domingo, julio 15, 2007

Sobre la técnica scout



“Los que logran el éxito son los que han aprendido las artes del Scout

cuando aún eran niños”

Baden Powell, “Escultismo para muchachos”



La pava comenzaba a ejecutar sus primeros silbidos producto del calor que la arropaba desde la cocina a leña en la que se posada. Manolo tomó su mate de arcilla y su bombilla de alpaca. Entre mate y mate organizaba su día. Había decidido que durante un tiempo trabajaría con metal preparando un collar y unas gemas de cuarzo y amatista, después del mediodía en el torno moldearía unos mates de arcilla que son muy preciados por los turistas que pasean por Sierra de la Ventana, y a eso de las cinco de la tarde se dirigiría a la feria artesanal en donde ofrecía diariamente sus productos. Mateando recordaba que el día anterior unos scouts de Buenos Aires le habían comprado una gran cantidad de artesanías, ese dinero le vendría muy bien para adquirir algunas cosas que necesitaba para su hijo de sólo tres meses de vida. El también había sido Scout desde chico… y no solo eso.

Una vez en el taller, comenzó a trabajar en una cadena que se denomina “el camino del Inca”; una serie de nudos metálicos complejos que figuran en sus idas y vueltas, el camino que los Incas tomaban para llegar al Machu Pichu – al menos eso cuenta la leyenda- . Construir la cadena le llevara varios días y un total de 12 horas de trabajo; sentarse y realizar su montaje le trae el recuerdo de las ancianas de la parroquia rezando el Rosario, en ese acto repetitivo, circular, pero no automático. No es lo mismo el automatismo que la repetición creadora; en el primero no se piensa y es imposible salirse de lo que siempre es de la misma manera, el retorno de lo igual. En cambio la repetición creadora no solo es un acto que puede ser pensado sino que se abre al surgimiento de lo nuevo en cada una de sus vueltas.

Luego de almorzar y una vez en el torno, nuevamente la repetición creadora asume la forma del movimiento circular producido para facilitarle que sus manos, puedan ir dando formas a la arcilla previamente preparada. Manolo cree que el movimiento se emparenta con la música. A partir de esa especie de metrónomo[1] que va marcando el compás de la producción, ha sido testigo de cómo algunos niños con dificultades van calmando su “hiperactividad” gracias al ritmo y la repetición; a partir de allí algo de la creación quizás aparezca.

En una de las noches serranas, esas en que la luna en cuarto creciente alcanza para iluminar los rostros y enrojecer pasionalmente el vino, charlábamos con Manolo sobre el arte y la técnica, en especial sobre Técnica Scout, esta última venida a menos gracias a los iconoclastas[2] del Programa que la dividieron y redujeron a la visión cognitiva - comportamental de “objetivos procedimentales”; nada más alejado al verdadero sentido Poético[3] del Movimiento Scout.

Si la Técnica[4] es entendida como la habilidad a la que se recurre para realizar algo utilizando una serie de reglas que permiten producir o transformar una realidad natural y mediante ella acceder a un cierto develamiento del mundo y del ser; podríamos afirmar que la Técnica Scout encarna de forma particular el concepto universal de Techné. Por medio de ella, en las distintas vueltas de la repetición creadora no solo se afianza la habilidad sino que se posibilita el surgimiento de lo nuevo. Recordando las distintas vivencias personales, tomaban forma aquellas reminiscencias de quienes supimos disfrutar de construcciones, salidas y juegos; y que con el transcurrir de los años fuimos durante un tiempo responsables de que grupos de niños y jóvenes pudiesen vivir “El Gran Juego” que está por cumplir 100 años.

Como era de esperar, no podía faltar en la cita la conversación sobre el abandono provocado en el Escultismo de una poética y técnica que le es propia; reemplazada por métodos y modelos de la Educación formal a los que poco importan el develamiento del mundo y del ser, pues por su estructura cognitivo comportamental de lo que se trata es de intentar manipular la formación de personas (Pareciera que los niños y jóvenes dejaron de jugar y ocupan el lugar de pequeñas ratitas en el laboratorio conductual del escultismo; los que juegan ahora son los adultos en su pequeño “patio de experimentos sociales”).

No tan lejana a la brillante imagen de la película “The Wall” en la que los niños ingresan en una escuela-fábrica en la que pierden su singularidad para ser producidos de una determinada manera, los objetivos del actual Programa Scout cargados de tan buenas como omnipotentes intenciones, operan más cercanos al velamiento del mundo y del ser; que a su develamiento. Por medio de cientos de ellos (que no son mas que una vana[5] pretensión) se intenta determinar las “conductas” de niños y jóvenes en un desplazamiento interminable que no permite ningún tipo de anclaje particular y singular, punto de extravío para aquellos a los que no se les permite detenerse para repetir y crear las veces que sea necesario, las veces que la Técnica lo requiere.

