En distintas
ocasiones he abordado la “ciudadanía activa” como meta del movimiento scout. No
ha sido una ocurrencia personal, sino que surge del encuentro con los textos de Baden Powell que posteriormente fue
atravesada en distintos contextos mundiales por lecturas que operaron
directamente sobre el Programa que se ofrece a niños y jóvenes. En escritos
anteriores rescataba al Escultismo Francés - de gran influencia en Argentina en
lo que fuera la Unión Scouts Católicos Argentinos – que retomaba el concepto de
ciudadanía expresado en “Guía para el Jefe de Tropa” y lo encarnaba de manera
particular en el Roverismo en los tiempos donde no se definía claramente un fin
de dicha etapa (edad) por lo que podría entenderse (de hecho algunas
asociaciones así lo hacen) que quien ha formulado la promesa scout y ha pasado
por el movimiento si no es dirigente dentro del mismo sigue siendo Rover.
Que la
masonería rápidamente se abalanzara hacia el control del escultismo mundial
promoviéndolo en distintos países no es un problema para los ingleses, en tanto
los intereses de la Corona Británica con los de la Gran Logia son coincidentes…
el problema es que en el resto de los países desde el inicio de los procesos
independentistas también han coincidido los intereses de la Masonería con los
de la Corona Británica y es allí donde surgen otras respuestas como la del
Escultismo Católico Francés de la mano de Sevin, quien recogió las experiencias
del escultismo a partir de la visión de hombre católica que introduce una
dimensión del otro y del Otro y de lo nacional que no fue sin consecuencias… no
está mal recordar que el propio BP reconoció al escultismo francés.
La evolución
del estilo franco - belga a lo largo de los años y en especial post –
“Roverismo hacia el éxito” y “Rovers de Gilcraft”, no pasa de largo la idea de Nación
haciendo referencia a la pertenencia de un mismo pueblo ubicado en un
territorio determinado con la complejidad de los vínculos culturales que se establecen
entre sí. Nación y Pueblo van de la mano, y la diferencia con el concepto
de Patria
es que esta última define no solo los vínculos históricos sino los jurídicos
que pueden cambiar en el tiempo, este punto es importante porque las
instituciones surgen de la Nación y no al reves. Francia no necesitó
pedirle nada a sus Scouts cuando estuvo invadida, ello entre otras cosas en un
acto de valentía se manifestaron por la libertad de los presos a manos de los nazis mediante
una procesión religiosa; al terminar la guerra se unieron bajo el lema
de la Reconstrucción de Francia y eso hicieron… en un país devastado
construyeron viviendas. Salir a descubrir Francia y disfrutar de su campiña era
una de las actividades Rovers… descubrir implicaba tener algo que hacer… no
eran excursiones de turismo-aventura… descubrir para servir, este es el origen
de la llamada “descubierta”.
Inteligencia e "Intelligentzia"
El pensador y político argentino Arturo Jauretche en su
libro “Los profetas del odio…” con su
concepto de inteligencia nos brinda una herramienta que nos permitiría pensar
la evolución del movimiento scout en relación con lo nacional (que pareciera
que cada vez que se lo nombra sería una especie de apología del fascismo) y lo
internacional (devenido en globalización cultural donde todos son felices cual
teletobbie).
Veamos cómo define a la inteligentzia:
el concepto políticamente no tiene que ver con izquierda, derecha o
centro sino con la colonización llevada a cabo por la intelectualidad
corrompida que trabaja para impedir la formación de una conciencia nacional,
menospreciando
las construcciones populares, utilizando categorías de análisis
impropias para esta parte del mundo que no es donde viven los colonizadores
sino los colonizados. La inteligencia
tampoco tendrá que ver derecha, izquierda o centro sino con la
defensa y la construcción de un pensamiento propio de la Nación. Esta
distinción realizada por el pensador argentino adquiere enorme actualidad en un
mundo donde la globalización y la imposición de un pensamiento único busca
borrar las diferencias y construir una subjetividad acorde al neoliberalismo
que rompe el lazo social con los otros y las relaciones de
responsabilidad solidaria en la construcción de un mundo más justo. En esta
visión neoliberal las ONGs debieran cumplir una función de “parche” y los
voluntarios solo “emparchar” sin cuestionar aquello que produce la pobreza y la
injusticia tanto a nivel nacional como en las relaciones asimétricas entre los
países.
