domingo, diciembre 10, 2017

Rovers... ¿ciudadanos de qué mundo?



            En distintas ocasiones he abordado la “ciudadanía activa” como meta del movimiento scout. No ha sido una ocurrencia personal, sino que surge del encuentro con los textos  de Baden Powell que posteriormente fue atravesada en distintos contextos mundiales por lecturas que operaron directamente sobre el Programa que se ofrece a niños y jóvenes. En escritos anteriores rescataba al Escultismo Francés - de gran influencia en Argentina en lo que fuera la Unión Scouts Católicos Argentinos – que retomaba el concepto de ciudadanía expresado en “Guía para el Jefe de Tropa” y lo encarnaba de manera particular en el Roverismo en los tiempos donde no se definía claramente un fin de dicha etapa (edad) por lo que podría entenderse (de hecho algunas asociaciones así lo hacen) que quien ha formulado la promesa scout y ha pasado por el movimiento si no es dirigente dentro del mismo sigue siendo Rover.

            Que la masonería rápidamente se abalanzara hacia el control del escultismo mundial promoviéndolo en distintos países no es un problema para los ingleses, en tanto los intereses de la Corona Británica con los de la Gran Logia son coincidentes… el problema es que en el resto de los países desde el inicio de los procesos independentistas también han coincidido los intereses de la Masonería con los de la Corona Británica y es allí donde surgen otras respuestas como la del Escultismo Católico Francés de la mano de Sevin, quien recogió las experiencias del escultismo a partir de la visión de hombre católica que introduce una dimensión del otro y del Otro y de lo nacional que no fue sin consecuencias… no está mal recordar que el propio BP reconoció al escultismo francés.

            La evolución del estilo franco - belga a lo largo de los años y en especial post – “Roverismo hacia el éxito” y “Rovers de Gilcraft”, no pasa de largo la idea de Nación haciendo referencia a la pertenencia de un mismo pueblo ubicado en un territorio determinado con la complejidad de los vínculos culturales que se establecen entre sí. Nación y Pueblo van de la mano, y la diferencia con el concepto de Patria es que esta última define no solo los vínculos históricos sino los jurídicos que pueden cambiar en el tiempo, este punto es importante porque las instituciones surgen de la Nación y no al reves. Francia no necesitó pedirle nada a sus Scouts cuando estuvo invadida, ello entre otras cosas en un acto de valentía se manifestaron por la libertad de los presos a manos de los nazis mediante una procesión religiosa; al terminar la guerra se unieron bajo el lema de la Reconstrucción de Francia y eso hicieron… en un país devastado construyeron viviendas. Salir a descubrir Francia y disfrutar de su campiña era una de las actividades Rovers… descubrir implicaba tener algo que hacer… no eran excursiones de turismo-aventura… descubrir para servir, este es el origen de la llamada “descubierta”.

Inteligencia e "Intelligentzia"

            El pensador y político argentino Arturo Jauretche en su libro “Los profetas del odio…” con su concepto de inteligencia nos brinda una herramienta que nos permitiría pensar la evolución del movimiento scout en relación con lo nacional (que pareciera que cada vez que se lo nombra sería una especie de apología del fascismo) y lo internacional (devenido en globalización cultural donde todos son felices cual teletobbie).

            Veamos cómo define a la  inteligentzia: el concepto políticamente no tiene que ver con izquierda, derecha o centro sino con la colonización llevada a cabo por la intelectualidad corrompida que trabaja para impedir la formación de una conciencia nacional, menospreciando las construcciones populares, utilizando categorías de análisis impropias para esta parte del mundo que no es donde viven los colonizadores sino los colonizados. La inteligencia tampoco tendrá que ver derecha, izquierda o centro sino con la defensa y la construcción de un pensamiento propio de la Nación. Esta distinción realizada por el pensador argentino adquiere enorme actualidad en un mundo donde la globalización y la imposición de un pensamiento único busca borrar las diferencias y construir una subjetividad acorde al neoliberalismo que rompe el lazo social con los otros y las relaciones de responsabilidad solidaria en la construcción de un mundo más justo. En esta visión neoliberal las ONGs debieran cumplir una función de “parche” y los voluntarios solo “emparchar” sin cuestionar aquello que produce la pobreza y la injusticia tanto a nivel nacional como en las relaciones asimétricas entre los países.

