sábado, julio 02, 2016

Ciudadania activa: retorno y tensión en el programa (2)


Franja de Gaza. Julio de 2014. Scouts trasladan heridos a Hospital de la ONU


            Mientras en  el resto del mundo Gilcraft seguía siendo el paradigma para el roverismo en tanto ciudadanía pasiva y parlamentarismo scout, en Francia sucedían otras cosas y no era casual ya que la posguerra fue quizás el período más brillante en la historia del pensamiento Francés cuya influencia mundial se extiende a nuestro tiempo: Jean Paul Sartre, Jacques Lacan, Michel Foucault, Levy Strauss, Merleau Ponty, Louis Althuser y muchos otros darán vida a movimientos filosóficos, antropológicos, educativos y políticos de los cuales órdenes religiosas como jesuitas, dominicos, franciscanos no estarán ajenos a los debates culturales adelantando a su vez lo que fuera el revolucionario Concilio Vaticano II que produjo cambios que conmovieron al catolicismo gracias a los interrogantes y debates que se habían producido  a partir de la II guerra. La ebullición de ideas crecía produciendo avances en materia de derechos y en el desarrollo del fenómeno de las juventudes, ya que a partir de la posguerra no solo la escuela secundaría se universalizará en Europa favoreciendo el afianzamiento de lo que se conoce como adolescencia, sino que las universidades llenándose de jóvenes comenzando a ser cada vez mas importante el fenómeno de las juventudes universitarias que ya no pertenecían solo a una pequeña elite político-económica como en la época de Gilcraft. La otra cara de la moneda en la posguerra es la Hegemonía mundial de  EEUU respecto de lo político y económico junto al comienzo de la guerra fría imponiendo entre otras cosas el temor al socialismo y al comunismo reforzando la cosmovisión conservadora del roverismo.

            Es común que algunos referentes del movimiento scout señalen la historia de Scouts de Francia en este período dentro de la historia de los avances educativos del movimiento. Scouts de Francia es parte de la OMMS pero es ilusorio generalizar los avances franceses que podrían considerarse inicialmente una resistencia a la Hegemonía planteada por la Organización Mundial.

No todo campismo – no todo civismo

            Volvamos a la Francia de posguerra… quizás el Abate Pierre es el más digno representante de los ideales scouts de la época ya que en su figura se articula la no contradicción entre escultismo, política y “ciudadanía activa”. Scout desde su adolescencia en un movimiento que lo marcaría para toda la vida, a los 19 años en 1931 se ordena como monje capuchino y en 1938 es nombrado sacerdote. Miembro activo de la resistencia contra la ocupación nazi en la posguerra fue elegido Diputado Nacional por el Partido Movimiento Republicano Nacional siendo su mandato de 1945 a 1951. En 1949 funda los traperos de Emaús. En 1954 hace un llamado radial a la población para ayudar a los miles de franceses sin techo, y los Rovers de esa época se convirtieron en constructores de viviendas básicas para quienes no tenían donde vivir. Un dato para los lectores argentinos: Fue el Abate Pierre quien dijera “Antes de hablarle a Dios a una persona que no tiene techo, es mejor conseguirle techo” siendo la influencia más importante para la orientación social y pastoral del padre Carlos Mugica, miembro del grupo de sacerdotes para el tercer mundo, asesinado en 1974 por un grupo de terrorismo de derecha conocido como triple A por su trabajo de dignificación en las villas de emergencia de Buenos Aires.

            Bien… decir que los Rovers de Francia se dedicaron a ser constructores es hablar de una época de un necesario debate para replantear el equilibrio entre la “pura ciudadanía” con el “campismo y la aventura”. Forestier en su libro “Escultismo ruta de libertad” al analizar la actividad Rover señala que en el afán de transformación algunos dirigentes habían arrastrado a los jóvenes a empresas de reconstrucción que no habían deseado o comprendido, por períodos muy prolongados  de tiempo, cuyo resultado habría provocado deserciones en los clanes. La nueva realidad de los jóvenes franceses volcados al mundo laboral o universitario necesitaba de la “ciudadanía activa” pero sin perder aquello que ha caracterizado al escultismo en tanto vida al aire libre. Este punto es muy importante ya que no se plantea volver al Roverismo de Gilcraft y podría condensarse en esta frase “La ruta de S.D.F habría podido ser sencillamente este arte de acampar entre amigos. En muchos países la ruta no es mas que esto” sino que los Rover “descubrieran un problema humano, pudiendo analizar sus causas y reflexionar sobre sus soluciones. Soluciones inmediatas para salir del paso, y soluciones generales cara al porvenir que hagan entrar en el orden de la reflexión política y social” de allí la propuesta de dos herramientas claves para la acción Rover: la descubierta y la empresa (proyecto) de tiempo limitado, alternando con otro tipo de actividades que permitan su desarrollo como la exploración de las artes y lo que llama cine – club que en la actualidad denominaríamos videodebate: “Los jóvenes ven las mismas películas, escuchan  las mismas emisiones, tienen las mismas tendencias musicales, se precipitan todos a la vez sobre la pagina deportiva del periódico del lunes. Eso crea imágenes mentales y un vocabulario común, les permite encontrar una sólida base de intercambios, de contacto, de conversación (…) El papel del clan debería ser, frente a todo esto, el de ayudar a los Rovers a formarse un juicio propio. Juntos, animados por una buena dirección, deberían poder encontrar los medios para que su generación, tanto por sus reflexiones como por su testimonio de amistad, participara de sus razones para vivir”

