domingo, junio 23, 2024

Acerca del "Roverismo Blanco"

 


Cecilia Braslavsky en “La juventud argentina. Informe de la situación. CEAL”  hace referencia a cómo desde las distintas ciencias se tiende a pensar la juventud de forma monocromática. ¿Qué significa esto? Que las investigaciones y las organizaciones tienden a representarse a la juventud de forma homogénea estableciendo como criterios de análisis general, aquello que es válido sólo para los sectores medios – altos trasladándolos como variable de análisis e intervención a todo el cuerpo social.  La investigadora señala tres mitos ordenadores presentes en lo social: La juventud gris, la juventud dorada y la Juventud blanca. En la primera de ella los jóvenes son vistos como inseguros de sí mismos – joven como ser incompleto – joven como ser desinteresado y sin deseo – joven como desviado – joven como peligroso – joven victimizado; en la segunda los jóvenes son vistos como seres en transición –no productivos – y finalmente, en la tercera, los jóvenes son vistos como revolucionarios y seres de futuro.

También existe un mito de origen sobre el escultismo, que podríamos definir como lugar de encuentro de las distintas clases sociales en un territorio común en una práctica técnica y exploratoria que tiene como objeto la formación en la ciudadanía, que a su vez tuvo un especial desarrollo en los sectores empobrecidos y postergados de la Inglaterra de 1900… de hecho la práctica del escultismo se planteaba como una de las vías de solución para los niños que vivían en situación de pobreza, tal es así que en el caso de Argentina Perito Moreno impulsa y promueve desde su cargo en Educación la apertura de grupos scouts en los sectores de pobreza que no podían acceder a los estudios secundarios. ¿Estamos alejados de la impronta social que impulsa la creación del movimiento scout?

Roverismo, moratoria social y segregación

                En Argentina según datos de la OCDE sólo el 36% de los adolescentes termina el secundario y un 30% posee título terciario/ universitario. Como puede verse el porcentaje entre quienes terminan el secundario y prosiguen sus estudios es alto, pero el número bajo - incluso para la media internacional- es la culminación de los estudios secundarios: De cada 100 chicos, 64 no terminan el secundario lo que nos permite una primera aproximación a la realidad juvenil argentina.

La oferta del Escultismo Comercial Parlamentario se orienta a partir de aquellos que tienen continuidad en los estudios, este sesgo implica que no exista una propuesta que incida en la vida de los jóvenes mayoritarios que viven una realidad distinta quedando reducidos para el movimiento a un sector de la población a la que mediante alguna ONG “hay que ayudar”, sin que ellos sean protagonistas de la práctica del escultismo como en los tiempos iniciales del movimiento.

La concepción de “liderazgo” del Escultismo Hegemónico actual se inspira en los modelos liberales de las llamadas “Escuelas de Liderazgo” americanas, por lo que se orienta hacia el arco de los jóvenes de clase media vistos como “futuros líderes” que “apolíticamente” incidirán políticamente en la comunidad diluyendo en los mismos el potencial y la presencia del pensamiento crítico. Dichas “Escuelas de Liderazgo” se ubican dentro de una “derecha blanda” (basada en el individuo y centrada en los derechos individuales), haciendo uso en las últimas décadas de la “cosmética” de distintos movimientos “progresistas”, convertidas en LOGO comercial (la remera del “puño” en alto, latinoamérica “dada vuelta”, etc)

El Programa que ofrecen las organizaciones se constituye en el instrumento principal de un proceso de ideologización que se lleva adelante a través de lo que se ofrece, que incluye un tipo específico de relaciones de saber-poder y modos de construcción de la realidad. Basarse en la “Juventud Blanca” para la construcción del Programa plantea de facto la presencia de dispositivos que operan segregando/autosegregando a los adolescentes y jóvenes que se encuentran dentro de ese 70 % (no terciario/universitario) y 64% (no secundario), aquellos que no forman parte de la “moratoria social” que se adjudica a un sector de las juventudes, con la ventaja de “abastecer” a los intereses políticos “apolíticos” con la militancia que no puede generar su propia propuesta, algo que se hace objetivo, por ejemplo, en las orientaciones políticas de los miembros del Escultismo Hegemónico que distan de tener el mismo modo de distribución que en la población en general.