            La incapacidad para ver el mundo es cultivada diariamente en la escuela, en los medios de comunicación y también en los scouts, Jauretche dirá con relación a quienes están colonizados pedagógicamente y ocupan el lugar de diseñar la educación colonizadora, que para ellos El amor por la humanidad, por la libertad, por la democracia, por la justicia los exime del amor por el hombre, por la libertad, por la democracia, por la justicia del hombre concreto de carne y hueso que constituye el contenido humano del país. Asi se adscriben a todos los conflictos lejanos en que su principismo humanitario está en juego, en cuanto no pertenecen a la realidad inmediata, y ello los libera de las obligaciones con esta”. Si el Roverismo no sale al encuentro del otro concreto, difícilmente el escultismo que practicamos colabore con la decolonización de los jóvenes, quizás por ello es más cómodo sentarse en el Kraal a debatir en grupo sobre la realidad de forma abstracta (o su versión especializada la de los foros donde la participación se reduce a blablabla) que dirigirse a la realidad para ser interrogados por ella… ser interpelado nos aleja de la posición de extranjero (aquel que mira desde fuera) para ver de qué se trata la libertad, la democracia, la justicia en los hombres concretos generando la posibilidad de encontrarse con la diferencia entre enunciaciones abstractas y realidades personales, pudiendo pensar que no solo dichos valores deben contar para los individuos sino para las naciones en tanto colectivo… allí es donde empieza a importar quienes no tienen trabajo, vivienda, salud, posibilidad de educarse. El concepto de Felicidad al que se refiere BP poco tiene que ver con la sonrisa vacía, el mismo es tomado de la filosofía política de Jeremy Bentham que entendía que un gobierno debería proveer de felicidad al pueblo, concepto solidario con el de Justicia Social.

            Tomar conciencia REAL es el primer paso para realizar algún tipo de acción sin quedarse en la enunciación de “construir un mundo mejor”, para evitar ser los actores que trabajan concretamente en ello.

Ciudadanías en juego

            En el escultismo existen dos ciudadanías en juego que se encuentran en tensión despareja: La primera de ellas, hegemónica, es la que por medio del diseño institucional los personeros de la “intelligentzia” operan introduciendo teorías pedagógicas liberales, cognitivas, individualistas que desconocen los valores propios de las distintas culturas, negando la historia de los pueblos, naciones y personas siendo aspectos a ser colonizados.

             De ella se desprende un “Roverismo extranjero” que mira la realidad desde fuera, carece del amor real al otro que le permitiría compenetrarse con la cultura y el pueblo del que forma parte, se ubica como clásica ONG liberal siendo el servicio un parche para lo que el Estado no se ocupa y que -a la mejor manera de lo postulado por Adam Smith- queda en manos de los privados y la buena voluntad de las personas. De allí es que difícilmente veamos al movimiento scout involucrado en reclamos de derechos sociales ya que será visto como “partidismo”, no ocurre lo mismo con los derechos individuales. El “Rover extranjero” es un “ciudadano del mundo” que participa de los valores hegemónicos en desmedro de los de su nación observando el mundo con la mirada del turista, deslumbrándose por lo exótico de quienes NO reconoce fraternalmente, sin posibilidad de análisis de la estructura colonial que le permitiría comenzar a responderse por qué hay personas que viven en las condiciones que observa.

            Nos ubicamos dentro de un Roverismo ongeísta de la más rancia tradición liberal, que puede realizar algún servicio pero el otro no deja de ser un extranjero para él y el único acercamiento que tendrá será puntualmente para esa acción y nada más. Es el Roverismo de la gran ciudad y los barrios “acomodados” que ven facilitado el anonimato de los otros por la gran urbe que separa a las personas por clases sociales en función de los barrios donde viven. No existe empatía sino ajenidad, y de hecho muchas veces en función de estos valores abstractos peyorativamente en silencio responsabiliza de su propia desgracia a quien dirigirá  su ayuda... el servicio le sirve a su propio ego.

            Es el Roverismo que toma a la comunidad como un objeto de experimentación y realiza encuestas en los barrios para presentar proyectos generando ilusiones en los que más necesitan, que posteriormente no se llevarán a cabo asumiendo la postura del técnico insensible ¿acaso de esta forma no se objetiva y cosifican las relaciones humanas?,¿ el Proyecto scout– y por ende la gente -  no pasa a tener valor de mercancía que debe ser “vendido” en la propia rama?. La participación en Jamborees y en organismos internacionales en este tipo de práctica permiten que se identifique cada vez más con la ideología del colonizador, y como decía Jauretche respecto a los universitarios que viajaban al exterior a formarse, cuando vuelven lo hacen colonizados con el pensamiento del imperio, asumiendo costumbres extranjeras como rasgo de distinción respecto de los demás, mirando al mundo desde una perspectiva construida desde “los más parecidos a él” respecto de lo social.

