jueves, agosto 20, 2020

Escultismo sin Escultismo, o Escultismo como Formador del Carácter

 


El Chulengo, el Raiderismo y las revistas de Bricolage

                Como muchos sabrán el Raiderismo es una de las marcas más importantes que el escultismo dejó en mi vida, de hecho muy joven fui Adiestrador en la ex USCA, luego en SDEA donde también participé en la confección de la primer Cartilla de Caminantes; el tiempo que estuve en la BPSA realice entre otras cosas la adaptación del texto de Michel Menu titulado “Patrullas Libres”. Nunca está demás agradecer a quienes nos formaron y despertaron esa “chispa” del Raiderismo porque entendieron profundamente a lo que se refería Michel Menu cuando llamaba “Atelier” (que fue traducido como “Taller” o “Base Taller”) al lugar de trabajo de los Raiders. El Atelier no es un “taller cualquiera”, sino el espacio que utilizan los artistas para su actividad creadora, y es desde allí que debe ser entendido. Chulengo (o Néstor Zanzi) creo que es el dirigente Raider y Adiestrador que mejor comprendió este tema y que supo transmitirlo a quienes hicimos sus cursos y a quienes compartimos con él la tarea de Adiestramiento en Raiderismo.

                Debo confesar que para el Chulengo y para mí era un enorme placer preparar un curso de Raiders, la conexión y complementación que habíamos logrado pocas veces la viví en otros equipos de trabajo, no existía ningún tipo de tensión o competencia por los saberes que tenía cada uno, que eran distintos, sino todo lo contrario… al momento de poner “la carne en el asador” cada uno hacía lo que mejor sabía. Miles son las anécdotas que podría contar, algunas parecen de película, como el hecho de que en un curso de F2 (nivel 3, acampe de la rama) el Chulengo amasó fideos caseros para 18 personas mientras los cursantes hacían el Raid, siempre estuvo convencido que es en la practica donde se demuestra que el dirigente Raider siempre trabaja.

                Una de las cuestiones que siempre hablábamos con el Chulengo y con otro grande como lo es Lobo (Victor Hugo Fitte) con quien en algunas ocasiones armábamos equipo de Adiestramiento Raider, era cómo despertar interés en los cursantes y por ende en los Raiders. Nadie puede desear o interesarse en aquello que desconoce y eso requiere el papel del dirigente para invitar a la posibilidad de que surja el interés, veamos un ejemplo.

                En un curso de F1 (Nivel II) el Chulengo llevó cerca de 400 revistas y las repartió entre los cursantes para qué elijan alguna actividad sabatina que harían en los Raiders. (Como todos sabrán, en los cursos los participantes forman Patrullas y trabajan desde la perspectiva de los chicos y chicas). Todavía recuerdo la cara de Asombro de los cursantes cuando entre sus manos tenían una serie de publicaciones como “utilísima”, “hágalo Ud. mismo” y tantas otras, y no fue solo la cara, sino que alguno incluso se animó a decir casi enojado “¿qué tiene que ver esto con el raiderismo?” Vencido el prejuicio a partir del trabajo de la patrulla para seleccionar actividades posibles, los rostros fueron cambiando hacia sonrisas por aquellas cosas que habían encontrado, todas ellas podrían clasificarse como “Bricolaje”[1] y la gran enseñanza de la dinámica de trabajo fue que, sobre raiderismo, no encontramos las cosas que podemos hacer en los libros sino en muchos lugares, la condición es que tengamos claros los objetivos de la rama y la propuesta que el movimiento scout realiza.

Escultismo sin escultismo o Escultismo como formador del carácter

                En un mundo “express” donde se vive “al paso”, el escultismo se presenta con dos tipos de prácticas (lo planteo en oposición por una cuestión didáctica): Una “express” donde lo importante es una actividad sabatina cambiante y en continua novedad en la misma sintonía que las redes sociales, apta para sectores de clase media “estimulada”. Otra que se plantea como pausa, sin temor a la repetición en tanto es a partir de ella que se produce cierta inscripción subjetiva. Las dos utilizan uniformes, pañuelos y realizan ceremonias. A diferencia de las posturas marxistas y socialistas de otros tiempos donde era importante desprenderse de los fetiches del escultismo, el escultismo comercial ha tenido muy en claro que no es sin ellos y el marketing que se captan las familias, los niños y jóvenes, de allí que nos podamos encontrar con un “escultismo sin escultismo”. Las posturas poco democráticas pueden encontrarse en las dos formas, en el escultismo llamado tradicional a partir de cierta relación con la autoridad y conductas conservadoras e incluso militaristas, y en el comercial  de forma más sutil ya que se trata de una violencia sistémica segregativa que se ampara en su pretensión democrática a partir de prácticas que podrían considerarse meritocráticas y alienantes, en tanto el sujeto vale por los que dice y su adecuación a lo que “debe” decirse y no por lo que hace, de allí el nombre que en otro tiempo daba Forestier a lo que denominara “escultismo parlamentario” que se caracteriza por expulsar a parte de los participantes que no reunen las “condiciones” o que dicha población acepte las reglas implícitas del juego sometiéndose a quien “mejor habla”, que generalmente son quienes mayores posibilidades de acceso a la cultura tienen.

