Enero de 2016 fue un mes particular, fui invitado a participar del primer
Campamento Nacional de Grupos Scouts (CANAGRU) de la BP Scouts, que se
realizara en Córdoba y contaría entre otros invitados con Klaus Tegeder,
autoridad máxima de la WFIS. Estaba complicado con mi trabajo pero me dijeron
que les gustaría que esté en la apertura para la entrega de un reconocimiento,
incluso si quería ir unos días antes ellos estarían allí en la previa del
campamento.
Decidí viajar
un jueves a la noche para estar a partir del viernes. El sábado sería el arribo
de los grupos y el domingo luego de la apertura, por la tarde, retornaría a mi
ciudad para seguir con mi trabajo. Como siempre suele suceder el volver a
encontrarse con viejos amigos scouts es un placer, máxime si hace años uno no
los ve o incluso nunca ha estado personalmente pero ha mantenido intercambio de
opiniones por internet… estaban presentes tres de los participantes más
destacados del “Paredón del gato”, primer lugar que de la WEB donde se podía
escribir y opinar sobre el sentido del escultismo, las políticas asociativas,
el destino de Scouts de Argentina y el surgimiento de las nuevas Asociaciones
Scouts. La dimensión que llegó a tener
dicho “Paredón” fue importantísima ya que con “Nicks” anónimos se discutía
sobre los diversos temas y participaban argentinos de todos los lugares,
incluso autoridades de la OSI.
Luego de una
recepción profundamente amistosa llego al lugar de acampe y me presentan al invitado especial, Klaus Tegeder, Presidente del Consejo de la WFIS. A mis
amigos los conocía, incluso con ellos comparto opiniones políticas, de allí que
la primera charla que tuvimos fue sobre la situación de nuestro país y qué
hacemos los scouts con ello, con lo que ya está pasando a partir del deterioro
de la situación laboral y económica de los padres y familias… pero de Klaus
nada sabía y debo confesar que de la misma manera que como la televisión con
sus opiniones va modelando y generando prejuicios sobre lo que pensamos del
otro, lo mismo ocurre con la insistencia en los ámbitos scouts de que “los
otros scouts” son los conservadores, fascistas y de derecha… de allí mi
sorpresa.
Por esas
cosas de los días previos a un gran Campamento, se encontraban quienes estaban
armando la infraestructura, y los invitados no queríamos obstaculizar el
trabajo… y tal la experiencia del educador Jacotot, no hablar el lenguaje del
otro no implica necesariamente incomunicación. Klaus habla alemán (su idioma) e
ingles, mientras que para mi el castizo alcanza junto con algunos rudimentos de
inglés y alemán… por suerte había un miembro de los BP scouts que su trabajo es
la traducción manejando varios idiomas… así que poco a poco establecimos un
vínculo que me permitió hacerme una idea de cómo piensa el escultismo y la
situación mundial - no solo del
escultismo –
Una de las
primeras definiciones que consideré fuertes y no dejó de asombrarme por
coincidir con él, fue la afirmación de que el Escultismo debe ser un movimiento
resistente a la globalización. Más de 100 años de historia en distintos países
fueron creando identidades y prácticas en cada uno de ellos que construyeron
distintas tradiciones, producto de las particularidades de cada lugar, incluso
de las distintas regiones de los pueblos donde el movimiento scout tiene
presencia. Como ejemplo ofrecía el de su propio país (Alemania) con los
diferentes cambios geopolíticos desde los inicios el escultismo y la cantidad
de organizaciones existentes hasta la actualidad.
Para Klaus el
espíritu que se ha desprendido del escultismo en todos estos años es de un
pluralismo democrático no reducido a la falsa idea de un consenso general programático
que termina aplastando las diferencias, corriendo el riesgo convertir la
propuesta para niños y jóvenes en una especie de “Mc. Donalds” educativo. También
en la diversidad Europea y de otros países el escultismo ha sido usado con
fines políticos y religiosos, y eso no es lo que se busca. Diversidad pero con acuerdos
básicos sobre qué es el escultismo, después – en el caso de la WFIS- la
consideración de tradicional no es la de un modelo único de escultismo para
todo el mundo, sino de lo que para cada país o región constituye la tradición.
Generalmente se toma como parámetro de “tradición”
una anterioridad respecto de los cambios del escultismo que apuntaron a la
globalización de la propuesta y que se relacionan con un modo de entender el
mundo que dificulta la inclusión de lo diverso aún en un mismo país, partiendo
de un Programa Unico. Si se quiere ubicar un momento histórico del alejamiento
de la OMMS y la conformación e la WFIS podría ubicarse cuando se dictamina “una asociación por país”.
En el caso de Argentina lo tradicional remite en las asociaciones WFIS a la
previa a la Unidad de ASA y USCA donde la determinación programática proveniente
de la OSI (MACPRO) eliminó las experiencias existentes, por ello el raiderismo -que en otras asociaciones no existe- se lo
considera tradicional; de igual manera puede suceder que en Argentina distintas
asociaciones WFIS respeten otras tradiciones que no lo incluyan máxime teniendo
en cuenta que existen al menos dos grandes líneas históricas que se fueron
construyendo a lo largo del tiempo con procesos y respuestas generados en el
devenir asociativo.