                Si definimos como “moratoria social” al espacio indeterminado entre la niñez y adolescencia que opera como transición para la asunción de las “responsabilidades adultas” ligadas al trabajo y la conformación de la familia propia, debemos ser claros en afirmar que la misma no es homogénea dependiendo del sector social en el que los jóvenes se encuentren, por eso la “moratoria social” es una entelequia si no se tiene en cuenta el concepto de “moratoria vital” que es la posibilidad de disponer de capital temporal para decidir entre distintas opciones de crecimiento y desarrollo. Solo el 30% de los jóvenes disponen de “moratoria social”, el 70 % de los adolescentes y jóvenes trabajan, changuean, cuidan a sus hermanos menores mientras los padres changuean, son padres, sostienen a sus familias de origen; por supuesto también están los que no estudian ni trabajan pero a diferencia de los sectores medios no tienen una familia que puede sostenerlos económicamente. Los jóvenes fuera de la “moratoria social” son muchos, demasiados, al menos eso indican los datos, y para ellos no hay propuesta dentro del escultismo hegemónico.





Si hablamos de Juventud, no se trata de la etapa que culmina con el fin de los estudios terciarios y universitarios para la que el “Roverismo Blanco” se ofrece como dispositivo “soporte” reproduciéndose en lo interno de las organizaciones “liderazgos blancos” ligados ideológicamente al neoliberalismo “blando” o “progresista” (y las comillas están bien puestas) que promueve derechos individuales y promociona el simulacro de derechos ambientales evitando poner en cuestión la infraestructura económica en una clara opción política que tilda de “política” a las acciones sociales y comunitarias de otros jóvenes que desde el pensamiento crítico ponen el acento en la necesidad de cambio de la infraestructura económica y los modos de producción. Estos jóvenes por su realidad que no es “blanca”, participan en otro tipo de organizaciones de promoción de derechos como los estudiantiles, laborales, económicos, sanitarios; siendo contenidos en lugares que los alojan y les permiten realizar acciones orientadas a producir un cambio real, no virtual

Dentro del Escultismo Hegemónico incide cada vez más el quiebre existente entre la significación de “voluntario” y “militante”, dos formas de nombrar lo mismo pero con una lectura ideológica y mediática diferente donde el “voluntario” es presentado como “inmaculado” y “apolítico” mientras que el “militante” es “sospechado” de corrupto y de “intereses políticos oscuros”. Paradójicamente en las últimas décadas muchas organizaciones sociales y políticas realizan acciones comunitarias que formaban parte del Programa clásico del Roverismo de tiempos no tan lejanos, pero socialmente la denominan “militancia”. Un ejemplo es la reconstrucción comunitaria de viviendas luego del temporal que arrasara Bahía Blanca realizado por voluntarios y la ONG “Techo”, con claros ecos de la “reconstrucción de Francia” que luego de la segunda guerra mundial fuera impulsada por el Abbe Pierre (castor Meditabundo) convirtiéndose en una consigna de los Rovers franceses que participaron en la construcción de viviendas… la diferencia es que solo un Grupo Scout Independiente (en el que participo) y los Exploradores de Don Bosco concurrieron a la cita.En la actualidad  los “voluntarios” del “Roverismo Blanco” se alejan de lo que puede confundirse socialmente con “militancia” ofreciendo su “servicio” – en caso de hacer algo en esa área - como “cosmética” de la cuestión social y productiva y sobre todo las cosas, entronizando los derechos individuales.

 

 

/(Construcción en 3 días de vivienda para víctimas de la tragedia climática)

Sin lugar a dudas el Escultismo fue concebido como “militante” y “voluntario”, no puede ser de otra manera  en tanto se constituye como una práctica social sostenida en tres pilares: (1) Tiene una cosmovisión o forma de entender el mundo y las relaciones que se establecen entre las personas (culturales, económicas, modos de producción) (2) Se alienta a vivir dicha cosmovisión desde el inicio a través de lo que llamamos método scout  donde encontramos los modos de circulación de ideas, tomas de decisiones, códigos y pautas de la vida en comunidad (3) Comprende las acciones y propias y de la comunidad a través de (1) y (2). La primera amputación sufrida por el Movimiento Scout fue su reducción a “Movimiento Educativo” y esto no fue ni es sin consecuencias, por eso debemos insistir en recordar que el movimiento scout ES una PRACTICA SOCIAL y dentro de los aspectos que lo conforman, tiene un método educativo.

