Blaise Pascal nació en
Clermont en el año 1623; posteriormente vivió en París; muy precozmente a los
16 años escribió un ensayo sobre las secciones cónicas, a los 19 años bosquejó
una “máquina aritmética”, y a los 23 años se encontraba trabajando
científicamente en las áreas de la
física. No ahondaremos sobre sus aportes
científicos sino que trataremos de ubicar una de sus preguntas filosóficas
fundamentales que podemos encontrar en los “Pensamientos sobre la religión”.
¿Cómo
podríamos demostrar la existencia de Dios?. Esta pregunta que muchas veces se
ha formulado y se sigue formulando es el eje de su trabajo; Pascal decide apostar
a su existencia, después de todo no habría demasiado que perder porque
aunque Dios no existiese, la creencia en él y actuar conforme a ello brindaría
muchos beneficios en nuestra vida terrenal, no sólo para nosotros sino para la
humanidad en general. Llevaríamos una vida más digna, veríamos en otro hombre a
un hermano, tendríamos una determinada moral que pondría límite a los excesos,
estaríamos más o menos satisfechos sin perturbaciones ni dudas, y nuestra
insatisfacción nos llevaría a construir un mundo mejor. La actitud religiosa
que él propone genera una ganancia terrenal entre los hombres, y a la vez marca
un fin neural de la educación. En fin, ante la duda, considera importante apostar
a la creencia y vivir de acuerdo a ello en el día a día.
Desde
el punto de vista “pascaliano” es la repetición de la actitud religiosa
la que genera la Fe y no al revés, por lo tanto la repetición del ritual
religioso, de las ceremonias, de todos aquellos elementos que hacen a una
ligazón con lo trascendente son fundamentales para generar una “apertura” hacia
Dios; ante una persona con dudas de Fe, Don Blas le respondería como mucha de
las propagandas de algunos productos: “seguí participando”, porque no es en el
alejamiento donde se encuentra la respuesta... como escribía Miguel de Unamuno
en su “San Manuel Bueno” “¿Fingir?,
Fingir no!, eso no es fingir!. Toma agua bendita , que dijo alguien, y
terminarás creyendo”. Dicha cuestión es muy fuerte desde el punto de vista
educativo, de hecho puede considerarse que la postura “pascaliana” es
“hipócrita” o “cínica”, pero habría que pensar seriamente si en realidad es más
hipócrita y más cínica que otras posturas. Seguramente en el hombre religioso
estos dichos no harán mella, porque no tiene dudas respecto de su Fe ¿pero que
ocurre con quienes tienen dudas o directamente apuestan a otra cosa?. El Movimiento
Scout históricamente ha propuesto un sujeto “buen ciudadano” y creyente , basta con leer “Roversimo hacia
el éxito”... y ello no puede ser amputado o deshechado.
Hace unos años atrás, se realizó en Buenos
Aires en conjunto con la OSI una reunión para la presentación del “Macpro”; los
disertantes “pegaban” sobre el concepto de mística utilizando ejemplos de
supuestos hechos ocurridos en algunos países de América; uno de ellos hacía
referencia a una “ceremonia del cuchillo” que habría realizado un Rover durante
una noche de campamento en una clara tergiversación de lo que implica la
mística por parte de dicho joven – y por parte de los disertantes. Se “pegaba”
lisa y llanamente contra una de las riquezas propias de la ex – Usca que no
cargaba con la “racionalidad requerida” para un esquema ideológico en el que lo
“místico” no tiene lugar... No está demás decir que si ese hecho ocurrió
importa poco, porque a lo que apuntaba dicha observación es a uno de los
elementos fundamentales del escultismo católico que es la relación del hombre
con la creación, y la posibilidad de manifestación de lo sagrado no solo en la
naturaleza sino a través de las ceremonias, las imágenes propias, y por
supuesto a través del otro semejante.
Habría
que pensar, hasta qué punto ceremonias como la “del cuchillo” no surgirían como
efecto de la amputación que se realiza dentro del Programa de una visión de lo
trascendente importante al menos para un sector de los miembros asociativos,
pudiendo pensarse lo otro como un retorno anárquico de lo expulsado. Si
vaciamos un programa de lo simbólico, lo religioso (y me refiero especialmente
a la cosmovisión católica en el que la concepción de lo sagrado es distinta a
la de las religiones protestantes) es muy probable que aquello que no alcanza
su expresión en lo exterior difícilmente pueda alcanzar una expresión en lo
interior. Es como la “frasecita francesa” del Programa Caminante que habla de
“caminos interiores y caminos exteriores”; en realidad deberíamos entender al
sujeto como una Banda de Moebius en la que existe una solución de continuidad
entre el interior y lo exterior; por lo tanto lo que no puede estar presente en
lo exterior (vivencia de lo religioso a través del ritual, de lo simbólico, de
lo místico) muy difícilmente pueda re- presentarse en lo interior... a no ser
que se lo busque en otra parte o se lo trate de integrar a modo de una
“reflexión sabatina” en la que de hecho se formaliza una práctica educativa
escindida, fragmentada en la que “el programa scout es una cosa y lo religioso
un anexo al mismo que pasa por otro lado”. En éste punto es donde merece
pensarse, junto con Pascal: ¿el Programa, también educa en lo religioso? ¿En
qué religión? ¿De qué manera?