            La otra ciudadanía en juego es la de un “Roverismo crítico” que no niega el internacionalismo y la mística propia que se desprende de ello, sino que toma como lógico centro de su práctica el propio lugar, el barrio, la nación o naciones que integran su país (en America Latina hay naciones conformadas por distintos pueblos originarios que forman parte de distintos países, como hay naciones conformadas por simbiosis culturales). Este tipo de práctica no asimila el pueblo a sus Instituciones sino que considera a las mismas como instancias segundas siendo la primera de ellas la “comunidad de base”, por ello se puede tomar la distancia que conviene frente a gobiernos y organizaciones en tanto ellas no necesariamente representan intereses locales, regionales o nacionales. En este punto el “Roverismo crítico” es muy claro: la independencia es político – partidaria, gubernamental y con relación a las Empresas y sus actuales políticas de propaganda donde a partir de fundaciones y convenios con voluntarios que son los que ponen el cuerpo,  lavan su imagen social y muchas veces colonizan a la Población a partir de supuestos programas de ayuda

            Al hablar de la instituciones como segundas queda claro que primero es la comunidad y después la institución, lo mismo vale para con la Organización Scout que deja de ser un fin en sí misma (como se observa en las grandes organizaciones) para convertirse en espacio de articulación y servicio para la aplicación de la plataforma escultismo en las comunidades de base; de allí se plantea la necesidad de que la estructura (sea cual fuera) se rija por el aforismo “pinta tu aldea y pintarás al mundo” alentando y colaborando desde el Adiestramiento no solo en la formación del Maestro Scout que dirige jóvenes, sino en metodologías activas de trabajo con los otros, con su comunidad y con las comunidades. Es en el Roverismo donde estos aspectos se desarrollan al máximo haciendo uso de la descubierta una forma de conocimiento de la realidad para poder Ver lo que sucede, juzgarlo con los criterios que se desprenden de la Ley y la Promesa orientados por el fin último del escultismo, y actuar sobre ello con el objeto de producir algún cambio…

            El movimiento scout no debe obstaculizar el desarrollo de la comunidad en tanto se entiende que el escultismo es ante todo una plataforma orientada al desarrollo y promoción de la infancia y juventud de las comunidades (un proceso siempre en marcha) apuntando a la “ciudadanía activa”, siendo incompatible su utilización como herramienta para la colonización cultural. Si la comunidad que lo aloja es una escuela, iglesia, unidad vecinal, etc. el grupo scout mantiene su independencia (característica esencial) y respeta los vínculos comunitarios cuidando mucho la interdependencia, porque las personas del barrio son las mismas en distintos lugares (a veces en más de uno de ellos). Con dolor conocemos como lamentablemente comunidades guías – scouts fueron devastadas con graves implicancia vinculares entre los chicos y los adultos porque las instituciones scouts en sus proyectos de crecimiento (o ante la dificultad de pérdida de miembros) han tomado actitudes agresivas para eliminar la guías con el objeto de absorber los grupos de niñas y jóvenes, todo esto apoyado por la organización que no pone tope a este tipo de prácticas que surgen por la imposibilidad de un grupo de solucionar sus conflictos con la comunidad por lo que se desgaja de ella, siendo un claro ejemplo de que ocurre cuando lo primero es la Institución y no la comunidad, práctica colonizadora que se lleva puesta a las comunidades que alojaron y permiten la existencia de los grupos scouts, no eligiendo favorecer desde otra instancia el diálogo que privilegie el lazo social tema más que importante en nuestra época.


            Hay mucha tela para cortar sobre estos dos modelos de escultismo siempre presentes en las distintas organizaciones scouts. Si bien la tendencia del “Roverismo Extranjero” es claramente hegemónica quizás el confiar en que desde las instituciones en general se produzca un cambio o al menos una equilibración con relación al “Roversimo crítico” es una ilusión a la que conviene renunciar, para pensar en cómo aquellos que promovemos esta orientación en las distintas organizaciones comenzamos a acercarnos un poco – Rovers y dirigentes - para compartir experiencias ofreciéndonos más claramente como una posible  transversalidad a las ofertas institucionales. Es posible que de esta forma los jóvenes puedan acceder a hacer uso de la libertad para poder trabajar en sus comunidades desde otra perspectiva, más cercana a la emancipación que a la colonización.









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