martes, septiembre 30, 2025

Scouts Vulnerados. Los dirigentes no son la justicia, tampoco la policía

 


               No es lo mismo abrir un grupo scout en un lugar donde los niños tienen las necesidades básicas satisfechas que abrirlo donde gran parte de ellos no las tiene. Si el Escultismo que practicamos está formalizado desde las lógicas escolares y no desde la práctica social, será interpelado fuertemente por la realidad al igual que la escuela.

               En los primeros sábados de actividad de la apertura de un grupo scout en un sector vulnerable, una de las primeras reflexiones que vinieron a mi cabeza fue sobre lo fácil que es para los scouts hablar de construcción de valores en la niñez vulnerada, cuando la enorme mayoría de los dirigentes surgen en los sectores medios de la sociedad, y  desde esos lugares de pertenencia que construyen Programas y Cartillas para dirigentes que se suponen son "para todos".

               Más allá de mi clara posición respecto de los Derechos Humanos, revisando documentos sobre escultismo me encontraba que en algunos de ellos se sostenía que el dirigente es “garante de derechos” (que no es lo mismo que promotor) viniendo a mi cabeza una y otra vez la imagen del dirigente policía o juez. Por supuesto que existen situaciones legales r que cualquier persona tiene obligación de denunciar a los servicios de infancia y adolescencia… pero ¿garante de derechos?... esa función corresponde al Estado, no a los scouts… y el Estado en los barrios participa principalmente a partir de la Escuela, la Policía, Los Servicios Locales de infancia / adolescencia y la Sala Médica, que seguramente están al tanto de lo que sucede en los hogares porque, además de educar y sanar, se constituyen como un sistema de control de los cuerpos y las vidas de las personas, aunque a veces no puedan hacer mucho más que "contabilizar" pobres, abuso y ausencia de derechos para que la situación siga igual... pareciera que lo que importa es la estadística.

               Doy fe que leí prácticamente la mayoría de los producido por las organizaciones scouts, no por ser ignorante sobre el tema, sino sencillamente porque siempre estamos en condiciones de aprender. Mi conclusión fue  que lo que las organizaciones scouts dicen y escriben sobre la vulnerabilidad está muy alejado de ella, parecen escritos de/en “oficina” como especie de selección y repetición (a veces confusa) de discursos universitarios, o producciones ministeriales que por mi trabajo he entrado en contacto con ellas en más de una ocasión. En lo concreto, no se asientan en la experiencia de vida ni en la reflexión de la tarea llevada a cabo con y en los sectores vulnerables.

               Cuando se patea los barrios vulnerables queda más que claro que el escultismo no asume una posición crítico- moral sobre la época, los pibes de los barrios lo ven como un juego de pibes que tienen plata.

               Algunas organizaciones están más pendientes de los derechos humanos de tercera y cuarta generación, que de los derechos humanos de 1ra y segunda generación que son los que hacen a las condiciones de vida dignas y justas para todos. No hay crítica de la ideología promovida por los medios de comunicación y las pantallas, todo lo contrario, existe una adaptación a ella convirtiéndose el escultismo en un aparato más de reproducción ideológica, y de control social.

                El “slogan” que habla de “los valores de los jóvenes” se ha convertido en un Fetiche que anula toda posibilidad de cuestionamiento de los valores de nuestra época.  El programa se banaliza ante una juventud de clase media que  se liga a fanatismos políticos neofascistas que promueven la destrucción del otro o a la indiferencia social. Slavov Zizek decía que la ideología no es lo que se dice sino lo que se hace, por eso de lo que se trata es de qué hacemos los scouts, no qué decimos y escribimos sobre nosotros mismos… en mi  práctica elijo ser dirigente scout, no juez o policía en la vida de los niños, si lo fuera el contexto de trabajo dejaría de ser el escultismo y ellos no dispondrían de un grupo que los aloje de verdad.

               El Programa Scout “vende” y repite hasta el agotamiento el mito de la “moral autónoma”, aunque evita señalar que la “autonomía moral” tiene como condición primera internalizar la moral social que determina lo que entendemos como bien y mal, nuestras “necesidades” y “deseos”. La moral social hace tiempo ha dejado de ser definida en el microsistema familiar o escolar; la infoesfera (o la red en general) “educa” en “valores” más que la familia y la escuela lo que nos lleva a pensar ¿los valores de los jóvenes realmente son de los jóvenes? ¿acaso el escultismo no debiera asumir una posición crítica que le permita a los jóvenes cuestionar y cuestionarse?

