Franja de Gaza. Julio de 2014. Scouts trasladan heridos a Hospital de la ONU
Mientras en el resto del mundo
Gilcraft seguía siendo el paradigma para el roverismo en tanto ciudadanía
pasiva y parlamentarismo scout, en Francia sucedían otras cosas y no era casual
ya que la posguerra fue quizás el período más brillante en la historia del
pensamiento Francés cuya influencia mundial se extiende a nuestro tiempo: Jean
Paul Sartre, Jacques Lacan, Michel Foucault, Levy Strauss, Merleau Ponty, Louis
Althuser y muchos otros darán vida a movimientos filosóficos,
antropológicos, educativos y políticos de los cuales órdenes religiosas como
jesuitas, dominicos, franciscanos no estarán ajenos a los debates culturales
adelantando a su vez lo que fuera el revolucionario Concilio Vaticano II que
produjo cambios que conmovieron al catolicismo gracias a los interrogantes y
debates que se habían producido a partir
de la II guerra. La ebullición de ideas crecía produciendo avances en materia
de derechos y en el desarrollo del fenómeno de las juventudes, ya que a
partir de la posguerra no solo la escuela secundaría se universalizará
en Europa favoreciendo el afianzamiento de lo que se conoce como adolescencia,
sino que las universidades llenándose de jóvenes comenzando a ser cada vez mas
importante el fenómeno de las juventudes universitarias que ya no pertenecían solo a una
pequeña elite político-económica como en la época de Gilcraft. La otra
cara de la moneda en la posguerra es la Hegemonía mundial de EEUU respecto de lo político y económico junto
al comienzo de la guerra fría imponiendo entre otras cosas el temor
al socialismo y al comunismo reforzando la cosmovisión conservadora del
roverismo.
Es común que
algunos referentes del movimiento scout señalen la historia de Scouts de
Francia en este período dentro de la historia de los avances educativos del
movimiento. Scouts de Francia es parte de la OMMS pero es ilusorio generalizar
los avances franceses que podrían considerarse inicialmente una resistencia a
la Hegemonía planteada por la Organización Mundial.
No todo campismo – no
todo civismo
Volvamos a
la Francia de posguerra… quizás el Abate Pierre es el más digno
representante de los ideales scouts de la época ya que en su figura se articula
la no contradicción entre escultismo, política y “ciudadanía activa”. Scout
desde su adolescencia en un movimiento que lo marcaría para toda la
vida, a los 19 años en 1931 se ordena como monje capuchino y en 1938 es
nombrado sacerdote. Miembro activo de la resistencia contra la ocupación nazi en la
posguerra fue elegido Diputado Nacional por el Partido
Movimiento Republicano Nacional siendo su mandato de 1945 a 1951. En 1949 funda
los traperos de Emaús. En 1954 hace un llamado radial a la población para
ayudar a los miles de franceses sin techo, y los Rovers de esa época se
convirtieron en constructores de viviendas básicas para quienes no
tenían donde vivir. Un dato para los lectores argentinos: Fue el Abate Pierre quien
dijera “Antes de hablarle a Dios a una persona que no tiene techo, es mejor
conseguirle techo” siendo la influencia más importante para la orientación
social y pastoral del padre Carlos Mugica, miembro del grupo de
sacerdotes para el tercer mundo, asesinado en 1974 por un grupo de terrorismo
de derecha conocido como triple A por su trabajo de dignificación en las villas
de emergencia de Buenos Aires.
Bien… decir
que los Rovers de Francia se dedicaron a ser constructores es hablar de una
época de un necesario debate para replantear el equilibrio entre la “pura
ciudadanía” con el “campismo y la aventura”. Forestier en su libro “Escultismo
ruta de libertad” al analizar la actividad Rover señala que en el afán de
transformación algunos dirigentes habían arrastrado a los jóvenes a empresas de
reconstrucción que no habían deseado o comprendido, por períodos muy
prolongados de tiempo, cuyo resultado
habría provocado deserciones en los clanes. La nueva realidad de los jóvenes
franceses volcados al mundo laboral o universitario necesitaba de la
“ciudadanía activa” pero sin perder aquello que ha caracterizado al escultismo
en tanto vida al aire libre. Este punto es muy importante ya que no se
plantea volver al Roverismo de Gilcraft y podría condensarse en esta
frase “La ruta de S.D.F habría podido ser
sencillamente este arte de acampar entre amigos. En muchos países la ruta no es
mas que esto” sino que los Rover “descubrieran un problema humano, pudiendo
analizar sus causas y reflexionar sobre sus soluciones. Soluciones inmediatas
para salir del paso, y soluciones generales cara al porvenir que hagan entrar
en el orden de la reflexión política y social” de allí la propuesta de dos herramientas claves para la acción
Rover: la descubierta y la
empresa (proyecto) de tiempo limitado, alternando con otro tipo de
actividades que permitan su desarrollo como la exploración de las artes y lo
que llama cine – club que en la actualidad denominaríamos
videodebate: “Los jóvenes ven las mismas
películas, escuchan las mismas
emisiones, tienen las mismas tendencias musicales, se precipitan todos a la vez
sobre la pagina deportiva del periódico del lunes. Eso crea imágenes mentales y
un vocabulario común, les permite encontrar una sólida base de intercambios, de
contacto, de conversación (…) El papel del clan debería ser, frente a todo
esto, el de ayudar a los Rovers a formarse un juicio propio. Juntos, animados
por una buena dirección, deberían poder encontrar los medios para que su
generación, tanto por sus reflexiones como por su testimonio de amistad,
participara de sus razones para vivir”
¡Cuidado! ¡Posibles
revolucionarios!
