En el texto anterior habíamos
ubicado lo que denominamos “peripecias” o acontecimientos inesperados para la
generalidad de las bases de las dos ex asociaciones fundantes de Scouts de
Argentina:
· - La Imposibilidad de constituirse como Federación
· - La renuncia a la soberanía del Programa
Decíamos
que a la resolución de la OMMS de una “Asociación por país” se le sumó que en
el caso del Escultismo Argentino la unidad no podía ser una Federación (como la
Federación Española de Escultismo reconocida por la OMMS)
Si
la idea general (que no necesariamente era coincidente con los dirigentes del
nivel nacional) era sumarse en una Institución federativa respetando las
diferencias entre una y otra, el modo de construcción asociativa exigido por la
OMMS comenzó a provocar recelo, malestar y cierta paranoia. No era un dato
menor que por cada miembro de ASA (INSA) había 3 de USCA y lo que ello podría
implicar políticamente si la fusión dependiera del voto de la mayoría… así de
sencillo.
Con
relación a la coyuntura las dos ex instituciones determinan tres años de Gestión conjunta (igual cantidad de Consejeros para ambas
ex asociaciones; Presidente ex ASA,
Director Ejecutivo ex USCA). Se suponía
que en estos tres años se sentarían las políticas de base de las distintas
áreas que garantizarían el buen funcionamiento institucional. La ex USCA tomaría la Dirección Nacional Recursos Adultos
(columna vertebral de la ex USCA) y la ex ASA la Dirección
nacional de Programa de Jóvenes (columna vertebral de la ex Asa).
Con
relación a la estructura se encuentra una salida un poco extraña para la mayoría
proveniente de la USCA: la creación de la COPASCA
(Comisión Pastoral Scout Católica) que se plantea como continuidad del
Escultismo Católico dentro de Scouts de Argentina sin implicancia real respecto
del Programa, la Formación y la Política de decisiones asociativas. Los grupos
católicos pasan a ser homogéneos (abriendo
esa posibilidad a otras religiones) y los de ASA heterogéneos sin que los primeros puedan trocar su “categoría” sin
autorización eclesial. Los nuevos grupos que surgieran podrían elegir
conformarse de una u otra forma.
Con
relación a la estructura de poder nos encontramos con el diseño de una
organización vertical y panóptica,
donde el control asociativo parte de quienes ocupan los cargos nacionales impidiendo
alternativas de participación real y vinculante en las distintas áreas
estratégicas, sin siquiera tener en cuenta en la conformación estatutaria otros
modos de decisión comunes a las democracias participativas donde los miembros
de la organización hagan uso de su derecho a decidir en los grandes temas
asociativos por medio de referéndum o plebiscito, Asambleas de Programa,
Asambleas de Formación, etc.
Es
interesante ver y analizar el organigrama institucional para darse cuenta de
cómo la estructura está armada para que el poder circule por dos lugares; uno
de ellos el Concejo Directivo y el otro, con mayor poder real, el Comité
Ejecutivo.
Para
analizar el diagrama conviene ver cuáles flechas son las que “suben” y cuáles
las que “Bajan” notando la ausencia de otras posibilidades de circulación del
poder.
La
Asamblea Distrital es lo más próximo
a los miembros, en ella una vez al año los socios deciden sobre cuestiones
administrativas (memoria, balance) siendo la única posibilidad de proponer algo
(mociones para la Asamblea Nacional)
que de ser aprobadas luego pasarán por el filtro de la “interpretación” que den
el Concejo Directivo y el Comité Ejecutivo. Los únicos cargos nacionales electivos son el Presidente de la
Asociación y los Concejeros Nacionales que se hacen directamente por proposición
en la Asamblea Nacional. Los Distritos
al estar atomizados cuentan con un diluido poder de influencia sobre la
Asamblea Nacional, reduciéndose generalmente a acuerdos para los candidatos al Concejo Directivo y a la Presidencia.
La
Zona no representa a una región
determinada sino a la Nación (art.
57 de los Estatutos). No nos
encontramos con una estructura que permita a una determinada región del país
tomar decisiones y a partir de ellas influir de alguna manera sobre las
políticas nacionales. Claramente el artículo 65 de los Estatutos especifican
que las zonas son el organismo de
coordinación para la aplicación de los planes y políticas nacionales. De
hecho los Asistentes Zonales, cuyos
cargos no son electivos y requieren de la aprobación forman parte del nivel nacional. Puede notarse claramente cómo la
estructura funciona… control asociativo. La única estructura que representa a
los grupos es el Distrito, con las
funciones que también competen de aplicación de las políticas nacionales.
