“Por
Roverismo no quiero decir vagabundear sin finalidad;
lo que
quiero decir es hallar uno su camino por senderos
con
objetivo definido
teniendo
la idea de las dificultades y peligros
que se va a encontrar en él”
Baden Powell
En nuestra
contemporaneidad la vida se presenta a los jóvenes al menos de dos maneras.
Están aquellos donde todo sucede en la infoesfera prescindiendo del cuerpo para
las relaciones entre las personas (redes virtuales), donde el mundo es
observado a través de vidrios en distintas ventanas, espectadores de distintas
películas con el agregado de que la realidad no es producto de la experiencia
sino construida a partir de un relato que realizan otros que nos señalan cómo
debemos pensar lo que vemos… de hecho no son imágenes mudas sino parecidas a los
cuadros de las viejas historietas donde el “globito” lleno de palabras nos dice
qué debemos ver y pensar… si a esto le
agregamos las ventanas del auto, del colectivo (bus), la escuela y la propia
casa en un conjunto de recorridos rutinarios donde no hay posibilidad de
novedad, pocas veces nos damos cuenta de que nunca en la historia de la
humanidad las personas hemos estado aisladas de esta forma, con la mayoría de
las personas que creen todo lo contrario gracias a la ilusión que genera la
“conectividad” de la red. También está la vida de los “otros jóvenes” … los “caídos del sistema”, habitantes de un no-lugar
social plagado de excesos donde si se siente al cuerpo, es a condición de
martirizarlo e incluso perderlo en los excesos.
De Mario Ortiz. Cuadernos de Lengua y
Literatura. Volumen IX “Pequeño tratado de geología doméstica”
¿Qué ofrece
el Roverismo a los jóvenes? Para quienes la vida es como un viaje en auto donde
el cuerpo está anestesiado de las sensaciones de lo que ocurre fuera del
habitáculo; y para quienes el cuerpo mismo es escenario de batalla de excesos que
hacen soportable la marginalidad y la falta de sentido de la vida; la Ruta
ofrecerá a ambos la travesía como posibilidad de un viaje, un peregrinaje,
donde el cuerpo vuelva a ser el lugar donde suceden las cosas, constituyéndose en
la frontera natural entre el medio ambiente y los otros… cuerpo vivo
que siente el viento, suda, se queda sin aire al pedalear o subir la montaña;
que hace silencio para escuchar otros ruidos, interpelado por otros cuerpos ya
no virtuales sino de carne y hueso, deseantes o aplastados, que viven un sueño
o una pesadilla.
La Travesía
Rover no transita por autopistas sino por caminos vecinales, senderos,
incluso huellas. Cuando trazamos el mapa nos encontramos con la invitación a
sorprendernos en cada momento con lugares del camino donde podremos ver y
abrigar imágenes, sonidos, experiencias, haciendo uso pleno de cada uno de los
sentidos y afectos. En la Travesía Rover algunas veces el
encuentro con los otros es contingente, sea en el lugar donde nos aprovisionamos
o en el patio que amablemente nos prestan para armar la carpa (después de todo
algo de la historia de la rama comienza con un joven que acampó en el jardín de
BP). La Travesía Rover vivida en el silencio de la marcha nos
brinda en cada parada el espacio de la palabra con los otros permitiendo descubrirlos
y descubrirnos en una conversación o simplemente mediante un gesto, como el
ofrecimiento hospitalario de un mate o una torta-frita por quienes tienen casi
nada para ellos mismos, imposible de rechazar un gesto de verdadera y digna
humanidad de quienes dan de lo poco que tienen al peregrino… el partido de
futbol con los pibes en medio del monte, en esa escuelita que tendrá una
pequeña biblioteca gracias a que el Clan decidió juntar libros y llevarlos a
quienes más lo necesita será un recuerdo imborrable para unos y otros. Solo la experiencia
enseña a los Rovers, lo demás son solo palabras que se pierden luego que se
escriben en la red virtual o se pronuncian enfáticamente en la universidad suponiendo
mágicamente que porque lo decimos las cosas suceden. En el Roverismo realista
hacemos que las cosas sucedan.
Los Rovers
Scouts deben tener claro que la Travesía es una experiencia personal
vivida con otros, no hay Travesía sin encuentro con el otro y los
otros. Tampoco en colectivo (camión) coche - cama… se tratará de tomar la mochila,
una loneta como vivac, el mapa que indica el camino soñado, comenzar a sentir los
latidos del corazón en la marcha con el Equipo o el Clan hasta que el cansancio
obligue al silencio invitando a la reflexión. La Travesía Rover
nos lleva por caminos imaginados y nos desafía a resolver situaciones inimaginadas.
