El Salvavidas
La
imagen del salvavidas nos invita reconocernos en el lema de la rama, que es
Salvar.
Un
salvavidas es una especie de flotador que se utiliza para proteger la vida
humana en el río o en el mar. En caso de caída del bote o de naufragio del
barco, se convierte en la única posibilidad de salvación ya que, aunque sepamos
nadar, en un momento el agotamiento de nuestras fuerzas sellará nuestro
destino.
Un
salvavidas se usa para proteger la propia vida o para proteger la vida de los
otros, de allí que el Lema de la Rama tiene un doble sentido: salvarnos y
salvar; podemos decir que vivimos plenamente el lema cuando nuestras acciones
permiten “salvarnos” y a su vez proteger la vida de otros.
El
salvavidas “abraza” a quien lo utiliza, permitiéndole permanecer a flote en un
naufragio, y si no existe un alto riesgo para nuestra vida porque la costa está
cerca, nos permite llegar a ella confiados en su abrazo.
En
la vida atravesamos momentos donde el mar o el río están calmos, pero también atravesamos
tiempos de tormenta y naufragio. Son tiempos donde el salvavidas de la amistad
que protege, marca la diferencia.
Si la noche es
oscura, la amistad que protege nos ilumina con la esperanza de llegar a la
costa.
Si la
turbulencia del río nos encuentra en una misma balsa, siempre alguien podrá
dirigirla enseñándonos cómo remar y disminuir nuestro riesgo para que todos
lleguemos a aguas calmas.
Si son otros los
que están en turbulencia o naufragando, prestos a “Salvar”, tendremos una soga
a mano con un salvavidas que permita ayudarlos a llegar a la costa, protegiendo
la vida.
La Cruz de Jerusalén
En
el salvavidas está engarzada la “Cruz de las Jerusalén” o “Cruz de las
Cruzadas”.
Del Código de
Honor de los Caballeros surge la Ley Scout. El código brinda cohesión interna a
la caballería y marca claramente su misión en la comunidad. En el raiderismo si
el salvavidas “salva”, no lo hace de cualquier manera, sino a través de la observancia
de la Ley Scout y del Servicio a la comunidad que de ella se desprende.
La Orden de
los Caballeros Hospitalarios de San Juan entendieron el “salvar” a partir de la
creación de un Hospital en Jerusalén donde atendían a los peregrinos, heridos,
enfermos y pobres de Tierra Santa. El transporte de los heridos para la
atención médica revolucionó la salud de la época. Las “ambulancias de San Juan”
transportaban a los enfermos en camillas o literas utilizando caballos o
personas proporcionando una primera atención y un viaje lo más cómodo posible
hasta el Hospital.
La Cruz de
Jerusalén representa no sólo el servicio personal, sino el servicio que la rama
realiza en la comunidad.
Las alas doradas
Las
grandes aves observan todo el panorama antes de elegir el lugar donde tocar
tierra. Desde las alturas del cielo se tiene otra perspectiva de lo que sucede
en la tierra.
El
salvavidas y la cruz de Jerusalén engarzada en él se elevan al cielo
permitiendo tener una visión general del mundo que nos rodea, lo que facilita
la construcción de una perspectiva amplia para definir la misión.
El vuelo Raider con los nobles ideales como alas
nos propone llegar cada vez más alto, ampliando y construyendo una mirada del
mundo propia, no mediada por los aparatos y redes tecnológicos que desvirtúan
la construcción la realidad, una mirada propia construida a partir de la
experiencia que cada raider realiza del mundo.
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