Interesado
por los conceptos vertidos y en función de mi desconocimiento de las sociedades
europeas le pido a Klaus que diera un ejemplo de cómo sería esto de recuperar lo
tradicional mas allá de los nombres. Su respuesta fue gráfica y concreta. Tomó
la guitarra y entonó una clásica (y hermosa) canción que los jóvenes scouts cantaban
cuando se reunían en clandestinidad en la época del nazismo. Su opinión es que
al estar invadidos por el mercado de la música homogénea en algunos lugares de
su país las comunidades han perdido su propia música y los scouts rescatan viejas
canciones locales y regionales… así como las historias, no desde una
perspectiva nostálgica sino como memoria histórica de los pueblos, del propio
origen como punto de encuentro con los otros, de aquello que la globalización
aplasta. Nos cuenta que la Europa actual mercantilizada está atravesada por
intereses corporativos dando como ejemplo que en el valle del Rhin hace no
mucho tiempo existían 30 variedades de manzanas – cualquiera que conozca algo
de cocina alemana ha probado alguna vez el strudel – y que la mercantilización
las redujo a solo tres tipos perdiéndose la diversidad de gustos y usos. Los
trabajos históricos locales y regionales se han perdido y tienden a perderse
por una división muy particular del trabajo entre los distintos países, donde
algunos de ellos hacen algunas cosas y otros otras, lo que ha obligado a que se
pierdan los haceres de las comunidades concretas en función de los intereses económicos.
A esas vidas atravesadas por el mercado y el consumo, el escultismo se ofrece como una respuesta
posible.
Mientras
converso con Klaus, me doy cuenta del peso que reacae sobre su generación (mediados
de los 60) en la Alemania de pos guerra, de hecho cuenta que desde niños les marcaban
la responsabilidad del pueblo alemán con lo ocurrido con judíos y europeos. Me
formulo la hipótesis de que quizás este tipo de experiencias permitieron pensar
en una asociación donde para ser parte no es necesario renunciar a lo propio, de
forma tal que puedan constituirse asociaciones por similaridad hermanándose
dentro de una misma Organización mundial como el caso de la WFIS… de allí que podría
decir que hay de todo y para todos, pero no de cualquier manera, ya que las
pautas y las bases son muy claras. Como puede verse es distinto al planteo OMMS
que llevó a la división del escultismo argentino (y en otros países) con la eliminación
de la posibilidad de una Federación y la pretensión globalizadora de “Una
asociación, un solo país, un solo programa” que además de no ser nacional, su
origen era transnacional.
Un punto por
demás interesante fue conversar sobre los puentes que Klaus y Eduardo Misoni tendieron
entre la OMMS y la WFIS, y el retroceso que implicó su retiro forzado para la constitución de una mejor convivencia y la
posibilidad de trabajo en objetivos comunes en el Movimiento Scout, ya que las
organizaciones pueden variar en sus modos de hacer el escultismo, pero se
comparte el punto de partida. Cuando miro el funcionamiento de SdeA pienso en
el como se constituyen dos asociaciones paralelas, la real que se vive en los
grupos, y la institucional conformada por los espacios nacionales que como diría
Castaneda viven en “una realidad distinta”. Pienso que el planteo WFIS no está
tan equivocado respecto de la necesidad de que la gestión del escultismo se realice
en base a asociaciones más chicas, diversas, democráticas, donde no exista una
gran distancia entre quienes coordinan las asociaciones y quienes llevan adelante con los niños y
jóvenes la Misión del escultismo.
Desde el
punto de vista político el planteo de Klaus como Presidente de la WFIS muestra
que no se deja engañar por los “espejitos de colores” del “consenso” dándose cuenta de que más que Ideal se trata de un fetiche político, que al
aplastar las diferencias entre otras cosas genera el continuo drenaje de grupos
scouts de las distintas asociaciones, o la pertenencia forzada a una en virtud
de convenios existentes–como en nuestro país la Iglesia Católica que es dueña
de gran parte de los lugares donde existen grupos scouts- haciendo en el “hacia
dentro” de los grupos lo que cada uno quiere.
La apuesta sería
la de una organización donde el pluralismo democrático se convierta en una construcción
posible en contraposición a una construcción Hegemónica cuyo resultado en lo
concreto aplaste las diferencias a
partir de quitar aquello que no es “común”.
Si bien es
poco lo que comparto con Uds –ya que las conversaciones fueron muchas y largas – me parecía interesante ponerlo al
alcance de sus manos, creo que suma a lo que he defendido siempre: (1) No hay
que confundir el movimiento scout con las organizaciones (2) Es una locura que
las organizaciones scouts no puedan trabajar en conjunto.
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