                Volviendo al tema de las artes y al curso del Chulengo donde inserta el Bricolage, los invito a preguntarse: ¿acaso las artes no son verdaderamente igualadoras en tanto permite que cada sujeto construya sus propias marcas subjetivas? ¿Es casual que Don Bosco y Dewey realicen sus planteos educativos basados en la formación de artes & oficios o la educación técnica? ¿Acaso Dewey no es una figura central cuando se trata de referirse al “aprender haciendo”? ¿no fueron Ruskin y Morris, los creadores de art & Craft, quienes ejercieron una fuerte influencia para BP? ¿En el aprender haciendo no tienen lugar la técnica y sus reglas? ¿las prácticas de escultismo basadas en el efecto de placer momentáneo y el parloteo sin que nada precipite (excepto el narcisismo de las diferencias) producen el mismo tipo de inscripción que las llamadas “artes scouts” y las especialidades? Todas estas preguntan merecen la pena.

                Hace unos años atrás en una publicación referida a los dispositivos artísticos artesanales[2] señalaba las características que favorecen a la inscripción de subjetividad, que no son posibles de encontrar en otros dispositivos. Cuando se realiza una matra en la trama se tejen mas que hilos de colores, en el movimiento de la rueca no se produce solo lana, en el armado de un mueble no solo es el mueble el que se arma. En la producción artistico artesanal y en el Bricolage tenemos por un lado la producción de un objeto, y por otro la producción de subjetividad que nunca es momentánea, sino que exige del aprender haciendo, de la técnica, del tiempo. En este tipo de producción el exterior y el interior se entrelazan.

                Winnicot[3] decía que el juego libre puede ser enloquecedor, esto es un observable en muchas circunstancias donde se plantea “jueguen!, diviértanse!”, y lamentablemente se ha convertido en una orientación (el juego libre) en algunas de las pedagogías que se utilizan en el escultismo comercial, desmereciendo la producción artística y el bricolaje por considerarlas “recetas” o actividades que no son rápidas “como necesitan los chicos hoy”. La producción de subjetividad ha caído ante el sujeto efímero del neoliberalismo lo que la aleja de los planteos del escultismo donde el desarrollo de la técnica y de las especialidades forman parte de un Gran Juego para Formar el Carácter, que por definición no se construye con lo fugaz sino con aquello que permanece posibilitando que algo se inscriba en el niño y el joven.

                ¿Por qué las artes scouts y dentro de ellas, lo que en nuestra época se denomina Bricolage pueden constituir a un sujeto? Sin profundizar demasiado y sin subestimar la capacidad de entendimiento de los lectores, podemos puntuar algunas características que hacen posible la formación del carácter

-          Primeramente entendemos a la habilidad como una "práctica adiestrada"[4] que se origina en la mano la mano y el ojo como organizadores del campo perceptivo; algo de esto había señalado Aristeguieta Gramko en su clásico libro “el Gran Juego”. El espacio de las artes scouts coincide con el espacio artesanal y del Bricolaje, en tanto se constituye como “visomanual” (mano-ojo) lo que lleva distintos etapas. Sennet nos va a decir que será "necesario sensibilizar la mano en la punta de los dedos, capacitarla para razonar a través del tacto. Una vez conseguido esto, es posible ahondar los problemas de coordinación. La coordinación de la mano, la muñeca y el antebrazo da lecciones sobre la fuerza misma. Cuando se ha aprendido esto, la mano puede trabajar con el ojo para mirar físicamente adelante, para anticipar y, por tanto, mantener concentración"[5]. Esto no es algo menor; una de las más grandes dificultades de las infancias en nuestro tiempo es la posibilidad de “concentrarse”, esto es común a las clases medias donde recibe el nombre de déficit atencional relacionado en muchas oportunidades por los excesos de objetos de mercado como mecanismo de cobertura de las ausencias familiares, y en las clases oprimidas donde la disatención muchas veces opera como mecanismo de huida de una realidad insoportable 

