En un
artículo anterior titulado “Representaciones juveniles, método
scout y segregación”
hacíamos referencia a la tendencia social y educativa de considerar la realidad
juvenil y sus representaciones de manera “monocromática”. ¿Qué significa esto?
Que las Instituciones y Organizaciones tiende a representarse la juventud de
forma homogénea estableciendo como criterio de análisis general aquello que es
válido solo para un sector altamente estimulado, generalmente el sector de la
clase media “acomodada”, estableciendo a partir de allí los roles, funciones
institucionales y herramientas educativas.
La
representación de “La juventud blanca” considera a los jóvenes como seres
maravillosos y puros, desalienados, rebeldes y revolucionarios, que a la manera
de los nuevos Mesías de la época harán lo que sus padres no hicieron para
construir una hermosa democracia donde exista libertad para todos, de allí que
la generación adulta pasa a ser entendida como obstáculo siendo depositaria del
origen de todos los problemas de los jóvenes eximiéndolos a ellos de cualquier
responsabilidad sobre todo tipo de conflicto. Esta visión deja de lado las
representaciones de “la juventud gris” y “la juventud dorada”, sin poder
entender la complejidad de los fenómenos juveniles en tanto “multicolores”
siendo lo maravilloso, sólo una “ficción pedagógica” que poco tiene que ver con
la realidad y los problemas reales del mundo juvenil, ocultando la inequidad de
clase social y los mecanismos de segregación de los jóvenes.
Si el
Roverismo que se practica en Argentina fuera inclusivo, suponiendo una
distribución homogénea en la sociedad, en una rama con 20 Rovers nos
encontraríamos con lo siguiente[1]:
-
11
viven en situación de pobreza, 9 sobre la línea de pobreza
-
4
viven con familias sin trabajo fijo, 8 con familias que tienen trabajo mal
pago, 6 con familias de clase media trabajadora, 2 con familias de clase media
universitaria.
-
2
no completaron los estudios primarios, 6 no completaron los estudios
secundarios, 12 completaron los estudios secundarios.
-
12
realizan algún tipo de trabajo remunerado.
-
9
no tiene ningún tipo de obra social y se atiende en los Hospitales públicos
Como sabemos
no existe una distribución homogénea, pero dicho uso estadístico nos permite
pensar si realmente sirve a los fines del movimiento diseñar un programa Rover
para la “juventud Blanca” que con suerte alcanzaría a ¿un 20 % de los jovenes?
¿o quizás un 5 % si agregamos a los datos otras conflictivas como el consumo de
sustancias y la disgregación de los vínculos familiares derivados en conflictos
y malestar emocional?
Generaciones…
La
insistencia en que “el movimiento es de los jóvenes” desde la representación de
la “juventud blanca”, opera introduciendo institucionalmente a los adultos en oposición
y conflicto con los jóvenes, lo que se denominaría “conflicto
intergeneracional” entre la maravillosa juventud mesiánica con los
conservadores adultos que solo buscan el poder ¿?, desdibujando el rol del
adulto como aquel que tiene a cargo que el Roverismo funcione de una buena
manera.
¿Acaso el
término “generacional[2]”
implica necesariamente una oposición entre unas y otras? ¿esta perspectiva de
conflicto no opera anulando aquello que sí debe producirse entre las
generaciones? Veamos como algunos entienden estas cuestiones
-
Existen
quienes consideran a las generaciones desde una perspectiva biológica (Comte).
La definición clásica de juventud como rango de edad se basa en un estatuto
biológico que asimila el tiempo social al tiempo cronológico, por ello nada
dice de los jóvenes concretos, de sus necesidades, de sus carencias, de sus
particularidades. Una visión simplista y poco operativa en la realidad actual.
-
Un
primer cuestionamiento al rango biológico (Dilthey) define a una generación por
la contemporaneidad ¿qué significa esto? “la generación está conformada por
grupos de personas que comparten un conjunto de experiencias de vida situadas
en un determinado momento histórico”
-
Ortega
y Gasset introduce una primera noción que señala a quienes comparten una
sensibilidad distinta de la generación previa o la posterior; la segunda noción
que importa, es la realidad social y el espíritu de la época
-
Orce
sostiene que las generaciones no son estáticas sino dinámicas, dando lugar a la
transmisión de los bienes culturales acumulados, de allí que las
generaciones no se suceden sino que coexisten en un mismo tiempo y espacio
siendo contemporáneas. Primer punto para poner en cuestión la oposición
entre generaciones
-
Manheim
(1993) claramente define que el hecho de compartir un tiempo y vivencias
comunes y una misma edad biológica no implica que las prácticas sean homogéneas
y no los hace compartir un mismo tiempo histórico. No es lo mismo hablar de “la generación tal”
que de un grupo concreto.
Itinerarios de los jóvenes.
Si consideramos los datos
estadísticos presentados sobre un supuesto clan de 20 personas construido según
una distribución juvenil homogénea, a la vista podemos darnos cuenta de que los
itinerarios de cada uno de esos jóvenes no podrán ser los mismos. En ese clan
ficticio que utilizamos a los efectos de poder analizar el Roverismo de la
época, podemos ubicar que aun perteneciendo a un mismo momento histórico el
conjunto “Rovers” supondría subgrupos distintos, con necesidades diferenciadas,
con formas distintas de ver el mundo e intervenir sobre situaciones de la vida.
