jueves, febrero 09, 2017

Vallerianas: Jugar a ser o la orientación del deseo



“Yo fui educado por padres que eran analfabetos”
José Saramago

         Una de las cosas que observo espontáneamente es el juego de los niños, no debo ser el único, varios encontramos placer en ello, como si nos remitiéramos a los buenos momentos de nuestra propia niñez tal como lo señala el poema de Mario Benedetti, donde caemos en la trampa de la “inocencia de la infancia” perfeccionando o inventando nuestros propios recuerdos.

         En mi trabajo con profesionales y técnicos de distintas instituciones que trabajan con “discapacidad mental” siempre propicio que algo del juego se instale  con los niños, no por caer en la trampa del “pedagogo” a la que se refiere Benedetti sino como forma de trabajo para que alguien preso de un automatismo y que decide no comunicarse, pueda esbozar un Otro para jugar, crear un espacio intermedio que permita establecer un lazo social.

         Si observamos a los niños nos daremos cuenta que generalmente juegan a Ser, más allá del simple placer corporal. Es desde el lugar de la identificación con Otro –real o fantaseado- que se construye el deseo de Ser del cual se desprende el deseo de aprender; por eso importa a qué se juega. Un viejo psicoanalista argentino-francés – Juan David Nasio - decía que siempre pregunta a sus consultantes sobre los juegos en la infancia, ya que el relato de los avatares de las muñecas y los autitos servirá de orientación para ubicar cuestiones tempranas con relación a los síntomas de la consulta actual. La  mayoría de los lectores seguramente conocerá que en las pericias psicológicas por sospechas de abuso y maltrato, en la labor del forense, son relevantes los juegos, escritos y dibujos de los niños, en tanto indican sobre la relación que se establece con el Otro. No hay juego sin Otro … aunque se juegue solo.

         Las Ciencias Cognitivas disponen de algunos modelos explicativos basados en distintas investigaciones donde se hace hincapié en el aprendizaje, el cerebro y sus posibilidades de combinación y recombinación. Por diversas razones han reducido el lugar del Otro al mínimo. Esto es muy sencillo, hablar de “aprendizaje” es algo “esterilizado”, en cambio introducir al Otro en el asunto deja de serlo en tanto se hace necesario hablar de Educación, Cultura, Ideología, Hegemonía, Conflictos, Clasificación de enfermedades, Intereses de los Laboratorios, Crítica al sistema socioeconómico. Esto implica una clara elección ideológica acorde con la “religión americana” del individuo y el Ego. La opción es reducir el aprendizaje a una especie de máquina de Turing. La conocida historia de Víctor, el niño salvaje de Aveyron es un claro ejemplo que refuta por si mismo algunos de los postulados de este modelo.

Victor, el niño salvaje

         En el año 1800 en Francia se captura a un niño púber que vivía en el bosque. Habría sido abandonado y logró sobrevivir sin contacto con ningún Otro. No poseía lenguaje, no presentaba emociones, no podía distinguir objetos humanos, el tacto era mecanizado sin cumplir funciones en favor de la percepción, no poseía moral. Era un “niño salvaje”; su inteligencia era utilizada excluisvamente para la satisfacción de las necesidades.

         Lo que sabía tenía directa relación con la satisfacción de sus necesidades de alimentación y no pudo articular un deseo de aprender cosas nuevas. Es evidente que a ese cerebro si algo no le falto fueron la multiplicidad de estímulos y la presión de necesidad para sobrevivir, pero esto no quiere decir que el pasaje de la multiplicidad de sensaciones a sintetizarlas en un “Yo” sea posible sin la figura de un Otro humano, lugar del lenguaje y por ende, de la combinatoria.

         Ustedes dirán ¿pero qué tiene que ver esto con los scouts?... Bueno, en las Vallerianas se hace referencia a que (1) Lo que la gente aprende depende de lo que ya sabe (2) La gente aprende por interés, por el deseo de aprender (3) El aprendizaje es inspirador por la búsqueda de significados y por la voluntad de crecer y aprender (4) El desarrollo de la mente es espontáneo. Les pregunto ¿Y qué pasó con Víctor entonces?.

         Si alguno de los lectores alguna vez ha estado en contacto con los denominados retrasos mentales moderados o severos, deberá admitir que es imposible que puedan sobrevivir desde niños en un bosque. Victor, abandonado,  no tuvo ninguna “escuela tradicional” que le diga que aprender, de qué manera hacerlo y todas esas cosas terribles que se hacen con lo que llamamos Educación que no es lo mismo que aprendizaje. Su “cerebro” estaba libre del “virus” de los educadores o dirigentes.

         Philippe Pinel dio por cerrado el caso como de Idiocia incurable y Jean Itard (médico y pedagogo) considerado pionero de la Educación Especial, decidió trabajar con el niño para insertarlo a la sociedad. ¿Qué pasó con el niño y el pedagogo?

         Itard construirá un programa basado en (1) la familiaridad afectiva, por tanto el niño vivirá bajo cuidado de una tutora y un anciano apostando a la construcción de un lazo social (2) La estimulación sensorial y habilitación como base del desarrollo intelectual (3) la motivación para el aprendizaje. El Educador se propone diseñar ejercicios que apunten al desarrollo del niño, motiven nuevas demandas y por lo tanto den lugar al deseo, que no es la satisfacción de la necesidad, sino algo que está más allá y se constituye con relación al Otro. Demoras y ausencia, eso incluirá el tratamiento pedagógico… porque no hay deseo sin vacío, sin falta, sin tensión.

