sábado, mayo 31, 2008

¿La cabeza en las nubes o los pies en la roca? Por Jaguar Parlanchín

La lectura de libros clásicos de la historia de nuestro Movimiento es una afición compartida por muchos Dirigentes Scouts. En parte existe el interés por conocer en profundidad nuestras raíces en la búsqueda de respuestas a los problemas que enfrentamos actualmente, mediante el estudio de cómo hemos crecido y madurado a lo largo de nuestra historia. También existe una inclinación romántica que nos motiva a dedicar horas nocturnas a reflexionar aquellas líneas que tantas aventuras han inspirado y que hemos tenido el privilegio de vivir. En la mayoría de los casos no resulta sencillo determinar cuál de estas dos motivaciones es más predominante; lo que sí puede afirmarse con claridad es que, a partir de la lectura de estos textos, efectivamente es posible encontrar aportes significativos a los problemas cotidianos y además se disfruta ampliamente de su lectura.
A la hora de hablar de Roverismo, no cabe duda que el texto más popular al respecto es "Roverismo hacia el Éxito". Este texto es verdaderamente la piedra angular del marco simbólico de la Rama Rover y un documento de referencia permanente para cualquier Dirigente Scout. Sin embargo, "Roverismo hacia el Éxito" tiene una desventaja a la hora de compararlo con otros clásicos de B-P, como "Escultismo para Muchachos" o "Manual del Lobato", pues carece de definiciones precisas sobre la metodología de trabajo en la Rama. Para encontrar este tipo de definiciones es interesante remitirnos a otro clásico de BP: "Rovers Scouts, lo que son… lo que hacen", el cual contiene dos escritos del fundador que aportan numerosas reflexiones sobre la manera de aplicar el Programa Scout en la Rama mayor del Movimiento. Sobre uno de estos escritos, nos ocuparemos a lo largo de este artículo para intentar encontrar algunas claves que nos ayuden a pensar nuestro Roverismo.
Conferencia Rover
El primero de los dos escritos contenidos en "Rovers Scouts, lo que…" es una muy breve carta de B-P a una conferencia de dirigentes del Reino Unido, reunida para discutir sobre la organización del trabajo de la Rama y sobre los problemas del Roverismo una década después de su creación. En esta carta, B-P lista seis recomendaciones para el Roverismo, las cuales creemos que nos brindarán algunas herramientas para reflexionar sobre nuestra propuesta educativa para la Rama.
1- “Que los Rovers son Scouts; en el Espíritu Scout la ambientación al aire libre es esencial.”
Esta afirmación se centra directamente en los contenidos de la propuesta educativa; y en este caso no sólo de la Rama Rover, sino de todas las Ramas. Esta es una de las críticas más frecuentes sobre la malla de objetivos educativos del MACPRO, pues si bien no se contraponen con el desarrollo de actividades al aire libre tampoco las privilegia. B-P, en cambio, enfatiza en esta frase la importancia que tienen las actividades ambientadas al aire libre en la formación de todo Scout, considerándolas esenciales para el Espíritu Scout.
2- “Que el servicio no es extraño ni en la vida diaria de los Rovers ni en su trabajo. El realizar bien su profesión es parte de su servicio a la comunidad.”
3- “Que el Roverismo es en parte preparación para la vida y también un logro en la vida.”
Estas dos afirmaciones son sumamente profundas en cuanto a la definición badenpowelliana de un “perfil de Rover”. Este perfil incluiría, en principio, dos aspectos claramente distinguibles:
Para un Rover, el Servicio Rover es una actividad indispensable
El Rover tiene un proyecto de vida propio
Para un Rover, el Servicio Rover es una actividad indispensable
En este sentido, el lugar del Servicio Rover dentro el programa educativo de la Rama es prácticamente indiscutido. El “Siempre Listos para Servir” tiene una influencia decisiva en la manera en que tanto los Rovers como sus Dirigentes entienden la actividad. Sin embargo, las diferencias surgen a la hora de identificar qué entendemos por Servicio Rover y qué características distintivas tiene el Servicio Rover en relación al Servicio en las restantes Ramas (buena acción diaria, buena acción de Patrulla, proyecto de servicio de una Comunidad Caminante, etc.). Respecto de las características de un Servicio Rover, no podemos determinar a partir de la lectura aislada de estas frases qué opinión tendría B-P. Razón por la cual, nos aventuraremos a reflexionar desde una perspectiva más amplia qué características tiene el Servicio Rover para nosotros mismos.
