La épica que impulsaba al
Roverismo como “hermandad al aire libre y de servicio” se ha perdido. El
Escultismo de nuestro tiempo - en su mayoría- ha dejado de ser un Gran Juego
para convertirse en un Gran Simulacro.
Hermandad
La cobardía moral es una
característica de nuestra época y se conforma por el temor y/o rechazo a
guiarse de acuerdo con principios éticos, dando lugar a la relatividad general
de los “valores” referenciados en el propio Ego que se relaciona con los demás
desde una perspectiva utilitaria, acorde a la propia "conveniencia".
De igual forma que en los cómics
o series donde lo bueno y lo malo varían acorde al personaje central que tendrá
siempre todo permitido, la propuesta scout se centra en el “Yo” y en el
pronombre personal de la primera persona del singular el “mí”, marcando
claramente su carácter de relación con el Tener (posesión) y no con el
Ser.
Los distintos análisis respecto de la cultura actual que se presentan como "novedad" para realizar cambios en la propuesta scout, hacen referencia a aquello que no ha dejado de ocurrir durante el transcurso de la historia humana (la condición humana es invariante, la única diferencia es tecnológica), pudiendo reducirse a la tensión entre la fórmula: “o yo o el otro” con "yo y los otros". Claro está que no es lo mismo partir de una u otra fórmula porque los valores que se desprenden son claramente diferenciales: los “valores actuales” caracterizados por el narcinismo y el culto al Yo, versus los valores que se originan en la posibilidad de pensar y sentir un “nosotros” para trabajar en construir un mejor mundo para todos.
Como “hermandad”, el escultismo
ya no se diferencia de las fraternidades de un club de fútbol, rugby o
cualquier actividad deportiva de tiempo libre, donde se habla de lo que les
pasa a ellos y si se habla de los otros no es para ir a su encuentro sino como
simple ejercicio de “parloteo” donde la referencia seguirá siendo el “Yo” (o el
pronombre personal de la primera persona del singular) por sobre la posibilidad
de preguntarse sobre los otros.
El concepto de “marco simbólico”
(“fondo motivador” o “telón de fondo”) con el cual se define al escultismo es
válido para cualquier tipo de juego o deporte… incluso para los juegos online
donde los algoritmos están ocultos a la vista del jugador gracias al
“telón de fondo”. Si se trata solo de un
"telon de fondo", termina ocurriendo lo que maravillosamente señala
el final de la película “The Wall” de
Pink Floyd: del otro lado del muro (o del telón) no hay nada… nihilismo social
contemporáneo, nihilismo juvenil actual.
El “viejo” concepto de marco
místico se ofrecía como medio de desconexión de la lógica del mercado para
conectar con lo sagrado de la naturaleza y del hombre, pudiendo acceder a lo
humano desde una lógica que apunta a lo Trascendente, aquello que nos HUMANIZA
y HERMANA… como del otro lado del telón hay algo, esto permite discriminar y
determinar de qué valores se trata en el escultismo y orientar la vida con ello...
no es nihilista.
No es casual que algunas
organizaciones scouts prefieran hablar de “los valores de los jóvenes”
refiriéndose claramente a los que se encuentran determinados por el mercado y
el poder real devenidos -a veces- en “opinión pública”. La importancia de alinear las
asociaciones juveniles a los intereses del poder tiene siglos de existencia, por
ejemplo el Emperador Augusto (53 AC – 14 DC) puso mucha atención en ellas declarándolas importantes para la política imperial, interviniendo sobre sus programas
para sobrevivencia del imperio, de allí la promoción de los Colleguia Iuvenum. ¿Acaso pensaban que las juventudes son un tema político desde el inicio
del siglo XX?
Servicio
Respecto del concepto de
“Servicio” ha sido reemplazado por la tibia Solidaridad que, como su etimología
lo indica, no está para cambiar las cosas y marchar hacia un mundo más humano
(donde todos puedan vivir con dignidad), sino para mantener el mundo “solido”.
Cuando Pierre Lerroux extrae dicha palabra del lenguaje de la física y de lo
legal, la pone en circulación partiendo de la idea base de un mundo socialista
donde la horizontalidad sería un hecho. En una sociedad como la nuestra, el uso
del término “solidaridad” no se relaciona con el socialismo ni siquiera con el
Estado de Bienestar, sino con aquello que criticaba Lerroux: la “caridad
cristiana" entendida como vertical, que no apunta a cambiar nada (aunque
el sentido de cáritas no es ese, su mal uso es una desviación también
ocasionada por el poder, de igual manera que ha pasado con el término
solidaridad). La palabra “solidaridad” tenía más de medio siglo de uso en
distintos ámbitos, pero Baden Powell eligió para su propuesta la palabra
SERVICIO.
¿Qué diferencia el Servicio de la
Solidaridad en nuestra época que está lejana a constituirse como socialista o
como un Estado de Bienestar?
Mientras el Servicio es una
actitud gratuita basada en el amor al prójimo (yo y los otros), la solidaridad en nuestra época “solidifica” el sistema
socioeconómico de distribución del mundo y de las riquezas tal cual está,
cuidando que no se resquebraje. De la misma manera que con el emperador
Augusto, las organizaciones juveniles deben ser convertidas en militantes del
imperio o en nuestro caso de los intereses de los grandes sectores de poder
económico concentrado. Las juventudes actuales cosméticamente deben operar
sobre el desastre del mundo, pero sin
cuestionarse verdaderamente aquello que lo produce, sólo de forma “políticamente
correcta”. La función de la solidaridad de las asociaciones juveniles es
solidificar el sistema socioeconómico taponando las posibilidades de construir
mejores mundos para todos.
Desde esta concepción “Agustiana”
reloaded, en nuestro tiempo sería de “buen scout” realizar acciones solidarias
pero sin preguntarse por las condiciones del país o del mundo que provocan que
dichas necesidades de ayuda requieran de nuestra intervención… esto sería
“hacer política” y no sería de “buen scout”. La pregunta por las condiciones
afecta las relaciones con el propio Ego de cada miembro, afecta las relaciones
con los gobiernos que sostienen el sistema injusto, con los sponsors del
movimiento y con los negocios que los adultos scouts montan gracias al
escultismo.
Finalizando este escrito resuena
en mi cabeza la frase de Dom Helder Cámara “Cuando alimenté a los pobres me
llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron
comunista”. Sería bueno que los jóvenes se pregunten, sin importar de qué se los acuse.