No
es lo mismo abrir un grupo scout en un lugar donde los niños tienen las
necesidades básicas satisfechas que abrirlo donde gran parte de ellos no las
tiene. Si el Escultismo que practicamos está formalizado desde las lógicas
escolares y no desde la práctica social, será interpelado fuertemente por la
realidad al igual que la escuela.
En
los primeros sábados de actividad de la apertura de un grupo scout en un sector
vulnerable, una de las primeras reflexiones que vinieron a mi cabeza fue sobre
lo fácil que es para los scouts hablar de construcción de valores en la niñez vulnerada,
cuando la enorme mayoría de los dirigentes surgen en los sectores medios de la
sociedad, y desde esos lugares de pertenencia que construyen Programas y
Cartillas para dirigentes que se suponen son "para todos".
Más
allá de mi clara posición respecto de los Derechos Humanos, revisando
documentos sobre escultismo me encontraba que en algunos de ellos se sostenía
que el dirigente es “garante de derechos” (que no es lo mismo que promotor) viniendo
a mi cabeza una y otra vez la imagen del dirigente policía o juez. Por supuesto
que existen situaciones legales r que cualquier
persona tiene obligación de denunciar a los servicios de infancia y adolescencia… pero
¿garante de derechos?... esa función corresponde al Estado, no a los scouts… y
el Estado en los barrios participa principalmente a partir de la Escuela, la
Policía, Los Servicios Locales de infancia / adolescencia y la Sala Médica, que seguramente están al tanto de lo que sucede en
los hogares porque, además de educar y sanar, se constituyen como un sistema de
control de los cuerpos y las vidas de las personas, aunque a veces no puedan
hacer mucho más que "contabilizar" pobres, abuso y ausencia de derechos para que la situación siga igual... pareciera que lo que importa es la estadística.
Doy
fe que leí prácticamente la mayoría de los producido por las organizaciones
scouts, no por ser ignorante sobre el tema, sino sencillamente porque siempre
estamos en condiciones de aprender. Mi conclusión fue que lo que las organizaciones scouts dicen y
escriben sobre la vulnerabilidad está muy alejado de ella, parecen escritos de/en
“oficina” como especie de selección y repetición (a veces confusa) de discursos
universitarios, o producciones ministeriales que por mi trabajo he entrado en
contacto con ellas en más de una ocasión. En lo concreto, no se asientan en la
experiencia de vida ni en la reflexión de la tarea llevada a cabo con y en los
sectores vulnerables.
Cuando
se patea los barrios vulnerables queda más que claro que el escultismo no asume
una posición crítico- moral sobre la época, los pibes de los barrios lo ven
como un juego de pibes que tienen plata.
Algunas
organizaciones están más pendientes de los derechos humanos de tercera y cuarta
generación, que de los derechos humanos de 1ra y segunda generación que son los
que hacen a las condiciones de vida dignas y justas para todos. No hay crítica
de la ideología promovida por los medios de comunicación y las pantallas, todo
lo contrario, existe una adaptación a ella convirtiéndose el escultismo en un
aparato más de reproducción ideológica, y de control social.
El “slogan” que habla de “los valores de los
jóvenes” se ha convertido en un Fetiche que anula toda posibilidad de cuestionamiento
de los valores de nuestra época. El programa se banaliza
ante una juventud de clase media que se liga a fanatismos
políticos neofascistas que promueven la destrucción del otro o a la
indiferencia social. Slavov Zizek decía que la ideología no es lo que se dice sino
lo que se hace, por eso de lo que se trata es de qué hacemos los scouts, no qué
decimos y escribimos sobre nosotros mismos… en mi práctica elijo ser dirigente scout, no juez o
policía en la vida de los niños, si lo fuera el contexto de trabajo dejaría de
ser el escultismo y ellos no dispondrían de un grupo que los aloje de verdad.
El
Programa Scout “vende” y repite hasta el agotamiento el mito de la “moral
autónoma”, aunque evita señalar que la “autonomía moral” tiene como condición primera
internalizar la moral social que determina lo que entendemos como bien y mal, nuestras
“necesidades” y “deseos”. La moral social hace tiempo ha dejado de ser definida
en el microsistema familiar o escolar; la infoesfera (o la red en general)
“educa” en “valores” más que la familia y la escuela lo que nos lleva a pensar
¿los valores de los jóvenes realmente son de los jóvenes? ¿acaso el escultismo
no debiera asumir una posición crítica que le permita a los jóvenes cuestionar
y cuestionarse?
