Cecilia
Braslavsky en “La juventud argentina. Informe de la situación. CEAL” hace referencia a cómo desde las distintas
ciencias se tiende a pensar la juventud de forma monocromática. ¿Qué significa
esto? Que las investigaciones y las organizaciones tienden a representarse a la
juventud de forma homogénea estableciendo como criterios de análisis general,
aquello que es válido sólo para los sectores medios – altos trasladándolos como
variable de análisis e intervención a todo el cuerpo social. La investigadora señala tres mitos ordenadores
presentes en lo social: La juventud gris, la juventud dorada y la Juventud
blanca. En la primera de ella los jóvenes son vistos como inseguros de sí mismos
– joven como ser incompleto – joven como ser desinteresado y sin deseo – joven
como desviado – joven como peligroso – joven victimizado; en la segunda los jóvenes
son vistos como seres en transición –no productivos – y finalmente, en la
tercera, los jóvenes son vistos como revolucionarios y seres de futuro.
También existe
un mito de origen sobre el escultismo, que podríamos definir como lugar de
encuentro de las distintas clases sociales en un territorio común en una
práctica técnica y exploratoria que tiene como objeto la formación en la
ciudadanía, que a su vez tuvo un especial desarrollo en los sectores
empobrecidos y postergados de la Inglaterra de 1900… de hecho la práctica del
escultismo se planteaba como una de las vías de solución para los niños que vivían
en situación de pobreza, tal es así que en el caso de Argentina Perito Moreno
impulsa y promueve desde su cargo en Educación la apertura de grupos scouts en
los sectores de pobreza que no podían acceder a los estudios secundarios.
¿Estamos alejados de la impronta social que impulsa la creación del movimiento
scout?
Roverismo, moratoria social y
segregación
En Argentina según datos de la OCDE sólo el 36%
de los adolescentes termina el secundario y un 30% posee título terciario/
universitario. Como puede verse el porcentaje entre quienes terminan el
secundario y prosiguen sus estudios es alto, pero el número bajo - incluso para
la media internacional- es la culminación de los estudios secundarios: De cada
100 chicos, 64 no terminan el secundario lo que nos permite una primera
aproximación a la realidad juvenil argentina.
La oferta del
Escultismo Comercial Parlamentario se orienta a partir de aquellos que tienen
continuidad en los estudios, este sesgo implica que no exista una propuesta que
incida en la vida de los jóvenes mayoritarios que viven una realidad distinta
quedando reducidos para el movimiento a un sector de la población a la que
mediante alguna ONG “hay que ayudar”, sin que ellos sean protagonistas de la
práctica del escultismo como en los tiempos iniciales del movimiento.
La concepción
de “liderazgo” del Escultismo Hegemónico actual se inspira en los modelos liberales
de las llamadas “Escuelas de Liderazgo” americanas, por lo que se orienta hacia
el arco de los jóvenes de clase media vistos como “futuros líderes” que “apolíticamente”
incidirán políticamente en la comunidad diluyendo en los mismos el potencial y
la presencia del pensamiento crítico. Dichas “Escuelas de Liderazgo” se ubican dentro
de una “derecha blanda” (basada en el individuo y centrada en los derechos
individuales), haciendo uso en las últimas décadas de la “cosmética” de
distintos movimientos “progresistas”, convertidas en LOGO comercial (la remera
del “puño” en alto, latinoamérica “dada vuelta”, etc)
El Programa que
ofrecen las organizaciones se constituye en el instrumento principal de un
proceso de ideologización que se lleva adelante a través de lo que se ofrece, que
incluye un tipo específico de relaciones de saber-poder y modos de construcción
de la realidad. Basarse en la “Juventud Blanca” para la construcción del
Programa plantea de facto la presencia de dispositivos que operan segregando/autosegregando
a los adolescentes y jóvenes que se encuentran dentro de ese 70 % (no
terciario/universitario) y 64% (no secundario), aquellos que no forman parte de
la “moratoria social” que se adjudica a un sector de las juventudes, con la ventaja
de “abastecer” a los intereses políticos “apolíticos” con la militancia que no
puede generar su propia propuesta, algo que se hace objetivo, por ejemplo, en
las orientaciones políticas de los miembros del Escultismo Hegemónico que
distan de tener el mismo modo de distribución que en la población en general.