La guerra
fría y el fenómeno mundial de las juventudes reeditarán en la Organización
Mundial con cierta fuerza la tendencia de que el mejor servicio que puede hacer
un Rover es convertirse en un buen trabajador y ocuparse de sí mismo. Gracias
al secundario y los estudios en universidad en los países europeos de posguerra
y en los países económicamente poderosos en las decisiones, se crea un nuevo
grupo social que podríamos llamar por un lado “el estudiantado” aunque
lo correcto es hablar de Juventudes, novedosos actores sociales
que impulsan importantes cambios culturales y políticos… y los provocan…
generando cierto espanto en esta poco sana relación del escultismo con los Estados
(que no son la Patria).
Si por un
lado tenemos al icono americano de James Dean como un rebelde sin causa,
héroe juvenil que vive y muere intensamente, sumadas a las figuras del naciente
Rock & roll por otro se alzarán figuras icónicas que horrorizan en tanto que
a partir de ellas se realizan verdaderas revoluciones sociales, tal es el caso
de Fidel
Castro y el Che Guevara quienes con 32 años el primero y 28
el segundo dan inicio a la Revolución Cubana convirtiéndose en los
héroes juveniles en un mundo donde el poder había sufrido un desplazamiento
hacia EEUU. Recrudece el temor al comunismo y de igual manera
a la posibilidad
de que los jóvenes se conviertan en revolucionarios. En Francia los
debates políticos continúan y si no se retrocede demasiado respecto de la
“ciudadanía activa” es por el contexto favorable que producía el Concilio
Vaticano II.
Una cuestión
que no es menor es que comienza el cuestionamiento al Poder y a los Poderes en
las Instituciones a partir del análisis de lo que se llamará la “época
de las sociedades disciplinarias”
y el surgimiento del Escultismo formaba parte de ella. 1961 es el año en el que Michel Foucault publicará
su tesis doctoral “Historia de la locura en la época clásica”, “El nacimiento
de la clínica” y “Las palabras y las cosas” produciendo un resurgimiento de las
Ciencias Humanas en especial el análisis del poder y la institución. Franz
Fannon (paradigma de la lucha de los 60 y 70) publica “los
condenados de la tierra” y luego de haber luchado en la segunda guerra
a favor de Francia decide volver a su país de origen (Argelia) que se
encontraba bajo dominio francés a luchar por su liberación. Las palabras libertad
y liberación resuenan fuerte en la Francia de los 60 con un clima
intelectual en constante efervescencia cuyos efectos se harán notar años
después en lo que se conoce como la revolución estudiantil y obrera de mayo de
1968.
Es en este
clima que Forestier busca la equilibración del escultismo francés
previamente dedicado a la reconstrucción heroica de su país. El
raiderismo recibirá un golpe que no será menor. Michel Menu, visionario
del nacimiento de la adolescencia como grupo social, los había creado
en la posguerra poniendo como eje la aventura siendo un escultismo donde
el “salvar”
y las “misiones” no se limitaban solamente a técnicas ya que ambos
términos nos llevarán a pensar en un raiderismo misionero en lo social ocupándose
también de las necesidades de los más humildes tal como la investidura Raider
propone. Las “patrullas libres” son un ejemplo de extensión del escultismo
en su misión social siendo su destino aquellos lugares donde habitan lo
que hoy llamaríamos “periferias existenciales” (término extraído del actual Papa
Francisco que en este momento recupera alguno de los aspectos del Concilio
Vaticano II olvidados por los últimos papados). La creación de una cuarta rama
era necesaria, aunque no lo era la extinción del raiderismo y su reemplazo por
los Rangers con cambios que no se limitaron a reducir las
exigencias físicas y técnicas lo que era atendible, sino que impactaron en el
método y los fines relacionados con la “ciudadanía activa” produciéndose la marcha
atrás por temor a que el raiderismo se convierta en una escuela de
revolucionarios dado los avances
del socialismo en Asia, la revolución cubana y el clima revolucionario de época
donde la palabra “liberación” paso a ser paradigma de los distintos movimientos
juveniles.
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