Nuestra América latina es testigo del cómo en sus distintas culturas, aún las que hoy perviven, la Técnica ha ocupado un lugar fundamental en el desarrollo de los pueblos y de las personas; para los citadinos la “feria artesanal” es una especie de pequeño zoológico de particularidades en extinción, para los que somos del interior del país y conocemos los distintos lugares, podemos apreciar el como el hilado en una rueca, el pullover de lana de oveja, el tejido de un poncho, las tallas en madera, los collares y colgantes no sólo expresan la cultura de un pueblo sino un modo de “estar siendo” en el mundo. La técnica cuando es parte de la poética pasa a ser locura divina, actividad creadora por excelencia, modo de participación de lo real y encuentro con uno mismo. Cada vuelta del torno o de la rueca, cada pasada del telar, anuda mucho más que hilos; develan el mundo; la potencia[6] se convierte en un acto formal[7], en un modo particular de conocimiento posibilitando el descubrimiento y la construcción de un nombre propio con el que se construye un destino.

De la misma manera que “El camino del Inca”, la incrustación y preparado de gemas o los “cacharros” que realiza el alfarero, la Técnica no puede ser confundida con la experiencia, porque de esta manera eliminamos su capacidad poética. La técnica no es un “procedimiento”, no puede ser reducida a una “conducta a adquirir”. Ella requiere de un proceso que en los Scouts al principio quizás comience con el nudo se hace “en el aire”, luego con cables en un cuadro de nudos, posteriormente amarrando palos de escoba; en todo esto seguramente no faltarán algunos juegos que permitirán mostrar las habilidades de las distintas patrullas ¿No lo veía de esta manera Baden Powell?. Si no nos alcanzara con el título del primer capítulo (Arte Scout), podemos leer algunas de las fogatas para darnos cuenta que de la Técnica Scout se trata en lo que venimos conversando: BP comienza con relato de una historia que introduce el conocimiento de una técnica, se enseña la aplicación técnica en distintas circunstancias, aparecen los juegos como repetición creadora de la técnica aprendida, el campamento se convierte en la experiencia central (pero no única) de las “artes scouts”. Quizás por todo esto era tan sencillo para nuestros Maestros ser dirigentes Scouts, no era necesario realizar tratados de pedagogía para asumir un estilo de vida.

Es muy probable que si realizamos una visita a un grupo Scout, nos encontremos con una comunidad de caminantes construyendo una balsa en el patio del grupo, y puede que nos extraviemos si creemos que lo importante es que el río se encuentre a 200 kilómetros y que el único sentido de construir una balsa es que se pose sobre el agua para navegar en ella. Puede que el escultismo haya cambiado y se convierta en una actividad extraescolar complementaria más, como cualquier otra; si es así, me quedo sosteniendo aquello que alguna vez expresé en el primer artículo de “Apuntad Alto!” titulado “Volver a BP”: “Siempre hay que volver a las fuentes, releer los originales que son los que produjeron el efecto de nacimiento de un Movimiento como el nuestro. Volver a BP no significa trabajar con el “Escultismo para muchachos” y negar los aportes que desde distintas teorías puedan enriquecer a nuestro movimiento; no significa negar las diferencias que hacen a la subjetividad de nuestra época y los problemas que la misma nos plantea. Volver a BP quizás signifique poder ubicar que es lo que permanece y nos hace ser lo que decimos ser, y qué es lo que se actualiza en función de la época que nos toca vivir.”

Cuando el rocío mojaba las flores del patio, el abrazo de despedida, de “no es más que un hasta luego…” marco el fin de la conversación. Manolo por la mañana seguiría con su trabajo, nosotros, volveríamos a la ciudad.

Si por casualidad visitan Sierra de la Ventana, no se olviden de pasar por la Feria Artesanal, allí se encuentra Manolo vendiendo sus productos, y seguramente mate por medio, les podrá contar algunas de sus vivencias de sus años scouts, de lo divertido que era jugar, y de lo apasionante que puede ser dirigir el juego ya que también lo hizo como dirigente en la manada de la que fue Akela, y como Jefe del Grupo “San Jorge” de Bahía Blanca, nuestro querido grupo.



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[1] Diccionario Encarta: Metrónomo. Máquina a manera de reloj, para medir el tiempo e indicar el compás de las composiciones musicales



[2] Diccionario Encarta: Iconoclastas. Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos



[3] Diccionario de Filosofía José Ferrater Mora. Poética (Poiesis). Doctrina relacionada a todo hacer. Hacer, Producir, Fabricar en forma creativa

[4] Diccionario de Filosofía, José Ferrater Mora. Técnica Habilidad mediante la cual se hace algo (generalmente se transforma una realidad natural en una realidad artificial). La Técnica no es cualquier habilidad, sino una que sigue ciertas reglas. La distinción entre técnica y arte es escasa. Mientras la técnica en su sentido más clásico produce un develamiento del mundo, la técnica en el sentido moderno (o posmoderno) genera lo contrario, pues lo oculta

[5] Diccionario Encarta. Vana. Falto de realidad, sustancia o entidad. Hueco, vacío y falto de solidez. Que no tiene fundamento, razón o prueba

[6] Diccionario Encarta. Potencia Capacidad pasiva para recibir el acto, capacidad de llegar a ser. Aquello que está en calidad de posible y no en acto.

[7] Diccionario Encarta Acto formal. La forma que determina la perfección peculiar de cada ser y es principio radical de su operación.

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