Si
definimos como “moratoria social” al espacio indeterminado entre la niñez y
adolescencia que opera como transición para la asunción de las
“responsabilidades adultas” ligadas al trabajo y la conformación de la familia
propia, debemos ser claros en afirmar que la misma no es homogénea dependiendo
del sector social en el que los jóvenes se encuentren, por eso la “moratoria
social” es una entelequia si no se tiene en cuenta el concepto de “moratoria
vital” que es la posibilidad de disponer de capital temporal para decidir entre
distintas opciones de crecimiento y desarrollo. Solo el 30% de los jóvenes
disponen de “moratoria social”, el 70 % de los adolescentes y jóvenes trabajan,
changuean, cuidan a sus hermanos menores mientras los padres changuean, son
padres, sostienen a sus familias de origen; por supuesto también están los que
no estudian ni trabajan pero a diferencia de los sectores medios no tienen una
familia que puede sostenerlos económicamente. Los jóvenes fuera de la
“moratoria social” son muchos, demasiados, al menos eso indican los datos, y
para ellos no hay propuesta dentro del escultismo hegemónico.
Si hablamos de
Juventud, no se trata de la etapa que culmina con el fin de los estudios
terciarios y universitarios para la que el “Roverismo Blanco” se ofrece como
dispositivo “soporte” reproduciéndose en lo interno de las organizaciones “liderazgos
blancos” ligados ideológicamente al neoliberalismo “blando” o “progresista” (y
las comillas están bien puestas) que promueve derechos individuales y promociona
el simulacro de derechos ambientales evitando poner en cuestión la
infraestructura económica en una clara opción política que tilda de “política” a
las acciones sociales y comunitarias de otros jóvenes que desde el pensamiento
crítico ponen el acento en la necesidad de cambio de la infraestructura
económica y los modos de producción. Estos jóvenes por su realidad que no es
“blanca”, participan en otro tipo de organizaciones de promoción de derechos
como los estudiantiles, laborales, económicos, sanitarios; siendo contenidos en
lugares que los alojan y les permiten realizar acciones orientadas a producir
un cambio real, no virtual
Dentro del Escultismo
Hegemónico incide cada vez más el quiebre existente entre la significación de
“voluntario” y “militante”, dos formas de nombrar lo mismo pero con una lectura
ideológica y mediática diferente donde el “voluntario” es presentado como
“inmaculado” y “apolítico” mientras que el “militante” es “sospechado” de
corrupto y de “intereses políticos oscuros”. Paradójicamente en las últimas
décadas muchas organizaciones sociales y políticas realizan acciones
comunitarias que formaban parte del Programa clásico del Roverismo de tiempos
no tan lejanos, pero socialmente la denominan “militancia”. Un ejemplo es la
reconstrucción comunitaria de viviendas luego del temporal que arrasara Bahía
Blanca realizado por voluntarios y la ONG “Techo”, con claros ecos de la “reconstrucción
de Francia” que luego de la segunda guerra mundial fuera impulsada por el Abbe
Pierre (castor Meditabundo) convirtiéndose en una consigna de los Rovers
franceses que participaron en la construcción de viviendas… la diferencia es
que solo un Grupo Scout Independiente (en el que participo) y los Exploradores
de Don Bosco concurrieron a la cita.En la actualidad los “voluntarios” del “Roverismo Blanco” se alejan
de lo que puede confundirse socialmente con “militancia” ofreciendo su “servicio”
– en caso de hacer algo en esa área - como “cosmética” de la cuestión social y
productiva y sobre todo las cosas, entronizando los derechos individuales.
Sin lugar a
dudas el Escultismo fue concebido como “militante” y “voluntario”, no puede ser
de otra manera en tanto se constituye
como una práctica social sostenida en tres pilares: (1) Tiene una cosmovisión o
forma de entender el mundo y las relaciones que se establecen entre las
personas (culturales, económicas, modos de producción) (2) Se alienta a vivir
dicha cosmovisión desde el inicio a través de lo que llamamos método scout donde encontramos los modos de circulación de
ideas, tomas de decisiones, códigos y pautas de la vida en comunidad (3)
Comprende las acciones y propias y de la comunidad a través de (1) y (2). La
primera amputación sufrida por el Movimiento Scout fue su reducción a
“Movimiento Educativo” y esto no fue ni es sin consecuencias, por eso debemos
insistir en recordar que el movimiento scout ES una PRACTICA SOCIAL y dentro de
los aspectos que lo conforman, tiene un método educativo.
