sábado, enero 15, 2011

Pasa en las películas... ¿pasa en la vida?



Vivimos en un mundo plagado de imágenes virtuales, generador de un tipo de sujeto distinto al de la época de Baden Powell, pero también distinto al de una época no tan lejana (15 años) donde la infancia y juventud era transitada sin computadoras, internet y TV por cable -al menos de forma generalizada como ocurre en esta época.

El mundo para niños y jóvenes devino en una serie de imágenes virtuales que circulan por algunas de las tantas redes en las que participan. La subjetividad también devino en imagen, y con ella mágicamente se ha querido reemplazar la experiencia[1]. Manejar un auto de alta gama, jugar en el Barcelona o Boca Juniors, enfrentarse en una guerra contra miles de tipos malos… “ya lo sé, aprendi con la compu” dicen muchos niños y jóvenes, convirtiéndose la pantalla en una extensión de su yo indestructible... por mas tiros y accidentes que se tenga la diosa PC nos dará una nueva oportunidad con una nueva “vida” que nos otorga para seguir jugando. La muerte no existe en el mundo de las imágenes, en los juegos lo peor que puede pasar es dejarlo para otro momento, mientras buscamos “trucos” para eludir aquello que mata.

La aventura también se compra en la cuota mensual de la TV por cable, y si se quiere reemplazar la “fantasía” de las clásicas películas podemos encontrar programas “reales” donde nos muestran como algunas personas sobrevivieron a circunstancias terribles, la manera en que alguien puede estudiar los reptiles de todo el mundo, o las técnicas investigativas de los médicos forenses… y si queremos algo mas “real” podremos acceder a “Gran Hermano” y a los concursos de canto, baile o loquesea donde nos dicen que es el publico (3,99 pesos mas IVA por mensaje) el que elige quien se queda y quien se va.

Baden Powell por su propia historia sabia que a los niños les gusta jugar y en los juegos ser parte de la aventura fantaseada, de igual manera que a los jóvenes le gusta la aventura y sentir que en sus excursiones y juegos son parte de alguna otra cosa… al menos por ese rato. Baden Powell alentaba la aventura, el juego y la imaginación en un contexto ligado al orden simbólico , por eso su conocida frase “darle una patada a la sílaba IM de la palabra imposible”. En la actualidad con la caída de dicho orden simbólico la subjetividad devenida encuentra sus slogans que la representan; el “nada es imposible” de Adidas no apunta a lo mismo que la frase de BP. Impossible is nothing busca vender un producto utilizando deportistas admirados como una forma de que los consumidores se sientan parte de un “estilo de vida” a partir de la compra del producto… igual que con los juegos de la PC, imaginariamente se es parte de algo; en vez de “ya lo se...”, “ya soy parte de...”.

El año pasado en una conversación con colegas de mi profesión, uno de ellos diferenciaba el dicho “la imaginación al poder” del mayo frances, de “el poder de la imaginación” que se ha convertido en slogan de los publicistas siendo interesante y fructífero para pensar nuestra época. “La imaginación al poder” realiza una explícita referencia al orden simbólico, por lo que podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que se trata de crear dentro de un marco ordenador; el “poder” al que hace referencia se encuentra regulado por determinadas normas, y dentro de las mismas se dan sus posibilidades. Allí ubicamos contextualmente al “darle una patada a la sílaba IM de la palabra imposible” ya que para BP las cosas nunca fueron de cualquier manera. En “el poder de la imaginación” no existe referencia a orden simbólico alguno, por lo que se trata de una imaginación suelta, desregulada, donde podemos ubicar el “nada es imposible” en clara referencia a un mundo imaginario donde lo simbólico está en penumbras, donde no se introduce el riesgo real, el límite real y la muerte real -Es muy difícil vender un producto que nos haga concientes de la necesidad de esfuerzo, formación y del riesgo de destrucción de nuestro propio yo por medio de la lesión o de la muerte.

