Y los días se echaron a caminar.
Y ellos, los días, nos hicieron.
Y así fuimos nacidos nosotros, los hijos de los días,
los averiguadores, los buscadores de la vida.
Y si nosotros somos hijos de los días,
nada tiene de raro que de cada día brote una historia.
Porque los científicos dicen que estamos hechos de átomos,
pero a mí un pajarito me contó
que estamos hechos de historias
Eduardo Galeano
En los años
2011 y 2012 los jóvenes través de los foros reclamaban a la Dirección de
Métodos Educativos de Scouts de Argentina herramientas para una buena
implementación de la Empresa Caminante y del Proyecto Rover. Consideraban un
obstáculo importante el desconocimiento a la hora de pensar la realización de “Descubiertas”, el qué – hacer o cómo - hacer esta
actividad que es bueno no reducirla a la previa de un Proyecto (de empresa –
Rover), ya que tiene dignidad propia
como una forma de búsqueda orientada y de encuentro con los otros. Partiendo
del hecho de que las “descubiertas” que implican un contacto con la comunidad
son las más difíciles de pensar, en el año 2013 publiqué el artículo
“Caminantes/Pioneros: descubriendo la descubierta[1]”
con el objeto de compartir una técnica de trabajo basada en la construcción de
un mapa muy particular, actividad que los que se han animado a realizar pueden
garantizar su efectividad.
En ses texto
decía que era interesante pensar el proceso de la descubierta en tres tiempos
diferenciados; lo llamaba tiempos de ver, comprender y concluir.
“En el tiempo de ver salimos a la
búsqueda de lo desconocido que no hemos visto nunca, o de lo desconocido en
aquello que vemos todos los días. Tomamos notas, sacamos fotos, utilizamos
distintos recursos. En función de lo que vemos, decidimos cuál será el
derrotero de nuestra aventura de descubrimiento para de esta manera ingresar en
el tiempo para comprender. Comprender implica trabajar de otra manera sobre lo
registrado, indagar profundamente para que se produzca el descubrimiento. El
tiempo de concluir implica el armado y exposición de lo trabajado, pudiendo
hacerse de forma comunitaria para que además de nosotros otros se beneficien de
nuestro trabajo.”
Si en un
primer tiempo salimos en la búsqueda de lo desconocido, la posibilidad de
encuentro con el otro estará determinada
por la capacidad de sentirnos semejantes
ya que no nos dirigimos en búsqueda de un hallazgo científico sino que marchamos al encuentro del otro como
tal… sería un terrible error el pensar en el otro en tanto “objeto de nuestra
descubierta”… porque esto lo ubica como “objeto” a secas y a partir de allí
comienzan los problemas, ya que lo que
se diga no será sin consecuencias para la comunidad, especialmente si lo que se
dice implica un hacer algo y nada de eso ocurre.
Debemos trabajar mucho haciendo carne
conceptos que nos lleven a no construir la realidad de forma antagónica, porque
si bien los antagonismos existen (indudablemente los hay) apuntamos a crear un
espacio de lo común alojando aquello que nos diferencia, por eso el concepto de
Vecindad
puede ser muy útil a la hora de pensar el trabajo con los otros… A diferencia
del antagonismo donde las fronteras son rígidas (pobres/ricos – pueblos
originarios / europeos – Colonizadores/
colonizados, etc) en la vecindad si existe cierta movilidad,
somos contenidos por el entorno y somos parte
del entorno que contiene al otro sin perder por ello nuestra particularidad,
podemos construir en lo que antes era límite un territorio de lo común…
Los
dirigentes debemos realizar lectura de las demandas de los jóvenes e intentar
localizar un más allá del pedido. Si nos preguntan por instrumentos de cómo
acercarse a la comunidad y obtener los datos que son necesarios para planificar
algún posible proyecto, entre otras cosas es conveniente diferencia si :
(1) Se trata de una visión instrumental
del otro, como aquel que sirve para el desarrollo de la actividad, de allí la
solicitud de un instrumento (a la manera de un test) que ponga distancia con el
otro
(2) Se trata de que el encuentro con el
otro provoca cierta angustia (lo que es normal) y que la solicitud de instrumentos tiene que ver
con el facilitar ese encuentro
Esta relectura de la demanda
permitiría ir adecuando las herramientas orientando a los jóvenes, en función
de sus posibilidades, pero en dirección al descubrimiento del otro como sujeto
y no como objeto distante al que se le prestará algún “servicio”.
Narradores de historias
Sin importar
las diferencias culturales y sociales que se nos puedan ocurrir hay algo que es
común al conjunto de las personas… todos somos narradores de historias. En
nuestro caso como scouts contamos aquello de lo planificado funcionó
encontrando en lo contingente una carga de sentido que refuerza nuestra pasión.