En la
película “Diarios en motocicleta” podemos encontrar un testimonio de lo que es diseñar
un camino abierto a la contingencia del encuentro, que nunca será sin
consecuencias para quienes lo transiten. Desde los 60 a esta parte la figura
del mochilero o trotamundos como aquel que toma su mochila y parte de la ciudad
hacia nuevos lugares ha asumido distintas formas, algunas de ellas desde el ideal
social como la construcción de comunidades o servicios de ayuda en lugares
lejanos; otras en las vías del escapismo y aislamiento donde muchos jóvenes
queriéndose despegar de los “males del mundo” realizan verdaderos circuitos de
consumo de drogas naturales (ayahuasca, hongos, etc) en búsqueda de una
espiritualidad desencarnada, anestesiando el cuerpo como en la red virtual, intoxicándose
en búsqueda de una visión o iluminación (o para ser más preciso alucinación) donde
paradójicamente el Ego se infla cada vez más aunque se afirme lo contrario
¿cómo es esto?... El consumo de drogas es una experiencia profundamente Narcisista,
aunque se consuma con otros lo que produce es desentenderse de la relación con
los otros. Pensemos que en nuestra época la noción misma de espiritualidad ha
sido vaciada de sentido en sintonía a los malestares de la época, de esa manera
se la entiende sin cuerpo, fuera del mundo, alejada de la propuesta de un Roverismo
que desde sus inicios indica como horizonte el sentir nuestro cuerpo y el
cuerpo de los otros a partir de su presencia que nos interpela, humanizándonos
no solo a través de la construcción de un Ideal sino en acciones concretas donde (nos)
mostramos quienes -al decir de Rodolfo Kush- estamos siendo. No hay espiritualidad sin cuerpo, sólo en el
otro distinto-de-mí algo de una verdad puede encontrarse.
MD Forestier
en su libro “Escultismo ruta de Libertad” plantea una Ruta transitada desde la
posición del estudioso de la naturaleza y las relaciones del mundo de la
cultura con ella, va más allá de la posición del naturalista del siglo XIX,
indicando que el camino es la “geografía humana”, aquella que explora la
naturaleza y las relaciones de los hombres con ella y entre ellos, con el medio
ambiente y el trabajo, la producción, la explotación de la tierra y de quienes
habitan en ella. La travesía no es una sola ya que este encuentro
en la naturaleza y con otros puede ser transitado de distintas maneras, señalaremos
algunas de ellas no porque exista una clasificación sino porque es necesario
tener una mirada panorámica que permita a los Rovers tener un punto de partida
para pensar cuál será su próxima travesía. Recordemos que para la obtención de
la Insignia de Exploración el Rover debe realizar una travesía de
cuatro días consecutivos o dos travesías de 48 horas.
Travesía de exploración:
Es la más conocida. Un Rover, Equipo
o Clan se plantea una travesía para explorar determinado lugar, esto implica
una marcha de unos días con distintas paradas donde recogerán datos en función
de los objetivos planteados.
Se puede
explorar para clasificar la flora y la fauna de un determinado lugar con
objetivos proteccionistas, esto implica el relevamiento de información considerando
el contacto con los lugareños y las problemáticas del lugar.
Se puede
explorar para conocer la situación ambiental de un lugar, lo que implica
recolectar información, muestras, o realizar relevamientos en contacto con los
lugareños.
Se puede
explorar para determinar cuál es la situación sanitaria de un lugar, las necesidades
de las comunidades que lo habitan, y esto se realizara por relevamiento y
contacto con los lugareños
Se puede
explorar para determinar cuál es la situación educativa de un lugar,
dificultades y las necesidades de capacitación, lo que es imposible de hacer
sin la participación de la gente del lugar
Travesía de salud comunitaria:
Requiere de
manejo de información previa del lugar o de contactos en el área. Se puede
realizar una travesía sanitaria para capacitar en conocimientos básicos para la
prevención de enfermedades o distintas problemáticas de salud donde la
prevención ocupe un rol importante. De acuerdo con la zona del país que se trate
tenemos distintos problemas endémicos como por ejemplo dengue, mal de
chagas-mazza, hanta virus, síndrome urémico hemolítico. Respecto a las
condiciones que previenen enfermedades de acuerdo con la zona se podrá trabajar
sobre tratamiento del agua para consumo, diarrea estival, enfermedades de
transmisión sexual, etc.