También
se dice hasta el agotamiento que las reglas del juego se van construyendo, pero
en sentido estricto en el juego social las reglas no están en la naturaleza ni en
los genes, sino en la cultura, en la ideología que se propaga como enredadera. En
el juego social lo que podemos hacer es asumir una posición ética y crítica
respecto de ellas, para preguntarnos ¿esto es realmente lo que deseamos? ¿esto que
vivimos como necesidad realmente lo es? ¿Cuáles son las causas del malestar
social y personal?
En
contextos de vulnerabilidad también existen las reglas, pero lo bueno y lo malo
tienen otro tipo de determinación que excede a las clásicas definiciones
clasemedieras, porque la ilusión ideológica de los medios de comunicación y las
redes no alcanza a poner un velo sobre la realidad. Las reglas sociales
generales desfallecen porque no alcanzan a dar sentido al sufrimiento, aunque
suelen ser efectivas para señalar supuestos responsables del malestar lo que se
traduce políticamente en: darwinismo social, el demonio y el pecado,
supremacismo de algún tipo, delincuencia.
En
la vulnerabilidad se tensiona la visión imaginaria o fantasiosa que muchas
veces desde el escultismo se tiene respecto de la construcción de los valores y
de la infancia misma. En un monólogo
genial el uruguayo Leo Masliah decía que “los libros de autoayuda ayudan
solo a quienes los escriben”… sencillo, si Ud. lee un libro de autoayuda
estando bien, todo se ve genial , en cambio si Ud está realmente mal y lee un
libro de autoayuda puede ponerse bastante peor, …algo similar sucede en las
Organizaciones con las Guías de Rama para dirigentes cuando las confrontamos
con la realidad del contexto; si los chicos pertenecen a determinado sector
social todo funciona bien, pero si el sector es otro la cosa se complica.
La importancia del lugar en
que ubicamos la Ley Scout
Si
los dirigentes se preguntaran dónde está la ideología en el programa scout la
respuesta sería la misma que la fábula de Anthony de Mello donde el pececito
pregunta a un viejo pez dónde está el océano mientras nadaba en él. Si decimos
que el programa es la ideología, el lugar que se le da a la Ley en el Método
Scout desde una perspectiva escolarizante es la ideología, la ley scout reducida
a conductas a cumplir y código de convivencia es ideología… es posible que los dirigentes respondan como el pecesito de
la fábula “¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el
Océano”.
Importa
reflexionar qué lugar ocupa la Ley en el método scout, especialmente si
decidimos trabajar en grupos ubicados en sectores vulnerables. Importa porque
no solo se trata de crear como en la escuela, un “clima educativo”, se trata de
educar en los valores scouts en un mundo que ha perdido la función de dar
sentido, en el que surgen los fanatismos y la violencia como respuesta al
vacío.
Si
elegimos entender la Ley Scout como parte de un sistema de “interacciones”
entre distintos elementos del método (como lo hacen algunas organizaciones),
nos equivocamos. La Ley no es un elemento más, sino que es la MARCA EL CONTEXTO
del escultismo, que opera ordenando los distintos elementos que producen un
microsistema, que a su vez se relaciona con otros microsistemas como el
merendero, las iglesias, la escuela y con el macrosistema más amplio, que
entre otras cosas determina el lugar social que ocupamos
Si en los sectores medios la ley se reduce a objetivos de conducta arbitrarios sumado a una especie de código de convivencia, en los sectores vulnerados, la Ley termina siendo un sinsentido que va en contra de las reglas de cómo funciona el mundo en la realidad, siendo la niñez vulnerable parte del “descarte”, que si bien no puede pensarse con estas palabras efectivamente se vive y funciona de esa manera.
En los sectores vulnerados la Ley Scout entendida
de la buena manera, busca instaurar un nuevo tipo de orden que será paradojal:
por un lado tranquilizando y estabilizando los modos de relación generando un sentido y posibilidad de pensarse más allá de la situación de vida, por el otro, perturbando el exceso de “o yo, o el otro”, que prima con menos velo en las
relaciones sociales de los sectores vulnerables... pero a no confundirse, esa
tensión se pone en juego de forma más sutil, en los scouts de sectores medios, que replican las micropolíticas del poder.
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