lunes, marzo 27, 2017

Relatos distópicos T2. En las entrañas de la tierra



            Llegado el amanecer Timbúes y huemules se preparan para avanzar. Alina observa movimientos y decide realizar un reconocimiento del terreno utilizando un largavistas de alta potencia.

-          Ruben. Voy a grabar en la memoria lo que veo, mientras les cuento. En el lago artificial hay unas tolvas con lo que tiran algo hacia el agua. Sobre el Sur parece que por bombeo llevan el agua a una especie de circuito de bebederos donde las vacas mutantes van a beber. También existe una especie de canal de riego que lleva el agua hasta un lugar lleno de hongos y luego el restante de agua parece ir para el arroyo
-          Alina. ¿Quiénes trabajan?
-          Ruben. Vigilantes. Son los “cabeza pequeña” realizando tareas automatizadas, lo que sea que tiran en la Tolva proviene de la mina, pero la entrada está protegida, la puerta solo se abrió cuando salió un carro con lo que depositaron en la tolva, luego volvió y se cerró.
-          Mariah. Lo que sea que provoca los distintos animales mutantes y los hongos sangrientos parece ser que es el producto que sale de la mina.
-          Sacha. Menudo problema. Avanzamos para llegar a un túnel fortificado
-          Eleonor. No se desesperen. Los mapas cartográficos son herencia de un antiguo scout y senderista: Gustavo Giménez, que recorría una y otra vez con un club la zona serrana. En sus mapas personales tiene marcadas cosas que no se ven a simple viste. Los revisaremos.

            Eleonor y Piero revisan el mapa detalladamente. Al ser formato papel y tener escritos antiguos
 en letra cursiva, la comprensión era compleja. En un momento Piero observa un punto señalado por una flecha con un escrito borroso. Proceden a limpiar esa parte con un spray restaurador que por casualidad Maximilian tenía en su mochila. La letra va haciéndose cada vez más clara y aparece la leyenda “El pupo del minón” lo que provoca risa en las Timbúes y cara de no entender nada en los Huemules.

-          Alina. Jajajaja. El pupo se le dice al ombligo, y el minón hace referencia a la mina de uranio, es un juego de palabras de la Córdoba de esos tiempos. Por lo que se ve no está lejos de acá, y por las anotaciones parece que debe ser una boca de aire o algo similar por lo que podríamos probar de entrar a la mina por ese lugar.
-          Kemal. Ahhhhh… ahora entiendo jajajaja
-          Alina. El tema va a ser que por seguridad vamos a tener que usar las sogas. No sabemos que nos podemos encontrar… si es que deciden que avancemos por allí
-          Vayamos con las pulseras de camuflaje…

            La distancia no era importante si bien había que subir algunos metros en la montaña. Llegando a la “cueva del pupo”, pararon a tomar agua y a ver el paisaje serrano. Desde la altura se veía todo el sistema de canales de riego, bebederos de animales, cría de hongos y efluentes sobrantes hacia el arroyo, lo que explicaba las mutaciones de los peces. Ya en el borde de la cueva Verónica es la que da los primeros pasos. No había dudas, era un respiradero que permitía llegara hacia la parte interior de la mina.

            .- Natalia. Bueno… ahora me toca a mí, Uds las únicas experiencias que tienen son con el casco neural, o sea que no tienen experiencia. Voy primera, tengo tengo unos anteojos adaptados con una lente de efecto fotográfico de visión nocturna, así que le pido que no me molesten, porque tengo que fijar la mirada para que apareza la imagen y allí poder ir ubicando los clavos y ganchos en la pared. No voy a usar luz porque no se si hay vigilantes, los que siguen detrás de mi a unos metros, podrán iluminar pero no hacia abajo ya que pueden descubrirnos.

            Natalia era muy diestra en escaladas por lo que armar el tendido de la soga con los seguros apropiados no sería un problema para ella. Solo tenía que encontrar lugares firmes para los clavos adhesivos que luego de apoyarlos al minuto estarían en condición de ser usados. Nadie sabía qué podía esperarlos dentro de la montaña, el nerviosismo era compartido por todos. Con movimientos lentos hasta que la lente permitía delinear el interior del túnel, Natalia fue avanzando y colocando calvos y sogas para el desplazamiento. Por momentos le parecía recorrer una especie de intestino hasta que luego de unos 100 metros encuentra un pasillo oscura que parecía un brazo interno de la mina, era plano y alto, se podía caminar por él. Con cuatro tirones de cuerda le indica a sus compañeros que pueden comenzar a bajar

-          Maximiliam. Voy último, me da fobia los espacios pequeños
-          Alina. Vamos intercalándonos una timbú y un huemul, ustedes sólo lo han hecho en juegos, y esto no es sencillo. Intercalados nos va a ser más fácil ayudarnos si hay inconvenientes
-          Sacha. Ponganse los guantes de adherencia y recuerden, silencio y sin apuro. El camino es largo pero llegaremos.

            Una vez juntos y al no detectar presencia de vida ni de artefactos electrónicos, deciden avanzar por los túneles. Un Viejo mapa pegado en la pared muestra un lugar aproximadamente en medio de la mina donde habría una sala de trabajo o similar. Podría ser el lugar que ellos buscaban, ya que 100 metros antes se detectaba la presencia de vida humana.

            Con las luces encendidas avanzan por el tétrico lugar. En algunos lugares la mica, el cuarzo y la violácea amatista al reflejar la luz daban al camino una apariencia fantástica. Cerca del lugar anunciado por el mapa encienden sus pulseras de camuflaje. Al llegar observan a lo lejos un grupo de personas que no eran vigilantes, y que estaban jugando con cascos neurales. El lugar estaba con mucha iluminación, parecía una estación porque tenía robots para carga y descarga y un monorriel que se hundía en la profundidad de la tierra. Deciden ir a la oficina a investigar de qué se trata, mientras los miembros de la corporación jugaban.

-          Sacha. Avanzaremos con Alina a la oficina y vemos de qué se trata todo esto, porque no es un laboratorio
-          Maximiliam. Esperamos todos acá
-          Alina. Vamos por la parte del costado que tiene una puerta abierta.


            Una vez dentro comienzan a buscar datos. En la PC figuraba que faltaban dos horas para que llegara un cargamento del laboratorio de la “cuesta del obispo”. No entendían a qué se refería, pero lo que era seguro que donde se producía el Gen 34f no era en la mina. Nuevas incógnitas, nuevas decisiones que la Asamblea debía tomar.

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