Travesía educativa:
Requiere de
manejo de información previa del lugar o de contactos en el área. En una
travesía educativa se pueden realizar una serie de capacitaciones definidas
previamente en los distintos lugares a los que nos dirigimos. La creatividad
del Equipo o el Clan hará la diferencia, por ejemplo, un recorrido por escuelas
rurales montando un pequeño teatro de títeres para trabajar una temática
específica (valores, prevención, etc) a partir de una obra es una hermosa
posibilidad… seguramente quien lee esto pensará ¡están locos! Pero ¿Qué es la
base de un teatrito sino una loneta con un cuadrado cortado en el medio que se
coloca tensa, sostenida por medio de unos palos o parantes? ¿Acaso llevar unos
títeres de tela en la mochila ocupa tanto espacio?... La idea de la travesía es
la aventura, el encuentro con los otros, pero también el desarrollo de la
creatividad en lo que quiere hacerse.
Travesía de promoción comunitaria:
Requiere de
manejo de información previa del lugar o de contactos en el área. Se puede
realizar una travesía de promoción comunitaria donde se capacite en
participación comunitaria, participación juvenil, realización de diagnósticos
participativos
Otras:
La lista de
posibilidades no se agota fácilmente, lo que se debe tener en cuenta que para
ser considerada Travesía los requisitos son la marcha, el tiempo acotado y las actividades
en las distintas paradas en el camino. En algunas de ellas la marcha es previa
a una tarea que se va a realizar; una vez realizada se comparte, se come, se
duerme para al otro día continuar la marcha y realizar la misma tarea en otro
lugar, en ese sentido se diferencia del servicio Rover en tanto articula
aventura y servicio en un corto tiempo. A la manera del peregrinaje se van
realizando acciones mientras se recorre el camino.
Explorar,
descubrir el mundo se convierte en un gran juego de observación donde cada
detalle de lo que vemos es un indicio o signo que generalmente es pasado por
alto por cualquier otra persona, pero no por los Rovers. El encuentro con el
otro nos pone en contacto con las historias narradas por sus protagonistas, las
que vienen de generaciones anteriores, historias contadas por los ancestros en
la misma tierra o de migrantes buscando cumplir sueños. Cuando ingresemos a la
casa de alguien observamos el lugar, miramos los objetos y preguntamos sobre
ellos… de la misma que en nuestra casa no es cualquier cosa la que tenemos en
nuestros muebles o paredes, en la casa de quienes visitemos encontraremos en los
objetos una fuente de historias que esperan ser contadas, ellas ayudarán a que
podamos mirar el mundo de otra manera. La historia y sus historias hacen que la
Travesía Rover nos enseñe a transitar un mundo donde lo importante es el encuentro.
Finalizamos con un breve extracto de cuento del escritor Mario Ortiz que a
partir de una piedra que dejó en su patio, nos a pensar cómo debemos mirar
aquello que encontramos en la ruta
“Tengo
en mis manos una piedra de canto rodado que encontré en Sierra de la
Ventana. Su interior seco y compacto permanece imperturbable acaso desde
la extinción de los últimos grandes reptiles, sin recibir el sol que iluminó la
aparición de los primeros cazadores nómades y sus pinturas rupestres, la
construcción de la gran pirámide, el ascenso y caída de Roma, el nacimiento de
Jesús, los trovadores y Shakespeare, las correrías de los tehuelches por la
meseta patagónica, la Revolución de Mayo, las esperanzas y desdichas
de esta ciudad que está sobre un mar que no es un mar sino, apenas, una entrada
de ría de barro pegajoso y gris.”
2 comentarios:
Muy buena orientación para el Rover. La ruta marca un sendero de inserciones y servicios, de estar y de sentir a los otros. Que los jóvenes estén y nosotros, los adultos acompañemos, es el desafío
Qué buen apunte.j
Hoy el Rover es solicitado, quiere está sociedad llena de tecnologías; amigos, jóvenes generosos, aventureros, muchas personas y familias solas sean visitadas que mejor que por aventureros. Qué los Rovers uno por uno, cada cual ha de descubrir su lugar en el mundo, a qué se quiere dedicar.
Gracias.
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