Hablamos de escultismo entre iguales y con semejantes. Cuando nos preguntan qué
hacemos, el relato se impone como modo de darle significación a nuestra
elección, la narración apunta a la gesta heroica que existe en lo cotidiano.
¿Acaso
existe mejor manera de ir al encuentro del otro que invitarlo a narrar historias?
En la escucha del proceso de creación de sentido, quien se dirige privilegiadamente a nosotros
compartiendo algo preciado nos invita a acercarnos a su modo de ver el mundo,
de contar sus viejas peripecias y cómo
fue resolviéndolas, de contarse mientras cuenta.
De mis
épocas de muy joven maestro rural aprendí que las fichas técnicas de cómo realizar
entrevistas para conocer la realidad de una comunidad de poco sirven cuando lo
que se privilegia es la posibilidad de encuentro. Viajaba 80 kiómetros hasta la
escuela casi todos los días, transitaba por largos caminos de tierra visitando
familias en un radio de mas de 100 kms de la escuela visitando desde un “puesto[2]”
al pié de las sierras más altas de la Provincia, hasta la pequeña producción
desde donde se veía el faro que ilumina la noche de barcos mercantes y
pescadores. Si bien las familias esperaban la llegada de los maestros, las
diferencias culturales y generacionales muchas veces parecían obstáculos
infranqueables. Podría decirse que la primera dificultad en el tiempo de Ver para la construcción de
un espacio de lo común era el “choque cultural” y la dificultad para escuchar
que esa era nuestra.
Para las familias la llegada de los
docentes o de cualquier persona era un acontecimiento muy importante, por eso siempre preparaban algo como
forma de recepción, incluso cuando casi nada era lo que tenían (hablo del
período de crisis del país). El no aceptar un mate o una tortafrita por el
motivo que sea (para que no gasten, porque estaban hechas con grasa, etc) podía
ser motivo de una fría conversación propia del desencuentro. Con el tiempo notamos
que si bien mirábamos, no veíamos… es allí cuando nos dimos cuenta que en los objetos más
comunes que hay en una casa pueden esconderse historias que esperan ser narradas
para permitirnos acceder de forma
indirecta a la realidad de una familia o comunidad.
Desde un punto de vista “objetivo”
las “cosas” se diferencian por sus características… esa es la mirada del
científico que mira sin ver… no se da cuenta que no es azarosa la presencia de
determinados “cosas” en una familia. Piensen en aquellos objetos que los
acompañan, los que tienen en su habitación, los que no quieren prestar, los que
hace años que están en la familia… si les dijera que hablen sobre ellos ¿no
tendrían alguna historia para narrar?.
Paradójicamente
a veces guardamos cosas que están “a la vista”… es que los humanos guardamos / mostramos pedazos de nuestra
propia historia, signos que invitan a ser interpelados. Si vuelven a echar una
mirada a sus cosas encontraran
-
La
bombilla de mate heredada del abuelo que recuerda tiempos de corridas, risas,
pero también tristezas…
-
El
boleto de colectivo de fin de año porque es el que les permite enccontrarse con
la familia dispersa por la búsqueda de trabajo a partir de la crisis
-
La
cuchara que robamron en un Mc Donalds como primer acto antiimperialista
-
El
frasquito con arena (y ese aroma…) de la playa del lugar desde donde vinieron a
la ciudad para estudiar la universidad
-
La
gorra con estrellitas de ese amigo querido que fue a recorrer Latinoamérica y
todavía no ha regresado
-
El
libro que les voló la cabeza y los ayudó a decidir qué es lo que quieren para
el futuro.
Cada objeto una historia… un
caleidoscopio de historias que hablan de ustedes, sus sueños, afectos, familia,
ideales.
La próxima vez que en una descubierta
se acerquen a una familia, además de charlar observen su entorno… quizás
preguntando sobre esos objetos puedan descubrir que su interlocutor se alegra y
emociona al narrar las historias… el encuentro se produce, a partir del ver y
compartir juntos quizás en la posterior conversación que tengan con sus
compañeros de rama, puedan dar inicio a un tiempo de comprender para concluir
con ese proyecto que andaban buscando y que es una gran ocasión para el
encuentro con el otro.
[1]
http://blog.larocadelconsejo.net/2013/08/caminantespioneros-descubriendo-la-descubierta/
http://apuntadalto.blogspot.com.ar/2013/07/caminantes-descubriendo-la-descubierta.html
[2]
Casa donde vive el “puestero” y su familia. Los “puestos” están repartidos en
distintos lugares de una Estancia de forma de cubrir las distintas parcelas del
territorio. Generalmente en ellos encontramos corrales, las clásicas “mangas”
para la carga de animales o su tratamiento veterinario y a veces galpones con
alguna maquinaria de trabajo
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