jueves, febrero 11, 2016

Hacen falta Alas... (segunda parte)



            En el escrito anterior afirmábamos que el raiderismo en la experiencia argentina (USCA) pudo tomar los semblantes de la aventura y del aventurero articulados a lo largo de los años; como demostración utilizamos la literatura  desarrollada desde los 50´hasta los 70’ dejando para este artículo los desarrollos posteriores que incluye la producción cinematográfica. Para poder entender hacia dónde apuntamos conviene definir algunos términos que espero no compliquen en demasía a los lectores.

            En un escrito de hace unos años titulado “Del Cyber al patio del grupo scout” afirmaba que los mitos expresan en forma poética cuestiones estructurales de la realidad humana que no son pasibles de comprender sino por analogía. También decía que la base de los juegos reglados se constituía a partir de mitemas ¿qué es eso?... si tomamos cualquier mito hay algo constante, irreductible que  se constituye en factor común de distintas producciones culturales… la figura del aventurero forma parte de lo que se denomina Mito del héroe y la gesta heroica.

            Si tenemos en cuenta el mitema definiremos como semblante su modo de expresión en una cultura y época determinada, de allí la afirmación en el escrito anterior que en la posguerra Michel Menu supo aprovechar el semblante de aventura de su tiempo para la creación del Raiderismo, constituyéndose en una oferta específica para una edad donde la búsqueda del sí - mismo y la afirmación de la propia personalidad con un sentido de apertura al otro son cruciales, tema central que intenta resolver el mito del héroe. La propuesta para el grupo de edad en Argentina mostró una efectividad importantísima, si tenemos en cuenta los datos anteriores a la conformación de Scouts de Argentina sobre la cantidad de adolescentes que participaban del movimiento en la región interamericana, los números del raiderismo de USCA eran muy superiores a la media regional.

            Los cambios en los semblantes de época son importantes porque hacen más atractivo el juego… jugamos a lo mismo de siempre, pero parece otra cosa porque lo que cambian son los relatos mientras que el mitema es el mismo. Estar atento a las tendencias juveniles en las series televisivas y el cine desde una mirada “aventurera” es una buena estrategia que todo dirigente debiera utilizar para complementar el pensar del qué-hacer en el raiderismo, no porque haya que abandonar postulados fundantes sino porque el acercamiento a los elementos de la cultura adolescente nos permite potenciar la propuesta. En algunos textos del Blog “Apuntad Alto!” he trabajado sobre el tema de las series y películas… retomemos alguno de ellos para pensar como enriquecer la perspectiva del crecimiento personal y la afirmación del sí mismo en la gesta heroica

Somos héroes…
            En los últimos 15 años se produjo un viraje en las series y películas destinada al público juvenil que marcan un nuevo género en continuo avance: las distopías adolescentes. Es muy difícil puntuar dónde comienza, pero la caída del muro de Berlín y los 90 alejan el temor a un futuro militar totalitario donde los comandos o aventureros (como  Han Solo de Stars Wars) deben salvar a la humanidad de dictadores que funcionan en espejo con el nazismo (incluso en su estética). En las distopías no desaparecen estos futuros sino que se le agregan nuevas posibilidades que representan preocupaciones de los jóvenes en la actualidad por el devenir de la humanidad: (1) La destrucción de la tierra por una catástrofe atómica (2) Un mundo futuro controlado por la tecnología y las corporaciones económicas.

            La serie Héroes nos muestra a un grupo de jóvenes de distintos estratos sociales, en cierto estado de marginación social que se unen a partir del poder singular de cada uno de ellos con el objeto de construir una sociedad alternativa… su misión salvar el mundo de la destrucción pero para ello primero deberán conocer y dominar sus poderes en un mundo alternante entre pasado y futuro donde la realidad se torna frágil mostrando  la debilidad propia del mundo adolescente. La condición para ser un héroe es descubrir su poder, enfrentarse con él, ponerlo a jugar con los otros en pos de la misión… cualquiera de los participantes podrían ser parte de una tropa raider: una chica adoptada, un amante de los cómics y su amigo que simplemente lo acompaña a todos lados, un hijo de una familia rica no querido por su madre, un pintor con problemas de sustancia; la serie muestra una variedad de la humanidad que está llamada al heroísmo en tanto y en cuanto acepten el llamado.

            En el texto me preguntaba ¿Acaso nuestras realidades no permiten la construcción de empresas donde cada chico descubra su “poder” y a partir de él  se articule con otros en una aventura? Pienso en mi ciudad y el enorme problema ecológico del Polo Petroquímico, el actual avance sobre los humedales, la problemática del uso de agroquímicos,  las problemáticas de salud, educación, generación de mercados alternativos… y la ausencia de los scouts en la participación de estos temas. Si se practica un escultismo autista – recreativo vaciado de su dimensión épica no puede dar lugar a lo que hoy se constituye como el gran desafío: dar lugar a la singularidad de cada uno de los chicos, entendiendo lo singular como lo mas propio, lo que no es igual a otra cosa… y esto lo encontramos en las Licencias de Competencia, a condición de pensarlas en función de los otros (como don).


             Si Héroes marcó un hito en el género distópico adolescente, en los últimos años podemos sumar otras series en las misma línea: “los 100” , “4400”, “Continuum” y en el cine una serie de películas cada vez más extensa: “Los juegos del hambre”, “Divergente”, “Maze Runner”, etc que nos orientan respecto a las preguntas que la juventud se realiza sobre el futuro y cuáles pueden ser los elementos de estos relatos que podemos retomar para la aventura del Raiderismo, sea para juegos como para las actividades orientadas al civismo… después de todo el propio Menu había escrito en la Revista Scouts (1949) que “Para ser Raider hay que saber aplicar las nuevas propuestas técnicas que nos ofrece el mundo actual y poder organizar y encauzar nuestros esfuerzos en proyectos que favorezcan a la mayor cantidad de gente”

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