         El niño desarrollará un lenguaje gestual y de señas. Primero de forma gutural, luego fonemas, finalmente contará con algunas palabras de las que hará uso para comunicarse en función de sus necesidades. Revertirán sus movimientos automáticos y convulsivos que se describen. No logrará vivir en la libertad del bosque, lo hará bajo cuidado de otros.

         Si les interesa la historia de Victor podrán encontrar una película que generalmente se usa en universidades para presentar el caso. También podrán encontrar diversos escritos en la Web sobre los que señalaré dos cosas; la primera de ellas es que cada teoría quiere leer el caso para llevar agua para su propio molino, como cuando decimos que en BP encontramos tal o cual teoría, y desde del punto de vista lógico es falaz. La segunda cuestión es la crítica que se brinda al método educativo de Itard (que recuerdo, fue el contexto del 1800) teorizando sus logros, hace hincapié en sus errores, su posición como experimentador con un niño. Los profesionales y estudiosos expertos señalan la falla sin reconocer que de no ser por Itard lo que escriben no existiría y el niño salvaje hubiese vivido en el hospicio sin que su historia llegara hasta nuestro tiempo. La crítica generalmente se centra en el Educador como suele suceder, y los juicios que se establecen son contrafácticos, imposibles de comprobar, por lo que directamente en lógica se los considera falsos

El lenguaje es el lugar del Otro de la combinatoria

         Hace falta dos cosas para que un niño se desarrolle, la primera es que otro lo reconozca y lo nombre; la segunda que el niño dé lugar a ello. Si se rompe el lazo con el Otro no hay desarrollo, esto lo muestra claramente otra historia pero más actual, la del español Marcos Rodríguez Pantoja

         Marcos hasta los 7 años vive con su madre y su padrastro, siendo maltratado por ellos. Por la enorme pobreza en ese período de historia española, es vendido al terrateniente para que vaya a cuidar cabras a lo más profundo de las sierras de Córdoba, acompañando a un viejo pastor. Al principio la relación era distante pero el pastor lo adopta encontrando en él la función paterna que no tenía. Le enseña distintos tipos de trampas, como cazar y “negociar” con los lobos. Marcos no quería irse de ese lugar, y cuando el anciano muere  decide quedarse. Queda absolutamente solo y sobrevive durante 11 años hasta ser capturado por la Guardia Civil española.

         Si bien estaba dentro del lenguaje su aprendizaje se detuvo, el habla es reemplazado por la imitación de sonidos animales. Al llevarlo nuevamente a la civilización se establecieron distintas estrategias educativas para que pueda recuperar la posibilidad de hablar y los hábitos de la cultura. Su historia está reflejada en la película “Entrelobos” que encontrarán en la Web, como así en los distintos informes de la BBC y entrevistas en los medios. Gabriel Manila el antropólogo que trabajó con él dirá que Lo que ocurre es que Marcos no cuenta lo que sucedió, sino lo que él cree que sucedió” señalándonos claramente como la realidad no es un pasaje de “información externa” hacia el cerebro que la elabora a la manera de un doble, el sujeto (expulsado por las Ciencias Cognitivas) juega un papel central en la construcción de las identificaciones que sellan ese vacío que se produce con relación al Otro, propiciando la construcción de una realidad psíquica que pone un velo a lo imposiblecomo diría Benedetti, gracias a que fue humanizado pudo caer en la trampa de un tiempo de inocencia y felicidad de cuando era niño. Víctor que fue abandonado muy pequeño no contaba con el lenguaje y una figura que lo “apadrinara” enseñándole las artes del cazador, Marcos tuvo un Imaginario y pudo jugar a ser un trampero y cazador, no sin riesgos porque entre otras cosas pasó hambre, tuvo distintos accidentes, pero pudo orientar su deseo gracias a que no quedó como sujeto de pura necesidad.

El deseo de aprender siempre es un deseo orientado

         Víctor sujeto de pura necesidad no puede jugar ni desear; mientras que Marcos por haber accedido a cuidados (aún terribles como los que tuvo) tenía una manera de orientarse en su deseo, pero también en su afán de establecer un vínculo posible, pudo aprender los sonidos de los animales y jugar con ellos.

         Podremos criticar cada sistema educativo que se nos ocurra pero el aprendizaje no es sin ellos como pareciera se pretende, no es sin el Otro, de la misma manera que el deseo de aprender generalmente no es sin un deseo de ser. Si nos fijamos en los juegos matemáticos cuyo paradigma actual son los de computadoras en tanto algoritmos binarios puros, aún allí se tiene que ofrecer un imaginario porque para apretar las teclas hace falta ser un vikingo, un griego, estar en una batalla, o tirarle plantas a los zombies. Algo de ello había escrito en los textos características de los juegos y cómo podemos convertir una película o un libro en un gran juego para los scouts.


         El escultismo ofrece una ficción a niños y jóvenes, ella opera como sustrato identificatorio que orienta el deseo de aprender. Comunmente se lo denomina “Marco simbólico” y es lo que diferencia los medios que utiliza el escultismo de otros medios que también pueden orientarse hacia el mismo fin. Solo se puede relativizar la importancia de dicho Marco que incluye uniformes, insignias, conocimientos y demás, cuando se parte de una teoría del aprendizaje donde el Otro ocupa un lugar marginal, porque no es externo sino que se lo localiza en el cerebro como una especie de hombrecito que es ordenador del Yo. Estos dos casos presentados de los cual hay abundante bibliografía incluso películas, sirven para pensar los alcances y límites de algunas teorizaciones que utilizamos o que se han impuesto y no por casualidad, porque obedecen a la religión americana del Ego y la ciencia de lo individual (no de la persona).

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