La
Asamblea Nacional según los
Estatutos fija la política de la
Asociación lo que en los hechos es una declaración de buenas intenciones,
ya que al sesionar una vez al año y no preveer otro tipo de mecanismo
participatorio de los socios en la practica resulta el lugar donde a veces se
legitima la labor del Ejecutivo, especialmente en lo que hacen a las políticas
de las Areas Estratégicas ya que la historia ha demostrado que si las
decisiones de las Asambleas no conforman al Concejo Directivo o al Comité Ejecutivo
simplemente se las deja pasar de largo, como ejemplo basta la decisión
asamblearia de INDABAS vinculantes que durmió plácidamente algunos años, luego
se mocionó nuevamente y se hizo una política de Programa Participativa y
después desde el Ejecutivo la dieron de baja con otro Proyecto… esto muestra a
las claras por dónde pasa el poder real en la Asociación.
El
sistema colegiado no permite que los socios se organicen con proyectos de
gestión, ya que la representación es individual y a un Cuerpo Colegiado
manteniendo la hegemonía los lugares donde más afiliados hay como Buenos Aires,
lo que muestra a las claras un sistema que no soluciona el desequilibrio real
sin permitir otros modos de representación regional como podría ser un Concejo
Directivo conformado por concejeros de regiones geográficas. En lo concreto,
todo el poder se concentra en unos pocos, y de Buenos Aires y alrededores. Esto
ocurrirá en todas las áreas ya que para estar en un Equipo Nacional simplemente
por una cuestión de costos y distancias hay que estar en Buenos Aires o
alrededores, perdiéndose la riqueza de la diferencia.
El
Concejo Directivo lleva adelante las decisiones de un fin de semana de una
larga y pesada Asamblea donde los socios llevan sus representantes. Por
estructura se reúne una vez al mes y trata distintas cuestiones que se
entrecruzan con el Comité Ejecutivo, que
es el poder real de la asociación.
El Director
Ejecutivo que entre otras cuestiones es un puesto rentado por lo que tiene
que dedicar todo su tiempo a la tarea, es quien verdaderamente tiene el poder
de la Asociación, al igual que los Directores
de Area –que también son puestos pensados como rentados-. Son los que según
los Estatutos proponen el Plan Anual y
las políticas a adoptar (Estatutos, artículo 46) y como ya se habrán dado
cuenta, toda la línea del Directivo hasta las Zonas son cargos Nacionales NO
electivos por los socios… además al ser Operativo son los que están en contacto
a través de sus estructuras directamente con los miembros de la asociación, y
las políticas propuestas son por ocurrencia de ellos o por ocurrencia de los
equipos propios (que son el nivel nacional), de allí que las primeras políticas
de Programa y de Formación los órganos decisorios eran los Nacionales y que las
dificultades que se encontraban en el contacto con la realidad se reducían en
función a la ideología impuesta, en problemas de aplicación sin cuestionar los
marcos elegidos de Programa o Formación.
En
el texto anterior planteábamos que los relatos surgen como “los intentos de
superar o llegar a una conciliación con la infracción imprevista y sus
consecuencias”.
A
la primera peripecia, la de una Federación se responde con un Estatuto que
garantiza una estructura de poder basada en el control haciendo sumamente
dificultoso a los socios cualquier tipo de cambio que no venga directamente de
“arriba”, generalmente por cargos no electivos (Comité Ejecutivo). Esto no será
sin consecuencias y generará nuevos relatos.
A
la segunda Peripecia respecto de las Políticas de Programa y Formación, se
responde con la imposición de la participación en un 100% no solo en el uso de
la malla MACPRO sino en la utilización de las Cartillas, invalidando desde el
Comité Ejecutivo cualquier intención de que la cuestión de las áreas
estratégicas de Programa y Formación sean definidas por los miembros de Scouts
de Argentina, lo que generará no solo nuevos relatos sino una fragmentación
importantísima del escultismo en Argentina.
Cuando
la Asamblea Nacional decidió “correrse” de los convenios, tanto el Concejo
Directivo como el Comité Ejecutivo desoyeron los mandatos aprobados por los
socios, mostrando que el verdadero poder no está en la Asamblea Nacional sino
que circula por otro lado. Con los años sólo se hizo viable una de las
cuestiones, el correrse del convenio (2005) ya que el Comité Ejecutivo pensaba
que no convenía a Scouts de Argentina, lo que hizo viable lo que el propio
Comité Ejecutivo decía que era imposible… o sea… alguien estaba equivocado. La
política de INDABAS (2005) en la forma de implementación que eligió el Ejecutivo estaba destinada al fracaso (2007 –
2008) esto valió para poder nuevamente cambiar la política con una más dócil a
los intereses de los cargos no electivos del nivel nacional (2011) donde se
vuelve a definir que la discusión se realiza por “espacios asociativos”, lo que
implica definir que la decisión del programa queda en manos del “espacio
nacional” que se caracteriza por ser representante del Comité Ejecutivo. Basta
recorrer los nombres de quienes estuvieron como Directores de Área para poder
pensar en el grado de responsabilidad que cada uno de ellos tiene respecto de
la no construcción de una asociación donde la democracia participativa sea la
que define el destino de Scouts de Argentina… pero estos son temas para otro
texto.