Vivimos en un tiempo lleno de anacronismos al que denominamos “contemporaneidad”
donde la amistad convive con la extrañeza de los otros, los semejantes, que se
revelan paradójicamente como lo más ajeno a nosotros mismos. Un mundo
interconectado donde los objetos gadget más que mediatizar las relaciones con los otros
las imaginariza convirtiéndolas en virtuales al quitar el cuerpo del contacto
real con el otro, disparando un mundo irreal donde las relaciones se
multiplican pero en los “amigos” de la PC, quitando el peso y la angustia que
produce el contacto entre los cuerpos. En
este mundo imaginario la escuela - para muchos chic@s – se convierte en la
única salida al encuentro con los otros, lo que resulta una situación compleja.
Sabemos que
los grupos de pertenencia son lugares de acogida y socialización, también que
son especialmente importantes en este tiempo donde en la pubertad –
adolescencia se atraviesa sin ritos de paso y con el agravante de que los padres (cuando se ocupan) han confundido
su función de acogida en el Amor por una práctica de control realizada con la
vasta cantidad de objetos gadgets que ofrece el mercado. Ahora… si los grupos
de pertenencia se reducen a lo escolar y la escuela no es un lugar que se ocupa
de lo singular de cada chico, los conflictos entre los compañeros pasan a ser superlativos.
Si definimos
la violencia por la representación que cada cultura tiene de ella, en la nuestra
denominamos Bullying a un tipo de
violencia que tiene características que se encuentran en sintonía con la época:
consumada con perversidad, sin sentido, caprichosa, que se efectúa sin culpa,
con frialdad y constancia siendo la única intención producir vergüenza, degradación
y burla a la persona “elegida”. Esta violencia es dirigida hacia aquello que
constituye aspectos de la identidad del otro: sexualidad, origen, clase social,
corporalidad; provocando el desvalimiento del sujeto ante la ausencia de
instancias reguladoras. Este tipo de violencia no es pensable sin entender que nos
hemos constituido en una sociedad del “espectáculo” donde la vida se convierte en
un “reality show” que se da a ver, posibilitado por los distintos tipos de
soportes digitales que permiten intercambiar en la red peleas, agresiones que
reflejan los valores del “espectáculo” … mirar un solo día el programa de
Tinelli y analizar qué valores/disvalores son “bien vistos” y premiados por la “sociedad”
alcanza para darnos cuenta de la dimensión del problema, y que la actual
violencia no puede ser entendida fuera del “mundo del espectáculo” y de los
Medios de Comunicación Social que muchas veces ocupan un lugar de causalidad de
un sinnúmero de manifestaciones.
El Bullying
es una puesta en escena que tiene tres protagonistas: la víctima, el agresor y
el público… no hay bullying sin público que muchas veces se constituye ante el
temor de ser segregado con posterioridad y pasar a ocupar el lugar de la
víctima. El agresor – de la misma manera que Biff en “volver al futuro” - en
muchas ocasiones convierte en un “acto heroico” los fracasos de su vida
personal y la imposibilidad de construir un proyecto de futuro – es mejor ser
alguien malo que ser nada -. Los
espectadores admiran al agresor no por sus valores, sino por la impunidad con
la que realiza sus actos sin comprender el grado de responsabilidad que ellos
mismos tienen en esta consumación.
Entendemos
que el escultismo es un “antibullying”, ya que entre otras cosas:
·
Constituye
un grupo de pertenencia
·
Permite
vivir experiencias reales y no virtuales
·
Divide
responsabilidades entre cada uno de los participantes
·
Promociona
la singularidad buscando desarrollar aquello que es propio de cada uno de los
chic@s
·
Ofrece
lugares para la discusión de la convivencia con la posibilidad de construir
pautas que convengan a todos, responsabilizándolos por la parte que le toca a cada
uno en la construcción de los lazos interpersonales.
·
Apunta
que quienes se encuentran en una situación compleja respecto de lo familia,
puedan construir un proyecto de futuro sin necesidad de una identificación con
lo negativo
Una de las
mejores formas de luchar contra la violencia sin sentido es propiciar la
construcción de sentidos ¿Estás dispuesto para animar en cada uno de tus
muchacho@s sentidos que les sean propios
con el cual orienten su presente y futuro?.
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