Es
indudable que para una parte de la comunidad scout el rito, las ceremonias, las
imágenes ligadas a su referencia simbólica, son importantes. La actitud
religiosa generaría efectos que van más allá del rito, y que tienen
que ver con lo que señalábamos en un comienzo: el sujeto debe actuar de
determinada manera en su medio porque todo hombre es un hermano y como dice el
mandato del Evangelio “Tuve hambre y me distes de comer...” por lo tanto dicha actitud promueve un cambio
social como correlato ineludible. Por otro lado, otra parte de la comunidad
de dirigentes reduce lo religioso a una especie de “ritual molesto”; piensa lo
simbólico como un elemento “accesorio” en el que las insignias son pensadas en
función de la “moda” en diseño (lo que implica una visión del mundo vaciada de
lo sagrado y caracterizada por una estetización de la imagen-en-sí privada de sus referencias simbólicas) y la
heterogeneidad le resulta cómoda para deshacerse de este “problema”; lo más
importante para ellos es la actitud social ya que por dicho camino estaría
la solución educativa que el movimiento scout ofrece para “curar la sociedad” a
través de los niños y jóvenes.
Ahora...
la argumentación “Pascaliana” la podemos encontrar también en éste último caso,
y lo ejemplificaremos con otra visión ideológica del mundo.
Rosa
de Luxemburgo nació en la ciudad polaca de Zamosc en 1871. Se unió a la filas
del movimiento socialista en el partido llamado Proletariat teniendo que
emigrar de su país muy joven en virtud de su ideología. Revolucionaria por
excelencia, uno de sus escritos “¿Reformismo o revolución?” plantea claramente
su postura ante la problemática política de su época. Polemizó con Lenin,
sufrió la cárcel y murió asesinada en 1919, no sin dejar una práctica política
y una obra escrita por demás importante.
En la
descripción que ella realiza del proceso revolucionario aparece nuestra famosa
“apuesta pascaliana”. Al principio las luchas obreras están destinadas al
fracaso, pero su beneficio pese a todo es didáctico, es decir, sirven a
la formación de la clase obrera y su transformación en sujeto revolucionario---
decía: “Si nosotros (El partido) decimos directamente a los obreros en lucha ‘no
importa si fracasan, el objetivo principal de la lucha es el efecto educativo
que tiene en ustedes’, se perdería el efecto educativo”. Rosa de Luxemburgo
apuesta a la revolución, existe una actitud revolucionaria que de hecho
genera efectos en la realidad social. Se apuesta a la revolución y día a día se
vive en función de ella.
Es
muy interesante poder observar que el mismo tipo de práctica que se critica
respecto de lo “religioso” es utilizada en Ideologías que en un primer momento
parecieran no tener elementos pedagógicos comunes. La práctica revolucionaria
implicaba a fines del siglo XIX mandar a los jóvenes sin tener idea del
pensamiento marxiano a los paros, marchas y a repartir revistas en las
esquinas, lo que los obligaba a interiorizarse sobre la doctrina de marx para
poder responder preguntas... toda una práctica pedagógica basada igualmente
en la repetición de un acto, en la realización de una acción a la
espera que una conciencia de clase surja. Es en éste punto donde uno
debería pensar cuando lee determinadas “afirmaciones pedagógicas” de nuestra
época desde qué posición son planteadas, porque seguramente ante un mismo hecho
como puede ser una práctica social determinada, las motivaciones que lo
provocan puede ser disímiles, lo mismo que los discursos en los cuales se
sustentan.
Slavov
Zizek diría que “el verdadero objeto de la ideología es la actitud que
exige, la congruencia de la forma ideológica, el hecho de que ‘continuemos
caminando lo más derecho posible en una sola dirección’ ” siendo la
práctica de lo ideológico la que genera dicha
actitud ideológica. El mismo BP plantea a la Buena Acción como una
práctica que produce inmediatamente un efecto, hasta que se convierte en una
especie de “hábito social”. El problema no es reconocer en la propuesta del
movimiento aquellos elementos que actúan bajo el “principio pascaliano”; el
desafío sería pensar si todo debiera funcionar así, porque en éste punto la
convidada de piedra sería la querida “libertad” de construcción del sujeto en
un determinado universo de valores.