La buena acción diaria puede describirse como una acción acotada de servicio desinteresado. Decimos que es un “servicio desinteresado” porque se basa en la idea popularmente conocida como “Haz el bien sin mirar a quién”; los Scouts aprendemos desde pequeños a mirar al mundo buscando la oportunidad de ayudar a alguna persona, sin importarnos quién sea, bastando la sola condición de necesitar algún favor o asistencia por más pequeña que sea. También decimos que es una “acción acotada” puesto que una vez que el Scout ha cumplido con su buena acción se despide tranquilo de la situación; y sin esperar ningún tipo de recompensa ni alabanza, por supuesto.
A partir del concepto de buena acción diaria, se proyectan diferentes tipos de actividades de servicio en todas la Ramas del Movimiento que comparten el mismo formato. La diferencia suele radicar solamente en el “tamaño” de la buena acción. Es decir: ceder el asiento en el colectivo es una acción mucho más elemental que pintar una escuela rural, pues la complejidad, dedicación y compromiso (el “tamaño” por decirlo de una manera más informal) del trabajo a realizar es menor. Ahora bien, podemos afirmar también que ambas tareas comparten el hecho de ser sumamente acotadas, ya que tanto el Scout que cede el asiento del colectivo como la Tropa que pinta una escuela rural, una vez cumplido su servicio, se despiden de los beneficiarios del mismo sin mayores trámites.
Una situación diferente se produciría en el caso que la Tropa asuma un compromiso de “Padrinazgo” de la escuela o que, al menos, se involucre en tareas de acompañamiento permanente[1] con la Institución. En este caso, la naturaleza del servicio cambia radicalmente y ya no hablaríamos de “hacer el bien sin mirar a quién” sino que estaríamos “haciendo el bien mirando decididamente a quién”. Una profundización de este tipo de actividades deriva en lo que se denomina comúnmente como “Proyecto de Desarrollo Comunitario”, los cuales se caracterizan por buscar un desarrollo integral de la comunidad donde se lleva adelante el proyecto y podríamos ilustrar este tipo de servicios con la famosa expresión “En lugar de regalar pescados, es mejor enseñar a pescar”.
Claramente, nos encontramos con dos modelos de trabajo diferentes (a su vez complementarios entre sí y ambos de fundamental importancia para la vida Scout). El servicio “acotado” -por mencionarlo de alguna manera- tiene un fuerte impacto en la formación del sentido de solidaridad del Scout y consolida en él una actitud vigilante de servicio a los demás. El servicio prolongado, en cambio, consolida el concepto del “compromiso social”, pues el Scout se encuentra colaborando con personas y realidades con las que establece vínculos permanentes, reconociéndose a sí mismo como un transformador de la vida de esas personas a la vez que vive en su propia vida transformaciones significativas.
A partir de estas ideas tiene sentido preguntarnos qué tipo de servicio es un Servicio Rover, o planteado en otra forma:
¿Qué tipo de servicios debería incluir el Programa Rover?
En principio todos, ya que cualquier actividad de servicio es conducente con la misión del Movimiento Scout y, en particular, con el ideal Rover. Sin embargo, podemos concluir que servicios muy acotados brindan un importante aporte a la hora de ser una "preparación para la vida" pero difícilmente permitan alcanzar “un logro en la vida”. Razón por la cual, surge la necesidad de fomentar en el programa de la Rama Rover la realización de servicios que se diferencien de las buenas acciones no por ser tareas más complejas sino por representar compromisos más significativos.
El Rover tiene un proyecto de vida propio
B-P habla de Rovers que buscan a través del Roverismo alcanzar logros reales en su vida, habla de Rovers que trabajan y que entienden que por medio del buen desempeño de su profesión realizan un servicio a la comunidad. Esto nos lleva a plantear la siguiente cuestión: ¿Tienen nuestros Rovers trabajo, profesión o –en un sentido más amplio- un proyecto de vida definido?
Tanto en Escultismo para Muchachos como en otras obras, B-P ha hecho un fuerte hincapié en la importancia de los ritos de paso en una sociedad. Nuestro Movimiento se vale de este recurso en diversas situaciones para que el Scout viva experiencias que le aporten un aprendizaje significativo a medida que progresa en el Juego Scout (Ceremonias de Pase de Ramas, Excursión de Primera Clase, Raids, etc.). Ahora bien, la construcción de un proyecto de vida personal es el tema central del Roverismo, pues es la Rama que acompaña al joven cuando realiza su paso hacia la vida adulta, por lo que es de suma importancia analizar el tema de los ritos de paso en esta etapa de la vida Scout.