La incapacidad para ver el mundo es
cultivada diariamente en la escuela, en los medios de comunicación y también en
los scouts, Jauretche dirá con relación a quienes están colonizados
pedagógicamente y ocupan el lugar de diseñar la educación colonizadora, que
para ellos “El amor por la humanidad, por la libertad, por la democracia, por la
justicia los exime del amor por el hombre, por la libertad, por la democracia,
por la justicia del hombre concreto de carne y hueso que constituye el
contenido humano del país. Asi se adscriben a todos los conflictos lejanos en
que su principismo humanitario está en juego, en cuanto no pertenecen a la
realidad inmediata, y ello los libera de las obligaciones con esta”. Si el Roverismo no sale al encuentro
del otro concreto, difícilmente el escultismo que practicamos colabore con la
decolonización de los jóvenes, quizás por ello es más cómodo sentarse en el
Kraal a debatir en grupo sobre la realidad de forma abstracta (o su versión
especializada la de los foros donde la participación se reduce a blablabla) que
dirigirse a la realidad para ser interrogados por ella… ser interpelado nos aleja de la
posición de extranjero (aquel que mira desde fuera) para
ver de qué se trata la libertad, la democracia, la justicia en los hombres
concretos generando la posibilidad de encontrarse con la diferencia entre
enunciaciones abstractas y realidades personales, pudiendo pensar que no solo
dichos valores deben contar para los individuos sino para las naciones en tanto
colectivo… allí es donde empieza a importar quienes no tienen trabajo,
vivienda, salud, posibilidad de educarse. El concepto de Felicidad al que se
refiere BP poco tiene que ver con la sonrisa vacía, el mismo es tomado de la
filosofía política de Jeremy Bentham que entendía que un gobierno debería
proveer de felicidad al pueblo, concepto solidario con el de Justicia Social.
Tomar
conciencia REAL es el primer paso para realizar algún tipo de acción
sin quedarse en la enunciación de “construir un mundo mejor”, para evitar ser
los actores que trabajan concretamente en ello.
Ciudadanías en juego
En el
escultismo existen dos ciudadanías en juego que se encuentran en tensión despareja:
La primera de ellas, hegemónica, es la que por medio del diseño institucional
los personeros de la “intelligentzia” operan introduciendo teorías pedagógicas
liberales, cognitivas, individualistas que desconocen los valores propios de las
distintas culturas, negando la historia de los pueblos, naciones y personas
siendo aspectos a ser colonizados.
De ella se desprende un “Roverismo extranjero” que mira
la realidad desde fuera, carece del amor real al otro que le permitiría
compenetrarse con la cultura y el pueblo del que forma parte, se ubica como clásica
ONG liberal siendo el servicio un parche para lo que el Estado no se ocupa y
que -a la mejor manera de lo postulado por Adam Smith- queda en manos de los
privados y la buena voluntad de las personas. De allí es que difícilmente
veamos al movimiento scout involucrado en reclamos de derechos sociales ya que
será visto como “partidismo”, no ocurre lo mismo con los derechos individuales.
El “Rover
extranjero” es un “ciudadano del mundo” que participa
de los valores hegemónicos en desmedro de los de su nación observando el mundo
con la mirada del turista, deslumbrándose por lo exótico de quienes NO reconoce
fraternalmente, sin posibilidad de análisis de la estructura colonial que le
permitiría comenzar a responderse por qué hay personas que viven en las
condiciones que observa.
Nos ubicamos
dentro de un Roverismo ongeísta de la más rancia tradición liberal, que puede
realizar algún servicio pero el otro no deja de ser un extranjero para él y el
único acercamiento que tendrá será puntualmente para esa acción y nada más. Es
el Roverismo de la gran ciudad y los barrios “acomodados” que ven facilitado el
anonimato de los otros por la gran urbe que separa a las personas por clases
sociales en función de los barrios donde viven. No existe empatía sino
ajenidad, y de hecho muchas veces en función de estos valores abstractos
peyorativamente en silencio responsabiliza de su propia desgracia a
quien dirigirá su ayuda... el
servicio le sirve a su propio ego.
Es el
Roverismo que toma a la comunidad como un objeto de experimentación y realiza
encuestas en los barrios para presentar proyectos generando ilusiones
en los que más necesitan, que posteriormente no se llevarán a cabo asumiendo la
postura del técnico insensible ¿acaso de esta forma no se objetiva y cosifican
las relaciones humanas?,¿ el Proyecto scout– y por ende la gente - no pasa a tener valor de mercancía que debe
ser “vendido” en la propia rama?. La participación en Jamborees y en organismos
internacionales en este tipo de práctica permiten que se identifique cada vez
más con la ideología del colonizador, y como decía Jauretche respecto a los
universitarios que viajaban al exterior a formarse, cuando vuelven lo hacen
colonizados con el pensamiento del imperio, asumiendo costumbres extranjeras
como rasgo de distinción respecto de los demás, mirando al mundo desde una
perspectiva construida desde “los más parecidos a él” respecto de lo social.
