martes, diciembre 01, 2009

La infancia es otra cosa

Conociendo el resultado de las elecciones en el país hermano de Uruguay, publicamos el poema en homenaja al gran poeta uruguayo Mario Benendetti e invitamos a leer su prosa,a los adultos y a los niños, obra que atraviesa su historia personal y parte de la historia de su país y de los países latinomaericanos

El poema, "LA INFANCIA ES OTRA COSA", no fue elegido en forma inocente... trabajamos con niños y muchas veces utilizamos teorías sobre ellos construidas por pedagogos que idealizan la infancia, por lo que corremos el riesgo de entender muy poco lo que le pasa a los chicos, sus conflictos, su realidad... En este poema Mario Benedetti nos recuerda cual es la realidad de los niños, cual fue nuestra realidad como niños... no nos engañemos, la infancia no es lo que dicen las cartillas edulcoradas... la infancia... es otra cosa



Es fácil vaticinar que los propagandistas de la infancia no van a

Interrumpir su campaña

Quieren vendernos la inocencia cual si fuera un desodorante

O un horóscopo

Después de todo saben que caeremos como gorriones en la

Trampa

Piando nostalgias inventando recuerdos perfeccionando la

Ansiedad



Los geniales demagogos de la infancia

Así se llamen Amicis o Proust o Lamorisse

Solo recapitulan turbadores sacrificios móviles campanarios

Globos que vuelven a su nube de origen

Su paraíso recobrable no es exactamente nuestro siempre

Perdido paraíso

Su paraíso tan seguro como dos y dos son cuatro no cabe en

nuestro mezquino walhalla

Ese logaritmo que nunca está en las tablas



Los impecables paleontólogos de la infancia

Duchos en exumar rondas triciclos mimos y otros fósiles

Tienen olfato e intuición suficientes como para desenterrar y

Desplegar mitos cautivantes pavores sabrosos

Felicidad a cuerda



Esos decisivos restauradores

Con destreza profesional tapan grietas y traumas

Y remiendan con zurcido invisible el desgarrón que arruinaba

nuestro compacto recuerdo de cielo



Sin embargo un día habrá que entrar a saco a la

podrida infancia

no al desván

allí apenas habitan los juguetes rotos los álbumes de sellos

el ferrocarril rengo o sea la piel reseca de la infancia

no las fotografías y su letargo sepia

habrá que entrar a saco la miseria

porque la infancia

además del estanque de azogada piedad

que a cualquier precio adquieren los ávidos turistas del regreso

además de la espiga y la arañita

y el piano de Mompou

además del alegre asombro que dicen hubo

además de la amistad con el perro del vecino

del juego con las trenzas que hacen juego

además de todo eso

tan radiante tan modestamente fabuloso

y sin embargo tan cruelmente olvidado

la infancia es otra cosa



Por ejemplo la oprobiosa galería de rostros

encendidos de entusiasmo puericultor y algunas veces de

crueldad dulzona

Y es (también la infancia tiene su otoño) la caída de las

primeras máscaras

La vertiginosa temporada que va de la inauguración del

pánico a la vergüenza de la masturbación inicial

rudimentaria

La gallina asesinada por los garfios de la misma buena

parienta que nos arropa al comienzo de la noche

La palabra cáncer y la noción de que no hay exorcismo que valga

La rebelión de la epidermis las estupefacciones convertidas en

Lamparones de diversos diseños y medidas

La noche como la gran cortina que nadie es capaz de descorrer

Y que sin embargo oculta la prestigiosa momia del

Porvenir



Por ejemplo la recurrente pesadilla

De diez cien veinte mil encapuchados

Cuyo silencio a coro repetirá un longplay treinta años más

Tarde con el alevoso fascinante murmullo de los

Lamas del Tibet en sus cantos de muerte

Pero que por entonces es sólo una interminable fila de

Encapuchados balanceándose saliéndose del sueño

Golpeando en el empañado vidrio de la cocina

Proponiendo el terror y sus múltiples sobornos anexos



La otra infancia es qué duda cabe el insomnio con los ardides

De su infierno acústico

Uno dejándose llevar despojado de sábanas mosquitero camisón

Y pellejo

Uno sin bronquios y sin tímpanos

Dejándose llevar imaginándose llevado hacia un lejanísismo

Casi inalcanzable círculo o celda o cima donde no

Hay hormigas ni abuela ni quebrados ni ventana ni

Sopa y donde el ruido del mundo llega sólo como un

Zumbido ni siquiera insistente

Es el golpe en la cara para ser más exacto en la nariz

El caliente sabor de la primera sangre tragada

Y el arranque de la inquina la navidad del odio que eriza el pelo

Calienta las orejas aprieta los dientes gira los puños

En un molinete enloquecido mientras los demás

Asisten como un cerco de horripiladas esperanzas

Timideces palabrotas y ojos con nauseas



Es la chiquilina obligatoria distancia

La teresa rubia

De ojos alemanes y sonrisa para otros

Humilladora de mis lápices de veneración de mis insignias de

Ofrenda de mis estampillas de homenaje

Futura pobre gorda sofocada de deudas y de hijos pero

Entonces tan lejos y escarpada

Y es también el amigo el único el mejor

Aplastado en la calle





Un día de éstos habrá que entrar a saco la podrida infancia

Habrá que entrar a saco la miseria



Sólo después

Con el magro botín en las manos crispadamente adultas

Sólo después

Ya de regreso

Podrá uno permitirse el lujo la merced el pretexto el disfrute

De hacer escala en el desván

Y revisar las fotos en su letargo serpia

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