La plataforma es la ideología

                El concepto de “plataforma” nos remite al menos a dos significaciones; la primera de ella es la Plataforma de Programa, el segundo, la Plataforma Tecnológica

                En la década del 90 la OSI realiza un importante cambio en el Programa del Escultismo -al cual me he referido en varias oportunidades – e incorpora la rama Caminantes. Uno de los interesantes debates que se dieron fue si la nueva rama que se incorporaba (Caminantes) debía tener una orientación hacia las “artes y oficios” (por la realidad latinoamericana) o hacia el sistema de proyectos (basado en la pedagogía escolar) tal y como lo desarrollaba Argentina. Finalmente prevalece un Programa orientado a los Proyectos en virtud de que se entendía que la mayoría de los adolescentes asistía y terminaba la escuela secundaria quedando por fuera otro tipo de realidades.(Vale aclarar que en ese momento participaba en el Equipo Nacional de Programa de SdeA y lo que comparto aquí es lo que comunicaban el Director Ejecutivo y el Director de Programa; en esa época fui uno de los revisores de la Cartilla Caminante por parte de Argentina, previo a la conferencia de Quito donde finalmente se la “aprobó”).

                ¿Qué tiene que ver la ideología con esto? Mucho, por ejemplo (1) el criterio de las edades que se utilizan generalmente es acorde al sistema escolar suponiendo que los grupos de interés se forman en la escuela entendida en formato urbano y de clase media (2) el sistema de proyectos a la manera de la pedagogía de la época desplazando el desarrollo de las artes & oficios, supone lo mismo que el punto anterior, desconociendo la moratoria vital de la niñez y adolescencia mayoritaria siendo dificultoso o inadecuado para quienes se encuentran viviendo otras realidades donde dicho sistema es poco útil (un 64 % de los adolescentes) provocando la segregación o la autosegregación del escultismo. ¿Dónde radica el problema? En la torpe idea de “Plataforma de Programa Única” que anula las distintas expresiones del escultismo, responsable de la actual dispersión del movimiento, producto de una visión homogeneizante donde lo Universal borra lo particular aplastando lo singular. La solución lógica sin lugar a duda era un Programa de Plataformas Múltiples adecuadas a cada uno de los contextos sociales, educativos y culturales. Ni “Escultismo Blanco”, ni “Escultismo Gris”:  “Escultismo multicolor”.

                Con relación a las Plataformas Tecnológicas podemos afirmar - junto a los planteos de Bifo Berardi, Eric Sadin y otros investigadores – que las mismas son determinantes para la ficcionalización y contrucción de la idea de realidad en las nuevas generaciones. Los jóvenes “conocen” a través de las redes sociales y muchas veces las propias organizaciones scouts trabajan con plataformas cuyo objeto es el “Control Total” en los nuevos panópticos institucionales de la época. Ya no se trata de que los jóvenes (como planteaba brillantemente Forestier en “Escultismo ruta de libertad”) salgan al encuentro con la realidad y mediante la experiencia con el otro construyan acciones en la comunidad y presten atención sobre los determinantes de dichas situaciones, sino que se les ofrece una realidad premoldeada donde el Rover puede optar entre distintas “ONGs” para “hacer servicio” transformando los fines del escultismo en una “pasantía” sin desarrollo de pensamiento crítico. En algunas organizaciones esto se ha perfeccionado tanto que el “trabajo en negro” y en condiciones por fuera de los valores que se dice defender, es una de las políticas de “servicio” para eventos y lugares de acampe en distintas partes del mundo, ocupando el mismo lugar que cuando una Mujer de altos recursos tiene una “señora que le ayuda en la casa” para no decir “trabaja” y menos “en negro”… la versión scout es “tenemos voluntarios que ayudan en los lugares de acampe”


En “Caminos del Bosque” Martín Heidegger planteaba que el conocimiento debe ser producto del encuentro de la experiencia con la realidad mediado por nuestra actividad. “Si el conocimiento no es el instrumento de nuestra actividad, sino en cierto modo un médium pasivo por medio del cual llega hasta nosotros la luz de la verdad, tampoco recibiremos la verdad tal como es en sí, sino tal como es a través de ese médium y en él. En ambos casos estamos utilizando un medio que produce de inmediato lo contrario de su fin o tal vez el contrasentido sea el propio hecho de recurrir a un medio” (pag 92- ap 106).

El desafío de la época es claro, nadie puede hacerse el distraído con las opciones y con las decisiones que se toma.

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