La otra
ciudadanía en juego es la de un “Roverismo crítico” que no niega el
internacionalismo y la mística propia que se desprende de ello, sino que toma
como lógico centro de su práctica el propio lugar, el barrio, la nación o
naciones que integran su país (en America Latina hay naciones conformadas por
distintos pueblos originarios que forman parte de distintos países, como hay
naciones conformadas por simbiosis culturales). Este tipo de práctica no
asimila el pueblo a sus Instituciones sino que considera a las mismas
como instancias segundas siendo la primera de ellas la “comunidad
de
base”, por ello se puede tomar la distancia que conviene frente a
gobiernos y organizaciones en tanto ellas no necesariamente representan
intereses locales, regionales o nacionales. En este punto el “Roverismo
crítico” es muy claro: la independencia es político – partidaria,
gubernamental y con relación a las Empresas y sus
actuales políticas de propaganda donde a partir de fundaciones y convenios con
voluntarios que son los que ponen el cuerpo, lavan su imagen social y muchas veces
colonizan a la Población a partir de supuestos programas de ayuda
Al hablar de
la instituciones como segundas queda claro que primero es la comunidad y después
la institución, lo mismo vale para con la Organización
Scout que deja de ser un fin en sí misma (como se observa en las
grandes organizaciones) para convertirse en espacio de articulación y
servicio para la aplicación de la plataforma escultismo en las comunidades
de base; de allí se plantea la necesidad de que la estructura (sea cual
fuera) se rija por el aforismo “pinta tu aldea y pintarás al mundo” alentando y
colaborando desde el Adiestramiento no solo en la formación del Maestro Scout
que dirige jóvenes, sino en metodologías activas de trabajo con los otros, con
su comunidad y con las comunidades. Es en el Roverismo donde estos aspectos se
desarrollan al máximo haciendo uso de la descubierta una forma de
conocimiento de la realidad para poder Ver lo que sucede, juzgarlo
con los criterios que se desprenden de la Ley y la Promesa orientados por el
fin último del escultismo, y actuar sobre ello con el objeto de
producir algún cambio…
El
movimiento scout no debe obstaculizar el desarrollo de la comunidad en tanto se
entiende que el escultismo es ante todo una plataforma orientada al desarrollo y promoción
de la infancia y juventud de las comunidades (un proceso siempre en marcha) apuntando
a la “ciudadanía activa”, siendo incompatible su utilización como herramienta para
la colonización cultural. Si la comunidad que lo aloja es una escuela,
iglesia, unidad vecinal, etc. el grupo scout mantiene su independencia
(característica esencial) y respeta los vínculos comunitarios cuidando mucho la
interdependencia, porque las personas del barrio son las mismas en distintos
lugares (a veces en más de uno de ellos). Con dolor conocemos como lamentablemente
comunidades guías – scouts fueron devastadas con graves implicancia vinculares
entre los chicos y los adultos porque las instituciones scouts en sus proyectos
de crecimiento (o ante la dificultad de pérdida de miembros) han tomado
actitudes agresivas para eliminar la guías con el objeto de absorber los grupos
de niñas y jóvenes, todo esto apoyado por la organización que no pone tope a
este tipo de prácticas que surgen por la imposibilidad de un grupo de
solucionar sus conflictos con la comunidad por lo que se desgaja de ella, siendo
un claro ejemplo de que ocurre cuando lo primero es la Institución y no la comunidad, práctica
colonizadora que se lleva puesta a las comunidades que alojaron y permiten la
existencia de los grupos scouts, no eligiendo favorecer desde otra
instancia el diálogo que privilegie el lazo social tema más que importante en
nuestra época.
Hay mucha
tela para cortar sobre estos dos modelos de escultismo siempre presentes en las
distintas organizaciones scouts. Si bien la tendencia del “Roverismo Extranjero” es claramente hegemónica quizás el confiar
en que desde las instituciones en general se produzca un cambio o al menos una
equilibración con relación al “Roversimo
crítico” es una ilusión a la que conviene renunciar, para pensar en cómo
aquellos que promovemos esta orientación en las distintas organizaciones
comenzamos a acercarnos un poco – Rovers y dirigentes - para compartir
experiencias ofreciéndonos más claramente como una posible transversalidad a las ofertas
institucionales. Es posible que de esta forma los jóvenes puedan acceder a
hacer uso de la libertad para poder trabajar en sus comunidades desde otra
perspectiva, más cercana a la emancipación que a la colonización.
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