quizás es
tiempo de recuperar la visión de los grupos scouts como lugares de desarrollo
comunitario aplastada por tanto “el movimiento es de los jóvenes y los adultos
son cartón pintado”. Algo de esto se dejó entrever con las actividades
comunitarias de los dirigentes scouts y Rovers como respuesta a la Pandemia. No
creo sea inadecuado pensar en la estructura de Centros Scouts Comunitarios que
no implica renunciar a la estructura del grupo scout, sino complementarla a
otras propuestas que se construyan junto a distintos actores de la comunidad
para apuntar a la resolución de las necesidades básicas en aquellos lugares
donde los debates juveniles neoliberales difícilmente puedan aportar algo a los
jóvenes cuyo mayor problema es lograr ser ciudadanos de derecho.
Las acciones
realizadas en la pandemia no deben terminar con la vacuna del COVID y tampoco
puede quedar reducidas a la “asistencia”. No se trata de despertarse a la
realidad para luego seguir durmiendo.
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