¡Cuidado! ¡Posibles revolucionarios!

            La guerra fría y el fenómeno mundial de las juventudes reeditarán en la Organización Mundial con cierta fuerza la tendencia de que el mejor servicio que puede hacer un Rover es convertirse en un buen trabajador y ocuparse de sí mismo. Gracias al secundario y los estudios en universidad en los países europeos de posguerra y en los países económicamente poderosos en las decisiones, se crea un nuevo grupo social que podríamos llamar por un lado “el estudiantado” aunque lo correcto es hablar de Juventudes, novedosos actores sociales que impulsan importantes cambios culturales y políticos… y los provocan… generando cierto espanto en esta poco sana relación del escultismo con los Estados (que no son la Patria).

            Si por un lado tenemos al icono americano de James Dean como un rebelde sin causa, héroe juvenil que vive y muere intensamente, sumadas a las figuras del naciente Rock & roll por otro se alzarán figuras icónicas que horrorizan en tanto que a partir de ellas se realizan verdaderas revoluciones sociales, tal es el caso de Fidel Castro y el Che Guevara quienes con 32 años el primero y 28 el segundo dan inicio a la Revolución Cubana convirtiéndose en los héroes juveniles en un mundo donde el poder había sufrido un desplazamiento hacia EEUU. Recrudece el temor al comunismo y de igual manera a la posibilidad de que los jóvenes se conviertan en revolucionarios. En Francia los debates políticos continúan y si no se retrocede demasiado respecto de la “ciudadanía activa” es por el contexto favorable que producía el Concilio Vaticano II.

            Una cuestión que no es menor es que comienza el cuestionamiento al Poder y a los Poderes en las Instituciones a partir del análisis de lo que se llamará la “época de las sociedades disciplinarias”  y el surgimiento del Escultismo formaba parte de ella.  1961 es el año en el que Michel Foucault publicará su tesis doctoral “Historia de la locura en la época clásica”, “El nacimiento de la clínica” y “Las palabras y las cosas” produciendo un resurgimiento de las Ciencias Humanas en especial el análisis del poder y la institución. Franz Fannon (paradigma de la lucha de los 60 y 70) publica “los condenados de la tierra” y luego de haber luchado en la segunda guerra a favor de Francia decide volver a su país de origen (Argelia) que se encontraba bajo dominio francés a luchar por su liberación. Las palabras libertad y liberación resuenan fuerte en la Francia de los 60 con un clima intelectual en constante efervescencia cuyos efectos se harán notar años después en lo que se conoce como la revolución estudiantil y obrera de mayo de 1968.


            Es en este clima que Forestier busca la equilibración del escultismo francés previamente dedicado a la reconstrucción heroica de su país. El raiderismo recibirá un golpe que no será menor. Michel Menu, visionario del nacimiento de la adolescencia como grupo social, los había creado en la posguerra poniendo como eje la aventura siendo un escultismo donde el “salvar” y las “misiones” no se limitaban solamente a técnicas ya que ambos términos nos llevarán a pensar en un raiderismo misionero en lo social ocupándose también de las necesidades de los más humildes tal como la investidura Raider propone. Las “patrullas libres” son un ejemplo de extensión del escultismo en su misión social siendo su destino aquellos lugares donde habitan lo que hoy llamaríamos “periferias existenciales” (término extraído del actual Papa Francisco que en este momento recupera alguno de los aspectos del Concilio Vaticano II olvidados por los últimos papados). La creación de una cuarta rama era necesaria, aunque no lo era la extinción del raiderismo y su reemplazo por los Rangers con cambios que no se limitaron a reducir las exigencias físicas y técnicas lo que era atendible, sino que impactaron en el método y los fines relacionados con la “ciudadanía activa” produciéndose la marcha atrás por temor a que el raiderismo se convierta en una escuela de revolucionarios dado los  avances del socialismo en Asia, la revolución cubana y el clima revolucionario de época donde la palabra “liberación” paso a ser paradigma de los distintos movimientos juveniles.

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