Gran parte de los jóvenes no se sentirían iguales a los otros jóvenes, y las
herramientas educativas diseñadas para “la juventud blanca” serían
determinantes en dos cuestiones (1) la segregación de una parte de quienes no
forman parte de ella (2) la renuncia a lidiar con su propia realidad alienándose a los efectos
del discurso de la “educación blanca” a cambio de una identificación,
sometiéndose (y disciplinándose) de hecho a las determinaciones de los (im)pares
que por disponer de mayor cantidad de recursos simbólicos y pertenecer a un
grupo social que no tiene necesidades, terminan definiendo el itinerario único
del Clan generalmente en la misma línea que “los problemas” pret a porter (listos
para ser usados) de la “juventud” promocionados todos los días en la infoesfera
obedeciendo a determinados intereses sectoriales.
Relaciones del dirigente Rover con los Rovers
El discurso
de los adultos como obstáculo del movimiento scout no es inocente, es una
fuerte apuesta al desencuentro generacional privilegiando la hipótesis de
conflicto, ubicando al dirigente como un otro Otro malo que debe ser anulado en
sus posibles intervenciones, claro está, todo esto solo es posible desde la
representación de “la juventud blanca”, sosteniendo a su vez los mecanismos de
segregación de los jóvenes entre sí mismos.
En primer
lugar veremos qué tipos de relaciones puede establecer el Rover con su
dirigente de clan.
Asimilación de experiencias: los jóvenes que han tenido dificultades
de apoyo en sus distintas experiencias de vida dada la situación familiar,
social o por otro tipo de circunstancias; suelen buscar sostén en el Jefe de
Clan valiéndose del testimonio que puede dar. Dichos jóvenes buscan proveerse
de distintas herramientas para la vida (vivencias, discursos) y para ello se
valen de las experiencias que le son transmitidas. En estos casos el Jefe de
Clan actúa como un puente entre lo viejo (lo pasado) y lo nuevo (lo por venir)
de allí que la transmisión de valores para la vida es fundamental, ya que
buscan incorporarlas, enriquecerlas con sus propias vivencias, para de esta
manera renovarse. En este sentido el Clan como espacio y el itinerario personal
de cada Rover se constituyen en una posibilidad de Proyecto de vida que se
sostiene en el Jefe de Clan y en sus pares Rovers que colaboran en la
construcción y acompañamiento de la ruta elegida.
Relaciones de confianza
La confianza
siempre es un “entre dos”, por eso la definimos como relación. Algunos jóvenes necesitan
sentir que los adultos confían en ellos, lo que implica el reconocimiento en
sus potencialidades, lo que les da fuerzas para seguir avanzando en el alcance
de sus metas. La confianza del Jefe de Clan implica que el apoyo a la hipótesis
de futuro del joven.
Relaciones de cooperación mutua
Si los
jóvenes son aquellos que organizarán las actividades en función de las
necesidades, el Jefe de Clan será quien los ayude brindando las herramientas
necesarias para el éxito.
Algunas características necesarias del dirigente de Clan
No es sencillo
ser Jefe de Clan, si se quiere que la rama funcione de la buena manera.
Parafraseando
a un conocido psicólogo social llamado Pichón Riviere, un dirigente de Clan
debe tener calle, noche y vida. ¿Qué significa esto? Quien no tiene experiencia de vida en la
construcción de su propia ruta, difícilmente pueda disponer de aquello que se
necesita para una de las funciones más importantes que detallamos con
anterioridad: la posibilidad de que se produzca la asimilación y recreación de
experiencias para aquellos miembros del Clan que necesitan del sostén que
brinda el solo testimonio de su Jefe y la palabra adecuada en el momento que es
necesaria. No esta mal dejar en claro que tampoco se trata de una cuestión de
edad, aunque la experiencia no se obtiene sin las vivencias.
A lo largo
de mi vida y en mi experiencia personal vi pocos Jefes de Clan que estén a la
altura de las necesidades reales de los jóvenes, que no son las que nos indican
los medios de comunicación y la infoesfera con sus generalizaciones sobre la
supuesta “juventud”. En el Clan el dirigente no es un simple testigo de lo que
ocurre en la dinámica grupal; debe ocupar una posición que deje hacer a los
jóvenes pero no de cualquier manera.
En algún
momento leí que el clan era una “sociedad de jóvenes” y es cierto, pero no hay
que creer rápidamente que es tan distinto a la sociedad en general donde se dan
fenómenos segregativos, discriminatorios, de autoexclusión por no sentirse
alojados. En tanto son fenómenos grupales la figura del Jefe de Clan es
esencial para poder decir NO a determinadas situaciones, lo que no hay que
tomar literalmente, sino como que su intervención es necesaria para que el Clan
como grupo no de lugar a este tipo de situaciones, pudiendo responsabilizarse
(responder) cada uno de sus miembros en la parte que le toca en dichos
conflictos. Esta es la parte menos linda de la función que debe ocupar el Jefe
de Clan, pero es la irrenunciable.
[1] http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/Observatorio%20Deuda%20Social/Documentos/2018/2018-Observatorio-Informe-%20Especial-Juventudes-Desiguales.pdf
[2]
“Jovenes y adultos estudiantes. Relaciones en la escuela nocturna que
posibilitan la inclusión”, Barilá –
Cuevas. UNCO, 2017
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