En nuestra sociedad existe un rito de paso hacia la vida adulta bien definido a los 18 años de edad, a partir de la finalización de la educación media. Al terminar el polimodal el joven se encuentra con la necesidad de comenzar algún tipo de actividad que defina una parte muy importante de su proyecto de vida. En otros tiempos, este rito de paso comenzaba cuando el padre sentaba a su lado a su joven hijo y le preguntaba “nene, ¿vas a estudiar o a laburar?” (o en una versión un poco más moderna, “nene, a demás de laburar ¿vas a estudiar algo?). Esta incorporación del joven al mundo adulto necesita un acompañamiento acorde desde la Rama Rover.
La edad de incorporación del Rover a la Rama es la primera variable que debe ser analizada. Si la edad de pase se dispone a los 18 años (modalidad común en Argentina) la Rama Rover no puede basar su programa en ser sólo una “preparación para la vida” o en proveer al Rover actividades que lo ayuden a encontrar su propia vocación, puesto que en muchos casos (sino en todos) ya ha tenido que tomar decisiones importantes al respecto. En realidad el programa que debe contener este tipo de orientación es el de la rama anterior y el de la Rama Rover centrarse un poco más en llevar adelante las decisiones tomadas en el proceso de construcción de un proyecto de vida valioso para el Rover. Caso contrario, podríamos pensar en la posibilidad de reducir la edad de ingreso a la Rama Rover, lo cual nos llevaría a un terreno de reflexión bastante interesante íntimamente ligado con la antigua discusión de Programa Scout en 3 o en 4 Ramas (discusión que podríamos abordar en otro artículo).
Otro aspecto a tener en cuenta es la deserción o permanencia del Rover en el Grupo Scout. Al sumar esta variable a nuestro análisis encontramos que una Comunidad Rover cuenta con Rovers que permanecen en el Grupo compatibilizando sus actividades laborales o de estudio (o ambas en muchísimos casos) con su actividad en el Grupo, Rovers que abandonan el Grupo porque no logran compatibilizarlas, Rovers que permanecen en el Grupo pero que nunca logran definir un proyecto de vida claro y el grupo les brinda una actividad social recreativa y Rovers que abandonan el Grupo por otras razones y que nunca logran definir un proyecto de vida claro. Los primeros dos casos son los Scouts que han logrado trasladar a su vida diaria los conceptos más importantes de la educación en buena ciudadanía que brinda el Movimiento. Los últimos dos casos son cada vez más comunes y se corresponden con los llamados “adolescentes eternos” que a veces no logran encauzar su vida ni después de los 18 ni de los 30 ni más adelante tampoco.
Por lo tanto, nuestro Roverismo debe esforzarse por valorar y apoyar la construcción de un proyecto de vida en cada uno de sus Rovers y establecer mecanismos de trabajo flexibles que se adapten a esos proyectos. Ejemplos típicos de estos mecanismos son las reuniones de Comunidad en días de semana y a la noche (buscando horarios no laborales), definición de calendarios de trabajo compatibles con las fechas de examen de los Rovers que estudian, realización de proyectos individuales o de grupos chicos que complementen los proyectos que incluyen a toda la Comunidad (lo que ayuda a fomentar la participación de Rovers que no pueden unirse a actividades que exijan una asistencia regular sostenida), entre otros. De esta forma, un Roverismo que privilegia la concreción de logros en la vida ayuda a retener más Rovers que podrían abandonar el Grupo a raíz de las exigencias que les imponen esos mismos logros y serviría de incentivo a los Rovers que aún no han logrado consolidar un proyecto de vida personal.
“Que la constancia es una manifestación de carácter que es muy rara, muy valiosa, y de los más necesaria para la juventud de hoy, y puede desarrollarse a través del Roverismo.”
Esta afirmación avanza aún más en la definición del perfil de Rover de B-P e ilustra un punto que también es de lo más necesario para la juventud de hoy, como lo era a principios del siglo XX, la constancia. Otras ofertas de la sociedad se caracterizan por negar la importancia del esfuerzo en la concreción de logros en la vida y la oferta del Roverismo debe ser diferente. Nuestro Roverismo debe transmitir el concepto de que un buen Rover alcanza logros en su vida porque se esfuerza para ello.
