jueves, mayo 19, 2011

Adolescencia, homosexualidad y escultismo. Primera parte. x Buho Terco




(La presente narración es construida a partir de distintas historias de vida, que se condensan bajo el nombre de Miguel)
Siempre me acuerdo de Miguel.
Podría relatar la historia de su familia, pero no sé hasta que punto serviría a los efectos de decir algunas cosas sobre él y su relación con la sexualidad. Las explicaciones suelen ser recortes que se realizan desde la teoría o ideología que alguien sustenta, pero no dan cuenta de la verdad que hay en cada una de las personas.
Miguel sufre por lo que piensa, él quiere que le gusten las mismas cosas que a sus compañeros pero no puede dirigir su deseo; no mira las chicas sino que le atraen algunos de sus compañeros. La pregunta sobre su sexualidad lo atormenta y por más respuestas que los otros intenten brindarle, sólo él podrá responderse los enigmas que le plantea el modo de goce que comienza a manifestarse. Si bien se considera a la sexualidad como una elección, la misma es forzada ya que es eso o nada… por lo que se convierte en condición para el sujeto.
Miguel cree que todo se origina cuando a los 12 años con un amigo de sexto grado se juntaron a realizar una tarea escolar en grupo. Al finalizar Pedro y él comenzaron a jugar y el juego se convirtió en una relación sexual, que en ese momento le fue placentera y no le causó ningún malestar, aunque sintiera cierta extrañeza e incomodidad.
A los 15 años comenzó a angustiarse por lo que sentía y fue a hablar con el cura de la parroquia, el P. Tomás - viejo sacerdote bonachón - que lo recibe como a todo hijo de Dios, pero al escuchar lo que atormenta a Miguel sólo puede responder que para la Iglesia existe una ley natural y lo que a él se sucede lo pone en riesgo de una conducta anti – natural no agradable a los ojos de Dios. Le pone la mano en su hombro para despedirlo indicándole que no se preocupe, pero que tampoco cometa pecado, debía mantenerse casto y puro de corazón, de igual manera que el resto de los chicos ya que las relaciones sexuales sólo se permiten en el matrimonio.
El P. Tomás está convencido de que le dio una mano, pero no le dijo que en la Ley natural no surge de la investigación de la naturaleza, sino que se trata de una “naturalización” de una determinada Ley moral cuyo origen es la razón ideológica; por medio de ella se procura homogeneizar un código de conductas en el que se excluye la diferencia. Esto no es algo menor, ya que no es equivalente la Ley Natural a la Verdad Revelada (Sto Tomás de Aquino, Summa Theologica). La condena a la homosexualidad no es una verdad revelada, surge 1100 años después del nacimiento de Jesús de Nazareth, en un contexto histórico - político concreto (las Cruzadas) donde se anuda el racismo y la homofobia en la figura del musulmán.
Si la Ley natural fuese cuestión de aceptar leyes biológicas que rigen la vida de los individuos, una parte importante de la población moriría en dos o tres días ya que si la muerte es natural , la ingesta de fármacos que alargan la vida sería obstaculizar la naturaleza, por lo tanto “anti natural”.
Con relación a la Verdad revelada en los textos sagrados de las religiones judeocristianas sólo existe una referencia negativa para con la homosexualidad y es en el Antiguo Testamento, en Levítico XVIII, 22 y XX, 13, donde se condena la homosexualidad masculina y se la castiga con la muerte. Los cristianos no pueden ignorar que Jesús de Nazareth realiza una operación de relectura que implica una resignificación del Antiguo Testamento, obligando a una lectura desde el Amor, lo que previene contra cualquier fundamentalismo que se base en la literalidad de los textos. Por lo pronto, difícilmente pueda afirmarse que la condena a la homosexualidad sea verdad revelada, aunque nadie se lo dice.
No conforme con lo dicho por el P. Tomás, Miguel se dirige al grupo scout a compartir las actividades con sus amigos. En los caminantes la pasa bárbaro, siente que es un lugar donde puede proponer, crear. Espera la llegada del próximo campamento de invierno para el que, con su equipo, han definido presentar como proyecto una construcción circular cubierta con lonas y calefaccionada con una salamandra a la cual se insertarían cada una de las carpas… es una variación de lo que hace con su padre y su tío cuando van a pescar pejerreyes a la laguna.