               También se dice hasta el agotamiento que las reglas del juego se van construyendo, pero en sentido estricto en el juego social las reglas no están en la naturaleza ni en los genes, sino en la cultura, en la ideología que se propaga como enredadera. En el juego social lo que podemos hacer es asumir una posición ética y crítica respecto de ellas, para preguntarnos ¿esto es realmente lo que deseamos? ¿esto que vivimos como necesidad realmente lo es? ¿Cuáles son las causas del malestar social y personal?

               En contextos de vulnerabilidad también existen las reglas, pero lo bueno y lo malo tienen otro tipo de determinación que excede a las clásicas definiciones clasemedieras, porque la ilusión ideológica de los medios de comunicación y las redes no alcanza a poner un velo sobre la realidad. Las reglas sociales generales desfallecen porque no alcanzan a dar sentido al sufrimiento, aunque suelen ser efectivas para señalar supuestos responsables del malestar lo que se traduce políticamente en: darwinismo social, el demonio y el pecado, supremacismo de algún tipo, delincuencia.

               En la vulnerabilidad se tensiona la visión imaginaria o fantasiosa que muchas veces desde el escultismo se tiene respecto de la construcción de los valores y de la infancia misma. En un  monólogo genial el uruguayo Leo Masliah decía que “los libros de autoayuda ayudan solo a quienes los escriben”… sencillo, si Ud. lee un libro de autoayuda estando bien, todo se ve genial , en cambio si Ud está realmente mal y lee un libro de autoayuda puede ponerse bastante peor, …algo similar sucede en las Organizaciones con las Guías de Rama para dirigentes cuando las confrontamos con la realidad del contexto; si los chicos pertenecen a determinado sector social todo funciona bien, pero si el sector es otro la cosa se complica.



La importancia del lugar en que ubicamos la Ley Scout

               Si los dirigentes se preguntaran dónde está la ideología en el programa scout la respuesta sería la misma que la fábula de Anthony de Mello donde el pececito pregunta a un viejo pez dónde está el océano mientras nadaba en él. Si decimos que el programa es la ideología, el lugar que se le da a la Ley en el Método Scout desde una perspectiva escolarizante es la ideología, la ley scout reducida a conductas a cumplir y código de convivencia es ideología… es posible que  los dirigentes respondan como el pecesito de la fábula “¿Esto? Pero si esto no es más que agua… Lo que yo busco es el Océano”.

               Importa reflexionar qué lugar ocupa la Ley en el método scout, especialmente si decidimos trabajar en grupos ubicados en sectores vulnerables. Importa porque no solo se trata de crear como en la escuela, un “clima educativo”, se trata de educar en los valores scouts en un mundo que ha perdido la función de dar sentido, en el que surgen los fanatismos y la violencia como respuesta al vacío.

               Si elegimos entender la Ley Scout como parte de un sistema de “interacciones” entre distintos elementos del método (como lo hacen algunas organizaciones), nos equivocamos. La Ley no es un elemento más, sino que es la MARCA EL CONTEXTO del escultismo, que opera ordenando los distintos elementos que producen un microsistema, que a su vez se relaciona con otros microsistemas como el merendero, las iglesias, la escuela y con el macrosistema más amplio, que entre otras cosas determina el lugar social que ocupamos

               Si en los sectores medios la ley se reduce a objetivos de conducta arbitrarios sumado a una especie de código de convivencia, en los sectores vulnerados, la Ley termina siendo un sinsentido que va en contra de las reglas de cómo funciona el mundo en la realidad, siendo la niñez vulnerable parte del “descarte”, que si bien no puede pensarse con estas palabras efectivamente se vive y funciona de esa manera. 

            En los sectores vulnerados la Ley Scout entendida de la buena manera, busca instaurar un nuevo tipo de orden que será paradojal: por un lado tranquilizando y estabilizando los modos de relación generando un sentido y posibilidad de pensarse más allá de la situación de vida, por el otro, perturbando el exceso de “o yo, o el otro”, que prima con menos velo en las relaciones sociales de los sectores vulnerables... pero a no confundirse, esa tensión se pone en juego de forma más sutil, en los scouts de sectores medios, que replican las micropolíticas del poder.

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