La plataforma es la ideología
El
concepto de “plataforma” nos remite al menos a dos significaciones; la primera
de ella es la Plataforma de Programa, el segundo, la Plataforma Tecnológica
En
la década del 90 la OSI realiza un importante cambio en el Programa del
Escultismo -al cual me he referido en varias oportunidades – e incorpora la
rama Caminantes. Uno de los interesantes debates que se dieron fue si la nueva
rama que se incorporaba (Caminantes) debía tener una orientación hacia las
“artes y oficios” (por la realidad latinoamericana) o hacia el sistema de
proyectos (basado en la pedagogía escolar) tal y como lo desarrollaba
Argentina. Finalmente prevalece un Programa orientado a los Proyectos en virtud
de que se entendía que la mayoría de los adolescentes asistía y terminaba la
escuela secundaria quedando por fuera otro tipo de realidades.(Vale aclarar que
en ese momento participaba en el Equipo Nacional de Programa de SdeA y lo que
comparto aquí es lo que comunicaban el Director Ejecutivo y el Director de
Programa; en esa época fui uno de los revisores de la Cartilla Caminante por
parte de Argentina, previo a la conferencia de Quito donde finalmente se la
“aprobó”).
¿Qué
tiene que ver la ideología con esto? Mucho, por ejemplo (1) el criterio de las
edades que se utilizan generalmente es acorde al sistema escolar suponiendo que
los grupos de interés se forman en la escuela entendida en formato urbano y de
clase media (2) el sistema de proyectos a la manera de la pedagogía de la época
desplazando el desarrollo de las artes & oficios, supone lo mismo que el
punto anterior, desconociendo la moratoria vital de la niñez y adolescencia mayoritaria
siendo dificultoso o inadecuado para quienes se encuentran viviendo otras
realidades donde dicho sistema es poco útil (un 64 % de los adolescentes)
provocando la segregación o la autosegregación del escultismo. ¿Dónde radica el
problema? En la torpe idea de “Plataforma de Programa Única” que anula las
distintas expresiones del escultismo, responsable de la actual dispersión del
movimiento, producto de una visión homogeneizante donde lo Universal borra lo
particular aplastando lo singular. La solución lógica sin lugar a duda era un
Programa de Plataformas Múltiples adecuadas a cada uno de los contextos
sociales, educativos y culturales. Ni “Escultismo Blanco”, ni “Escultismo Gris”:
“Escultismo multicolor”.
Con
relación a las Plataformas Tecnológicas podemos afirmar - junto a los planteos
de Bifo Berardi, Eric Sadin y otros investigadores – que las mismas son
determinantes para la ficcionalización y contrucción de la idea de realidad en
las nuevas generaciones. Los jóvenes “conocen” a través de las redes sociales y
muchas veces las propias organizaciones scouts trabajan con plataformas cuyo
objeto es el “Control Total” en los nuevos panópticos institucionales de la
época. Ya no se trata de que los jóvenes (como planteaba brillantemente
Forestier en “Escultismo ruta de libertad”) salgan al encuentro con la realidad
y mediante la experiencia con el otro construyan acciones en la comunidad y
presten atención sobre los determinantes de dichas situaciones, sino que se les
ofrece una realidad premoldeada donde el Rover puede optar entre distintas
“ONGs” para “hacer servicio” transformando los fines del escultismo en una
“pasantía” sin desarrollo de pensamiento crítico. En algunas organizaciones
esto se ha perfeccionado tanto que el “trabajo en negro” y en condiciones por
fuera de los valores que se dice defender, es una de las políticas de
“servicio” para eventos y lugares de acampe en distintas partes del mundo,
ocupando el mismo lugar que cuando una Mujer de altos recursos tiene una
“señora que le ayuda en la casa” para no decir “trabaja” y menos “en negro”… la
versión scout es “tenemos voluntarios que ayudan en los lugares de acampe”
En “Caminos
del Bosque” Martín Heidegger planteaba que el conocimiento debe ser producto
del encuentro de la experiencia con la realidad mediado por nuestra actividad. “Si
el conocimiento no es el instrumento de nuestra actividad, sino en cierto modo
un médium pasivo por medio del cual llega hasta nosotros la luz de la verdad,
tampoco recibiremos la verdad tal como es en sí, sino tal como es a través de
ese médium y en él. En ambos casos estamos utilizando un medio que produce de
inmediato lo contrario de su fin o tal vez el contrasentido sea el propio hecho
de recurrir a un medio” (pag 92- ap 106).
El desafío de
la época es claro, nadie puede hacerse el distraído con las opciones y con las
decisiones que se toma.