Una vez en el grupo piensa en hablar con su dirigente de lo que le pasa, pero no se anima ¿qué pensará? ¿Les dirá a los demás lo que me está pasando? Al finalizar las actividades le pide conversar con él, en medio de la charla el dirigente le dice que no se haga problemas, que a él le gusta pescar, jugar al futbol, hacer construcciones por lo que es bien hombre y que ya se le va a pasar, que tiene que “ponerle garra”. Llega a su casa angustiado y pensando que no fue escuchado ¿qué tiene que ver la pesca con su sexualidad? ¿Y el futbol? ¿Y las construcciones? ¿Acaso todo eso es garantía de un tipo de sexualidad específico? A él ha comenzado a gustarle alguien de su escuela, y lo que el dirigente le ha dicho poco le sirve, en realidad quizás no sabe si buscaba que le dijera algo o simplemente que escuchara lo que le sucede en este tiempo. La angustia es como un caballo desbocado al que se sube su pensamiento y necesita un tope para poder parar un momento
Miguel no deja de pensar en lo que pueden opinar sus padres y sus amigos… se esfuerza mucho en buscar cosas que le gusten de las chicas pero no lo logra, su mirada se dirige hacia otro lugar, no es una cuestión de “ponerle garra” como le dijera su dirigente. Se divide entre lo que se manifiesta en su sexualidad y los mandatos familiares y religiosos a los que si bien entiende… piensa… si pudiera elegir sería heterosexual pero esto no se trata de levantarme una mañana y decirme a mi mismo que empiecen a gustar las chicas, lo he hecho varias veces y nada pasa.
De la escuela conoce a un chico un poco más grande que él, al que todo el mundo ubica porque se define como homosexual, piensa que sería bueno hablar con él. Javier lo recibe y le dice que si dudaba de su sexualidad, era homosexual por lo que que simplemente tenía que comenzar a disfrutarlo como él lo hace, de hecho lo invita a una fiesta Gay donde podría conocer chicos que siempre reciben muy bien a la gente nueva de la comunidad. A Miguel algo de esto no le cierra, porque si bien él se pregunta qué tiene que ver pescar, jugar al fútbol y el gusto por las construcciones scouts con la sexualidad de cada uno, también comienza a preguntarse si una caracterización de alguien que se ofrece como modelo de homosexual no es lo mismo pero al revés. Por lo pronto decide no forzarse a tener una relación con otro chico, ya que hay algunas cosas que debe ir dilucidando.
Miguel – como cualquier adolescente- se encuentra en tiempo de descubrimiento y definición de su sexualidad, por lo que aparecen conductas exploratorias, distintos cuestionamientos, dudas y comportamientos que en sí no implican una condición sexual determinada. Mientras él se debate internamente, lo mas claro son las posiciones ideológicas que ocupan el sacerdote, el dirigente scout y el amigo gay que se ofrece a si mismo como modelo. Habría que ver hasta que punto cada uno de los tres no responde desde determinado estándar de lo que debe ser alguien, y como todo estándar se corre el riesgo de aplastar el todo de la condición humana del sujeto, reduciéndolo a una de sus partes que es la condición sexual.
El movimiento scout acompaña – o debería acompañar- a un sujeto en la construcción de su singularidad. Esto implica aceptar en primer lugar su carácter humano, respetando el proceso de crecimiento y desarrollo propio de cada uno, donde la sexualidad es una parte importante en tanto que a partir de ella pueden establecerse lazos sociales que no estarán exentos de la exclusión que provocan los prejuicios. No es comprensible que un movimiento como el escultismo se proponga en su Proyecto Educativo condicionar sexualmente a las personas… no está bien pensar que el amor es un valor sólo sostenible en una pareja heterosexual y sostener eso como meta institucional, más allá de que toda elección en alguna medida es hetero, ya que elegimos a alguien que es distinto de nosotros mismos, sea un hombre, una mujer, o Dios.
No me queda ninguna duda, que de reescribir en nuestro tiempo “Roverismo hacia el éxito”, uno de los capítulos se titularía “Escollo: discriminación”

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