Nuestro
fundador fue mucho más lejos que juntar niños y jóvenes para realizar un “adoctrinamiento”
ideológico... supo poner límite a la tentación y al deseo decidido de los
adultos de direccionar en un único rumbo la propuesta del escultismo
convirtiéndola en una “pedagogía pascaliana” que por repetición del rito
religioso o de la práctica social tenga como función imponer determinada
ideología en niños y jóvenes. Baden Powell creó un método, el Scout, que si
queremos caracterizarlo seriamente – a mi parecer – deberíamos definirlo de la
siguiente manera.
Método:
Según el Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora (El más importante en su
tipo en habla hispana) cuando hablamos de METODO hacemos referencia a que “Se
tiene un METODO cuando se sigue un cierto CAMINO, para alcanzar un CIERTO FIN,
propuesto de antemano como tal... las cuestiones relativas al METODO rozan no
solo problemas lógicos sino también EPISTEMOLOGICOS y hasta METAFISICOS...” se
puede inferir en dicha definición los distintos elementos que nos permitirán,
junto con la segunda palabrita (SCOUT) poder encontrar la direccionalidad del
mismo, pero obviamente eso no es todo... también debemos caracterizar el
CAMINO, las cuestiones LOGICAS, EPISTEMOLÓGICAS y METAFÍSICAS.
Scout: Cuando uno dice
SCOUT se hace referencia al reino de los FINES y de los VALORES que definen a
un SCOUT... para eso Baden Powell creó la LEY SCOUT... Ahora, “El fundamento de
la Ley puede hallarse en la voluntad de Dios
(base de la moral religiosa), en la voluntad de un legislador o en el
creador de una asociación, en el consenso de una sociedad o en las exigencias
de la razón” Nuestro caso es el de “el creador de una asociación”, la Ley Scout
es en referencia directa a Baden Powell, fundador de los Scouts..., y el METODO
SCOUT, sería algo así como el conjunto de elementos y pautas ordenadas que
permiten que se cumplan los fines propuestos por la LEY SCOUT.
Camino: Dentro del
conjunto de elementos que Baden Powell creó para llegar al Fin propuesto está
el SISTEMA DE PATRULLAS. Los pequeños grupos se encuentran por todas partes...
en la esquina de cada casa, en la cancha... es la famosa “pandilla” que nuestro
fundador proponía transformar en PATRULLA, de allí el nombre de dicho sistema
que es la gran técnica inventada por BP para que cada muchacho asuma
responsabilidades y pueda construirse dentro de un universo de valores... No es
cuestión de dividir a los chicos en “pequeños grupos”, sino transformar esos
“pequeños grupos” en patrullas (o su equivalente acorde a la edad). En cada
patrulla cada miembro ocupa un rol de liderazgo en algún área, ya que dicho sistema
no es un sistema de Jefes y Sub Jefes. Cada patrulla tendrá distintos cargos de
patrulla, tendrá reglas que regulen su funcionamiento (consejo de patrulla) y
existirán a su vez otros organismos. El funcionamiento de dicho sistema es el
GARANTE de que lo que estamos haciendo es escultismo, dado que más allá del rol
motivador del adulto, son los propios niños y jóvenes, enmarcados en un método
de autogestión directiva progresivo (ya que existen pautas a seguir, funciones
limitadas tanto para niños como para los adultos, la posibilidad de recreación
grupal de los valores inscriptos en la
Ley; como así la posibilidad de construcción del sujeto en tanto recrea y opta
por los mismos a nivel personal –Proyecto de vida-) quienes deciden cuáles son
las actividades que realizan en función de su participación en el “Gran
Juego”... nada más lejano al famoso "laissez faire"
Luego de dar un poco
vueltas sobre éstas ideas pensaba ¿quiénes son los “pseudoscouts”? ¿La
“garantía” de hacer escultismo la ofrece una asociación determinada? ¿O también
se puede ser “pseudoscout” en la “Asociación oficial” y Scout en las
asociaciones “no oficiales”? Es un tema complejo... para muchos miembros de mi
asociación (Scouts de Argentina) la respuesta más sencilla y simple es “los
pseudoscouts son los otros, porque nosotros tenemos la ‘patente’ de BP o el
‘copyright’... una forma de eludir la pregunta depositando el problema siempre
afuera... no sea cosa que adentro nos encontremos cosas que no nos gustan y no
hacemos nada por cambiarlas...
Bibliografía:
·
Ferrater- Mora. Diccionario de
Filosofía, Ed Ariel Filosofía – Barcelona-
·
Weber Max, “La ética protestante y el
espíritu del capitalismo” Ed. Istmo –Madrid-
·
Zizek, Slavov- “El sublime objeto de la
ideología”, Ed siglo XXI
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