miércoles, noviembre 15, 2017

La Educación Popular y el escultismo




            Difícilmente podamos encontrar una definición común de lo que entendemos por “Educación Popular” en tanto la conceptualización de lo popular siempre está en tensión con distintas interpretaciones y contextos sociopolíticos. Marco Raúl Mejía y Myriam Awad nos brindan una definición que seguramente podrá sernos muy útil, dada su amplitud: “La especificidad de la educación popular radica en ser una intervención intencionada con instrumentos dentro del mundo del saber y el conocimiento, que busca el emponderamiento de sujetos y grupos excluídos -segregados, desiguales- quienes, en el proceso, se constituyen en actores sociales que transforman su realidad de forma organizada”.

            Cualquier grupo scout o dirigente scout que trabaja con niños y jóvenes cuyos derechos se encuentran vulnerados por razones políticas, económicas o sociales se encuentra que la propuesta del movimiento (sin importar de qué asociación se forme parte, si es que están en alguna de las existentes) por diversos motivos que hacen a la historia misma del movimiento, parte de una concepción de niñez que si bien no la encontramos fácilmente en los sectores medios, menos se encuentra presente en sectores donde la exclusión y la segregación son el pan de cada día. Al déficit de lo simbólico y los excesos de la marginalidad, se agregan muchas veces la exclusión de lo propio de la cultura ancestral de poblaciones que han migrado y se han establecido en distintos lugares del país donde lo particular en vez de ser capital simbólico del cual servirse, se negativiza en tanto “la sociedad” exige sea desechado.

            Aquí nos encontramos con la primera pregunta que un grupo scout o un dirigente debe realizarse: ¿Es función del escultismo la adaptación del sujeto al modelo social impuesto donde el destino de los niños y jóvenes ya está pre-determinado por sus derechos vulnerados? ¿Es función del escultismo la formación de un ciudadano pasivo que a la manera de “Rovers de Gilcaft” desaliente las prácticas que apuntan a la promoción de los derechos como los partidos políticos, los gremios y los clubes por considerarla “peligrosa” (lean el texto de referencia).

            Si Ud. piensa que la función del escultismo es adaptativa al modelo social donde se naturaliza la pérdida o ausencia de derechos y a su vez piensa que las prácticas vecinales, gremiales y políticas son peligrosas lo mejor que puede hacer es dejar de leer este artículo y buscar alguna otra lectura sobre los scouts, o un buen libro que pueda servirle … una serie puede ser una muy buena opción.

            Si Ud considera que es imposible pensar que la función del escultismo en el campo popular pueda realizarse de una buena manera si no cuestionamos el orden social dominante, los modelos educativos con los que ha “evolucionado” el escultismo; si no buscamos contribuir a la construcción y fortalecimiento de los sectores segregados y excluidos con el objeto de que ellos mismos puedan convertirse en actores sociales que produzcan cambios… si es así cómo piensa… lo invito a seguir leyendo no para que acuerde por completo con lo que escribo, sino para que aunque sea el texto le sirva para pensar “para mí esto no es así, es de otra manera”.

El grupo scout, primera torsión: de la frontera a la vecindad

                Uno de los aportes de la modernidad fue la compartimentación de la vida. De niños cuando ingresamos en los procesos de institucionalización social que dependen del Estado, vamos naturalizando que en el aula se estudia, en el recreo se juega, en el taller se trabaja, en la iglesia se reza, en los scouts se acampa, en el partido político se hace política y así sucesivamente. Naturalizamos la frontera como aquello que señala dos o más órdenes de la vida diferentes donde si se está de un lado, no se está de otro. Es la lógica de los conjuntos (o sistemas) cerrados que se constituyen a partir de la negación de la relación existente con otros órdenes o conjuntos. En los scouts se practica escultismo: no se enseña contenidos como en la escuela, no tiene lugar la religión como en la iglesia, no tiene lugar el trabajo porque se juega, no se habla de política porque eso corresponde a los partidos, no se es parte del barrio o de la comunidad porque el grupo es como un seudótopo que emite la  institución que funciona como Ameba (metáfora que Freud utilizaría para referirse al narcisismo que no da lugar a lo otro fuera de uno mismo).