Dentro de “La imaginación al poder” podemos ubicar: la búsqueda del lugar de acampe, el análisis de riesgos del lugar, la distancia a lugares de atención de salud, la previa exploración de los lugares por donde se realizan juegos, el análisis de las actividades que se realizarán – ya que usamos slogans podríamos incorporar “Si la aventura no es segura, abrimos la puerta a la tragedia”. Realizar un campamento con “el poder de la imaginación” es abrir la puerta a los accidentes que no son accidente sino negli glencia, ya que si el adulto no regula el juego o él mismo no tiene regulaciones porque “nothing is imposible” difícilmente los niños y jóvenes se negaran a asumir los riesgos de la actividad ya que se les complica no responder a la presión del grupo con el cual se identifican, sabemos que esto no es un dato menor a la hora de los accidentes… y no importa si se trata de un “escultismo light” donde el “aprender haciendo” es confundido con el aprender sin contenidos técnicos que preparen y eviten el riesgo; o si se trata de un escultismo excesivamente técnico que se olvida del Gran Juego promoviendo una especie de superscout pentatlonista mezcla con Indiana Jones.

Tengamos en cuenta que el “Pasa en las películas, pasa en la vida” es un spot publicitario. Si la subjetividad de niños y jóvenes ha devenido en imagen, la actividad scout y el campamento son una oportunidad de encontrarse con el límite de no todo es posible. Es importante aprender definitivamente que no hay “trucos” que permitan eludir las consecuencias que se originan cuando la imaginación desplaza la regulación que implica una actividad segura. Y de esto la responsabilidad del dirigente es INDELEGABLE.


[1] http://apuntadalto.blogspot.com/2009/11/conceptos-fundamentales-del-escultismo.html

1 comentario:

Gaviota Astuta dijo...

Nada es más obvio que no mentar a lo que sistemáticamente se alude.

Por cierto vivir no es un juego que se juega con naipes, ni se juega la vida en un jueguito, la vida es todo lo compleja que implica el VIVIRLA. Venimos sin repuestos aunque por ahí nos vamos de ella con alguno.

Frente a la palabra ACCIDENTE, mi postura y la de muchos es NO EXISTEN, sólo hay causas y si son evitables o prevenibles el accidente no es tal.

Patear el IM era para el blandengue que decía “con matemáticas no puedo” “me es imposible ganar esta carrera” desde ese sillón nada es posible. Creo que el viejo sólo quería patear las dificultades para que las venzamos. Pero no creo que haya incluido las imposibilidades reales, porque era viejo pero no estúpido.

Hay unos escultismos variopintos con los que no comulgo, bah que me rompen las gonadas.

Ese “light” para el que todo, incluyendo ir al baño es un riesgo y el otro tipo “rambo” que es una mala copia del militarismo prusiano (si al menos hubiesen ganado las últimas dos guerras por ahí haría un esfuerzo para entenderlos)

Creo que hay mucho boyescaustismo de pacotilla y es obvio en una frase muy pedorra: “no logró superar la prueba” claro se muriose.

Tengo para mí esa progresión maravillosa desde las aptitudes, las especialidades y las licencias en donde el pibe crecía. Si no sabía nadar le enseñábamos a flotar, si flotaba a nadar, si nadaba a rescatar. Ni mierda se compara con una piojosa soguita, una es de la que me cuelgo, las otras me sostienen desde cada orilla, pero además ¿sin chaleco? Sin la implacable visión de dos tipos (una en cada orilla) que ven como me muevo. Me suena mucho a maestros escultas cuya más clara característica es la ignorancia y la negligencia.

Claro que BP soñó con el montero ese que dormía solo en cualquier lugar, sólo con un trapo que fungía como tienda, que lo protegía del rocío y le daba sombra.

Sabés Búho, quisiera ver hoy a pibes tirados en una playa tomando sol con su novia, metiendo materias en la facu, laburando para ganarse la definición de “hombres”, criando a sus hijos y además sirviendo al prójimo. Y sabés que los “angelitos en el cielo” no hacen nada de eso, y como estamos juntando tantos, tal vez, se retoben y digan: flaco vos a mi no me cuidaste, porque yo me tengo que hacer cargo de sortear mágicamente la misma inoperancia, la misma indolencia y la misma estupidez, quedate en tu casa y por ahí a estos pibes alguien mejor los va a proteger sin necesidad de ninguna magia. Y parafraseando a San Martín (mal obviamente): no seas lo que no debés ser y no quieras ser lo que no te da el cuero para ser a través de pibes que sólo quieren ser felices haciendo felices a los demás.

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