-          En el desarrollo de la habilidad cobra un papel central el ritmo y la organización de la repetición, apareciendo ligados al aprendizaje de la técnica. En este punto es muy importarse deshechar la idea de que lo repetitivo es “aburrido” o “poco novedoso” ya que la producción artesanal siempre es una invención singular basada en la preexistencia de un modelo (idea u objeto real) al cual se construye de manera propia haciendo uso de la técnica, la que en sí misma permite la inclusión de la novedad. No es lo mismo inventar que crear en tanto que solo es posible inventar a partir de lo previo; la idea de crear un juego libre o un objeto parte de una concepción religiosa donde se  crea de la nada, como Dios lo habría hecho en el origen de los tiempos.  Esta concepción “creacionista” posiblemente es la que más injusticia generó en la educación formal y su inclusión en el escultismo ha sido aún mas dañina, ya que los saberes previos de los niños pobres o en riesgo social no tienen ni punto de comparación con los de los niños de clase media con acceso pleno a los saberes transmitidos por la clase social en la que crecen sumados a las posibilidades de participación plena de todo lo que hoy favorece la tecnología…. La Creación quedará solo en manos de Dios, ningún humano crea de la nada… apelar a la “creatividad” en las comunidades pobres es sumar un nuevo abandono a los ya existentes.               

-          En el ritmo intervendrán dos componentes que son la acentuación y el tiempo[6] permitiendo un equilibrio entre repetición y anticipación. El trabajo se desarrolla en forma secuenciada, por etapas que implican distintos movimientos culminando en el producto. Volver una y otra vez sobre una acción determinada permitirá la autocrítica y también la metamorfosis[7] relacionada con los cambios que se realizan a partir del trabajo artesanal, pudiendo ocurrir ordenadamente a través de la evolución de lo que llama una forma-tipo; o por la unión de dos o más elementos disímiles donde el artesano elegirá mezclarlos (para producir un nuevo material, como en el caso de la orfebrería) o montarlos (lo que generará un compuesto con partes distintas). 

-          En los "objetos concretos" producidos queda una "marca personal" de la presencia[8] de quien lo hizo, el "fécit" -yo lo hice- muchas veces oculto como en el caso de los ladrilleros romanos, convirtiéndose en huella, muesca. Esa pura marca que se convierte en signo para quien la realiza, por ello puede considerarse  huella

 -          En el caso de talleres de producción artesanal en sus distintos formatos grupales, no se producen relaciones sociales veladas por lo que se denominó “fetichismo de la Mercancía” cuyo efecto es que las relaciones de dominio y servidumbre permanezcan ocultas y reprimidas. Al no existir una “cosificación” de las personas, las relaciones que se manifiestan son entre quienes comparten la tarea;[9]

       Para el que lo quiere ver es muy clara la diferencia entre una oferta de programa que es apta para todos y una cuyo sesgo idealizante de la infancia basado en cierto sector de la niñez de nuestro país (menor al promedio) toma distancia de quienes quizás más necesiten del movimiento. No solo toma distancia, sino que a su vez se renuncia a la Formación del Carácter en función de lo efímero, lo fugaz, aquello que implica que alguien pueda constituirse subjetivamente teniendo como medio las artes scouts y las especialidades que son el espacio privilegiado no solo para la inclusión del rasgo personal, sino para toda estrategia de inclusión de aquello niños y niñas con algún tipo de déficit respecto del promedio, y en esto entran el universo de lo que comúnmente se denomina discapacidad.

      Es posible que el Chulengo, si diera hoy un curso, decida invitar a los cursantes a buscar tutoriales de youtube para realizar una dinámica en dos tiempos… en el primero de ellos los cursantes se darían cuenta que una búsqueda en la web puede ser enloquecedora ya que es parte del territorio de lo efímero, que no tiene puntuación, de unlink que lleva al otro de forma infinita. En un segundo tiempo volvería a tomar sus vieja revistas, que si son limitadas, e invitaría a hojearlas para encontrar qué actividad pueden hacer.



[1] El movimiento Bricolaje podría definirse como a una serie de actividades artísticas y artesanales que se realizan de forma amateur y que contiene distintas prácticas que se relacionan con la invención, mejora, mantenimiento reparaciones hogareñas en las áreas de carpintería, electricidad, fontanería, reciclado de objetos, reparación de la bicicleta, etc. Como actividad, al no ser profesional, es considerada “pasatiempo” en tanto que superficialmente uno de los objetivos es no aburrirse, o al menos eso dicen algunas personas que la realizan, aunque personalmente no creo que sea tan así dada su utilización en muchos ámbitos de la salud (talleres terapéuticos) y de la promoción comunitaria

[2] Fictionist: El sujeto en los dispositivos artísticos artesanales. Horacio Wild. Ed. Vergara

[3] Donald Winnicott. Realidad y Juego. Ed. Gedisa

[4] Richard Sennet, “El Artesano” Ed Anagrama. pag 53.

[5] Richard Sennet. Op. Cit pag 292.

[6] Richard Sennet, Op. Cit. Pags 217 – 218

[7] Richard Sennet, Op. Cit. 158 - 160.

[8] Richard Sennet. Op Cit. pag. 163.

[9] Slavov Zizek “El sublime objeto de la ideología” Ed Nueva Visión


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