“Que al formular cualquier regla o esquema para el Roverismo ¡Por amor de Dios! Háganlas elásticas. Tengan un amplio panorama, ya que la visión amplia no sólo se aplicará para Londres y Puddington in the Marsh, sino para nuestras posesiones de ultramar y para otros países extranjeros que acuden a nosotros para pedirnos dirección y ejemplo.”
Esta afirmación no es específica sobre el Programa Rover sino que se centra en la forma de llevar adelante las labores dirigenciales, entre las cuales el desarrollo del Programa es una de ellas, y claramente merece ser tomada muy en cuenta por cualquier Dirigente de cualquier Rama o en cualquier función dentro del Movimiento Scout. El Método Scout es un método de Auto-educación, por lo que flexibilizar los mecanismos de aplicación del Método a las realidades particulares de cada persona es indispensable; y en el caso de la Rama Rover, lo es aún más.
“Que el Roverismo no fue hecho para hacer de un hombre un ser autosatisfecho, ni tampoco un santo melancólico, sino para ayudarle a encausar su energía alegre y joven hacia los caminos que le traerán más alegría viviendo una vida digna a través de su servicio para los demás.”
Esta última recomendación es muy descriptiva acerca del concepto de B-P de un Rover de Partida. Si desde nuestro Roverismo no logramos formar ciudadanos que entiendan su vida como “un Gran Juego y un Servicio a los demás” no sólo estaríamos en la necesidad de repensar nuestro Roverismo sino también todo nuestro Movimiento.
Algunas Conclusiones
En primer lugar, resulta importante señalar que el objetivo del presente artículo no es describir qué opinión tendría Baden-Powell sobre nuestro Roverismo. Muy por el contrario, el objetivo del artículo se limita a plantear algunas reflexiones sobre el Roverismo actual utilizando como conceptos disparadores las opiniones de B-P sobre el Roverismo Británico de comienzos del siglo XX. En aquel tiempo, los primeros Dirigentes Rovers se dieron a la tarea de construir un Programa Rover que proponga soluciones a los numerosos problemas que atravesaba la Rama, que habían llegado al punto de popularizar la frase “Los Rovers tienen la cabeza en las nubes”, en clara alusión a la falta de dirección del Roverismo inglés de esa época. Con el paso del tiempo, a medida que estos problemas fueron solucionándose, se logra revertir esa situación y se acuña la frase “El Roverismo tiene ahora los pies en la roca, y no la cabeza en las nubes” (Frase que cita B-P en la carta a la Conferencia Rover tratada en el presente artículo).
Hoy en día, en base a las reflexiones tratadas en este artículo, podemos pensar que un Roverismo “con los pies en la roca” debe tener las siguientes características:
Una firme identidad scout, donde el Rover pueda descubrirse a sí mismo como un Scout ya formado y con amplias capacidades de aplicación de los conocimientos y habilidades aprendidas en las ramas anteriores; con un fuerte hincapié en la ambientación de actividades al aire libre.
Una firme vocación de servicio a los demás, con una orientación hacia servicios de mayor compromiso social, en la búsqueda de un Rover transformador de su realidad social, un Rover que “deja el mundo mejor de cómo lo encuentra”. Un buen punto de partida puede ser fomentar las actividades de voluntariado, ya sea en clubes, sociedades de fomento, instituciones de bien público o como ayudante de alguna Rama del Grupo. Para que estas actividades redunden en un crecimiento significativo para el Rover, es necesario acompañarlo y capacitarlo para que pueda desempeñarse con solvencia.
Una firme valoración de los proyectos de vida y un reconocimiento de los logros del Rover en su esfera familiar, laboral, profesional y en todos los ámbitos donde se desarrolle. Para esto, el Roverismo debe evitar convertirse en un simple esparcimiento para jóvenes desocupados e intentar ser un espacio de motivación para el cumplimiento de metas significativas en la vida de cada Rover.
Una firme formación en ciudadanía activa, en la formación de ciudadanos consustanciados con el ideal scout y comprometidos en los procesos de transformación de su realidad. Una formación orientada a fortalecer el sano liderazgo, puesto al servicio de la comunidad.

Entendiendo que siempre es útil -o al menos interesante- releer los viejos conceptos buscando en ellos nuevas respuestas, es posible que estas conclusiones sirvan como “señales de pistas” que nos ayuden a construir un Roverismo que se adapte a los nuevos problemas que enfrenta nuestra juventud, manteniendo los pies en la roca y no la cabeza en las nubes.

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