                Si la vida es trabajo, estudio, aventura, fe, cultura y otras cosas más el dispositivo moderno se ha ocupado de que cada uno de ellos se convierta de forma artificial en un conjunto cerrado claramente delimitado donde la herejía es que lo expulsado para afirmar el conjunto, reaparezca dentro del mismo… salvo una excepción…. Que quienes ejercen el poder disciplinario institucional determinen las excepciones mediante una acción o  “programa específico” que puede ser pensado de esa manera en tanto se lo entiende como ajeno.  Si tomamos como referencia la Escuela (simplemente porque es más sencillo) es el docente - guardián de lo que entra – quien tiene la facultad de introducir la excepción por se autoriza desde su ámbito a incidir  en otro y no comprende si la respuesta es negativa;  es allí donde le pide a los padres que ayuden a los hijos con los deberes cuando es la escuela el espacio para aprender, o en una clase preparan un juego para enseñar contenidos cuando es el recreo el espacio para jugar, o trabajan en el aula haciendo un regalo para el día de la familia cuando es el taller donde se labora, o se habla de política (siempre de otras épocas) cuando corresponde en la currícula determinando cuál es la interpretación correcta de lo ocurrido cuando es el partido político el ámbito adecuado donde se expresan distintas interpretaciones.

                Es cierto que existen espacios distintivos, lo que no es cierto es que necesariamente exista una frontera entre unos y otros como se pretende desde una racionalidad poco racional. El concepto de vecindad es más adecuado para la experiencia humana en tanto no solo se supone que podríamos dividir la experiencia humana en distintos conjuntos, sino que entre ellos existen relaciones y que originariamente en la experiencia todos los ámbitos conviven. La vecindad es la relación originaria y desde allí se forma ese primer grupo prototípico que es la pandilla que se convertirá en patrulla. Primero es la comunidad y las relaciones de amistad, y a ella se le monta la institución ahora… cuando se “sube” en lo institucional la lejanía de la experiencia originaria es cada vez mayor o directamente inexistente ¿Qué sabe el Director de un Distrito si el papa de Pedro tiene trabajo o no? Entre estos conjuntos artificiales hay espacios de intersección donde sin perder su especificidad se establecen puntos en común con otros conjuntos y esto determina una serie de relaciones donde ya no es tan segura la función del gendarme que cuida la frontera en tanto  pasa a ser porosa y exige que sea alojada y trabajada en cada uno de los conjuntos; en nuestro caso en el grupo scout.

                Desde una perspectiva de Educación Popular no se trata de la lógica de la Ameba institucional donde los seudótopos cumplen una función colonizadora y civilizatoria. Lo que importa es cómo las plataformas institucionales entran en  relaciones de vecindad y mutua determinación en una comunidad o grupo determinado. De esta manera el escultismo podrá ser entendido (1) como un espacio adecuado de construcción de lo popular o (2) como un Aparato Ideológico de control social al servicio del coloniaje que moldea sujetos con teorías cognitivas donde se eliminan las historias personales, comunitarias los lazos con sus comunidades que merezcan la pena tener en cuenta o promover  siendo el objetivo no enunciado el mantenimiento de las estructuras sociales productoras de la alienación, la negación de lo particular, y la consolidación de la opresión de sectores políticos y sociales reforzada a partir del nuevo orden disciplinador: el aparato mediático transnacional (12 empresas manean la comunicación mundial) que indican a nuestros niños y jóvenes no solo qué pensar de la realidad, sino qué desear, a quién segregar y qué consumir.


                Que el movimiento scout sea independiente no lo convierte en apolítico, Klaus Tegeder (Presidente de WFIS)  en un reportaje que hize y fue publicado en la Roca decía Que también sean libres de todo tipo de opresión, ya sea política, religiosa, o cualquier otro tipo de interferencia. Los niños  y jóvenes deben incorporan conocimiento en sus mentes, y no convertirse en soldados de juguete, tienen que estar preparados para el mundo que se avecina: porque hay otra forma de esclavitud moderna impuesta por la omnipresencia de los medios sociales, los niños están  aislados e híper conectados a un mundo  virtual. En mi opinión, el Movimiento Scout ofrece una oportunidad única para la socialización que hoy en día es más relevante que hace 100 años. Este debe ser nuestro principal trabajo como Scouts, nuestra contribución a la sociedad. Estos fundamentos son importantes” Esto pone en clara sintonía el Escultismo Independiente con aquellos que asumimos como necesaria la transversalidad de la Educación Popular en cualquiera de las asociaciones porque apostamos a erradicar la “Teología de la resignación” en tanto estamos convencidos que la construcción de un mundo mejor es imposible de realizar si los segregados y excluidos no se transforman en actores sociales.

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